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por Iván Olmedo Este artículo ha sido leído 23627 veces Para los aficionados a la literatura fantástica el faro que ilumina el camino es J.R.R. Tolkien, el incombustible Creador de mundos. La ciencia ficción tiene sus padres y precursores en las figuras de Julio Verne, H.G. Wells y otros visionarios, que cimentaron su obra imaginando el futuro y jugando con la ciencia. El terror, el Horror como género literario, se refleja en la triste mirada de Edgar Allan Poe. Está el genio de Lovecraft, sobre todo, están Machen, Bierce, Blackwood, Hodgson, Shelley...pero Poe... siempre Poe... Él como ningún otro, quizás, vio y comprendió el horror que anida en el corazón delator del ser humano, y nos legó una corta obra oscura, opresiva, macabra e inolvidable. LA VIDA Poe nace el 19 de enero de 1809, en Boston, y muere en 1849. Cuarenta años. Hoy nos parece una edad fácil de alcanzar; con cuarenta años una persona puede seguir siendo ágil y fuerte, y suele estar, como se dice, en la flor de la vida. Cuando murió, Poe estaba destruido física y anímicamente. El literato de cerebro prodigioso era la sombra agonizante de un ser humano. Hijo de dos actores teatrales, a los dos años se queda huérfano: su padre desaparece en Nueva York y su madre muere de tuberculosis. Es separado de su hermana pequeña, Rosalie, y adoptado por John Allan, comerciante escocés del que tomaría el segundo apellido. Tras una breve temporada de estancia en Escocia y Londres, la nueva familia vuelve a Virginia, donde nuestro autor cursa estudios. En la universidad, tiene algunos problemas con deudas de juego. A raíz de estos y otros temas, rompe con su padre adoptivo, con el que nunca se llevó muy bien, e ingresa en el ejército. Por estas épocas aparece ya publicado su primer libro: "Tamerlán y otros poemas" (1827). A la muerte de la esposa de John Allan, Poe regresa y parece reconciliarse con él, deja el ejército e ingresa en la academia militar de West Point; sin embargo, en apenas dos años, rompe con él definitivamente, es expulsado de la academia y se traslada a Baltimore, donde vive con su tía María Clemm y su prima Virginia, presencias determinantes en su vida. Empieza a escribir con más dedicación y a conseguir un relativo éxito. En 1834 muere John Allan, que no lo incluye para nada en su testamento; Edgar y su familia viven en la miseria. Un año después vuelve a Richmond para trabajar como redactor en la revista "Southern Literary Messenger", y se casa con su prima Virginia, que tan solo tiene trece años por aquel entonces. Su dedicación y pasión por escribir ya es del todo imparable. En 1837 se instalan en Nueva York, Poe continúa trabajando en algunas revistas literarias, con mayor o menor fortuna, en las que van apareciendo sus cuentos y ensayos, también aparece "La narración de Arthur Gordon Pym", y la familia se vuelve a trasladar, a Filadelfia, esta vez. En 1842 su esposa sufre una hemorragia: es el inicio de su enfermedad y de los sufrimientos para todos. Entretanto prosigue redactando sus relatos, incluso con uno de ellos, "El escarabajo de oro", gana un nada despreciable premio de cien dólares. Empeñado en crear una revista literaria propia, viaja a Washington buscando suscriptores y apoyos, que no encuentra. En 1844 se trasladan otra vez a Nueva York, donde surge el famoso poema "El cuervo". Sigue escribiendo para revistas, pronuncia algunas conferencias, y ven la luz "Tales" y "The raven and other poems", antologías de cuentos y poemas, respectivamente. En 1847, instalados ya en una pequeña casa de campo- su última casa- a las afueras de Nueva York, su prima y esposa Virginia muere, en lo que no dejaba de ser un final previsible. Poe sufre una congestión cerebral, sale del paso y sigue escribiendo, mayormente, ensayos y poemas. Entabla amistad con algunas mujeres, que en parte lo admiran y en parte lo compadecen; con Sarah Elena Withman, a la que conoce en Providence, llega a comprometerse en matrimonio. Pero el camino cuesta abajo de Poe ya es evidente; en noviembre de 1848 intenta suicidarse, y Sarah rompe el compromiso; Poe regresa a su última casa. En 1849, escribe su último ensayo, y sale de Nueva York tomando un camino incierto. Reencuentra a Elmira Royster, a la que había conocido en un lejano ya 1825, ahora viuda, y en un último intento por levantar cabeza, se compromete en matrimonio con ella. Ya todo es inútil: parte camino de Nueva York, y en octubre de ese año es encontrado inconsciente, tirado en la acera, en Baltimore y llevado a un hospital. Hay elecciones al Congreso en Baltimore; el poeta, captado y emborrachado por agentes de uno u otro partido, es incapaz de superar la terrible prueba. Delira en su cama de hospital, llamando a un tal Reynolds, y muere el domingo 7 de octubre. Un final muy triste, sin duda, para una vida llena de inconvenientes y de sinsabores. LA OBRA La obra literaria que Edgar Allan Poe nos dejó es escasa. Su obra de ficción, por supuesto, ya que Poe era periodista, y además de los textos sobradamente conocidos por todos, escribió multitud de artículos, reseñas y ensayos para varios periódicos y revistas literarias. Además de creador, fue crítico, faceta muy desconocida por estos lares (y por este articulista, sea todo dicho), ya que no debe ser excesivamente comercial ni viable, imagino, publicar ahora y en este pais unas reseñas decimonónicas sobre obras perdidas de autores a los que no llegaremos a conocer. Existe, sin embargo, una edición, por lo menos, de "Ensayos y críticas" debida a Alianza Editorial, traducidas por Julio Cortázar, sobre la que no entraré en detalles, al no disponer de ella. Pero imaginad la cantidad de letras mal pagadas que nuestro escritor juntó en su corta aunque laboriosa vida. Obviando, pues, esta faceta casi inabordable de su trabajo, lo que nos queda es ese mundo de fantasías mortuorias y de pesadillas asfixiantes que todos reconocemos inmediatamente como surgidas de su pluma. Su obra extendida la componen las celebérrimas "Historias Extraordinarias"; su única novela, "La narración de Arthur Gordon Pym", y los poemas, repartidos en varias ediciones. HISTORIAS EXTRAORDINARIAS Bajo el título genérico de "Historias Extraordinarias", o también "Narraciones Extraordinarias", se agrupan todos los cuentos de diversa índole que Poe nos dejó. Desde los netamente terroríficos (los más famosos), a los detectivescos, aventureros o humorísticos. El considerado como mejor traductor de estas obras, Julio Cortázar, los tiene perfectamente agrupados en sus ediciones. Cortázar tradujo prácticamente íntegra la obra del maestro, excepción hecha de su trabajo poético. Los 67 relatos que componen las "Historias Extraordinarias" están divididos - siempre según el estudioso criterio de Cortázar, que habremos de seguir, a la vista de sus inmejorados resultados- en 8 grupos: Cuentos de terror.- A la cabeza de esta clasificación, sin duda, nos encontramos con los títulos más conocidos del bostoniano. Títulos inmortales como "El gato negro", "El pozo y el péndulo", "La máscara de la Muerte Roja" o "El corazón delator", que apenas si necesitan presentación o comentarios adicionales, tal es su popularidad. Las más altas cumbres del Poe aterrador y siniestro las tenemos representadas aquí. Estos relatos de pesadilla nunca han sido superados, y sí muchas veces imitados, inevitablemente, por generaciones posteriores. Películas, cómics y aún otras novelas y cuentos han tomado estos argumentos, "vampirizándolos" y retorciéndolos, o simplemente copiando su estilo incopiable. Mucho le debe el género cuentista a estas efectivas piezas de ingeniería literaria, y no será fácil encontrar un solo autor consagrado que no cante las alabanzas de estos escritos, y los cite como referentes fundamentales de su iniciación o aprendizaje. Relatos sobrenaturales.- Muy cercanos a los temas y estilo del primer grupo, tenemos cinco relatos verdaderamente terroríficos en los que la presencia de lo sobrenatural es determinante. "Eleonora", "Morella", "Berenice", "Ligeia", y "La caída de la Casa Usher" son cuentos "de miedo" en la más amplia acepción del término. Cuentos de ultratumba; los protagonistas se ven acosados irremisiblemente por espíritus o presencias que habitan otro plano diferente al nuestro, o que vuelven, en la mejor tradición fantasmagórica, buscando algo, o a alguien. Es importante apreciar un detalle: en todos ellos esa presencia- o ausencia- que atormenta al protagonista- y al mismo lector, qué duda cabe- es femenina. La importancia de lo femenino en la vida y obra de Poe es indiscutible; desde su dependencia de las mujeres en la vida real, hasta las fantasías necrófilas y el constante ideal de madre-esposa-amante que está continuamente presente en sus personajes. Poe exploró a conciencia estos temas a lo largo de su trayectoria , con resultados inquietantes y muy efectivos. Relatos metafísicos.- Textos como "El poder de las palabras" o "El coloquio de Monos y Una", desafían al clasificador y aún al lector. Forman una pequeña parte, muy pequeña, del conjunto de relatos. Experimentos que no carecen de interés pero no aportan nada argumentalmente hablando, asumen el papel de isla en la producción del autor. En algunas ediciones desaparecen, son los primeros sacrificados de todo el catálogo, no en vano, guardan poca relación con la idea general que nos hacemos de la obra de E. A. Poe. Relatos de análisis.- Si Poe es ante
todo uno de los máximos exponentes del horror gótico y macabro,
alguna que otra teoría nos lo presenta como iniciador del moderno
relato detectivesco. "Los crímenes de la calle Morgue",
"El misterio de Marie Rogêt" y "La carta robada",
forman la terna de aventuras en las que el detective diletante C. Auguste
Dupin hace acto de presencia en la Historia. Unos relatos magníficos
y muy interesantes (sobre todo el primero, verdadera obra maestra) , precursores
del relato de investigación analítica de un crimen misterioso;
aquí el caballero deductor se llama Dupin, como más tarde
se llamaría Holmes, Dickson , o... Guillermo de Baskerville. Pasado y futuro.- La anticipación científica también formó parte del repertorio de este auténtico titán de la pluma. No podemos hablar de ciencia ficción propiamente dicha, término aún no inventado en la época, sino de especulación, de vuelo de la imaginación. Como Verne después, Poe imagina aparatos aéreos dirigidos a voluntad, vueltas al pasado y vistazos al futuro, invenciones a medio camino entre la alquimia y la ciencia... "Conversaciones con una momia", ""El camelo del globo" o "Mellonta Tauta" ( en donde se anticipa la construcción de rascacielos), son ejemplos de esta faceta a redescubrir de nuestro escritor. Relatos de paisaje.- Apartado breve y anecdótico merecen estos cuatro relatos: "El dominio de Arnheim", "El cottage de Landor", "El alce" y "La esfinge"; pequeños textos en los que el escritor utiliza la táctica de posar su vista alrededor y dejar vagar la mente, y la pluma en su mano, para dar luz a unos cuentos contemplativos, escritos a vuelapluma, casi podríamos decir; alejados totalmente del resto de su producción. Estampas grotescas.- Entre sus relatos menos valorados (y conocidos) generalmente, ocupan un gran espacio físico estas historias grotescas; cuentos con moraleja, descripciones absurdas, ideas descabelladas que en muchos casos quedan tan sólo apuntadas y no suficientemente desarrolladas. "El Rey Peste" es un relato fallido, grandioso en su mayor parte, pero desinflado en la conclusión; "El Ángel de lo singular" o "Cuento de Jerusalén" son relatos apreciables, pero anecdóticos; "El duque De l´Omelette" consiste en una escena desquiciada; "El hombre que se gastó" es decididamente grotesco... en este conjunto de ideas encontraremos una buena dosis de satisfacción como lectores, al poder comprobar de primera mano cómo Edgar Allan Poe era algo más que sus cuentos de terror ( como si eso fuera poco). Que nadie espere encontrar aquí relatos perfectos, ni cumbres de la narración breve. Es interesantísimo, sin embargo, paladear estos cuentos y hacerse una idea de la extraordinaria profesionalidad de Poe, cultivador de géneros dispares y en muchas ocasiones impuestos por la realidad del momento editorial. Cuentos satíricos.- Esta "realidad
del momento editorial", por llamarla de alguna manera, lleva directamente
a Poe a componer algunos cuentos satíricos, género importante
en la prensa mundial desde sus albores; no tan importante ya hoy en día,
aunque todavía presente. En el caso que nos ocupa, se trata de
los cuentos menos conseguidos del autor, cuya mente estaba muy alejada
del desparpajo necesario para atacar con éxito este tipo de obras.
No cabe duda de que Poe era un hombre oscuro, o de ideas oscuras; cuanto
más oscuros eran sus relatos, mayor calidad e intensidad podría
esperarse de ellos. Producción breve y poco apreciada la que podemos
consignar en este apartado; "Cómo escribir un artículo
a la manera del "Blackwood", "X en un suelto" o "El
hombre de negocios" son algunos de estos títulos, sobre los
que no merece la pena hacer más comentarios. "La narración de Arthur Gordon Pym", su única novela, es ante todo un relato marinero; pertenece a lo que en tiempos fue un género en sí mismo, y de gran importancia, además, para la Historia literaria. Podemos citar como máximos exponentes de este género a los reconocidos Herman Melville, autor de la archiconocida "Moby Dick"; el capitán Frederyck Marryat ( o Capitán Marryat a secas), del que podemos destacar "El buque fantasma", narración fantástica a la par que "de marinos"; o el polaco Joseph Conrad, gran escritor de relatos en los que el mar y sus avatares juegan un importante papel, entre ellos "Lord Jim" y "El corazón de las tinieblas", ambos recomendados encarecidamente por el que esto firma. Hay una diferencia importante entre los autores citados y el que es objeto de este articulo: los tres fueron marinos, y fundieron su pasión por el mar y por la literatura en una forma de vida. Poe, evidentemente, no fue hombre de mar; esta narración, escrita por encargo, no tiene nada que envidiar, sin embargo, a cualquier otro clásico del género. Podemos decir que es una buena novela marinera pasada por el oscuro filtro de la mente insana de Poe. "La narración de Arthur Gordon Pym de Nantucket. Comprende los detalles de un motín y la atroz carnicería del bergantín americano "Grampus" en su travesía a los Mares del Sur, en el mes de junio de 1827. Con un relato de la reconquista por los supervivientes, su naufragio y los horribles sufrimientos posteriores causados por el hambre; su liberación por la goleta británica "Jane Guy"; el breve crucero de este último buque por el océano Antártico; su captura y la matanza de su tripulación en un grupo de islas del paralelo 48 de latitud sur, conjuntamente con los increíbles descubrimientos y aventuras, aún más al sur, a los que dio lugar esta angustiosa calamidad." Tal es el título completo- que introduzco para información y deleite del lector- de esta obra, publicada por entregas en la revista "Southern Literary Messenger", en 1837. Como digo, no se trata de un relato del mar cualquiera, si no de un relato del mar oscuro, angustioso y lleno de un intenso sufrimiento. Se abre con una nota del propio Arthur Gordon Pym, en un intento de hacer pasar la narración como verídica, más un juego literario habitual en aquellos tiempos que otra cosa. A partir de ahí, se suceden todas las calamidades que uno pueda imaginarse, que surgidas del ingenio de Poe, se nos hacen particularmente sofocantes; el "enterramiento" del protagonista en la bodega del barco, realmente asfixiante; el motín del "Grampus", primer indicio de las atroces escenas que salpican las páginas del relato; las terribles consecuencias del hambre y la enfermedad a bordo de la balsa de los supervivientes... todo esto conforma la primera parte de la novela. Siguen algunos capítulos en los que la narración se torna árida. Una aplastante enumeración de datos marítimos, y otros que poco tienen que ver con la trama principal, dejan paso, inmediatamente, al clímax del relato, a la parte más misteriosa y evocadora de todo el conjunto. La parte que, usualmente, está en la mente de todo el que haya leído la obra, el remate fantástico que hace realmente grande a esta Narración. ¿Para qué desvelarlo, si ni el propio autor lo desveló? En definitiva, "La narración de Arthur Gordon Pym" es un gran relato del sufrimiento humano en su tramo inicial , y una insinuación a la fantasía tenebrosa en los tres o cuatro últimos capítulos. Quizás un tanto difusa en conjunto, defecto que se suele achacar a su redacción apresurada y publicación por entregas, es, no obstante, una novela que penetra en la mente del lector como un infecto trago de agua salada en el estómago de sus protagonistas; y que despierta nuestra imaginación, cuando creemos ver cosas que no deberían estar ahí, y los gritos de terror que surgen de la inmensidad blanca nos oprimen el corazón. LOS POEMAS Como ya he mencionado, Poe se consideraba ante todo poeta, en una época en la que el brillo del compositor de versos era mucho más glorioso que en nuestros tiempos. Muchos biógrafos y ensayistas de su vida y obra se refieren a él, precisamente, como "Edgar Allan Poe, Poeta Americano". Si bien en su país de origen esta fama es notable, lo es bastante menos entre nosotros. El volumen de publicación de sus poemas en castellano es sensiblemente inferior a la de su obra en prosa, largamente editada. Y también, estos poemas, deficientemente traducidos y en ediciones fragmentadas, han acaparado menos atención de lo esperado. Grijalbo Mondadori editó, por los datos que tengo a mano, un "El cuervo y otros poemas" en el año 1998. Sin embargo, la mayor parte de los poemas que han visto la luz, lo hicieron prácticamente como complemento a los relatos, parte de león de casi cualquier nuevo libro editado. Sin duda ninguna, su poema más poderoso e inmortal es "El cuervo", único que ha podido equipararse con éxito a la fama y difusión de sus historias en prosa. Publicado en 1845, su aceptación fue ya inmediata, y su autor elevado al olimpo de los grandes poetas. Es un poema tremendamente lúgubre, tenso, que merece la pena intentar leer en la oscuridad. El discurso del protagonista (acaso el mismo Poe) se desarrolla "in crescendo", como una angustiosa pesadilla que atenaza al hombre en la penumbra de la sala, al débil fulgor de los carbones encendidos de la chimenea. Y sobre todo, la sobrenatural presencia del cuervo, enviado de ignorados poderes ultraterrenos, que no posee más que una única respuesta a la angustia del atribulado solitario: "¡Nunca más!". El resto de poemas, casi todos de parecido espíritu tremebundo, nos dan cuenta de ensoñaciones fatales bajo la luz de la luna, escenas melancólicas en un grado extremo, almas perdidas, y toda la parafernalia de un versista retorcido, amargado y gótico hasta la extenuación. Abundan, una vez más, los nombres femeninos: "Eulalia", "Lenore", "A Helen" y , sobre todo, el recargado y terrible "Ulalume". Brumas de cementerio, voces en el viento, tumbas de mujeres amadas y muertas, pueblan estas estampas de auténtica desesperación. Dos días después del fallecimiento de Poe, aparece su último grito necrófilo en forma de verso, el conocido "Annabel Lee"; ejemplo perfecto de su obsesión casi irracional por la muerte, y por la belleza de la muerte, si es que ésta existe. La enfermedad de Poe, si de tal enfermedad podemos hablar, no fue la muerte, sino la vida. "La fiebre llamada "vivir" por fin ha sido vencida", escribió en una de sus cartas. Es evidente que la vida terrible ejerció un no menos terrible peso sobre su alma. BIBLIOGRAFÍA
POEMA DE "EL CUERVO", EN REAL AUDIO NOTA FINAL Por supuesto, existen innumerables ediciones de todo
el trabajo de Poe, especialmente su novela y los cuentos de terror. Hacer
un "rastreo" pormenorizado de todo ese material supondría
una labor titánica ya que, además, continuamente se siguen
explotando sus obras, en unos u otros medios. La sombra de Poe es alargada,
podríamos decir. Igualmente han corrido- y corren- ríos
de tinta sobre su figura y obra; biografías, artículos,
ensayos, críticas, tesis... este artículo es solo un grano
de arena más en esa playa inmensa. No cabe duda de que si el genio
literario conduce a la inmortalidad, Edgar Allan Poe es uno de los ejemplos
máximos de que disponemos.
@ Marzo 2002 Iván Olmedo |
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