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Juan Raro,
de Olaf Stapledon
Título original: Odd John
Traducción:
Carlos Peralta y Susana Lugones
2003, Editorial Minotauro
El autor en cYbErDaRk.NeT |
por Nemes,
mayo 2003
"[...]Le expliqué por qué Don y yo habíamos decidido
desde un principio mantener en secreto nuestras habilidades.
Entré en detalles acerca de Juan Raro y mi temerosa reacción
ante su lectura."
Julian May La intervención
"Contra la estupidez, los propios dioses luchan
en vano"
Isaac Asimov Los Propios Dioses
Hacia Agosto del año pasado (2002) me encontraba
leyendo el primer volumen de la trilogía de La Intervención
escrita por Julian May, tres entretenidísimas novelas que narran
la aparición y difícil ascenso de los poderes psíquicos entre la
humanidad. El protagonista, uno de los primeros "mutantes", buscando
información sobre poderes extrasensoriales en la biblioteca de su
ciudad, de rebote y sin casi quererlo, da con una extraña novela:
Juan Raro de Olaf Stapledon y esta se convertirá , durante
su juventud, en un referente y una extraña rémora cargada de presentimientos...
Juan es un extraordinario chico que vive en la
Inglaterra de entreguerras. Desde un principio ya es una rareza
de niño; nace tras once meses de gestación y no dice una sola palabra
hasta los seis años. Todos en su casa piensan que es alguna especie
de discapacitado hasta que un buen día empieza a hablar... con un
dominio del lenguaje apabullante.
De un modo fulminante, la criatura, cuyo desarrollo
físico siempre va muchos pasos atrasado respecto al ser humano normal,
empieza a desarrollar una comprensión inaudita frente a cualquier
materia que se le ponga por delante. Su dominio de las matemáticas
es ya absoluto antes de salir de la cuna. Con el paso del tiempo
Juan se da cuenta de lo que es evidente: está tan alejado de la
humanidad como ésta de los primates. De hecho, se considera a sí
mismo un auténtico humano y al resto de la mal llamada "humanidad"
meros animales intermedios entre los animales y el Hombre. Obviamente
sus relaciones con sus congéneres son heterodoxas, en el mejor de
los casos, y de descarada manipulación la mayoría de las veces.
Más adelante la diferencia entre Juan y el resto
se hace más evidente. El precoz niño se vuelca a, entre otras empresas,
la difícil tarea de comprender al hombre. Se entrevista con empresarios,
políticos, escritores, religiosos, con todo tipo de prohombres y
nunca se encuentra satisfecho con lo que encuentra: la estupidez
de las personas le parece incomprensible a la vez que le abruma.
Juan se encuentra solo, incomprendido y desesperado,
como estaría una persona que viviera en un mundo habitado por borregos.
Y pronto surge la idea: han de haber más como él. No puede ser el
único. Se lanza entonces a su última búsqueda por todo el mundo,
con un claro objetivo: encontrar a sus semejantes para fundar una
colonia de superhombres y desarrollar una nueva cultura. Contará
para ello con la inestimable ayuda de sus recién adquiridos poderes:
telekinesia, telepatía,...
Cómo encuentra a sus iguales (una pandilla de
freaks que hubiera enamorado al mismísimo Tod Browning) y la suerte
que el destino depara a esta colonia (pues no íbais a creer que
las naciones del mundo iban a dejar en paz a tan extrañas y potencialmente
peligrosas personas ) es algo que deberéis leer vosotros mismos...
...porque el libro no tiene desperdicio alguno,
la verdad.
Juan raro es una novela a la vieja usanza,
de las que se escribían antes, cuando los escritores de ciencia
ficción no inflaban innecesariamente los libros, y si necesitaban
200 páginas para contar una buena historia, las usaban. Ni una más
ni una menos. Se agradece, en el momento que vivimos, lleno de kilométricos
y enésimos enders, casas capitulares y ruedas
del tiempo, ladrillos interminables, auténticos delitos ecológicos,
hallar un texto sencillo y conciso que, pese a haberse escrito a
mediados de los años 30 del siglo pasado, es mucho más moderno que
gran parte de los novelones de género fantástico escritos en la
actualidad, tan amantes de los héroes colmados de virtudes, perfecciones
morales y maniqueísmos infantiloides.
Porque Juan Raro es la historia de un
ser que, rozando la perfección, no siempre reacciona de un modo
"humano" es sus relaciones con las personas. Stapledon engendra
un personaje que, colmado de poderes y facultades supranormales,
recuerda al ubbermensch de Nietzsche. Ante la alienación
y la diferencia decide regirse por un código moral propio, tan alejado
del nuestro que los conceptos tradicionales de bien y mal no tiene
sentido para él. Juan trata al resto de las personas como animales
de compañía (caso del sufrido narrador de la historia, su fiel Fido)
con el desapasionamiento y la lejanía con que un pastor trata a
sus ovejas.
También es un retrato del ser humano y su miseria
visto por alguien que, evidentemente, no lo es. Durante la fase
en la que Juan se dedica a la difícil empresa de comprender al Hombre
encontramos bastantes referentes propios del momento en el que fue
escrito: referencias a propósito de la Primera Guerra Mundial, el
fascismo en Italia y una curiosa premonición sobre la locura que
desataría Alemania apenas cuatro años después. Pero son más abundantes
las referencias a la humanidad y su naturaleza falible. Stapledon
muestra las carencias y errores del ser humano por boca de Juan
de un modo claro y contundente que te hace reflexionar sobre si
no somos, realmente, más que animales "especiales".
La construcción de Juan es uno de los puntos
fuertes de la novela: Stapledon consigue dar forma y coherencia
a un personaje sumamente complejo. Y lo hace con naturalidad, de
un modo que pasa casi desapercibido ante el lector. A este respecto
podríamos decir que Juan Raro está a la altura de Flores
para Algernon de Daniel Keyes, donde un personaje interesante
y muy bien construido se convierte en el vehículo perfecto para
el desarrollo de la acción.
En resumidas cuentas, Juan Raro es, pese
a su temprana publicación, la novela definitiva sobre el "superhombre".
Es un texto ameno y entretenido que no carece de lecturas profundas
y trascendentes y al que, gracias al cielo, no le sobra ni la falta
ni una sola coma. Estando entre las tres novelas más importantes
de uno de los padres de la ciencia ficción, tal y como la entendemos
hoy, y estando presente en casi todas las guías disponibles sobre
el género (Barceló, Clute, La Factoría), creo necesario reivindicar
esta obra cuya trascendencia entre el público hispanoparlante ha
sido mínima (yo mismo confieso haber empezado el libro con reticencias
) y cuya consideración está muy por debajo de lo que debiera.
Si podéis echadle el guante, el libro es bueno,
breve y barato. ¿Que más se le puede pedir?
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