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Las Armerías de Isher,
de A.E. vanVogt
Los Señores de los Dragones,
de Jack Vance
Títulos originales:
The Weapon Shops of Isher,
The Dragon Masters
Portadas:
Michael Whelan
Traducciones:
M. Blanco
Pulp Ediciones, Double nº 1, 2003
A.E. van Vogt
cyberdark.net
Jack Vance
cyberdark.net
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por Starhawk, octubre de 2003
La
colección "Double" de Pulp ediciones.
Con la
colección "Double" tenemos ante nosotros una iniciativa bastante original: se
reúnen en un solo volumen dos novelas cortas, lo que en el mundo anglosajón
recibe el nombre de "novelette". Estas novelas aparecen impresas de forma que
no se encuentran una detrás de la otra sino con portadas independientes. Como
se encuentran encuadernadas en direcciones opuestas, siempre que leas una lo
harás de la misma forma que una tradicional. La obras se agruparán por géneros,
de modo que tendremos un tomo cf, que comprenderán ambas novelas de este
género, de terror o de fantasía; así el lector aficionado a cada uno de estos
géneros no tendrá que comprar el volumen por una sola de las novelas, si no es
aficionado a los otros subgéneros del fantástico
Este formato
tiene una larga tradición en el mundo anglosajón, razón por la cual Pulp ha
decidido incorporarlo al mundo editorial español, done se encuentra
escasamente. De este modo podremos disfrutar de dos novelas cortas a las cuales
sólo podríamos acceder desde una antología, con el problema añadido de que
tienes que comprar las demás historias de otros autores o del mismo autor que
no te interesan.
"Las
armerías de Isher"
Dentro de la mejor tradición pulp, podemos situar a
Van Vogt, uno de los viejos maestros del género. En concreto y tal como señala
Clute, aportó a la escasa calidad literaria de los pulps un mayor impacto
emocional e imprimió una mayor complejidad a las historias. De hecho, es
considerado el maestro de los space opera de los años cuarenta. Esto quiere
decir que a la hora de asomarnos a su obra hemos de hacerlo dentro de este
contexto, sin intentar extrapolarlo a las exigencias y características de las
obras del género actual, que se mueve en coordenadas muy distintas.
Este libro en
concreto es uno de los libros más celebrados de su autor. Es el primero de dos:
el segundo se llama "The Weapon Makers", y aún no está traducido al
castellano. El protagonista de ambas
obras es el inmortal Robert Hedrock, creador de la armería como una forma de
"corregir" la totalitaria autocracia que representa el gobierno imperial, en
este caso en manos de la emperatriz Innelda. El modo en que puede conseguirlo
es cuando menos, original, puesto que las armerías surten de armas a todos
aquellos que lo solicitan pero su único uso puede ser defensivo. Incluso hay
una especie de control "psicológico" de aquellos que desean adquirirlas. Así,
servirán para que el ciudadano común no se vea inerme ante las injusticias
cometidas por la maquinaria imperial, podrida por la corrupción, que llega
incluso hasta el ejército, cuyos cargos son sólo asequibles a la población de
mayor poder adquisitivo.
La idea en sí
es bastante original, aunque como luego veremos la plasmación de la misma ya es
harina de otro costal. Pero primero, y con el fin de tomar mayor perspectiva,
analicemos la gestación de esta obra. Van Vogt era extraordinariamente
aficionado a los fix-ups, moda que en aquel momento estaba bastante extendida.
El fix-up básicamente aglutina varias historias creando un nexo común entre
ellas, de modo que teóricamente quedan englobadas en una especie de entramado
común. Es evidente que es una buena manera de poder presentar en formato libro
historias que se habían concebido en principio para ser publicadas en revistas,
uno de los vehículos principales de edición de la cf del momento. Por eso al
leer la novela, uno encuentra extraños cambios de ritmo y un entrecruzamiento
de historias que si bien están relacionadas entre sí, entorpecen la inmersión
en la historia y se queda una con la sensación de que esa relación ha sido
forzada hasta los límites...
Básicamente
podemos distinguir tres hilos narrativos dentro de la novela. Uno, el que queda
casi completamente externo al resto de la trama, es la historia de McAllister,
de modo que sólo encontraremos su desarrollo al comienzo de la obra en el
"Prologo", en una extraña interpolación a mitad de la obra denominada
"Intermedio" y al final en el "Epilogo". Las otras dos historias, la de Fara
Clark y su hijo Cayle, tienen casi como único punto de encuentro el hecho de su
relación familiar, porque por lo demás son historias cuya conexión no es
trascendente para la evolución de la historia. De hecho la de Fara cumple la función
de explicar el motivo de la existencia de las misteriosas armerías, sobre las
que desde el principio cae una, parece que calculada por el autor, ambigüedad.
La historia del padre de Cayle nos sirve claramente para ver que el papel de
los "buenos" es el que corresponde a los armeros y el modo en que desempeñan su
tarea. Por el otro lado, la historia de Cayle, es digamos un poco el eje
principal de la narración, puesto que es el único cuyas acciones interactúan
con las de Hedrock, verdadero protagonista principal de la obra.
En cuanto a la historia principal, la que liga a
Cayle con Hedrock, habría que decir que es una muestra clásica de la literatura
del momento. Sin grandes pretensiones, con personajes sencillos, caracterizados
con solo algunos trazos, relaciones entre ellos tratadas de forma superficial,
y una gran atención al "giro argumental" como fuente de entretenimiento
principal. Casi todo el valor de la obra está confiado a una trama sorpresiva,
que busca el máximo golpe de efecto, y que cuando consigue sorprender, olvida
otras consideraciones de coherencia o consistencia con el resto de los hechos.
Sin duda que el suspense está abonado hasta el final, porque se distribuyen
momentos dramáticos encaminados a distraer al lector de lo que parecen vías
evidentes de desarrollo del argumento, con el fin de tenerlo continuamente
pendiente de la lectura.
Sin duda para
un lector actual peca de excesivo ingenuidad. Y sobre todo chocará con el
lector que busque fondos intelectuales en las obras que lee. Las armerías...
es pura diversión, pura sorpresa y no pretende nada más, aunque a veces se
deslicen algunas reflexiones sobre la justicia o sobre el poder, no hay
verdadera profundidad en ellas, ni son objetivos en sí mismas.
La edición es
adecuada a su función. Es decir, libros baratos fáciles de manejar, de portadas
llamativas, y que te caben en el bolsillo. Como la lectura no es complicada, es
un libro más que apropiado para leer en el metro o en el tren en un viaje, o
tras un día especialmente duro de trabajo, cuando tienes las neuronas en estado
de paro forzoso. La traducción presenta fallos, llegando algunas veces a ser
difícil de entender, se echa de menos una revisión a fondo, sobre todo para
salvar la comprensión del libro.
"Los
señores de los dragones"
Tengo que
decir que esta novela ha sido para mí una sorpresa deliciosa. No es que haya
dudado jamás de las excelencias del señor Vance como narrador, pero está claro
que es en la historia corta donde suele dar sus mejores recitales. Y sin duda
este es uno de ellos.
Vance ha sido
de los pioneros en los pulps. Es decir, ha contribuido de manera definitiva a
la creación y desarrollo de este género, de modo que es en este contexto donde
hemos de situar la novela. Un magnífico
ejemplo de su estilo lo tenemos en su serie de la Tierra Moribunda, publicada
en los 50, donde hizo gala de su estilo distante e irónico, como lo califica
Clute, así como de su excelencia en las narraciones cortas. Sin duda ninguna,
esta obra es un magnífico ejemplo de ello.
De hecho,
Vance consiguió su primer Hugo precisamente con ella, en el año 1963, obra en
la que alcanzó su madurez como escritor y fue reconocido por ello con este
galardón. De ahí que Los señores de los dragones sea una obra de gran
interés para poder comprender la narrativa de este autor. En ella se condensan
los principales elementos de la obra de Vance: esa ironía distante, las
ambientaciones de un acabado casi de película, el desarrollo detallado e
imaginativo de los alienígenas, y la aventura dinámica y densa desde la primera
letra.
También por
otro lado, carga con sus defectos. Tramas algo cortas, que te dejan con ganas
de más aventura o de mayor profundidad, y secundarios algo pobres,
especialmente los femeninos, puro disparate. Los personajes principales de
Vance son maravillosos, algo acartonados a veces, pero en general bien
diseñados y desarrollados, dentro de su evidente armadura heroica.
Una vez
situado el autor, vamos con la obra en sí misma. El argumento de Los señores...
nos sitúa en un planeta que fue objeto en tiempos muy antiguos de una
colonización terrestre. A consecuencia de una guerra de dimensiones
catastróficas, de la cual no se nos dan directamente muchos datos, porque los
mismos humanos no los tienen, se ha perdido contacto con el resto de los
planetas habitados por la especie humana, y sobre todo, se ha perdido la
tecnología que permitiría realizar un viaje de exploración en búsqueda de esos
otros mundos hermanos. Evidentemente, toda la obra se mueve en unas coordenadas
de intento de recuperación de una tecnología en muchos casos incomprensible,
porque se ha perdido la ciencia necesaria para que esa tecnología cobrara vida.
Los grupos humanos situados en dos valles fronterizos viven precariamente la
borde de la desaparición, precariedad aún más grande por el hecho de que se
encuentran en guerra sin cuartel desde que tienen recuerdos de su existencia.
La obra
comienza bajo la amenaza de la cercanía de la estrella Coralina, momento en que
se teme un desembarco de una raza alienígena descendiente de los dragones, a
los que denominan "básicos", y que vienen a este planeta a capturar humanos,
que alterados genéticamente, usan como esclavos. Curiosamente, los humanos
crían dragones de diversas razas con fines bélicos y quizás una de las mayores
delicias de la novela sea en concreto la descripción detallada y exhaustiva de
los mismos, así como sus intervenciones en los enfrentamiento que tienen
ocasión a lo largo de la misma. Esto da lugar a una especie de estructura
simétrica en cuando al argumento, entre las dos especies enfrentadas, cada una
usando como esclavos elementos alterados de la otra. Por otro lado esa simetría
se acentúa en lo que se refiere a dos de los protagonistas de la obra, los
cabecillas de las tribus de los dos valles. Simetría que en este caso es puro
antagonismo, ya que ambos personajes son descritos y desarrollados como
opuestos en cada una de sus características, tanto físicas como psicológicas,
lo cual dará un gran juego a lo largo de la trama.
Hay otro
elemento externo a ambos que es la tribu de los Sacerdotes, quizás uno de los
elementos más sofisticados de la novela, donde Vance exprime su capacidad para
estirar nuestra imaginación en unos diálogos apasionantes, ya que los
Sacerdotes tienen prohibido mentir, pero también dar ningún tipo de información
por iniciativa propia, lo cual convierte determinadas conversaciones en otra de
las delicias de la novela.
Debido a su
extensión poco más podemos mencionar sin destriparla. Las batallas son de lo
más emocionante que he leído en los últimos tiempos (exceptuando a Cornwell,
claro), especialmente con la entrada en combate de los dragones, uno de sus
indiscutibles puntos fuertes. Sus descripciones son una auténtica gozada y sus
actuaciones también. Respecto al final, mantiene el suspense y la intriga sin
descanso, de modo que la sorpresa final está garantizada, lo cual le da un
valor añadido a toda la obra.
En cuanto a
la edición y traducción, ya han sido comentadas en el otro libro que compone
este volumen "Double" de la colección del mismo nombre, quizás volver a
insistir en el buen precio y manejabilidad, así como en la necesidad de una
revisión, ya que en algunos puntos esta debilidad molesta a la lectura de una
obra tan apasionante. Creo que esta novelette debería estar entre las obras
maestras del género no sólo de la cf, sino de la novela de aventuras en
general, ya que no desmerece a otras que portan ese calificativo. Como decía al
principio, una sorpresa deliciosa, por lo cual recomiendo su lectura.
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