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por Iván Fernández Balbuena (cebra), mayo 2003

   La situación de la ciencia ficción en España hacia 1955 dejaba mucho que desear. Sólo existían en el mercado dos revistas (Futuro y Más Allá ) de incierta publicación (la segunda venía, nada menos, que de la lejana Argentina) y una colección de los llamados bolsilibros (Luchadores del Espacio ), con unos criterios de edición que parecían reñidos con el concepto de calidad literaria. Pero, afortunadamente, ese año las cosas empezaron a cambiar.

   1.  El Nacimiento.

   Cuadro de texto: Yo Robot Sería también en Argentina donde una luz apareció para iluminar semejante páramo. Ese año la editorial EDHASA (Editora y Distribuidora Hispanoamericana Sociedad Anónima) creó una colección de ciencia ficción (aún no bautizada con ese nombre) bajo el sonoro nombre de Nebulae que aguantó hasta 1969 y, sin ningún género de dudas, puede decirse que ha sido, dejando al margen a Minotauro, la más importante de la historia española, tanto por numero de libros publicados (141), como por longevidad (14 años). Sólo la colección Nova de Ediciones B ha roto ese récord recientemente al cumplir los 15 años y superar los 155 números.

   Su director fue el argentino Miguel Masriera, que se encargó de prologar casi todos los volúmenes iniciales (eso sí, de una forma un tanto plomiza) y que tenía como objetivo dignificar el género, insistiendo siempre en la capacidad didáctica de los libros (su frase favorita era "instruir deleitando") y firmando como "Doctor Ingeniero", en un primer esfuerzo (baldío, todo hay que decirlo) de intentar demostrar que eso de la ciencia ficción era algo más serio que hombrecillos verdes en platillos volantes.

   El aspecto exterior era muy similar al de los actuales libros de bolsillo, lo que les daba un mayor empaque y distinción frente a las novelas de "a duro" (claro que eso repercutía en el precio). Las portadas parecían sacadas de muchas de las revistas pulp de los años 30 (y a mi parecer tenían un encanto especial). Esto cambió a partir del nº 51, donde se empezaron utilizar ilustraciones más "modernas" (y, bajo mi punto de vista, más insulsas).

   Nebulae, desde el principio se convirtió en un éxito y ha perdurado en la memoria de los aficionados como "la colección". Cierto es que su carácter pionero la ayudó bastante (entre 1955-1960 era la única) pero cuando otras editoriales empezaron a hacerle la competencia, ninguna de ellas se le acercó ni por asomo.

   2.  Principales Características.

   Las virtudes de Nebulae era básicamente tres: calidad, eclecticismo y falta de complejos.

   La calidad empezaba por las traducciones, lo suficientemente buenas como para que estuviesen a la altura de cualquier otro libro de autor extranjero, del tipo que fuera, que se publicase en España por esas mismas fechas. Pero también hay que destacar la estupenda selección de escritores y títulos. La colección fue responsable de introducir en España, por primera vez, a las principales espadas del género de la época. Así los lectores españoles pudieron leer a autores de primera fila como: Robert Heinlein, A. E. Van Vogt, Arthur C. Clarke, John Wyndham, Isaac Asimov, Fredric Brown, Frederick Pohl, Robert Silverberg, Theodore Sturgeon, William Tenn, Brian W. Aldiss, Poul Anderson, Clifford D. Simak, Jack Vance, los hermanos Strugatsky o Fritz Leiber. Y secundarios de lujo como: Edmond Hamilton, Murray Leinster, Jack Wiliamson, James Gunn, Lester del Rey, Raymond F. Jones, George O. Smith, Nelson Bond, Domingo Santos, J. H. Rosny Aine, M. P. Shiel, Daniel F. Galouye, Margaret St. Clair o Carlos Buiza.

   Cierto es que unos pocos autores de fuste fueron "descubiertos" por la competencia (Algis Budrys, Philip K. Dick, J. G. Ballard, John Brunner), pero se ve que en aquellos años había menos escrúpulos que en la actualidad y pronto fueron incorporados a la cuadra de Masriera.

   Cuadro de texto: El fin de la eternidad El eclecticismo de la colección fue realmente impresionante, editando de todo y de todos. Y aunque primaba la ciencia ficción clásica norteamericana de los 50 y la space opera , eso no impidió sacar obras más introspectivas y a los primeros autores de la new wave . Los más publicados fueron los siguientes:

  • Robert Heinlein (15).
  • Isaac Asimov (12).
  • Fredric Brown  y A. E. Van Vogt (7).
  • Arthur C. Clarke (6).
  • Clifford D. Simak (5).
  • Poul Anderson, Domingo Santos y Antonio Ribera (4).
  • John Wyndham, Murray Leinster, Brian W. Aldiss y Philip K. Dick (3).
  • Juan Valverde Torne, Juan G. Atienza, Dave Duncan, Fraçoise Carsac, Charles Carr, Lester del Rey, Frederick Pohl, Robert Silverberg, Theodore Sturgeon, William Tenn, Alexander Beliaev, Albert Cremieux y J. H. Rosny Aine (2).

   Lo que llama la atención fue la falta de complejos con la que se asumió la publicación de los títulos. Vista la selección, queda claro que en aquellos años nadie sabía cosas como que los relatos no venden, las antologías son un fracaso, los autores españoles no se leen y la ciencia ficción no anglosajona es un fiasco. Nebulae publicó 101 novelas, 35 recopilaciones de relatos y 5 antologías. Una proporción que hoy en día es impensable. Más espectacular aún fue el caso de las nacionalidades. Cierto es que la lengua inglesa es la más representada con 85 libros estadounidenses, 18 ingleses y 7 canadienses (110 títulos), pero además hay que contar con 16 libros en español (14 de aquí y 2 del otro lado del charco), 9 en francés (7 franceses y 2 belgas), 3 rusos, 2 italianos y 1 alemán. Algo absolutamente insólito y que nunca más se repitió (y que dudo que se arriesgue nadie a hacer en la actualidad).

   Lo más curiosos es que se atrevió con autores primitivos (anteriores a la Segunda Guerra Mundial) como Rosny Aine, Shiel o Beliaev (que hoy en día brillan por su ausencia) y que logró su fama sin obsesionarse con los premios (se ve que no estaban tan de moda como ahora): sólo publicó 3 Hugos (Estrella doble, Estación de tránsito y El planeta errante), 5 finalistas (Mundo tenebroso, El tiempo es lo más simple, Naufragio en el mar selenitaEl hombre completo y ¿Quién?) y un finalista al Nebula (Flores fatídicas).

   3.  Evolución y Competencia.

   Cuadro de texto: El hombre del pasado Con todo, la colección vivió épocas mejores y peores. Se asume que, bajo la dirección de Masriera (los 50 primeros títulos), se vivió una especie de Edad del Oro, y posteriormente la cosa perdió algo de coherencia y se pasó por un auténtico proceso de montaña rusa, con cantidad de títulos bastante discretos y esporádicos aciertos. En cierta forma, ese eclecticismo del que hemos hablado también podía definirse directamente como falta de rumbo, cosa que no ocurrió con Masriera que se centró sobre todo en autores norteamericanos clásicos como Heinlein, Asimov o Van Vogt.

   A pesar de todo su triunfo fue tremendo. Hasta el nº 64 se sacaron 2 ediciones y los 80 primeros se agotaron sin muchos problemas. La cosa era tan rentable que entre 1965-68 se reeditaron los 20 títulos de más éxito en una colección paralela conocida como Selecciones Nebulae.

   La competencia, frente a semejante despliegue de medios, poco pudo hacer. Como ya he dicho, entre 1955-60, Nebulae estuvo sola. En ese año y hasta el 64 apareció la colección Cenit (la primera en utilizar el término ciencia ficción), que intentó luchar contra la armada de Masriera infructuosamente. Alcanzó algunos tantos al ser la primera en descubrir a Dick, Brunner o Budrys, publicar primero las Fundaciones de Asimov y conseguir en exclusiva a autores como E. E. Smith, Marion Zimmer Bradley, Andre Norton, Harry Harrison, C. L. Moore, Frank Belknap Long, James Blish o Gordon R. Dickson. Pero esto nunca inquietó a EDHASA: la mayoría de los autores realmente buenos reaparecieron en Nebulae , otros tardaron mucho en dar obras de calibre (Dick, Brunner), algunos fracasaron y no se volvieron a publicar hasta mucho más tarde (Bradley, Dickson) y el resto se puede considerar gente y obras de segunda fila (con la excepción de Harry Harrison y su Mundo de la muerte). Sin olvidar que el mayor acierto de Cenit (la trilogía de la Fundación) se reeditó en la colección sin mayores problemas de escrúpulos.

   Entre 1963-69 apareció la colección Galaxia de la editorial Vértice, la competidora oficial de Nebulae , pero que también quedó en un segundo plano. No obstante logró algún acierto innegable: fue la primera en publicar a Ballard, sacó nada menos que Limbo de Wolfe, obras más arriesgadas de Aldiss o Dick, e introdujo en España a gente como Henry Kuttner, Philip Jose Farmer, Robert Sheckley, Howard Fast, Pat Frank o Henry Bean Piper. Pero de nuevo fueron autores que no funcionaron del todo bien.

   La más pobre competidora de Nebulae fue la colección Infinitum de la Editorial Ferma. Activa muy poco tiempo (1965-68), se especializó en autores secundarios y obras de segunda fila de escritores más consagrados. Así, introdujo en España a Jerry Sohl, E. C. Tubb, Keith Laumer, Damon Knight y Keith Roberts. Lo más destacado de su escasa producción fue el cuidado hacia los autores nacionales (Domingo Santos halló aquí un segundo hogar) y el publicar algunas obras menores de Brian W. Aldiss, John Brunner, Murray Leinster, Andre Norton, Harry Harrison y el tandem Pohl-Kornbluth.

   Por último tenemos el triste caso de Géminis (1967-69), que a pesar del poco tiempo que estuvo en activo, quizás podría haber arrebatado el cetro a Nebulae.  Empezó con fuerza, publicando varias antologías y recopilaciones (por ejemplo de Leiber) muy interesantes, así como a escritores nuevos como Ben Bova, al tiempo que le robaba a Nebulae uno de sus mejores autores y auténtico pura sangre de la casa: Robert Heinlein y libros como Tropas del espacio y Forastero en tierra extraña (ambos ganadores del Hugo). ¿Que pasó? Por un lado la censura se cebó en Forastero en tierra extraña y por otro el 69 fue el año de la gran debacle, por lo que Géminis murió antes de tiempo.

   A pesar de toda esta competencia, los aficionados de la época lo tienen claro: Nebulae fue la mejor sin distinción. Por eso, Domingo Santos no duda en calificarla de "mítica". Y es que, hoy en día, uno puedo coger una novela de Nebulae y leerla sin muchos problemas (aunque con chirridos, eso sí), lo que no se puede decir de Cenit, o Galaxia , que perpetraban verdaderas aberraciones a la hora de traducir, que convierten a muchos de esos libros en ilegibles.

   4.  Algunos Defectos.

   Aun así no todo fue maravilloso. Hoy en día, por ejemplo, las traducciones difícilmente las encontraremos tan buenas, más por el paso del tiempo que por otra cosa. Con todo, lo más duro de aceptar fue la decisión de "adaptar" todas las novelas a un tamaño standard (unas 250 páginas). Las que no se plegaban a estas necesidades se recortaban sin más. Por lo general de una manera delicada (una frase por aquí, un párrafo por allá) pero a veces de una forma un tanto salvaje (Ciudadano de la galaxia perdió un capitulo entero y muchas recopilaciones de relatos se sacaron incompletas).

   Cuadro de texto: Segunda Fundación Otros fallos son más típicos y se siguen repitiendo en nuestros días. Series inconclusas (la de Lucky Star o los Príncipes demonios, de las que sólo se sacó el primer volumen), series descolocadas (las Fundaciones, las novelas de Carr), series inconclusas y descolocadas (sólo se publicó El sol desnudo), traducciones de títulos un tanto "libres" (Titán invade la Tierra por Amos de títeres, Intriga estelar por Estrella doble, Los monstruos del espacio por El viaje del Beagle espacial, La mente asesina de Andrómeda por El ser mente, Flores fatídicas por Toda la carne es hierba, El huracán cósmico por El viento de la nada, etc), un sólo libro publicado en dos volúmenes (sobre todo en los relatos como en el caso de Dick, Aldiss o Del Rey; en novelas sólo se hizo con El planeta errante), algunas recopilaciones a las que les faltan relatos respecto al original (las de Asimov, Sturgeon o Dick), etc.

   Algunos son comunes de la época, como no indicar que Paul Frech era un seudónimo de Asimov para sus libros de Lucky Starr, o rellenar novelas más cortas con relatos de otros autores sin indicarlo en ningún sitio (Como en Kirn el grande - con uno de Leinster - o Atentado a los E.E.U.U. - con uno de Heinlein -). Y otros que son un tanto inevitables. Así, se editaron sólo un libro o dos de autores nuevos muy prometedores (Ballard, Dick, Aldiss, Brunner), se olvidó a algunos clásicos, infrapublicados (Vance, Sturgeon) o directamente ausentes (Bester, Bradbury), y se eligieron novelas de muy segunda fila de alguno más (Silverberg, Dick), siguiendo una política en que parecía que daba miedo publicar cosas más innovadoras o arriesgadas.

   Y, por supuesto, no podía faltar la porción de libros directamente infumables, malos y de juzgado de guardia. La mayor parte de los no anglosajones (sobre todo los franceses, italianos, el alemán y casi todos los rusos y españoles) y otros de gente como Carr, Janson, Duncan, Castle, McIntosh, Bounds, Langart, o Chilton. Pero eso es inevitable, ninguna colección es redonda y ya les gustaría a muchas tener el porcentaje de éxitos de Nebulae (donde únicamente un tercio de los libros pueden ser calificado de espantosos). 

   5.  Muerte y ¿Resurrección?

   El final de Nebulae se produjo en 1969 y por causas no muy claras. La colección llevaba parada desde el año anterior pero con la Hispacón 69 se la quiso resucitar y reformar. Se le dio un nuevo lavado de cara y se sacaron tres títulos poco afortunados: un tostón rarito de Masriera (mala despedida), un viejo título de Van Vogt (ya para entonces anticuado) y la antología de autores españoles (parece que fue ahora cuando se cogió manía a lo de aquí). El proyecto fracasó y España vivió uno de los movimientos del famoso péndulo más salvajes de su historia: la mayor parte de las colecciones cerraron o entraron en hibernación y EDHASA decidió hacer lo mismo con Nebulae y compañía (Selecciones Nebulae y Anticipación , su colección especializada en antologías). Se saldó de mala manera, siguiendo una costumbre muy nuestra y Minotauro se volvió a quedar sola hasta 1975 en que EDHASA decidió reactivar Nebulae . Pero eso ya es otra historia que será contada en otro momento.

   Cuadro de texto: Túnel en el espacioPara acabar, un simple dato sobre la importancia de Nebulae 1ª época que demuestra plenamente su trascendencia. De sus 141 títulos se reeditaron en años posteriores 48, algunos de los cuales todavía se pueden encontrar en las librerías y otros deberían de estar por su importancia y las peticiones de los fans. En el mercado de segunda mano especializado es raro encontrar un libro de Nebulae por menos de 6 euros, lo habitual es que ronden los 12-18. Algunos títulos especialmente buscados o difíciles (sobre todo los nunca reeditados de Heinlein y Clarke) puede llegar a los 30-60 euros, y del título más difícil (Túnel en el espacio de Heinlein) según palabras textuales de un librero "puedes pedir por él lo que quieras". Si eso no es vida después de la muerte...

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@2003 Iván Fernández Balbuena (cebra) para cyberdark.net
Prohibida la reproducción sin permiso expreso del autor

 

2004-07-13 10:22   gbaldis
!!! Realmente un exelente artículo !!!!
Aunque sólo tengo 25 libros de la primera época que heredé de mi padre eso me estimula a buscar más ejemplares para conocer.
!!! La Ciencia ficción nunca morirá!!! y es aunque muchos digan lo contrario.. uno de los géneros más completos de la literatura.
!!!! Sigamos Así !!!!!
2004-05-04 11:15   jaime1900
He pasado un agradable rato leyendo este artículo, y coincidiendo en casi todas las apreciaciones con el autor.
Unicamente un reproche, que no una discrepancia:
<>.
Por lo demás, excelente el artículo y aver cuando nos deleitamos con otro semejante.
2004-03-22 18:20   olmhead
siempre encontraba tomos de esta coleccion cuando iba a las librerias de viejo del centro de la ciudad, pero no parecian ser particularmente atractivos y la mayoria de los autores me resultaban desconocidos o arcaicos, tras leer este extraordinario articulo no puedo mas que arrepentirme por haber perdido la oportunidad de hacerme de algunos de los autenticos clasicos. no queda mas que darme una vuelta para ver si consigo rescatar algun titulo.
gracias por abrir una nueva fuente de distrute futurista
2004-01-25 20:43   pliscoff
Fantastico articulo por dos razones .
Primero me permitio recrear mis tiempos mosos donde, con mucho esfuerzo, comprava y leia numero a numero todo lo que aparecia y por supuesto Nebulae era lo primero.
Segundo porque me da la satisfacción muy material por cierto de poseer una colección, tengo del 1 al 138, que euro mas euro menos deve valer unos 2000, incluido Tunel en el Espacio.
felicitaciones.
2003-08-04 23:53   ivanbaley
Con todo, lo más duro de aceptar fue la decisión de "adaptar" todas las novelas a un tamaño standard (unas 250 páginas)


Al hacer esto ya no publicaban novelas sino libros de 250 páginas.
O sea una obra de autor la convierten en una basura de 250 páginas exactas.
Por lo tanto dicha colección se convierte automáticamente en BASURA.
2003-08-04 22:35   yarhel
Excelente artículo: ameno, interesante y completo, adjetivos que rara vez suelen ir juntos. Creo que se convertirá en un elemento de referencia. A mi me ha descubierto un mundo que desconocía. ¡Enhorabuena!
2003-08-04 15:02   iarsang
impresionante.
muchas gracias y enhorabuena.
2003-08-04 12:38   OrionKnight
Un excelente artículo. Solo le veo un inconveniente, que te deja con ganas de mas, mas, mas ;).
2003-08-04 00:08   Chip
Completísimo. Da gusto leer tanto sobre libros y autores que para mí tambien significan tanto...! Un gustazo.
2003-08-03 22:01   cloudXXI
Articulos como este es el que necesitamos todos para conocer la historia de la ci-fi en España, ¡seguid así!

Enhorabuena
2003-08-03 21:23   irenale
¡¡¡¡Si, señor!!! ¡Pedazo de artículo/estudio/tesis/etc.!
No tengo palabras.....
Esto es lo que más ansiaba yo en Cyberdark.
Todos los sobresalientes del mundo, los "cum laude" etc etc etc para Cebra y los demás que hayan colaborado.