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Biografía,
por Ignacio Illarregui

   Thomas Michael Disch nació en Des Moines, Iowa, a comienzos de 1940, en un ambiente muy parecido al que Bradbury nos cuenta en sus campestres relatos del Medio Este americano. Hijo de un vendedor de los que van de puerta en puerta intentado colocar su mercancía de revistas, enciclopedias e instrumentos de cocina, se desplazó siendo niño a Minneapolis (estado de Minnesota), ciudad donde vivió durante su juventud y acudió a diversos colegios ultra católicos.

   Como muestra de los profesores que padeció, una monja de su jardín de infancia consideraba a Papá Noel como idolatría pagana. Esa ideología que una parte de sus profesores intentaba inculcarle chocaba constantemente con la mentalidad de Disch, encantado con todos los conocimientos que estaba recibiendo pero horrorizado con todo lo que le rodeaba. En cuanto tuvo oportunidad y sus padres le dejaron, "escapó" a la enseñanza pública.

 

   Sobre los 11 o 12 años de edad un amigo le introdujo en la lectura de ciencia ficción. En su entorno, la única manera de conseguir este tipo de historias era a través de revistas como Galaxy o Astounding, así que se suscribió a ambas. Y fue la lectura de la novela de Isaac Asimov, Las bóvedas de acero, la que le animó a escribir sus primeros cuentos, a los que siguieron posteriormente sus primeros poemas.

   Ya desde estos primeros años de adolescencia, Disch tuvo diferentes ocupaciones, como repartidor periódicos o vendedor ambulante, compaginándolas con su afición a la lectura u otras que empezó a cultivar, como la audición de música clásica y ópera. De hecho este gusto por las artes le llevó a tomar dos años de clases de ballet. Después de recibir su diploma, en el verano de 1957 trabajó como aprendiz en la industria del acero, ocupación que le sirvió para ganar un dinero que invertiría poco después en irse a vivir a Nueva York, sueño que albergaba desde hacía tiempo.

   En sus primeros meses de estancia en la gran ciudad desempeñó diversos empleos, participando en la Metropolitan Opera como figurante, llevando la lanza de rigor en El lago de los cisnes (con la famosa bailarina Margot Fontaine en el escenario) además de hacer de sirviente en el Don Giovanni de Mozart. Poco después se alistó en la marina pero abandonó su puesto al poco de entrar. Para evitar ser considerado desertor se entregó a la policía militar, siendo ingresado en una clínica a mitad de camino entre la prisión y el sanatorio mental (de donde seguramente salió parte de Campo de concentración).

   En 1959, una vez solucionados todos estos problemas, entró a trabajar en la Metropolitan Life Insurance Company, empleo que compaginó con la asistencia a la NYU (New Cork University), donde ejerció de editor del periódico de la universidad y fue presidente del consejo de estudiantes. Uno de sus compañeros de aquella época fue John Clute, ahora convertido en uno de los grandes popes de la crítica y autor de La enciclopedia de Ciencia Ficción.

   Durante este tiempo comenzó a escribir por las noches. Fruto de su esfuerzo, en 1962, Fantastic Stories le compró el relato The double timer. Poco después se decidió a empezar una carrera como escritor profesional, abandonando la universidad. Antes de conseguir su sueño vendrían toda una serie de trabajos circunstanciales, que iban desde vigilante nocturno en un tanatorio hasta redactor de anuncios en una agencia, pasando por la ventanilla de un banco.

   En 1964 dejó su apartamento a un antiguo amigo de Minnesota, John Sladek (que años después escribiría Mecasmo y Tik Tok) y viajó a Acapulco. Allí terminó la que sería su primera novela, Los Genocidas, una historia de una dureza poco habitual en la ciencia ficción estadounidense. Un año más tarde, después de haber retornado a Nueva York, viajó hasta Casablanca acompañado por Sladek, iniciando una vida trashumante que le conduciría hasta diferentes villas de la Costa del Sol. Mientras se encontraba convaleciente de hepatitis, escribió Eco alrededor de sus huesos.

   En 1966 se desplazó a Londres, donde trabó amistad con el director de New Worlds, Michael Moorcock, que le facilitó la publicación de ciertos relatos que jamás habrían visto la luz en las anquilosadas revistas de su país. Y es que Moorcock estaba por aquel entonces fraguando su parte en la revolución más importante que ha sufrido el género: la nueva ola (el otro 50% estaba en las sabias manos de Harlan Ellison y sus Visiones peligrosas, todavía por llegar). Fue mientras estaba en esta ciudad cuando Disch escribió su novela más famosa, Campo de concentración, una obra de arte muy inteligente e incendiaria.

   Después de retornar a Nueva York escribió un par de novelizaciones para ganarse el sustento. Una de ellas es The Prisioner, basada en una serie de televisión de bastante éxito. Allí conoció a su compañero durante muchos años, Charles Taylor, y se centró en la escritura de una serie de cuentos interrelacionados que darían forma 334. Este fix-up de 6 relatos es una distopía triste y amarga que vio la luz en 1972, siendo recibida con la más absoluta indiferencia. Este mismo año publicó su primera antología de poemas, The right way to figure plumbing, a la que seguirían 4 más a lo largo de esta década. En ellas Disch toca tangencialmente la temática de sus anteriores novelas: ecología, distopías o visiones utópicas.

   A finales de los años 70 Martin Amis le introduce en el mundo de la crítica literaria, empezando a escribir para New Statesman (por entonces editada por el propio Amis) y el suplemento literario del Times.  En 1978 se publica la que es su última gran novela de género, En alas de la canción. Esta novela, menos pesimista que las anteriores, trata un tema que ya se encontraba tangencialmente tanto en Campo de concentración como en 334; la creación del arte. Con ella consiguió su único premio "importante", el John Campbell, Jr.

   Debido al ninguneo que le venía sometiendo el mundo editorial (sudaba sangre para encontrar un editor) y que su relativo éxito en la poesía no era suficiente para comer, empezó a labrarse caminos diferentes a los explorados hasta el momento. Aparte de publicar dos novelas históricas, Clara Reeve (1975) y Neighboting lives (1981), escribió un cuento para niños al que llevaba cierto tiempo dándole vueltas en la cabeza, El valiente tostadorcito, cuyos derechos serían comprados por Disney para hacer una película que no fue estrenada hasta 1986. Ésta es la única historia de la que haría una secuela al escribir en 1989 The brave little toaster goes to Mars, llevada al cine diez años más tarde. Parece ser que Disney se ha "quedado" con el copyright de estas historias y va a seguir con la explotación de sus derechos sin la participación de Disch.

   Fruto de su continua búsqueda de nuevas formas de expresión y de su pasión por el bel canto escribió el libreto de Frankenstein, ópera musicada por Grez Sandow. También es contratado por una editorial para escribir una aventura gráfica, Amnesia, que vería la luz de la mano de Electronic Arts en 1986.

   En 1982, poco después de la muerte de Dick, fue uno de los creadores del premio que lleva su nombre y que premia la mejor novela de género publicada originalmente en tapa blanda.

   En 1984 apareció su primera novela de terror, El ejecutivo, una novela plagada de visiones estrambóticas y un humor negro deliciosamente mordaz. Posteriormente seguiría cultivando este género en Doctor de Medicina (1991) y las inéditas en castellano, The Priest (1994), donde sale a relucir gran parte de su visión sobre la Iglesia Católica, y The Sub, (1999), su última novela hasta el momento. Todas ellas forman el ciclo denominado Minnesota sobrenatural, surgido en gran parte de sus recuerdos de infancia y adolescencia. Y aunque comparten un mismo escenario y ciertos personajes no hay una continuidad nítida entre ellas.

   En 1998 volvió con éxito y polémica al campo de la ciencia ficción al escribir su crítico ensayo sobre el género, The dreams our stuff is made of, donde se dedica a dar estopa a todas las grandes figuras del género sin importar sus ideas políticas, argumentando extensamente cada uno de sus razonamientos. Y aunque en este país que nos ha tocado vivir no creo que podamos leer este ensayo (ganador de un Hugo y el Locus de 1999), podemos aproximarnos a sus tesis en el ensayo Los motivos de vergüenza de la ciencia ficción (1976), publicado en el número 13 de la revista Gigamesh. Este moderado éxito propició la reimpresión en estados unidos de sus dos novelas más importantes, Campo de concentración y 334, largo tiempo agotadas.

   En la actualidad ha abandonado prácticamente la escritura centrándose en la pintura.

 

   Bibliografía consultada

 

@ 2003 Ignacio Illarregui para cYbErDaRk.NeT
Prohibida la reproducción sin permiso expreso del autor

2003-04-22 20:26   Des_frankenstein
Me ha gustado Nacho, no sabia nada de la vida de Dish y aclaras muchos puntos. Siempre al ver las fotos del autor había pensado en como sería.

... debia ser un pieza de cuidado... Casablanca, Fuengirola... en plan beatnik o algo así....
2003-04-19 20:41   cebra
Realmente una vida que merece la pena vivirla y una muy buena biografia por parte de Nacho. Una unica puntualiacion, por ser puntilloso, Disch tambien escribio una obra de teatro llamada The Cardinal Detoxes (1990), que fue un autentico escandalo en su momento.
2003-04-19 02:20   blackonion
Una lastima que los editores sean tan cortos de miras como para frustrar a un escritor tan grande.
Los interesados en tener una copia de Amnesia, la podeis encontrar en la pagina de Abbandonware de los uderdogs: www.the-underdogs.org/game.php?id=53
2003-04-18 18:23   vorkosigan
Una vida muy interesante activa y nada monotona. Gracias Ignacio por contarnosla