Estado Crepuscular,
por David Fernández
Javier Negrete parece que es el hombre del año, merced sobre todo
a la reciente publicación de La Espada de Fuego por la editorial
Minotauro. El primer autor español que editan, para más señas.
Probablemente servidor debiera conocer la obra
de este madrileño de nacimiento, ya que lleva más de diez años publicando
en nuestro país; pero las ocasiones en la que me acerco a un título
escrito por un español son contadas. No por nada, sino porque la
"pila" de los no-leídos es grande y espesa, y (sacando la calculadora)
sólo el cinco por ciento de los títulos pertenecen a escritores
nacionales. Bueno, ahora que lo pienso, sí he leído un algo suyo.
"El Mito de Er", un fantástico cuento publicado en el UPC (para
más señas, ver mi crítica del libro).
Pero creo que voy a cambiar mis costumbres.
Aunque me pregunto porqué hay tanta gente que
le tiene manía a la ciencia ficción "de aquí". No manía directa,
sino cierto recelo, pensando que un autor español no puede ser igual,
e incluso mejor, que un autor extranjero. Cosas del RH+, eso debe
ser. Pero, de todas maneras, no es mi caso. Mi disculpa es la paupérrima
estadística de libros de estos autores que tengo en casa.
|
Esta crítica ha sido leída
9419 veces
El autor en cyberdark.net Web oficial
de EDF
Estado Crepuscular,
por Javier Negrete
ISBN 849574127X
2003 Editorial Pulp Ediciones,
colección Gotas
Precio 6€
VENTA POR INTERNET
PULP
EDICIONES
|
El
libro que he leído es Estado Crepuscular, título sobre el
cuál aún sigo intentando establecer su relación con el contenido.
Originalmente presentado al UPC del 92, y posteriormente publicado
por Quaderns UPC, nos llega ahora de la mano de Pulp Ediciones,
una pequeña editorial de Alcalá de Henares que parece tener bastante
empuje. Se publica dentro de la colección Gotas, donde podéis
encontrar, en este momento, otros dos títulos: La Noche Roja,
de León Arsenal, y 6, de Daniel Mares. Son unos libros pequeñitos,
bonitos, baratitos, que no llegan a las 200 páginas, con una edición
sencilla pero cuidada; ideales para leer en el Metro.
Es un libro de los que a mí me gustan. Me explico: soy de historias
sencillas y odio las "comeduras" de cabeza. Me gustan los cosas
bien escritas, que te cuentan la aventura de X en el planeta Y,
el cuál tiene que hacer Z. En nuestro caso, X es David Millar, que
tiene que viajar a Hoonai, planeta de los Kghasatshu -no, no son
ningún clan japonés de una novela cyberpunk-, en el que se le requiere
para psicoanalizar a alguien que tiene un problema mental. Como
en toda buena novela de este estilo, David no sabe nada de psiquiatría,
y se metió en el lío por intentarse ligar a una chica.
A primera vista surgen los famosos "parecidos razonables", sobre
los cuales una vez un escritor, durante una entrevista, me dijo
que era cosa mía, que él no veía el parecido por ninguna parte.
Pero el que critica soy yo :)
El primer "razonable" es con Lucky Starr, de Asimov, quien en una
serie de novelas, similares en tamaño a esta, desenreda todo lo
desenredable, salva a la humanidad, se lleva a la chica... Claro
que el estilo de Asimov es, por no decirlo con otras palabras, bastante
simple.
Otro parecido que me ha asaltado la cabeza es con la serie de Bill
el Héroe Galáctico, de Harry Harrison, que cuentas las andanzas
de un tipo al que le engañan para que se aliste en el ejército y,
de nuevo, viaje por el Universo matando a los malos y salvando a
la humanidad. En pocas ocasiones se lleva a la chica, por desgracia
para él. La diferencia con esta novela es que si bien Harry Harrison
es un buen escritor y entretenido, tiene tal tendencia a introducir
chiste tras chiste en sus novelas que llega a ser cansino.
Estado Crepuscular es esto y no lo es. Para empezar, está
escrito realmente bien, es decir, literariamente hablando. Contado
en primera persona, de la mano de Millar, es un libro lleno de buenos
diálogos, muy ameno de leer. No entra, como otros autores, en la
manía de explicar todo lo explicable acerca de todas las cosas que
pasan alrededor de la historia (véase marca y modelo de cada uno
de los artefactos, explicaciones kilométricas sobre la ciencia del
lugar, teoría de la rotación alrededor de veinte soles del planeta
que se visita...), y es muy de agradecer. Es una novela de aventuras,
al fin al cabo. Gamberra, entretenida, diferente.
Posee además continuos guiños al lector como notas a pie de página
("Me he inspirado libremente en los primeros pasajes de Mi periplo
por Hoonai: apuntes para una meditación, de Gumersindo López",
"Teorema de la tontodinámica: En el contacto entre dos cuerpos,
objetos, individuos o incluso personas, la inteligencia intenta
fluir del más listo al más tonto, pero se destruye en el camino
hasta que el sistema acaba en equilibrio intelectual, es decir,
cuando ambos Cs, Os, Is o incluso Ps igualan sus inteligencias en
el nivel del más tonto o por debajo), que el héroe esté Licenciado
en Físicas por la Universidad de Almendralejo, y todas ellas hacen
que la lectura sea muy divertida.
En las últimas páginas el autor cuenta cuál es la historia del
relato, y cómo esta versión es una remodelación de la inicial, que
era bastante más seria, pero decidió rescribirla de una manera más
divertida, más cercana al lector. Y deja la puerta abierta para
que las aventuras de Millar continúen en una nueva entrega..
Creo que lo ha conseguido, es un libro divertido.
A mí me ha gustado. De esas novelas que lees en un par de días y
que te dejan buen sabor de boca.
@2003 David Fernández
Prohibida la reproducción sin permiso expreso del autor
|