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LOS CLANES DE LA LUNA ALFANA,
de Philip K. Dick

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Los Clanes de la Luna Alfana,
de Philip K. Dick

Título original:
Clans of the Alphane Moon (1964)

Traducción:
Estela Gutiérrez Torres

2003, Minotauro



El autor en cYbErDaRk.NeT

por Rafael Martín, junio 2003

   En septiembre de 1954, en la revista Galaxy, apareció el impactante relato de Philip K. Dick, Shell Game.* Dick narra la paranoia colectiva de una colonia que, por miedo a una invasión, deciden comenzar una guerra nuclear.

   Diez años después retoma esta idea, y la utiliza, en una ficción literaria en la que narra su traumática realidad, como terapia contra la vorágine psicótica en la que se ha convertido su matrimonio con Anne Rubenstein. El resultado de ese desahogo es una de sus novelas más autobiográficas: Los Clanes de la Luna Alfana.

   La novela tiene resonancias con Un Ojo en el Cielo y con Laberinto de Muerte, por emplear esquemas similares. El coctel es el mismísimo Dick:  Un estado opresivo, junto a la misoginia hacia la esposa de turno, más la habitual dosis de alucinógenos, acompañado de un toque de misticismo cristiano. Así tendremos una novela más, una de entre las muchas que se veía obligado a escribir para poder llegar a final de mes, concebida entre la rabia que da la Necesidad y la necesidad de escribir para comunicar y llegar a los demás.

   Como otras obras del autor, carece de un lenguaje innovador, y el oficio narrativo es, cuando menos, dudoso. Unos pocos personajes y una acción enrevesada se acomodan a los estereotipos personalísimos de Dick. En el caso de Los Clanes de la Luna Alfana tenemos una ficción especulativa que difícilmente puede sorprender por su sentido de la maravilla y, en absoluto, por su fluidez lírica. Pero impacta por su trascendencia, por lo que asume y arriesga, pues el juego nos parece real y nunca conformista. Nos habla sobre verdades, unas de manera intuitiva y las menos por dialéctica. Como el amor y el odio, que, descarnan a los personajes haciéndolos bailar entre sentimientos enfrentados,  y, así, universaliza su ficción. Por lo que, una vez más, Dick hizo literatura mainstream con parafernalia de ciencia ficción.

   Tras un guerra, un hospital psiquiátrico queda olvidado en una luna ganada al enemigo. Sus internos se agrupan en castas según su psicopatía, desarrollando distintas sociedades: los temerosos pares, los obsesivos mans, los lunáticos esquizos o los estáticos hebes han fundado ciudades que se adaptan a sus necesidades.

   Con los años, en la Tierra alguien se acuerda de ellos y deciden ir a recuperar el tiempo perdido. Los antiguos enemigos tampoco están dispuestos a dejar pasar la ocasión. Pero los clanes no están por perder la tarta que otros se quieren repartir. Ser los dueños de sus destino es el objetivo de los clanes, que, al contrario de lo que dictaminan los manuales de psiquiatría, deciden cooperar y luchar por su libertad.

   En tal conflicto se ve metido de lleno Chuck Rittersdorf, quien, tratando de salir de una depresiva situación, por la ruptura de su matrimonio, se la juega por su propia supervivencia y la de los clanes.

   Los Clanes de la Luna Alfana no es una de las grandes de Dick. Pero, como en todo lo que escribió, guarda para el lector una mirada al interior, aunque la visión que se revela sea amarga.

   La década de los sesenta verá las mejores novelas metafísicas de Dick. Lo que define al ser humano, así como las percepciones sobre la realidad y lo que es solo apariencia, serán los temas dominantes en sus novelas. Como elementos que desarrollen este discurso empleará recursos propios de la ciencia ficción: desde androides o la telepatía hasta transgresiones físicas del espacio y el tiempo, la mayor parte de las veces inducidas por drogas.

   En Los Clanes Dick  recrea una sociedad endogámica, donde es posible ver en todos los personajes al propio autor. Dick el paranoico, al que vigila un estado policial deshumanizante. Dick el maniático compulsivo, que debe doparse para mantener el ritmo frenético que los demás le imponen. Dick el esquizofrénico lunático, que se mueve por un mundo entre real y de pesadilla. Dick el hebefrénico contemplativo, que se transmuta en santo milagrero, presagio del mesianismo por llegar. Una sociedad en la que los cuerdos no son tan cuerdos como parecen, y los locos, al final, seguirán estando locos, pero quizás, menos que los cuerdos. Aunque en Dick la locura es una manera de ver lo que los demás tememos mirar; la locura como método frente a la locura como enfermedad, capaz de desentrañar la urdimbre de la existencia.

 

* En castellano lo podemos encontrar en la colección de la obra corta del autor que editó de forma inconclusa Martínez Roca en el volumen El Padre Cosa, con el título La Estratagema.

 

@ 2003 Rafael Martín para cYbErDaRk.NeT
Prohibida la reproducción sin permiso expreso del autor

 

2005-02-20 04:04   berserk_cl
Notable, un punto alto en la producción de Dick, de acción trepidante, y como siempre con los dilemas éticos
que sólo un desequilibrado como él puede captar...
2004-10-22 10:43   Nycteris
Realmente me pregunto como demonios Dick puede imaginar historias aparentemente tan desquiciadas como esta y lograr que suene coherente, humano y hasta ejemplificador...

La clasificacion de las personas por su enfermedad mental y posterior clasificacion en trabajos por capacidad me parece sospechosamente actual...

Y esos personajes de Dick, tan entragnables; tan de film noir.. Notable!!!
2003-07-11 23:24   GarryLanier
Esta novela fue una de las que me hizo amar a Dick. Francamente ese tipo era un genio. Sólo las escenas con el fugo de Ganímedes valen la pena la novela entera, por no hablar de la trama endiablada. Además,nadie hoy en día se le ocurriría vender un argumento semjante a una editorial. Por algo Phil era único.
2003-07-04 11:36   Wilbur Mercer
Una de las mejores novelas malas de Dick. Enrevesada, dolorosamente autobiográfica, y por momentos, divertidísima.
2003-07-03 00:31   Chip
Dick siempre resulta interesante, y un artículo sobre una obra suya no podía serlo menos. Rafael Martín ha sabido captar la atmósfera enfermiza de esta novela y sumergirnos en ella. Bravo!