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[ Entrevista con Ediciones Robel ]
[ Introducción a El Orden Estelar ]
[ El Orden Estelar I ]
[ Los bolsilibros ]
[ La reaparición de Asimov CF ]
Por Domingo Santos
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La abominable bestia gris |
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Cuando yo era todavía un mozalbete imberbe, cayó en mis manos
una novela de aquellas que por aquel entonces se llamaban «de a duro», porque valían
—todavía— cinco pesetas. Aún recuerdo claramente su impactante portada, con un terrible
monstruo amenazador; su título, La abominable bestia gris; y su autor, George H.
White. La novela me enganchó de inmediato por su estilo y por su trama; la librera que
me suministraba los libros en sistema de alquiler —por aquel entonces mi ¿solvencia?
económica no me permitía comprarlos— me señaló que el volumen formaba parte de una
serie, y me apresuré a leer los anteriores y a devorar los siguientes a medida que iban
saliendo. Gracias a esa serie me enganché a la ciencia ficción, y es un vicio que me ha
durado toda la vida.
Muchos años más tarde —cuando, ya metido de lleno en el mundo
de la ciencia ficción, codirigía con otros dos locos la revista Nueva Dimensión,
y nos llegó un relato, “Un novicio para Su Grandeza”, procedente de un autor de Cádiz,
Ángel Torres Quesada— descubrí que el caso de George H. White y La saga de los Aznar no
era único en España, y que existía otra serie de novelas de ciencia ficción tan
excelente como aquélla, la denominada de El Orden Estelar o del Imperio Galáctico.
La publicaba Editorial Bruguera, estaba firmada por un tal A. Thorkent, que resultó que
era nada menos que el Ángel Torres Quesada que nos había enviado el excelente relato a
la revista, un relato que tuve el honor de incluir posteriormente en el volumen
Lo mejor de la ciencia ficción española de Ediciones Martínez Roca.
Sin embargo, cuando a raíz de todo aquello me apresuré a leer
algunos de los volúmenes de la serie, la saga del Orden Estelar/Imperio Galáctico no me
produjo un impacto tan grande como había esperado con respecto a la de los Aznar, y no
puedo atribuirlo solamente a los años transcurridos entre la lectura de ambas series.
Simplemente, consideré que eran unas novelas entretenidas situadas en un mismo universo
y con una serie de personajes que se repetían, pero nada más.
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Rebeldes en Dangha |
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Tuvo que ser un artículo de Carlos Saiz Cidoncha que publicamos
en el número 102 de la misma revista Nueva Dimensión —un artículo en el que por
primera vez, en un loable ejercicio de investigación, Saiz Cidoncha agrupaba
cronológicamente todas las novelas de la serie—, el que me hiciera ver claramente el
problema: las novelas de A. Thorkent del Orden Estelar habían sido publicadas de una
forma deslavazada, sin orden ni concierto, por lo que cualquier progresión temática o
temporal se perdía. Más tarde, en un esclarecedor artículo/carta abierta del propio
autor de la saga, que apareció en el número 113 de la citada revista, Ángel Torres
Quesada/A. Thorkent explicaba, con todo lujo de detalles y un cierto punto de nostalgia,
los problemas que había tenido con el editor para poder desarrollar la serie. Bruguera,
con una miopía editorial sin precedentes —mejor dicho, con muchos precedentes, y otros
muchos que le seguirían— exigía que todas las novelas que publicaba en sus colecciones
fueran «novelas completas, independientes, que empiecen y terminen en el mismo
volumen», y punto. A lo largo de su relación con Bruguera, Torres Quesada recibió
multitud de estas cartas admonitorias, pese a lo cual las novelas que les enviaba le
seguían siendo aceptadas. Es de admirar que, bajo esas premisas, Ángel Torres
consiguiera a lo largo de los años, mezclándolas por supuesto con otras novelas, ésas
sí independientes, colar a Editorial Bruguera nada menos que una cuarentena larga de
novelas del Orden Estelar, aunque, eso sí, sin seguir una continuidad argumental ni
temporal, que eso ya hubiera sido demasiado, y camuflándolas siempre en lo posible como
obras independientes.
Esa falta de progresión de la serie, incluso en lo que a las
colecciones donde fueron publicadas se refiere —36 en La conquista del espacio de
Bruguera, 6 en Héroes del espacio también de Bruguera/Ceres, 6 en Galaxia 2000 de
Ediciones Delta—, hizo que la sensación de «serie» quedara enormemente diluida. Para la
mayor parte de lectores —entre los que me incluyo—, durante mucho tiempo El Orden
Estelar fue tan sólo una colección de novelas integradas dentro de un universo común,
pero nada más. Al contrario que La saga de los Aznar de George H. White —que desde un
principio mantuvo una estricta gradación temática y temporal—, El Orden Estelar como
saga quedó diluida en esa maldita fragmentación.
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Historia de la ciencia-ficción en España |
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Eso fue, indudablemente, lo que hizo que, durante muchos años,
El Orden Estelar ocupara un segundo plano, algo remoto incluso, con respecto a La saga
de los Aznar. Tuvo que ser como ya he dicho Carlos Saiz Cidoncha, el mejor y más
entusiasta historiador de la ciencia ficción española —su libro Historia de la
ciencia-ficción en España, hoy inencontrable, es modélico al respecto— quien primero
extrajera orden del aparente caos. Desde entonces las cosas han ido cambiando; se ha
empezado a ver El Orden Estelar desde una nueva óptica, se le han dedicado numerosos
artículos a la saga, y ésta, con el tiempo, se ha ido revalorizando. Sin embargo, quien
quería seguir cronológicamente la saga —contando con que poseyera todas las novelas—
tenía que efectuar un auténtico trabajo de reordenación.
Era imperativo —y de justicia— una reedición cronológica de la
serie. En 1996 Ediciones B y Miquel Barceló —a quien debemos en gran parte que la
ciencia ficción en español haya seguido viva en estos últimos años de sequía, gracias a
su colección Nova— iniciaron la reedición sistemática de la saga; sin embargo —de nuevo
la miopía de los editores— no empezaron la saga por el principio, sino por la mitad, y
tras cuatro volúmenes —16 novelas originales, pues cada volumen abarcaba 4 de ellas— la
publicación fue interrumpida de una forma tan sorprendente como inexplicable, puesto que,
según todas las noticias, los libros se estaban vendiendo muy bien.
Esa reedición truncada no hizo más que poner la miel en los
labios a quienes deseaban —viejos lectores y recién llegados— reencontrarse o
encontrarse con una saga que les había gustado o de la que habían oído hablar mucho y
querían conocer. En estos últimos años, Ángel Torres Quesada se ha prodigado realmente,
con su auténtico nombre —no el anglosajonizado que obligaban las colecciones de
bolsilibros—, publicando toda una serie de excelentes obras —su trilogía de las Islas,
recientemente reeditada por Timun Mas, es una obra modélica que nos da la medida de la
excelencia del autor—, y eso ha hecho que exista un creciente interés por conocer,
dentro del conjunto de su obra, esa saga tan mentada como desconocida. Un interés que
pedía a gritos ser satisfecho.
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El Orden Estelar 10 |
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Ediciones Robel, un editor relativamente nuevo en el género
pero entusiasta —las dos lujosas obras que ha publicado recientemente sobre esos temas,
La novela popular en España (en dos volúmenes), y la imprescindible
La ciencia ficción española (en la que se pueden encontrar dos excelentes
artículos sobre Ángel Torres Quesada y El Orden Estelar, junto con la ordenación
cronológica completa de la saga)— es quien ha recogido la antorcha. Y el propio Ángel
Torres Quesada ha aceptado el desafío. No satisfecho con sólo reeditar la saga, la ha
sometido a una profunda revisión y actualización —los años no pasan en balde, y El Orden
Estelar empezó a publicarse en 1970—, e incluso le ha añadido dos novelas inéditas para
cubrir huecos en el entramado temporal de la serie. Se trata, pues, no de una mera
reedición, sino de una auténtica nueva publicación de la saga, que ha de satisfacer
tanto a los viejos aficionados como a los recién llegados a ella.
Ángel Torres Quesada —con quien además me une desde hace años
una profunda amistad— es, lo he dicho ya muchas veces, el autor no sólo más prolífico,
sino el más conocido últimamente dentro de la ciencia ficción española. Puede que su
estilo sea a veces algo descuidado —cosa que últimamente está corrigiendo mucho y bien—,
pero envidio, y siempre envidiaré, su desbordante imaginación, y sobre todo la forma en
que «engancha» al lector desde la primera página de sus libros: su prosa, directa,
desnuda de florituras, te absorbe desde la primera línea, y consigue —al menos en mí— lo
que muy pocas novelas consiguen últimamente: hacer que no se abandone su lectura hasta
llegar a la última página.
Agradezco —como supongo que lo harán multitud de lectores— a
Ediciones Robel que nos dé la oportunidad de conocer al fin, en toda su plenitud, la
saga que, junto con la de los Aznar, es la abanderada de la ciencia ficción popular en
España. Hasta ahora, por circunstancias ajenas a su calidad, El Orden Estelar ocupaba un
segundo plano frente a la obra de George H. White. A partir de esta edición, estoy
seguro de que ambas obras se codearán en planos paralelos. Nunca me atreveré a decir
tamaña herejía como que la obra de A. Thorkent es superior a la de George H. White. Pero
sí digo, con todo mi énfasis, que no es tampoco, ni en un ápice, inferior a ella.
Léanla, y lo comprobarán.
Domingo Santos
Nota sobre la edición de Robel
En cada número de la obra se incluyen dos novelas, y el orden
de su publicación es el que resulta de los trabajos de Carlos Saiz Cidoncha y las
aportaciones de Ángel Rodríguez Sánchez y Alfonso Merelo Solá, es decir, prácticamente
idéntico al propuesto por éste último en el capítulo que dedicó a El Orden Estelar
en el libro La ciencia ficción española (Ediciones Robel. Madrid, 2002). Se han
introducido algunas modificaciones que afectan fundamentalmente a los tres primeros
números, algunas por deseo del autor, y siempre con su aprobación. Dichas modificaciones
incluyen la publicación de dos novelas inéditas (Los guerreros del tiempo,
números 5 y 6; y La odisea del Silente, número 13), y se añaden dos títulos
nuevos a la serie (Surgieron de las profundidades, número 18, y
La batalla de Sarkamat, número 25).
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Los guerreros del tiempo |
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La extensión de Los guerreros del tiempo ha hecho
necesario dedicarle el número 5 entero y la mitad del número 6, por lo que se publica en
dos partes, I y II; excepcionalmente el número 5 finalizará por tanto con un inevitable
continuará, que esperamos no resulte molesto a los lectores, y que contribuya incluso a
incrementar las dosis de emoción de esta obra, ya de por sí muy elevadas. Se trata de
una obra fundamental en la serie porque establece la transición entre el Imperio y El
Orden Estelar, pero es mucho más que eso. En ella el autor hace un alarde de todas las
cualidades que unánimemente le reconocen los aficionados al género: acción, emoción,
ironía, imaginación y fantasía sin límites...
En cuanto a la necesidad de la inclusión de la otra novela
inédita, La odisea del Silente, pensamos que queda suficientemente explicada por
el siguiente texto extraído de una carta del autor:
«La negativa de editorial Bruguera a que continuara la serie a partir de
Un planeta llamado Khrisdall impidió que yo escribiera en el momento
oportuno la novela en que Adam Villagran y Alice Cooper inician su previsto
romance. Diría que esta circunstancia ha sido una espina clavada en mi alma de
autor, obligándome a preguntarme cómo habría sido el reencuentro de la pareja de
protagonistas. Este vacío en la historia, que me atrevería a llamarlo asignatura
pendiente, me ha animado a subsanarlo de la única manera posible: escribiendo
ahora la novela que no escribí en su día.» |
Las primeras novelas no corresponden estrictamente al Orden
Estelar, sino al Imperio, organización que le precede y de cuyas cenizas surgirá. Las
novelas correspondientes a este periodo reflejan un Imperio en decadencia, basado en las
intrigas y la tiranía, del propio Imperio o de los gobernadores periféricos que van
estableciendo las suyas propias, y sirve de contrapunto a los valores morales y éticos
que El Orden tratará de imponer.
Los números y títulos correspondientes al Imperio Galáctico son:
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Los brujos de Lero |
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- Rebeldes en Dangha.
Los brujos de Lero.
- Huida a las estrellas.
Intriga galáctica.
- Motín en el espacio.
Esclavo del Imperio.
- Cita en el futuro.
Traición en Urlanka.
El Orden Estelar es el periodo más extenso, y en las
correspondientes novelas se refleja el lento renacer de la civilización y el reencuentro
con mundos que la decadencia del Imperio dejó aislados y que han tenido un grado de
desarrollo diferente, encontrándose algunos sumidos en la barbarie. El Orden Estelar
tratará de establecerse desde el respeto a las diferentes culturas, la asociación
voluntaria de esos mundos, y una organización de carácter democrático. El héroe, mejor
dicho la heroína, de la mayor parte de las novelas, es una mujer, Alice Cooper, que
comparte y se alterna en el mando de la nave Hermes, y posteriormente la más poderosa
Silente, con su amante, Adam Villagran. A este periodo corresponden:
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Las torres de Pandora |
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- Los guerreros del tiempo I.
- Los guerreros del tiempo II.
Los mercenarios de las estrellas.
- El poder estelar.
Mercaderes del espacio.
- Objetivo: destruir un mundo.
Contrabandistas del cosmos.
- Las huellas del Imperio.
Los mercenarios de Whutoo.
- Los humanoides de Kebash.
Las torres de Pandora.
- Los enemigos de la Tierra.
Mundo olvidado.
- Los conquistadores de Ruder.
Un planeta llamado Khrisdal.
- La odisea del Silente.
La leyenda de un planeta.
- Los aborígenes de Kalgalla.
Los hombres de Arkand.
- Misión en Oulax.
El planeta de la venganza.
- El enigma de Urtala.
Los magnicidas del tiempo.
- Muerte en Undar.
Invasor del Más Allá.
- Surgieron de las profundidades.
Guerra en el Triángulo Solar.
- Un agujero en el espacio.
La guerra inacabada.
- La montaña estelar.
Barbarroja del espacio.
- Una línea en el espacio.
Cadete del espacio.
El Orden Estelar tiene un final. Le sigue un periodo que se
denomina La decadencia del Orden Estelar, consecuencia de su propio declive y del
resurgimiento de la tiranía, que se recoge en dos novelas:
- Enigma de Sural.
Rebelión en la galaxia.
A continuación La Superioridad Terrestre, un periodo en el que
se pretende recuperar el apogeo del Orden Estelar, y aunque no consigue abarcar su
extensión, sí es capaz en un momento determinado de agrupar a todas las razas humanas
conocidas del universo para vencer a invasores no humanos. Sus títulos:
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Caronte en el infierno |
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- Guerra Galáctica.
Señores de las estrellas.
- El asteroide de Kassandra.
La venganza de Caronte.
- Caronte en el infierno.
La extraña aventura de Caronte.
- La batalla de Sarkamat.
Emigración al terror.
- Walkar bajo el terror.
El planeta de los hombres perdidos.
Finalmente, La Liga Estelar, prácticamente heredera del Orden,
establece una organización democrática aparentemente más perdurable. A este periodo
corresponden las dos novelas del último número:
- Base secreta.
Aliado de la Tierra.
Este sería el conjunto de la obra, en el orden que consideramos
correcto, que Ángel Torres Quesada escribió a lo largo de 14 años, y a cuya revisión y
actualización dedica últimamente todo el esfuerzo y cariño que la empresa requiere.
Podremos encontrar en ella por tanto la calidad como escritor que ha demostrado
sobradamente en los últimos años, y que le ha convertido en uno de los clásicos
indiscutidos de la ciencia ficción española, pero sin renunciar al espíritu aventurero y
la amenidad con que estas novelas fueron concebidas. Sólo nos falta confiar en que la
acogida de los lectores responda a la ilusión con la que se ha creado y que ahora
ponemos en su publicación.
Nota del editor: Estos dos textos fueron publicados como parte del
primer volumen
de El Orden Estelar, editado por Robel en Julio de 2003
Entrevista con Ángel Torres Quesada en Cyberdark.net
http://www.cyberdark.net/portada.php?edi=6&cod=45
El Orden Estelar de Robel en Cyberdark.net
http://www.cyberdark.net/listar.php3?op=col&w=cf&cod=636
Bolsilibros: La conquista del espacio en Cyberdark.net
http://www.cyberdark.net/listar.php3?op=col&w=bl&cod=271
Bolsilibros: Héroes del espacio en Cyberdark.net
http://www.cyberdark.net/listar.php3?op=col&w=bl&cod=202
Bolsilibros: Galaxia 2000 en Cyberdark.net
http://www.cyberdark.net/listar.php3?op=col&w=bl&cod=245
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