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Drácula Desencadenado, de Brian W. Aldiss
Editorial Celeste Ediciones, colección Metaluna, 2001
Formato rústica 15x22 cm, 272 páginas
14.9 Euros
Venta por Internet:
PASADIZO.COM
Iván Olmedo tiene casi 30 años, mejor
o peor aprovechados, según se mire. Lee todo lo que puede
y, de hecho, conoce a un par de personas que envidian
secretamente su biblioteca. Según la definición de
su
escritor favorito, es un atón. Nació y vive en Asturias.
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por Iván Olmedo, Febrero de 2002
Como cualquier lector avispado podrá suponer,
"Drácula desencadenado" es, ni más, ni menos,
que la secuela del famoso "Frankenstein desencadenado",
del propio Aldiss, obra del año 1973. De todas formas ambos
libros pueden leerse independientemente y por separado; sus únicos
puntos en común son su protagonista, el viajero en el tiempo
Joseph Bodenland, y cierta pretensión de crear un conjunto
por parte del autor. Recomiendo que se lean las dos obras: ambas
son magníficas.
Si en aquella ocasión especial Bodenland
conoció a Mary Shelley, y su creación, Víctor
Frankenstein ( y a su creación, el Monstruo), el viaje le
lleva ahora a la Inglaterra de la reina Victoria, donde conoce al
mismísimo y pelirrojo Bram Stoker. Todos están aquí,
de nuevo: Drácula, Van Helsing, Renfield... aunque puede
que no exactamente como los recordábamos. El Conde Drácula
que describe Aldiss es un ser absolutamente repugnante, bestial,
carente de cerebro y de moral; una auténtica bestia parda
del Mal. Otros personajes de la época tampoco resultan muy
agradables, al igual que ciertos aspectos de la época victoriana
en sí (las desigualdades sociales, la enfermedad...)
La novela se abre con una carta de Bodenland
a su esposa Mina, y un prólogo que asienta las bases del
tratamiento del relato: no es esta una novela de terror, si no de
ciencia ficción, en su mayor parte. La maravilla que produce
la mixtificación entre la ciencia ( los inventos de Bodenland)
y lo sobrenatural (los vampiros), es exprimida en la obra. De hecho,
un argumento principal en ella, que vertebra toda la narración,
es el enfrentamiento, abierto o no, entre ciencia y religión,
de lo que da suficiente muestra el comportamiento de los protagonistas.
Recuerdan estos, en los primeros capítulos, a la típica
familia aventurera al estilo de Heinlein, unidos en el peligro que
afronta el "cabeza de familia" ( no tan cabeza de familia
como él querría); un grupo consistente pero tocado
por una amable tensión interna. Los otros protagonistas:
el amigo del científico, la mujer del escritor atormentado,
el loco devorador de insectos, el médico ramplón y
cobardica, quedan eclipsados por la figura de Bram Stoker, un vividor
de agradables modales y aspecto, un hombre lleno de convulsiones
internas, que ama ferozmente la vida, pero es incapaz de dejar de
pensar en la muerte. Aldiss reconoce abiertamente su admiración
por Stoker, aún más que por su personaje inmortal.
El irlandés se convierte en el carácter más
atractivo de la historia, sin eclipsar al resto de personajes ni,
mucho menos, la trama, pero es inevitable que acabe resultándonos
un ser entrañable y, por cierto, muy humano, quizás
el más humano de todos. Una lucha, entre la Humanidad y la
Inhumanidad, que también forma parte sustancial de este desencadenado
Drácula.
Otra mención aparte merecen los Voladores,
esas siniestras criaturas correosas y antiguas comandadas por un
Conde Drácula, como ya he dicho, infrahumano. El peso "terrorífico"
de la novela recae sobre estas huestes enfermizas, viajeras del
tiempo y el espacio. Si gran parte de lo narrado rezuma un ambiente
tecnológico y, hasta cierto punto, de racionalidad científica,
las escenas más repulsivas son las provocadas por los vampiros
y su líder, que harán las delicias, sin duda, de todos
los amantes de los chupasangres. Y que conste que Aldiss no es precisamente
sutil en las descripciones, la putrefacción puede llegar
a olerse en algunas páginas.
Si bien no puede decirse con propiedad que esta
sea una aventura épica, las imágenes que destila son
lo suficientemente atractivas y poderosas como para que retengan
toda nuestra atención: los yermos devastados del Futuro,
los terribles Voladores malditos (una vez más) por la sangre,
los rebaños de animales prehistóricos conducidos como
ganado por los no- muertos, los cultivos de plantas innombrables...
y los continuos cambios de escenario y tiempo, en un viaje sin fin
a través de los millones de años de la Historia de
la Tierra. Todo en menos de trescientas páginas. Supongo
que Aldiss podría haberse liado la manta a la cabeza y prolongar
lo escrito hasta las quinientas y pico páginas o así,
pero me da la impresión de que no es un autor "de esos".
Salvando todas las distancias que haya que salvar,
este "Drácula desencadenado", como una buena novela
decimonónica, entabla una lucha interna llena de dudas entre
la razón científica y los temores de la superstición,
enfrentando a los personajes, que se debaten entre sus creencias
personales y las revelaciones que van saliéndoles al paso,
cayendo en el desconcierto y reafirmándose más tarde
en sus verdaderas "religiones",en el caso de Joe Bondeland,
la experimentación tecnológica, y la supremacía
intelectual de la raza humana. Y como una buena novela decimonónica,
también, nos deja el regusto magnífico de haber disfrutado
de una historia emocionante, con una alta dosis de fantasía
y de aventura. Es de esperar que la mezcla de ciencia ficción
e imaginería gótica que ofrece no eche para atrás
a los seguidores de uno y otro género, si no que convenza
a ambos.
Por cierto, después de todo lo apuntado,
¿para cuándo un "Jekyll desencadenado" que
cierre la trilogía?
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