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   por Enric Quílez

UTOPÍAS Y DISTOPÍAS.

   Ciencia ficción en donde se describe y especula acerca de sociedades que podrían haber sido o que podrían llegar a ser si las cosas hubiesen sido diferentes, explorando los elementos más deseables (utopías) o indeseables (distopías) que ello conllevaría.

   Como hemos dicho antes, son un caso muy particular de cf soft, de carácter marcadamente filosófico y, en la mayoría de los casos, con una cierta intención moralizante, consistente en advertirnos del riesgo que corremos como sociedad si vamos en una determinada dirección o bien, al contrario, sobre las ventajas que ello reportaría. Es cierto que una utopía es lo contrario a una distopía, a pesar de que a veces se pasa de la una a la otra con gran rapidez. Es más: lo que para uno puede parecer un paraíso otros lo verán como un infierno.

   Utopía, del griego, no-lugar (o tal vez buen-lugar) es una especie de país imaginario e irreal, inventado. Una de las más conocidas es la descrita por Tomás Moro (Utopía). En el siglo XIX encontramos, entre otras, Erewhon, de Samuel Butler, o El año 2000. Una mirada retrospectiva, de Edward Bellamy. Posiblemente, los ejemplos más paradigmáticos de utopías en la cf los encontremos en Olaf Stapledon. Concretamente en La primera y la última Humanidad y, sobre todo, en Hacedor de estrellas, una completa, detallada y fascinante cosmogonía con los grandes temas que la cf posterior explotaría hasta la saciedad.

   En parte continuador de la filosofía y temática de Stapledon, aunque en un tono más optimista y más cercano al estilo de la cf moderna, tenemos al también inglés Arthur C. Clarke con su bellísima La ciudad y las estrellas, en que la Humanidad ha llegado a su culminación como especie y cultura y se encuentra ahora recluida en la ciudad de Diaspar. También en El fin de la infancia la Humanidad se encamina hacia un mundo ideal, guiada de la mano de unos muy peculiares extraterrestres.

 

Portada de 1984

 

   Abundan más las distopías. Posiblemente porque son más las cosas que pueden ir mal que las que pueden ir bien. En 1984, de George Orwell, se nos describe un mundo desgarrador con telepantallas, pensamiento único y un omnipresente "Gran Hermano" que todo lo ve. Se trata de una clara distopía anti-comunista que si bien no se publicó con el sello de ciencia ficción ha acabado siendo considerado un clásico dentro y fuera del mundillo.

   Otra distopía clásica es Un mundo feliz, de Aldous Huxley, donde se nos describe un mundo de castas en función de su dotación genética, tema tratado con posterioridad en otras obras, como La torre de cristal de Robert Silverberg, aunque con un enfoque diferente. Menos pesimista es el tratamiento dado por Ira Levin a Este día perfecto, que deja una puerta abierta a la esperanza.

   Sorprende la cantidad de distopías que se han escrito. Incluso autores aparentemente alejados de este subgénero como Ray Bradbury nos han ofrecido algunas obras tan impactantes como Fahrenheit 451, aunque con el habitual toque poético que caracteriza al autor. Pesimista es también la trilogía de John Brunner formada por Todos sobre Zanzíbar, El rebaño ciego y Órbita inestable, que nos advierten de los peligros de la superpoblación, la contaminación y el armamentismo exacerbado, todo ello de rabiosa actualidad. Un caso algo diferente se da en Los desposeídos, de Ursula K. Le Guin, que describe un "paraíso" anarquista (no tan paradisíaco como parece a primera vista) en comparación con un mundo salvajemente capitalista (Anarres versus Urras).

 

En alas de la canción

 

   Algunos autores como Thomas M. Disch han producido unas cuantas distopías de renombre: 334, Campo de concentración o, parcialmente, En alas de la canción. También J. G. Ballard nos ofrece una distopía urbana en Rascacielos. Otros, como Philip K. Dick, suelen mostrar un cierto pesimismo existencial, cosa que podemos ver claramente en la popular ¿Sueñan los androides con ovejas eléctricas?.

   También hay distopías con un fuerte contenido humorístico, como Mercaderes del espacio (Frederik Pohl y Cyril Kornbluth) y su continuación La guerra de los mercaderes, que nos describen un mundo absurdo y delirante dominado por las corporaciones comerciales y la publicidad. En otras, como en Limbo, de Bernard Wolfe, el humor es casi negro.

   Jack Williamson nos presenta una bastante angustiante en Los humanoides, en que unos robotitos aparentemente maravillosos y serviles tienen como único objetivo proteger al hombre de sí mismo, cosa que los acaba convirtiendo en una pesadilla espantosa.

   En clave muy negativa encontramos algunas muestras de feminismo en la ciencia ficción, mundos en que la mujer ha sido poco menos que esclavizada, como en El cuento de la doncella, de Margaret Atwood, o la serie de Lengua materna y La rosa de Judas de Suzette Haden Elgin, con la lingüística como elemento dominador y liberador a la vez.

   La distopía es un subgénero tan amplio que contiene subgéneros en su seno. Hay una enorme cantidad de novelas "del fin del mundo" o post-holocausto. En ellas se describe un mundo que ha sufrido una catástrofe cósmica (el impacto de un meteorito o cometa) o, mucho más frecuente, un mundo que la Humanidad se ha "cargado", ya sea mediante una guerra nuclear, una plaga, una combinación de problemas (crisis económicas, superpoblación) o alguna tecnología descontrolada.

 

El día de los trífidos

 

   Lo ingleses son especialmente aficionados a escribir sobre catástrofes. Así, encontramos El día de los trífidos, de John Wyndham, donde una combinación de catástrofe "cósmica" y de plantas tenebrosas fuera de control (los trífidos) dejan a la Humanidad en un estado lamentable; o Barbagrís y A cabeza descalza de Brian W. Aldiss: la primera describe un mundo en el que ya no nacen niños y la segunda nos muestra una Europa víctima de una guerra con drogas alucinógenas.

   Algunos holocaustos son tristes, como La tierra permanece, de George Stewart. Otros entroncan más bien con el género de terror, como Soy leyenda, de Richard Matheson, que no puede considerarse exactamente como una novela de fin-del-mundo aunque tiene un color parecido. Otros, en cambio, son más optimistas, como Ay, Babilonia, de Pat Frank o el más conocido El cartero (o El mensajero del futuro) de David Brin.

   Las catástrofes ecológicas también abundan, ya sea incorporadas en la trama (Cronopaisaje de Benford o El árbol familiar de Sheri S. Tepper), ya sea como elemento central de la trama: Más verde de lo que pensáis, de Ward Moore, o La muerte de la hierba, de John Christopher. Aunque el más clásico de este tema tal vez sea Donde solían cantar los dulces pájaros de Kate Wilhelm, con un cierto aire a lo Primavera silenciosa, origen del movimiento ecologista contemporáneo.

UCRONÍAS.

   Tal vez el más simple de definir de todos los subgéneros: "Historia alternativa. Aquello que pudo ser y no fue. O aquello de: ¿qué hubiese pasado si...?"

   ¿Quién no se ha preguntado jamás qué hubiera sucedido si la armada invencible hubiese sido realmente invencible? (Pavana, de Keith Roberts); ¿O si el sur hubiese ganado al norte en la guerra de secesión americana? (Lo que el tiempo se llevó, de Ward Moore); ¿O si Hitler hubiese ganado la Segunda Guerra Mundial? (El hombre en el castillo, de Philip K. Dick)

   Este subgénero, puramente especulativo, claramente soft aunque a veces con algunos elementos hard (cuando aparecen máquinas del tiempo y paradojas temporales), está teniendo en nuestros días un verdadero renacimiento, como lo demuestra el importante número de relatos y de libros que se han publicado en los últimos años. Un reciente ejemplo de ello es Tiempos de arroz y sal, de Kim Stanley Robinson, que nos describe un mundo en que la peste negra ha asolado Europa y occidente no existe. O La separación, de Christopher Priest, que nos pone en un mundo donde la Segunda Guerra Mundial finaliza en 1941 cuando Rudolf Hess entrega su supuesto mensaje de paz.

 

Lo que el tiempo se llevó

 

   Algunas ucronías son claramente distópicas; nos muestran mundos mucho peores que el nuestro. Tal es el caso de la angustiante y bastante depresiva Pavana, en que la Iglesia Católica ha destruido todo progreso y libertad de pensamiento; o Lo que el tiempo se llevó, en que los Estados Unidos son poco menos que un país tercermundista (el sur, no obstante, es floreciente y próspero, pero el mundo en general es peor que el actual).

   Tal vez una de la ucronías más famosas (y curiosas) sea la magistral El hombre en el castillo, de Philip K. Dick, con cierto pesimismo y algunos deliciosos toques surrealistas tan propios de Dick. En este mundo, las potencias del Eje (Alemania y Japón) han ganado la II Guerra Mundial y se han repartido la Tierra. Vemos una Europa y una África totalmente nazis y la costa oeste de los Estados Unidos gobernada por japoneses, por lo que no es nada infrecuente consultar el I Ching antes de tomar cualquier decisión importante...

   Un tema bastante recurrente es: ¿qué hubiese sucedido si Roma no hubiese caído? ¿Sería el mundo un lugar mejor al habernos ahorrado la Edad Media o por el contrario este "oscuro" período fue necesario para forjar la moderna cultura occidental? En Que no desciendan las tinieblas, de Lyon Sprague de Camp, un arqueólogo del siglo XX se ve trasladado a la Roma bajoimperial donde utiliza sus conocimientos de hombre moderno para evitar la caída del Imperio. También Robert Silverberg ha iniciado recientemente una nueva serie de historias con Roma eterna, un mundo en el que el imperio romano no ha caído porque el cristianismo nunca existió, dado que los judíos jamás dejaron Egipto... Opuesto a la temática de la Roma invicta podemos encontrar alguna en la que su mortal enemigo, Cartago, pudo no haber desaparecido. Un mundo tal nos lo describen José Miguel Pallarés y León Arsenal en Bula Matari, que es pura fantasía heroica pulp.

   En nuestro idioma encontramos ucronías que nos pueden resultar más cercanas como Fuego sobre San Juan, de Javier Fernández Sánchez-Reyes y Pedro A. García Bilbao, donde los españoles ganaron a los americanos en la guerra de 1898; El coleccionista de sellos, de César Mallorquí, que en apenas 150 páginas nos ofrece tres visiones distintas del Madrid de la Guerra Civil; o El enfrentamiento, de Juan Carlos Planells.

   Hasta podemos enredar un poco más las cosas si incluimos novelas como la divertida y con ciertos toques de humor corrosivo La llegada de los gatos cuánticos de Frederik Pohl, en la que una serie de universos paralelos entran en contacto, pudiéndose comparar los diferentes mundos posibles: Estados Unidos convertidos en una República islámica, un mundo en que Stalin no ha sido dictador e incluso uno en que un tal Itzhak Azimof es un conocido médico ruso que tanto hace operaciones de corazón como de almorranas...

   Los universos alternativos están muy relacionados con las ucronías, género que ha trascendido claramente las fronteras de la ciencia ficción. De hecho, ¿es una ucronía ciencia ficción? Pero esto ya es otro tema...

SPACE OPERA.

   Es este un subgénero bastante antiguo y el que predominaba en la norteamérica de los pulps. El nombre se lo puso Wilson Tucker, escritor y por aquel entonces gran aficionado a la ciencia ficción, por analogía a los conocidos soap opera de la radio, seriales patrocinados por marcas de jabón (soap). Si bien el nombre tenía inicialmente un cierto tono despectivo, ha hecho fortuna y es el que se utiliza desde entonces. No hay ninguna traducción adecuada y comúnmente aceptada en castellano, así que lo llamaremos así.

   Space opera es el género de aventuras con fondo de ciencia ficción, habitualmente ambientado en el espacio, aunque no siempre. La acción prima sobre la forma y el fondo, siendo la aventura el centro de todo. Suele ser colorista y detallada, con grandes gestas, batallas, villanos y una trama más cercana al thriller que a la reflexión. También puede haber confrontaciones entre dos bandos y los personajes generalmente se decantan hacia uno u otro lado.

   No es una gran definición pero resulta extraordinariamente difícil capturar el subgénero en unas pocas palabras. Su origen parece ser la novela del oeste, muy popular en la época de entreguerras en Estados Unidos. Se han cambiado los indios por aliens, las pistolas de balas por las de rayos y la llanura del oeste americano por la inmensidad del espacio. Eso sí: las chicas siguen siendo las chicas.

 

Triplanetaria

 

   Bueno. Tal vez al principio fuese así. Entre los primeros cultivadores del género estaban E. E. "Doc" Smith y autores que han llegado hasta nuestros días, como Jack Williamson. Esta cf tan colorista influyó mucho en los otros subgéneros que aprendieron que, además de ser reflexivo, se podía entretener, cosa que el lector medio siempre agradece.

   En los años 40, la space opera gana en profundidad y calidad gracias a autores como A. E. van Vogt y su serie sobre El mundo de los No-A. Es posible que si la primitiva space opera bebía de fuentes un tanto limitadas, la nueva se inspire más en clásicos y recupere en parte el estilo de autores como Verne o de novelistas ajenos al género fantástico.

   Será a partir de finales de los 50 cuando dé obras de mayor calidad y aumente espectacularmente su producción: Las estrellas, mi destino, de Alfred Bester (con fuerte componente soft), Tropas del espacio (¿panegírico? ¿crítica? del militarismo), de Robert Heinlein, Bill, héroe galáctico de Harry Harrison, en clave de humor...

   Ciertos autores, como C. J. Cherryh tienen varias series ambientadas en el mismo universo. Tal es el caso de la muy conocida serie de Chanur (que comienza en El orgullo de Chanur) o de otros libros como La estación Downbelow o la monumental Cyteen, con importantes reflexiones sobre la personalidad, la educación y la clonación.

 

Hyperion

 

   Algunas de las mejores producciones de cf según los aficionados al género fantástico se encuentran parcial o totalmente dentro de la space opera. Me refiero a los cantos de Hyperion (Hyperion y La caída de Hyperion y sus continuaciones Endymion y El ascenso de Endymion) de Dan Simmons. O la prolongada serie de las Fundaciones de Asimov y sus posteriormente enlazadas novelas de robots en clave de novela policíaca (Bóvedas de acero, El sol desnudo, Los robots del amanecer y Robots e Imperio). O la archiconocida serie de Frank Herbert que comienza con Dune.

   Tampoco podemos dejar fuera la serie de los Heechees de Frederik Pohl, iniciada con gran éxito en Pórtico y continuada con Tras el incierto horizonte, El encuentro y Los anales de los Heechees. Ni la del exilio en el Plioceno de Julian May (La tierra multicolor, El torque de oro, El rey nonato, El adversario) o más recientemente la de La Intervención.

   Tal preponderancia de sagas tiene fácil explicación. Por su naturaleza aventurera y por su asequible nivel intelectual, la space opera es muy propensa a producir varios libros sobre el mismo argumento, a veces exigidos por los fans, siempre por las editorales, ávidas por recibir los buenos resultados económicos que brindan.

 

Marea Estelar

 

   Uno de los más recientes escritores de space opera (y que tiene cuerda para rato visto su éxito) es David Brin, con su serie de La Elevación, formada actualmente por 6 novelas divididas en dos series: la primera y más conocida (El navegante solar, Marea estelar y La rebelión de los pupilos) y una mucho más reciente y de momento menos apreciada (Arrecife brillante, La costa del infinito y Los límites del cielo) en la que se describen unos extraterrestres muy variados que interactúan con los humanos y entre ellos mismos. Claro que Brin tiene muy claro que los Humanos son los mejores, en la línea de Campbell.

   Otra gran escritora de space opera reciente es Lois McMaster Bujold y su dilatada serie sobre Miles Vorkosigan y familia que no para de ganar premios y de vender en grandes tiradas. No menos vendedor ni conocido es Orson Scott Card y su serie de Ender (niño, adolescente y vejete) y sus familiares (hermanos y padres) y amigotes (Bean, por ejemplo) que ya llevan la friolera de 7 libros y no parece que vayan a quedarse en ese bíblico número. No es ésta su única saga pues también inició la Saga del Retorno con desigual éxito en sus diferentes libros. Otra serie que podríamos catalogar de space opera y que ha creado verdaderos devotos es la de La Cultura de Iain Banks, de la que se han traducido Pensad en Flebas, El jugador y El uso de las armas).

   Algunos autores tienen casi toda su producción en este género. Mención especial para Jack Vance, que nos descubre mundos extraordinarios, algunos de gran colorido y detalle, ya sea en libros independientes (los tres volúmenes reunidos en Alastor), ya sea en forma de series (como por ejemplo la del Planeta de la aventura, formada por Los Chasch, Los Wankh, Los Dirdir y Los Pnume).

 

Mundos en el abismo

 

   Los autores que escriben en castellano también han producido space opera, algunas de ellas magistrales como la serie de Akasa-Puspa, ya mencionada en el apartado correspondiente al hard, de Juan Miguel Aguilera y Javier Redal (Mundos en el abismo, Hijos de la eternidad, Ari el tonto y En un vacío insondable); la serie de las Islas de Ángel Torres Quesada (Islas del Infierno, Islas del Paraíso, Islas de la Guerra y Wyharga) o la serie, actualmente en reedición, del Orden Estelar. Ya puestos en sagas no podemos olvidarnos de la fecunda Saga de los Aznar, de George H. White (Pascual Enguídanos).

   En fin: es imposible resumir aquí todas las space opera existentes. Ni siquiera las más relevantes o conocidas. El motivo de que este subgénero sea tan propenso a las sagas no acaba ni en la cf (baste ver que en fantasía el número de sagas es igual de imponente), ni en la literatura: en el cine, la space opera -con o sin sagas- lo domina casi todo y es raro encontrar cf cinematográfica ajena a este subgénero. Ahí tenemos Star Wars (que lleva 5 películas y va camino de las 6) y Star Trek, con un predominio mayor de componentes hard y soft y que lleva 10 películas y 5 series de TV. Y ambas con multitud de libros franquicia.

   Por supuesto, no es necesario dedicarse a escribir sagas inacabables para obtener un buen space opera. Antes citábamos Las estrellas, mi destino, pero más recientes y de gran renombre son también Un abismo en el cielo y Un fuego sobre el abismo de Vernor Vinge, y Neverness de David Zindell, de gran éxito.

   (Véase también el artículo sobre Space Opera)

SURREALISMO.

   Sí, ya sé que en la mayoría de clasificaciones de cf ahora iría el cyberpunk, pero creo que eso sería dejar fuera producciones y autores de gran relevancia. Me refiero a Philip K. Dick, por ejemplo.

   El surrealismo es una corriente universal que se cuestiona el sentido de la realidad.

   Lo encontramos en pintura, en la literatura mainstream y en el cine. Así que creo que se merece un apartado propio en la ciencia ficción, máxime cuando su principal artífice en el género fue Philip K. Dick y ha sido cultivado por muchos otros escritores de renombre. Sus temáticas más habituales son: ¿es esto todo lo que hay? ¿la realidad es real? ¿no podría ser que lo que vemos fuese un sueño, una alucinación?

   Esta temática viene muy influida por la gran reforma que supuso la New Wave y hace que nos lo cuestionemos todo, incluso el tejido mismo de la realidad. Tengo el profundo convencimiento que el surrealismo y el cyberpunk más reciente están estrechamente emparentados. Y si alguien lo duda, basta con que vea Matrix y entenderá lo que quiero decir.

   Se dice que algunos escritores habían incluso llegado a escribir bajo los efectos de las drogas, como fuente de inspiración o como modo de acceder a niveles diferentes de la conciencia. No sé si lo lograron, pero vistos los resultados, algo debieron tomar.

 

Ubik

 

   Cuestionarse el sentido de la realidad y preguntarse por la realidad última de las cosas (si es que eso existe) fue una constante de Philip K. Dick y algunas de sus más famosas creaciones exploran el tema en todos los ángulos imaginables: Ubik, Ojo en el cielo, El doctor moneda sangrienta, Tiempo desarticulado, Los tres estigmas del Palmer Eldritch, Valis (también traducido como Sivainvi), La invasión divina, Radio libre Albemuth, La transmigración de Timothy Archer o Fluyan mi lágrimas, dijo el policía. En ellas personas normales y corrientes tienen que enfrentarse al desmoronamiento de lo que convencionalmente entienden por realidad, producido por todo tipo de experiencias que abarcan el misticismo, las enfermedades mentales, las realidades virtuales o el uso desaforado de drogas.

   De hecho, algunos ven en Dick más que a un surrealista, a un filósofo metafísico, dado que su producción literaria puede contemplarse también desde ese enfoque.

   Dentro de la línea de Dick encontramos algunas obras interesantes de otros autores, como Mundo simulado de Daniel F. Galouye o una parte de la producción de Frank Herbert (calificada por algunos como menor). Me refiero a La barrera Santaroga y su jaspers o los últimos libros de la serie de Dune, por ejemplo.

   También hay un cierto efecto de ruptura o cuestionamiento de la realidad en algunas obras de Ian Watson, como en Empotrados, El experimento Jonás o, incluso, en Visitantes milagrosos, que da una interpretación bastante original aunque difícil de aprehender al fenómeno OVNI. Mucho más actual, con una prosa refrescante y de gran originalidad, es Vurt, de Jeff Noon, una locura extraña que no deja indiferente a nadie.

   Por último, un autor que puede introducirse dentro de este apartado (aunque en sí es inclasificable) es Christopher Priest, que suele jugar continuamente en sus historias con la percepción de la realidad. Su novela más conocida, El mundo invertido, es un desconcertante viaje iniciático en el que el protagonista debe descubrir las reglas de un mundo que percibe de forma diferente a los lugareños con los que se encuentra. Su más reciente novela en castellano, Experiencias extremas S.A., acerca de la realidad virtual, cuestiona la veracidad de nuestras percepciones y la dificultad de distinguir realidad y ficción.

 

@2003 Enric Quílez para cYbErDaRk.NeT
Prohibida la reproducción sin permiso expreso del autor

    

2004-09-24 13:07   Mary Lovecraft
Vaya, entré a través de un link para ver si me aclaraba con la Space Opera (cosa que he conseguido al entender el concepto como algo que evoluciona y no estático) y he aprendido mucho sobre los otros subgéneros de la CiFi,,,y eso que me ha sabido a poco,,tendré que leerme tan detenidamente las otras dos partes del artículo.

¡¡Enhorabuena Enric!! ,-)
2003-10-04 18:28   Leto
Me ha parecido muy interesante este articulo, he aprendido mucho descubriendo que sin saberlo era un entusiasta aficionado a este genero detro de la Ciencia Ficcion, siendo mis auores favoritos Asimov, A. C. Clark, Orson Scot Card, Iain BranKs, P. K. Dikc y un grandisimo ect.
2003-10-02 21:36   Tertulio
Muy buena serie de artículos para tener una visión de conjunto del género, sus distintas variedades y referencias de todo ello.
2003-09-29 22:41   JORJOR
Fantástico.Esto funciona.No nos olvidemos de "El Jardin de la s Delicias " de Ian Watson.Si esto no es surrealista...
2003-09-26 23:20   yarhel
Distopía: Ciencia ficción en donde se describe y especula acerca de sociedades que podrían haber sido o que podrían llegar a ser si las cosas hubiesen sido diferentes, explorando los elementos más indeseables (distopías) que ello conllevaría.

La novela de catástrofes no es una distopía. La novela de catástrofes que además explora la sociedad consecuencia (y/o) causa de la catástrofe, sí que es una distopía.

Yo tampoco creo que Titanic sea una distopía. Recomiendo atenta lectura de El día de los trífidos o de Soy leyenda y veréis como tienen componente distópica, aunque no sean distopías puras (si tal cosa existe).
2003-09-26 18:52   Alger
vaya, nemes y knut se me han adelantado: yo tampoco consideraría "titanic" como una distopia, jeje. Por lo demás, interesante, como el primero :D
2003-09-24 10:17   Mazinger Z
¡oye, que página más interesante, estos artículos son cojonudos!

lo que se aprende.

Felicitaciones al autor/es
2003-09-22 16:54   voight-kampf

¡BUEN ARTICULO! ¡ENHORABUENA!
2003-09-22 10:13   Knut
Estoy con Nemes, y añadiría que no me parece adecuado el término surrealista para las obras sobre cuestionamiento de la realidad. El surrealismo busca la liberación del hombre, su emancipación en la imaginación, en lo espontáneo. Para mí Dick forma parte de la cifi metafísica, con fuertes raices gnósticas. Si acaso cifi filosófica, pero no surreal.
2003-09-21 19:45   koyote
Muy buena, aunque te hsa dejado en el tintero algunas utopías y distopías interesantes que todo aficionado debería leer, así al pronto: "Nosotros" de Zamyatin, "Walden Dos" y "En los días del cometa" de H.G. Wells, por citar algunas. Ahora hay tantas ucronías patrias que cualquier artículo quedaría obsoleto en una semana, pero en los últimos ARTIFEX encontraréis varias de ellas.
Pero, ya digo, la serie de artículos es alucinante. ¿Para cuándo el tercero?
2003-09-19 13:08   OrionKnight
Me está encantando esta serie de artículos. Un amigo profano en la materia me preguntó hace poco por los diferentes subgéneros de la CF y le remití a estos artículos. ¿Para cuando el tercero? ;) .

Obviamente este tema da pie a multiple interpretaciones y muy probablemente haya gente que no esté de acuerdo con algunas divisiones y acusará la falta de otras. Es inevitables. Aun así la considero completa y un buen "cebo" para gente que quiere hacercarse a la CF y necesita un poco de guía.
2003-09-19 11:38   Anraman
El artículo está muy bien, al igual que el anterior; sobre las pegas que se pueden poner hay que tener en cuenta que la división en subgéneros siempre es peliaguda.

Respecto a lo que dice Nemes del género catastrofista, bueno, yo suelo hablar de CF apocalíptica... y también de CF postapocalíptica (El verano del pequeño San John, Cántico por Leibowitz...). Seguro que cada uno tiene sus etiquetas.
2003-09-18 10:05   SARTIR
Tremendamente instructivo. Una vez leido éste artículo, como el anterior se sale enriquecido.
Sinceramente, gracias por tu trabajo Enric.
AVE.
2003-09-18 02:09   Nemes
Voy a ser tocapelotas : no hubiera puesto el genero de catastrofes como un subgenero de la distopia. Las distopias , en contraposicion con la utopia, suele referirse a regimenes politicos y ordenes sociales represivos . Control de masas , represion politica , supresion del pensamiento individual. Mientras que el genero catastrofista no. A simple vista resulta bastante facil darse cuenta que "1984" , "Un Mundo Feliz" o "El Mundo Interior" no son el mismo tipo de novela que "Soy Leyenda" , "El Dia de los Trifidos" o "Los Genocidas"
2003-09-17 22:48   instanton
Al igual que la primera parte, es un artículo bastante completo y que puede servir de ayuda para los que no conocen aún el género.
El defecto que les veo a las dos partes, es que no se citan convenientemente algunos autores capitales del género como puede ser el caso de Stanislaw Lem, si bien es cierto que este autor es inclasificable. Por lo tanto, como se hace con Dick (la introducción del surrealismo como corriente dentro de la cf me ha parecido una idea excelente y original) estaría bien dedicar uno a todos esos autores inclasificables.
2003-09-17 19:48   db105
Magnífico artículo... ¡Tantos libros que leer y tan poco tiempo!

Querría mencionar, únicamente, al que a mi entender es el gran maestro de la historia alternativa, Harry Turtledove, aunque parece que en español no se pueden encontrar sus novelas.