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Una de las preguntas más repetidas en cualquiera de los foros
temáticos de Cyberdark.net es ¿Qué novela recomendaríais a alguien para iniciarse
en la ciencia ficción / fantasía / terror?, generalmente formulada por los usuarios
más jóvenes y con menos experiencia en el mundo de la literatura. Este artículo es el
primero de una serie de tres que pretende ser una posible respuesta a dicha cuestión.
Para componer nuestra particular lista se ha acudido a varios miembros
del universo Cyberdark para que, uno a uno, fuesen añadiendo a ella su libro
recomendado, hasta llegar al número propuesto inicialmente: 25. Se ha buscado que, en la
medida de lo posible, fuesen títulos fácilmente encontrables en el actual panorama
editorial. Esperemos que en los contados casos en los que no es posible adquirirlo en las
librerías de primera mano la situación se corrija lo antes posible.
A poco que se analice la selección se observarán omisiones flagrantes,
como las ausencias de Stanislaw Lem; las tres distopías clásicas: Nosotros, Un
mundo feliz y 1984; una antología tan gloriosa como Lo mejor de los Premios Nebula;
... Pero no era cuestión de cambiar las normas a mitad del partido ampliando el listado
hasta otra cantidad, ni censurar las proposiciones de los participantes. Cada uno
eligió un título que cubre razonablemente bien las expectativas y que es su respuesta a
la pregunta planteada.
Si tienes algún libro que añadir, recomendamos que envíes tu opinión
utilizando el formulario situado en la parte inferior del todos los artículos. Así nuestra lista
será un poco más completa.
La máquina del tiempo
(1895) – H. G. Wells
Anaya – Colección Tus libros nº 18 – 2002
Cualquiera de las celebérrimas novelas de H. G. Wells aparecidas
entre 1895 y 1901 podría servir a la perfección para encabezar esta lista que ahora
ofrecemos. Pero me he decantado por la primera de todas ellas, que sigue teniendo un
carácter pionero, hasta el punto de ser considerada por muchos como la primera novela
de ciencia ficción moderna (aunque entonces "sólo" fuese otro romance científico). Además ha
afianzado una temática tan popular como el viaje en el tiempo, influenciado a toda
una pléyade de escritores y avivado la imaginación de millones de lectores.
Narrada en primera persona, cuenta el viaje al año 802701 por
parte del "viajero", un científico de finales del siglo XIX que ha inventado una máquina
del tiempo. Allí se encontrará con los descendientes de la humanidad, escindidos en dos
ramas condenadas a mantener un demente equilibrio, y entre los que se verá
obligado a sobrevivir mientras busca la manera de retornar al presente.
Como gran parte de la literatura de la época La máquina del
tiempo está escrita con un estilo peculiar que hoy en día, fuera de contexto, puede
no ser bien entendido. Con unos personajes inexistentes, una total ausencia de diálogos
y una narración pausada, basa su poder en la pura descripción: del ambiente al que llega
el viajero, de su encuentro con nuestros herederos, de la búsqueda de los motivos
que han llevado a la humanidad a su actual situación,... Es en este análisis donde Wells
se muestra brillante y donde la faceta especulativa explota al mismo nivel que su prosa.
Su visión sobre la sociedad victoriana y su posible evolución, escondida detrás de uno
seres extraídos de una fantasía bucólico pastoril y sus antagónicos hermanos, es clarividente.
Y es ahí donde nace la ciencia ficción de calidad: aquella que con un estilo adecuado
es capaz de construir una vívida metáfora sobre aspectos fundamentales del ser
humano y su realidad. Algo que, sobre decir, Wells consigue con creces.
Ignacio Illarregui Gárate (Nacho)
La guerra de las salamandras
(1936) – Karel Capek
Gigamesh – nº 16 – 2002
Éste es un libro que reúne variados y muy diferentes
motivos para considerarlo como imprescindible, además de ser muy apropiado para alguien
que no lee ciencia ficción y quiere empezar conocer algo más de este género.
La trama comienza con el descubrimiento en una lejana isla de una
especie de salamandras inteligentes. A partir de ahí se desarrolla la relación de la
humanidad con esos seres, que gozan de una capacidad de aprendizaje sorprendente. Ya
no debemos buscar a otros seres en el espacio; están aquí en la Tierra y debemos convivir
con ellos, una circunstancia complicada que lleva a múltiples situaciones…
La guerra de las salamandras ofrece una lectura amena y
agradable. Aunque su trama es pura ciencia ficción, si consideramos el contexto en que se
desarrolla, debajo de lo fantástico esconde un fondo intemporal; un medio para poner de
relieve no sólo la situación mundial de la época sino también comportamientos humanos que
son, desgraciadamente, de rabiosa actualidad. Es una obra escrita en 1936 que ha pasado
sobradamente la nunca fácil prueba del tiempo, lo que dice mucho a su favor.
En cuanto a su calidad literaria, baste decir que Karel Capek fue
candidato al Nobel de Literatura. Y según cuentan no lo consiguió gracias a cierto dictador
alemán… El ritmo es rápido y la lectura se hace especialmente amena al presentar cada
capítulo una fórmula diferente: diario de un marino, articulo científico, artículo
periodístico, informe político…. Sinceramente creo que es un libro muy original. Y dado
que se trata de ciencia ficción escrita en Europa, originalmente en checo, permite
conocer autores fuera del ámbito anglosajón, siempre omnipresentes en este género.
Sólo espero que si te decides a leerlo disfrutes de él tanto como
lo he disfrutado yo.
Vorkosigan
Yo, Robot
(1950) – Isaac Asimov
Edhasa – Pocket Edhasa nº 74 – 2002
Este libro nos describe un mundo perturbado por la aparición de
una tecnología revolucionaria: los robots humaniformes. En un principio la sociedad
los rechaza por ser una competencia directa de los seres humanos: más resistentes,
más fuertes y poco a poco más inteligentes... Por eso son pronto desterrados al espacio
para realizar las tareas más duras y en su cerebro se graban las famosas tres leyes
de la robótica:
1 – Un robot no debe dañar a un ser humano o, por inacción, dejar
que un ser humano sufra daño.
2 – Un robot debe obedecer las órdenes que le son dadas por un ser
humano, excepto cuando estas órdenes están en oposición con la primera Ley.
3 – Un robot debe proteger su propia existencia, hasta donde esta
protección no esté en conflicto con la primera o segunda Leyes.
Estas tres leyes "éticas" convierten a los robots en los esclavos
perfectos. Pero como se suele decir, "hecha la ley, hecha la trampa", y Asimov se dedica a
explorar de forma muy amena los conflictos que surgen de la aplicación de estas tres leyes.
Yo, Robot está formado por una colección de relatos escritos
entre los años 1940 y 1950, algunos excelentes, otros no tan buenos. En él vemos la
evolución de la robótica: de los primeros robots de tosca apariencia humaniforme a robots
que podrían confundirse con un humano, hasta llegar a las "Máquinas", unos superordenadores
encargados de gestionar el buen funcionamiento de la sociedad gracias al uso de las tres leyes.
Partimos de una sociedad que rechaza a los robots y acabamos en otra que depende tal vez
demasiado de ellos. En este sentido considero especialmente interesante el último relato,
"El conflicto inevitable", en el que se plantea el uso de las leyes de la robótica aplicadas
al conjunto de la humanidad en vez de a un único ser humano.
Francisco Javier Esteban (Sisko)
Crónicas marcianas
(1950) – Ray Bradbury
Minotauro – Minotauro biblioteca de autor nº 20 – 2002
Algo a lo que asociaré siempre Crónicas marcianas es a mi
espalda quemada por el sol. Recuerdo que compré un ejemplar durante el verano de mis catorce
años en la Cuesta de Moyano en Madrid, lugar que va unido al placentero recuerdo de números
viejos de Don Miki y libros manoseados de Lovecraft en las antiguas ediciones de Alianza
Bolsillo. Y al ferrocarril, y a los churros que aún sirven en un bar de Atocha.
El libro quedó por casa, y una mañana, después de haber pasado todo el
día anterior en la piscina, desperté con agudos picores en la piel. No podía ni moverme de
la cama, apretando la espalda contra las sábanas, imaginando que el picor no estaba allí.
Así que rebuscando en el cajón de la mesita de noche cogí un libro al azar, cualquier cosa
me valía con tal de evadirme y olvidar los aguijonazos de la epidermis quemada que se curaba
lentamente. El libro que acabó cayendo en mis manos fue, claro, Crónicas marcianas.
Recuerdo como a medida que iba pasando las páginas la realidad de mi
habitación se llenaba lentamente del vino oscuro del estío; fascinado por frescas columnas de
cristal, canales de licor verde, encuentros nocturnos con marcianos de ojos dorados y el cielo
imposiblemente azul surcado por pájaros de fuego. Me estremecía de asombro con esos pueblos
norteamericanos ideales que ocultaban un terror muy antiguo dentro, me emocionaba por aquella
familia de robots que mantenían una luz encendida en el desierto o con el sacrificio de
Spender, después de haber paseado con él por un mundo vacío y muerto de lechos marinos
secos, de ciudades abandonadas llenas de cadáveres marcianos por los que sólo podíamos sentir
compasión.
Añoraba un mundo que nunca vería, convertí la melancolía de Bradbury en
la mía propia. Él había perdido una época soñada de veranos y helados, de leer a Poe en la
cama a la luz de una lamparita de noche, de Bing Crosby sonando en un viejo fonógrafo, de
limonadas y pandillas de muchachos que se bañan en las pozas del río, de pueblos perfectos del
medio oeste norteamericano surgidos de un cuadro de Norman Rockwell. La II Guerra Mundial le
había arrebatado todo eso y a cambio le había dado el holocausto, la amenaza nuclear, el rostro
más atroz de la naturaleza humana. Y sufrida la epifanía quedó revelada la pérdida de lo
misterioso y lo fantástico, la casa Usher convertida en un parque temático por hombres
avariciosos e ignorantes, la aniquilación, en fin, de la inocencia y la mirada infantil. Y
él respondió de la única manera que podía hacerlo, con lirismo, tristeza y nostalgia infinita
por un mundo que, como yo, tampoco podría visitar nunca más, que estaba en un lugar tan lejano
e inaccesible como el mismo Marte imaginario e imposible que retrató en su libro.
Para cuando llegaron lluvias suaves, ya supe que realmente el marciano
era yo y una vez aprendido esto el ardor de mi espalda había desaparecido. No lo sabía, pero
a partir de entonces me tocaría a mí perder aquel universo de piscinas y tebeos, de
tigretones y cromos, de canicas y carreras de chapas. Y ahora, cuando releo Crónicas
marcianas eso es un poco lo que veo, cerrando el círculo lentamente, pasando del asombro
infantil al conocimiento doloroso que da ir perdiendo en jirones los restos de un mundo ideal
que quizá sólo ha existido en mi memoria.
fonz
Más que humano
(1953) – Theodore Sturgeon
Minotauro – Minotauro Kronos – 2002
Más que humano es un excelente libro para iniciarse en la ciencia ficción por muy
diversos motivos, entre los que yo destacaría los tres siguientes:
- Identificación con los personajes: los protagonistas más importantes son un buen
retrato robot del lector que se acerca al género por primera vez: adolescentes con un "talento
interior" que no saben dominar, pero que les dota del poder necesario para cambiar las cosas;
jóvenes que no encajan en el mundo "real", del que se quieren evadir; chicos y chicas que se
sienten desplazados y necesitan lograr una sensación de pertenencia que no tienen... circunstancias
todas ellas que se repiten a menudo entre quienes sienten curiosidad por este género literario.
- Revalorizando el género: la obra responde a bastantes de los esquemas más repetidos en la
ciencia ficción, pero los subvierte, llevándola un poco más allá de lo que la mayoría de novelas hace. Así,
se podría considerar como una suerte de "space opera interior", pues ese es el universo
que se trata de conquistar: el nuevo "yo". Es un libro atípico, que da poca importancia a la
parte "mecanicista" en beneficio de una exploración moral que no abunda, lo que nos permite
valorar en su justa medida otras obras más comunes. El análisis que el autor hace de la infancia,
la educación sexual, el sentimiento de culpa, la rabia, la incomunicación, etc. nos demuestra
que también se llega al género desde las ciencias más humanistas.
- El autor: encuentra pocas fronteras entre ciencia ficción y fantasía (frecuentó ambos
subgéneros, incluso el terror y el western) y lamentablemente se está "perdiendo" entre
tanta ciencia ficción hard y fantasía épica, lo que nos deja sin uno de los grandes referentes
anteriores al "boom" del género. Y es, finalmente, una de las mayores constataciones de
que, si bien la generalidad de la ciencia ficción está orientada a la diversión y la evasión, estas constantes
no han de ir forzosamente en detrimento de la calidad literaria. Y, escribiera lo que escribiera,
Sturgeon estaba sobrado de una cosa: talento.
(Para conocer un poco más al autor y su obra, recomiendo el número 16 de la revista Gigamesh,
con un "Especial Sturgeon" que incluye un muy buen trabajo de análisis de Juan Manuel Santiago,
una de las últimas entrevistas que concedió, un cuento inédito y una sorpresa en forma de poema.)
Maxron
Mercaderes del espacio
(1953) – Frederik Pohl y
C. M. Kornbluth
Minotauro – Minotauro bolsillo – 2002
Apostar por Mercaderes del espacio es apostar por caballo ganador,
pues para los críticos más reconocidos del fantástico está entre las grandes novelas
que ha dado el género. Escrita a dúo por Frederick Pohl y el malogrado Cyril Kornbluth, tiene
el mejor oficio, con toques maestros de humor, y consigue aunar la prospectiva más certera
(aspecto fundamental del género en los años en los que se escribió) con el
entretenimiento más cañero.
El negocio definitivo está en vender un sueño, pero solo es eso, un
sueño. En esto, como un peón más del sistema, anda metido Mitchell Courtenay, una vida
placentera dedicada a su empresa. Pero las cosas no son lo que parecen, y mucho más si
solamente se ven desde un único lado. Alguien decide por él que su vida no es necesaria,
comenzando así los problemas en un tour de force de supervivencia para ver la realidad
de las cosas.
Lector que empiezas en el fantástico, con Mercaderes te enfrentas
a una distopía que precede y vislumbra a la new wave. ¡Uf! ¿Y-esto-qué-es-lo-que-es?
Pues nada, que la novela imagina un futuro negro, muy negro. Las multinacionales imponen un
sistema de nosotros-decidimos-por-usted y para ello lo mejor es vea-nuestros-comerciales-y-compre.
Es decir, la publicidad como medio y casi fin que aliena al hombre.
Por estar escrita en los años cincuenta, y preocuparse por los problemas
que afligían, mejor decir afligen, a la sociedad como el consumismo o la superpoblación, aporta
el mejor tono para lo que sucederá en el género en los siguientes años.
Dicho así, podría parecer una novela cargante para los momentos bajos,
o simplemente "mejor será coger otra cosa pues no estoy de humor para esto". Pues nada de eso,
ya que tiene marcha a tope; la velocidad de los sucesos es tal que te creará una vorágine de
sensaciones casi alucinatorias, y así la diversión estará asegurada.
Rafael Martín (Guly Foyle)
Soy leyenda
(1954) – Richard Matheson
Minotauro – Minotauro bolsillo – 2003
Matheson nos cuenta en esta novela, tan breve como absorbente, el
drama del último ser humano que queda en nuestro planeta tras una extraña epidemia que ha
convertido a sus habitantes... en vampiros. Y lo hace no sólo sumergiéndonos en la angustia
de Neville, el protagonista, y en su lucha contra un mundo extraño y cambiante donde la
última rareza viviente es él mismo, sino impregnándonos también de la tristeza que generan
la frustración y la impotencia ante lo inevitable.
Soy leyenda no sólo es una revisión del mito del vampiro bajo
la óptica racional de la ciencia ficción, sino una auténtica tesis sobre la soledad, la
desesperanza, la xenofobia y la marginación, que nos hace comprender con un pesimismo
despiadado la intensa amargura que se esconde tras el título: la soledad de Neville es
quizás más terrorífica que los mismos vampiros. Tantas cuestiones en tan pocas páginas
no hacen de esta novela algo recargado y pretencioso; al contrario, la economía del
lenguaje y lo imprevisible de las situaciones hacen de su lectura algo tan intenso como
fugaz. Los flashbacks introducidos son los justos y necesarios dentro de un
desarrollo en el que las elipsis y los giros argumentales se producen sólo cuando hacen
falta. Por desgracia, casi todo esto brilla por su ausencia en su adaptación
cinematográfica, El último hombre sobre la Tierra (Omega Man, 1971), que
se aleja de la trama de Matheson (aunque su nombre figure en los créditos) hasta el punto
de convertirse en una historia completamente distinta. Como suele suceder en tantas
ocasiones, Soy leyenda la supera ampliamente.
En definitiva, estamos ante un libro altamente recomendable para
cualquier tipo de lector y no sólo porque es Literatura con mayúsculas, sino porque te
introduce magistralmente en muchas de las claves de los géneros que nos interesan. Si a
todo esto le añadimos uno de los desenlaces más sobrecogedores que se han podido leer
durante más de medio siglo, ya no cabe duda que nos encontramos ante una obra maestra,
una joya, un clásico...
" ¡Sal, Neville!..."
Alfonso Hernández (Irenale)
Las estrellas mi destino
(1956) – Alfred Bester
Gigamesh – nº 4 – 2003
De Alfred Bester no se puede decir que sea, precisamente, un escritor
prolífico; no escribió más que seis novelas en su vida. Pero sí se puede decir que fue uno
especialmente inspirado; entre ellas hay dos (El hombre demolido y Las estrellas
mi destino) que son consideradas como fundamentales en la historia de la ciencia ficción.
Centrándonos en Las estrellas mi destino, estamos ante un
artefacto literario sumamente transgresor, un prodigio de trepidancia, un auténtico acto de
terrorismo literario y una de las experiencias intelectuales más estimulantes a las que el
lector actual de ciencia ficción se puede enfrentar.
Cuenta la historia de Guly Foyle que, encontrándose en medio de los
restos de un accidente espacial, ve cómo una nave que pasa cerca de él lo ignora y lo
abandona a su suerte. Lejos de hundirse en la más absoluta desesperación, decide hacer
esfuerzos sobrehumanos por sobrevivir y vengarse de la tripulación de esa nave que,
deliberadamente, lo ha dejado tirado en medio del espacio. A partir de ahí la novela se
desarrolla con un ritmo trepidante (bueno, trepidante no es el adjetivo exacto, pero sí
el que más se acerca) donde Foyle, cegado por su ansia de venganza, se ve transformado en
una bestia amoral y despiadada...
LEMD es una novela escrita a mediados de los años 50 que no
ha decaído absolutamente nada; sigue resultando fresca y fascinante, todo un ejemplo de
pulso narrativo y de despliegue de tramas y personajes. Bester, en su empeño por
sorprender al lector, mete a su sufrido Montescristo del siglo XXII en situaciones cada
vez más delirante y descabelladas, hasta el perfecto colofón que viene al final del
libro.
No sé qué debió suponer la lectura de esta obra para el lector de
mediados de los años 50. Sólo se me ocurre que debió ser algo comparable a aquellas
personas que a finales de los 70, sumidos en el embotamiento del rock sinfónico,
escuchaban por primera vez a los Sex Pistols. Sí que sé lo que supone para el
aficionado de hoy en día: la lectura de un clásico imprescindible que no se olvida.
Raúl Ruiz (Nemes)
Tropas del espacio
(1959) – Robert A. Heinlein
Ediciones B – Nova nº 104 – 1998
Quizás ésta sea la mejor novela de ciencia ficción sobre el mundo
militar, con permiso del ciclo Dorsai y de La paja en el ojo de Dios. Se
trata de uno de los clásicos más célebres y no haberla leído implica inevitablemente
perderse innumerables conversaciones eternas y sin solución. En ella se relatan las
aventuras de un joven recluta en una sociedad cuyo derecho al voto pasa por el servicio
militar: sólo quien está dispuesto a luchar por su país tiene derechos en él. La
rigidez del sistema queda justificada por la guerra mantenida contra una raza
extraterrestre muy belicista, base de una trama con diversas escaramuzas y batallas.
Mucho se ha discutido sobre las ideas de Heinlein en este sentido:
¿fascista, luchador...? En ningún momento se critica al débil ni se le quitan los derechos
fundamentales. Por otro lado, contemplamos el desarrollo de un ejército duro, a partir
del cual leeremos controvertidas apologías del castigo físico y psicológico.
La mejor manera de disfrutar esta polémica novela pasa por
contemplarla como lo que fue en su origen: un relato de aventuras muy entretenido,
coherente con sus propios principios a lo largo de todo su desarrollo. Creyera o no el
autor en sus postulados, desde luego la verosimilitud de esta "utopía" impresiona como
ninguna otra; quizá por eso llama más la atención que otras obras más duras y polémicas.
En cuanto a su técnica, no existen grandes personajes, pero sí un ritmo formidable y una
excelente muestra de cómo plasmar la evolución de un protagonista, por plano que sea.
¿Lo más destacado? Los momentos de acción, con unas armaduras de
combate memorables y una divertida visión de lo que podrían ser las guerras del futuro.
Aunque la adolescencia sea la mejor edad para afrontar su lectura,
nadie debe obviar esta novela que suele ser incluida entre las mejores de ciencia ficción.
Fernando Ángel Moreno (FernandoAngel)
Estación de tránsito
(1963) – Clifford D. Simak
Minotauro –Minotauro Kronos – 2003
Siempre que me preguntan qué libros recomendaría a alguien
que quiera adentrarse en la ciencia ficción, improviso una lista en la que de cuando
en cuando varía algún título. Los gustos cambian. Pero a lo largo del tiempo
Estación de tránsito siempre ha sido un fijo. Y eso a pesar de que el
recuerdo que tenía de esta novela era muy antiguo, de mis primeros tiempos como
lector de género. Más que la historia en sí, recordaba la grata sensación que me
había producido su lectura; el tantas veces nombrado "sentido de la maravilla" se
desplegaba en todo su esplendor. Me lo he releído ahora, temiendo que el paso del
tiempo me hiciera pensar de distinto modo. Pero no, todo lo que recordaba estaba
allí. Y he vuelto a revivirlo con esta segunda lectura.
La historia: Enoch Wallace vive en una granja en Wisconsin. Es
un hombre solitario de apariencia normal que de pronto llama la atención de la CIA.
¿Los motivos? Tiene más de cien años, aunque no aparenta más de treinta. Por
supuesto, Enoch es mucho más de lo que aparenta. Es el guardián de una estación de
tránsito galáctica camuflada en lo que una vez fue su hogar, ahora una escala más en
la línea de transporte alienígena que comunica la galaxia y a la infinitud de especies
que la habitan. Y después de un siglo de relativa calma, la tranquilidad de la estación
está a punto de quebrarse para siempre…
La obra está narrada con suave lirismo y un toque nostálgico que
le da profundidad. Otro acierto es el personaje principal, Enoch Wallace, un hombre
solitario que vive entre dos mundos sin sentirse parte de ninguno de los dos, angustiado
por los recuerdos de la Guerra Civil en la que tomó parte y por los indicios de que
una nueva guerra, quizá la última, se está aproximando. A resaltar la primera parte de
la novela, donde asistimos a un magistral despliegue de continúas maravillas. Ante
nuestros ojos pasan las más diversas razas alienígenas, los artefactos más extraños,
ciencias y artes extraterrestres a cada cual más evocadora...
Estación de tránsito, que ganó el Hugo en 1964, es, sin
duda, uno de los mejores libros de ciencia ficción que se han escrito jamás.
José Antonio Cotrina (Larnax)
Playa terminal
(1964) – J. G. Ballard
Minotauro – 2000
¿No has pensado que hay un sector de la imaginación que no tiene
espacio en las clasificaciones de géneros? Hablo de visiones que no son pesadillas de
terror, que no se ajustan a esquemas del space opera, que no tienen la
exhaustividad de la ciencia ficción dura, que no se corresponden a escenarios míticos de fantasía.
Sueños de mundos que están a la vuelta de la esquina del nuestro, en el tiempo, en el
espacio... No somos pocos los que pensamos que la ciencia ficción es también el cajón genérico en
el que tienen cabida esas visiones. Y su santo patrono es sin duda J. G. Ballard. Tiene
tantos detractores como admiradores; pero quienes disfrutamos de sus obras, terminamos
sus libros –y, sobre todo, sus mejores relatos– con la sensación de que nos ha sido
desvelada una parte de las esperanzas o los temores que se albergan en nuestro
inconsciente, en forma de imágenes que nos acompañarán durante mucho tiempo.
Playa terminal es el volumen que reúne una mayor cantidad
de los buenos relatos de Ballard, y también de los más asequibles. Por ejemplo, "El
gigante ahogado", en el que un gigante aparece varado en una playa para despertar
primero curiosidad, y poco a poco indiferencia entre los habitantes del lugar;
"Bilenio", una de las mejores historias sobre superpoblación; "El hombre iluminado",
en el que la Tierra comienza a cristalizarse empezando por Florida; o "El delta en
el crepúsculo", con sus poderosas imágenes de una selva que sirve de cárcel al
protagonista. Todas estas historias son de las que, tras pasar por el pensamiento,
dejan poso y vuelven de cuando en cuando al consciente. Aunque también puede ser que
no ocurra así, y que no seas de las personas a las que Ballard deja huella. En
cualquier caso, te aconsejo comprobarlo con estos cuentos.
Julián Díez (Julian)
Dune
(1965) – Frank Herbert
Plaza y Janés – Jet nº 261–1 – 2002
Dios creó Arrakis para probar a los fieles. Esta frase define
por completo Arrakis, también conocido como Dune, un planeta en el que el agua escasea y
es tan importante como la propia vida. Origen de la Melange, la especia geriátrica, unos
de los mayores bienes del universo. Un planeta dominado por las Casas imperiales, pero
cuyos secretos sólo son conocidos por los Fremen, los hombres libres del desierto
profundo.
A Arrakis llega la Casa Atreides, con la orden imperial de controlar
la producción de especia, aun sabiendo que sus enemigos, los Harkonnen, intentarán hacerse
con su control. Entre los Atreides se halla el heredero del Duque Leto, Paul, un joven
muy prometedor, entrenado bajo la tutela de su madre, una bruja Bene-Geserit. Con la ayuda
de su aprendizaje y la influencia de la especia, Paul sobrevivirá a las intrigas Harkonnen
y se convertirá en Muab’Dib, profeta, mesías y mártir de los Fremen, poniendo en marcha
una Jihad que no sólo se enfrentará a los Harkonnen, sino cuyo destino será conquistar el
universo.
Dune es una obra compleja pues en ella hay lugar para la
evolución del individuo y la predestinación, la fe, la reflexión filosófica y religiosa,
las intrigas políticas, las repercusiones morales de la política, la vida y la muerte, el
día a día de una sociedad que nos es completamente ajena, el odio y el amor. Y, por encima
de todo ello, Arrakis, el desierto, inunda completamente nuestra imaginación en un rico
ecosistema en el que todo encaja en su lugar. Asimismo, es el arquetipo de la novela
aventurera: aúna la acción y la emoción con la reflexión, manteniendo el sentido de la
maravilla en cada una de sus páginas.
Si hay una novela para iniciarse en la ciencia ficción, considero que
debe ser Dune.
Pau Martínez Medrano (blackonion)
Flores para Algernon
(1966) – Daniel Keyes
Acento Editorial – Club Acento nº 12 – 1997
Cuando Daniel Keyes fue a recibir el premio Hugo a la mejor novela
corta de manos de su amigo Asimov, el buen doctor le preguntó cómo había conseguido
escribir esa obra maestra titulada Flores para Algernon. El propio Keyes admitió
que no tenía ni idea. Y es que resulta difícil explicar cómo se puede resumir tanta
belleza en apenas doscientas páginas.
El libro nos muestra la evolución de un retrasado mental, Charlie
Gordon, con el que se experimenta una nueva técnica para aumentar la inteligencia que
sólo ha sido probada hasta el momento en animales. El mejor exponente de la mejora
conseguida es el ratón Algernon. A través de los informes de progresos que el
propio Charlie escribe, asistimos a su evolución en el uso del lenguaje, que nos
permite atisbar su evolución interior. Poco a poco, se va dando cuenta de que la
inteligencia que con tanta ansia buscó no le ha traído la felicidad, más bien al
contrario, ya que se percata de que aquellos que con anterioridad le trataban bien,
en realidad sólo le despreciaban por su discapacidad. Y Algernon, el ratón con el que
en un principio competía y que le superaba ampliamente, al que odiaba por ser tan listo,
se convierte paulatinamente en su único acompañante, a la vez que en un aviso de lo que
su futuro puede depararle.
La evolución intelectual de Charlie no lleva, por desgracia,
aparejada la madurez necesaria para afrontar la vida adulta. Lo que todas las personas
desarrollamos a través de años por nuestra propia experiencia, se le viene encima como
un alud de sensaciones que no puede controlar. La personalidad sensible de Charlie,
siempre amable y cuidadoso con los demás para no estorbar, se ve irremediablemente
desplazada por un endiosamiento debido a su ilimitada capacidad intelectual, que le
hace ver a los demás como inferiores. Pero esta situación sólo puede tener un final;
cuando se alcanzan las más altas cumbres, lo único que queda es el camino de descenso.
Leticia Lara (Potato)
Ubik
(1969) – Philip K. Dick
La Factoría de Ideas – Solaris ficción nº 3 – 2003
Aquellos que comienzan con la lectura de ciencia ficción y que
quizá se sientan atraídos por el Philip K. Dick de Minority Report, Desafío
total o Blade Runner, deberían saber que los elementos futuristas de diseño,
los efectos especiales y los alardes tecnológicos son casi exclusivamente añadidos
cinematográficos. Los mundos en los que nos introduce Dick son oscuros, decadentes y
desesperanzadores. Sus héroes son personas corrientes que tienen muy poco que ver con
la gente guapa de Holywood. Veamos, por ejemplo, a Joe Chip, el protagonista de
Ubik: un hombre normal, ahogado por las deudas, que amanece cada día envuelto
en resaca de narcóticos y cuyo apartamento requiere monedas hasta apara abrir la
puerta. Quizá lo único bueno de su vida sea su trabajo como técnico de mediciones de
campos psi en una corporación dedicada al contraespionaje psíquico, codirigida por
el Sr. Rucinter y su esposa, aunque ella no interviene salvo en casos extremos, porque
está muerta, conservada en semivida en uno de los miles de oratorios que pueblan el
mundo. En ellos los vivos, provistos de micrófono y auricurales, pueden hablar con
sus deudos. Pero, eso sí, con prudencia, porque la semivida se desgasta cada vez que
se establece comunicación.
En este escenario comienza una trama con tintes de thriller
que es utilizada por Dick para poner de manifiesto sus grandes obsesiones: la decadencia
del capitalismo, las drogas, el solipsismo, la divinidad, la paranoia, la inconsistencia
de la realidad..., muchas de ellas de forma tangencial y otras abiertamente. Pese a todo,
Ubik es un libro entretenido, de fácil lectura, con momentos muy divertidos.
Una sucesión de cajas chinas donde nada es lo que parece. ¿Y qué es Ubik? Que cada uno
saque su propia conclusión y, tal como dice la publicidad: "¡Déjese deslumbrar por
Ubik! Totalmente inofensivo si se aplica según las instrucciones."
Lessa
Mundo anillo
(1970) – Larry Niven
La Factoría de Ideas – Solaris ficción nº 11 – 2003
Mundo anillo es eso: un anillo de dimensiones gigantes que gira
sobre sí mismo alrededor de un sol. Recientemente descubierto nadie ha estado aún en este
enigmático cuerpo. Los protagonistas son dos humanos (uno de los cuales goza de una gran
suerte, aspecto que ha heredado genéticamente), un titerote (un ser cobarde pero astuto)
y un kzinti (especie guerrera por naturaleza), que se embarcan en un viaje hacia el nuevo
mundo. Después de un aterrizaje forzoso en la cara interior del anillo la nave queda
maltrecha y juntos deberán viajar por su superficie para explorarlo y, también, encontrar
la forma de salir de él.
Larry Niven describe en su novela más conocida un mundo anular con
todo lujo de detalles. Quien (o lo que) fuera que lo construyó tuvo en cuenta todos los
aspectos en su diseño para que se asemejara a un planeta: su estructura, su composición, la
gravedad, el día y la noche... Pero no se limita a hacer una mera disección del "objeto".
También construye todo un universo: la sociedad del planeta Tierra, otras civilizaciones,
el futuro de la Vía Láctea...; desvela el motivo por el que son escogidos los protagonistas
para realizar el viaje; juega con el choque que supone el contacto entre diferentes
culturas;... Estos elementos y muchos más harán que el lector quede enganchado al libro
desde las primeras páginas. Después de todo Mundo anillo es un referente en la
ciencia ficción hard y en el space opera. Los tres premios que consiguió
en 1971 (Hugo, Nebula y Locus) dan fe de ello.
Gael Piguillem (Kenset)
A vuestros cuerpos dispersos
(1971) – Philip José Farmer
Ultramar – Grandes éxitos bolsillo nº 2 – 1982
Si la ciencia ficción es literatura de ideas, aquella en la que
se basa A vuestros cuerpos dispersos merece sin duda estar entre las diez mejores
que ha dado el género en toda su historia.
Imaginad: todo ser humano que alguna vez haya vivido y muerto sobre
la Tierra despierta un día, completamente desnudo y afeitado, en la superficie de un
gigantesco planeta atravesado por un no menos gigantesco río de más de treinta y dos
millones de kilómetros de longitud. Nadie sabe por qué ha resucitado allí y, sobre todo,
qué ser o seres todopoderosos lo han llevado allí. Impresionante ¿no?
Philip José Farmer pertenece a esa clase de autor que podríamos
llamar "montaña rusa". De grandes picos de creación (tampoco muchos, para qué vamos a
engañarnos), ha pasado con suma facilidad a profundas e ignominiosas simas. Pero en esta
su obra magna Farmer ha sabido aprovechar la gran idea de partida para construir una novela
trepidante, de maravillosas aventuras desarrolladas a un ritmo frenético.
Otra gran idea –utilizar como protagonistas a personajes históricos–
le sirve para que por sus páginas se paseen como si tal cosa desde Richard Burton (el
aventurero, no el actor) hasta Mark Twain, pasando por la Alicia de Carroll, el
cowboy–actor Tom Mix y hasta el mismísimo Hermann Goering.
Entre sus defectos –que los tiene– se pueden contar la poca definición
de los personajes principales y su estrepitoso fracaso a la hora de continuar la saga. Las
varias continuaciones de la novela siguen un proceso de decadencia que casi roza el
ridículo en las últimas entregas. Simplemente, no sabe cerrar satisfactoriamente el
misterio de los artífices del Mundo del Río.
Todo ello no obsta para que, tratada como obra única y obviando sus
continuaciones, A vuestros cuerpos dispersos pueda considerarse sin rubor como una
de las cumbres de la ciencia ficción de aventuras del siglo pasado.
Francisco Javier Vidiella (fjvidiella)
Muero por dentro
(1972) – Robert Silverberg
La Factoría de Ideas – Solaris ficción nº 18 – 2001
Robert Silverberg es uno de los autores mas prolíficos que ha dado el
género y sus novelas han tocado prácticamente todas las temáticas clásicas. Su labor ha
sido reconocida tanto por la crítica especializada como por millones de lectores. En su
haber tiene 5 premios Nebula, 4 Hugo y 7 Locus, así como una infinidad de galardones más.
Entre sus obras más célebres se encuentran Regreso a Belzagor, El hombre en el
laberinto o Alas nocturnas, por nombrar unas pocas. Pero a mi entender su mejor
novela es Muero por dentro.
David Selig es telépata. Tiene la habilidad de leer los pensamientos
de la gente que le rodea pero no de proyectar los suyos propios. Este don, que ve como una
maldición, le ha convertido en un paria, un ser al margen de la sociedad que, lejos de
permitirle integrase mejor, le ha aislado. Ahora, esta capacidad está despareciendo. Selig
nos narra en primera persona diferentes episodios de su vida en los que nos muestra cómo
este poder le inspira, cuando lo usa, animadversión y vergüenza, pero cómo su pérdida le
aterroriza aún más.
Silverberg consigue ofrecernos una novela narrada de forma no lineal,
en la que la vida de Selig nos es mostrada sin ningún filtro. Asistimos a sus alegrías y
miserias como espectadores de primera fila. Nos adentramos, como si tuviésemos el mismo
poder, en lo más profundo de su alma. Consigue, a pesar de la aparente complejidad de su
estructura, narrar de forma amena y sencilla (no simple) una historia cautivadora y hermosa
que nos hace meditar sobre la forma en que nos integramos en el tejido de la sociedad o
cómo funcionan las relaciones humanas. Una obra maestra.
José Yofre (Orionknight)
Los desposeídos
(1974) – Ursula K. Le Guin
Minotauro – Minotauro biblioteca de autor – 2002
Aparentemente, a primera vista, el tema del que trata esta novela
es algo simple. Un científico que pertenece a un mundo que vive enfrentado y en oposición
a otro, hace un descubrimiento que todos ambicionan. A partir de aquí se hace un viaje
por toda la vida de este científico, Shevek, por sus motivaciones y sus reflexiones. Al
final comprenderemos que, quizás, lo que tiene que ofrecer va mucho más lejos de las
aplicaciones técnicas de su descubrimiento, y se entierra profundamente en las
necesidades, aspiraciones y problemas de la humanidad.
Nunca un libro ha reflexionado ni hecho reflexionar más acerca de
la naturaleza humana y temas tan diferentes como los sistemas políticos o la naturaleza
del tiempo. Es un libro que no puede dejar indiferente, de grandes amores y grandes odios,
como un mirador a las pasiones humanas, a la ambición, al egoísmo, al sufrimiento y al
sacrificio. Y, sobre todo, es la respuesta a la pregunta que la mayoría nos hemos hecho
en algún momento de nuestras vidas: si es la política la que corrompe al individuo o es
un producto de la propia humanidad. La respuesta de Le Guin es a la vez dulce y dura,
una respuesta que uno no encuentra, sino que se gana, al llegar a la última página.
Pero hasta aquí sólo hablamos de la primera capa de lectura.
Los desposeídos tiene varios niveles más. La gran vitalidad de los personajes
nos lleva cuestiones mucho más personales, nos enfrenta a lo que pensamos sobre el amor y
la comunicación, y especialmente, a la enorme necesidad de perdón que todos tenemos, de
perdonarnos a nosotros mismos y a los demás. Podría sonar excesivo, pero es tan completo
que, más que una lectura, es una experiencia a la que uno se somete, para bien o para
mal. No es un libro fácil, pero sin duda imprescindible para cualquier aficionado. Pocas
creaciones de una sociedad futura han sido tan verosímiles y tan "humanas" como ésta.
María Jesús Sánchez (Starhawk)
La guerra interminable
(1974) – Joe Haldeman
Edhasa – Nebular 3ª época – 2002
Una confesión previa: me encanta Heinlein, me lo paso pipa con Niven
y Pournelle y flipo con una batallita espacial bien contada, de las de "sangre hasta las
rodillas" y "no haremos prisioneros". Todo esto sólo sirve para avergonzarme un tanto:
uno es los suficientemente mayorcito como para saber que eso de las guerras no es un
juego, sino una tragedia con mayúsculas. Por desgracia, parece que muchos autores de
ciencia ficción no lo tienen tan claro y los imitadores baratos de Heinlein y, digámoslo
a las claras, con un maloliente tufo fascistoide, son la norma más que la excepción.
Quizás por todo eso, un libro como éste sea una auténtica bendición.
Haldeman es un artesano capaz que consigue montarse un conflicto interestelar realista y
narrar con gran fuerza un par de batallas sobrecogedoras, de las mejores del género. Pero
nuestro autor no es ningún adolescente de Dakota con acné que sabe del tema bélico por lo
que le contaba su abuelo. Veterano de Vietnam, herido allí por una mina, conoce de sobra
la esencia de la guerra: que no resuelve nada y que sólo consigue sufrimiento y dolor
entre los que combaten.
Esa sabiduría queda perfectamente reflejada a lo largo de todo el
libro. La lucha entre la humanidad y los taurinos es un perfecto ejemplo de los horrores
de la guerra, no sólo por las bajas entre los soldados, fruto de los errores del alto
mando o de la ineficacia de los oficiales o las tácticas, sino por el estricto
aplicamiento de la física einsteiniana. El tiempo fluye distinto para los combatientes y
los civiles de la Tierra, y los veteranos vuelven a casa descubriendo que, 200 años o
más después de su partida, ésta bien poco tiene que ver con la que dejaron atrás. Nunca
la literatura ha sido capaz de crear una metáfora tan poderosa sobre lo difícil que resulta
la reinserción en la vida civil de un ex-combatiente.
De hecho, algún crítico de prestigio ha llegado a decir,
paradójicamente, que La guerra interminable es la mejor novela sobre Vietnam nunca
escrita. Yo no me atrevo a tanto pero sí que puedo asegurar que, como novela bélica (que
no belicista) impregnada de sabio izquierdismo y crítica, ejemplo de ciencia ficción
hard e historia romántica, es insuperable. En fin, que veo complicado encontrar
nada más en el género que sume tantas virtudes y tan escasos defectos.
Iván Fernández Balbuena (cebra)
Pórtico
(1977) – Frederik Pohl
Ediciones B – VIB nº 289-2 – 1999
En Venus el hombre ha encontrado vestigios de una civilización
alienígena extremadamente avanzada, a la que denominan Heechees. Entre los restos aparece
un mapa de nuestro propio sistema solar donde, además de los astros conocidos, se entrevé
un pequeño punto cerca de Venus que no obedece a nada conocido hasta la fecha. Tras
investigarlo se descubre que es un hangar lleno de naves espaciales que, después de
siglos, siguen funcionando a la perfección. Sin embargo desafían todos los intentos de
los humanos por ser dirigidas a un punto concreto: su destino es desconocido y nadie sabe
cuánto durará el viaje. Es Pórtico. Como en una ruleta rusa, no faltan personas dispuestas
a introducirse en las naves para ponerlas en marcha y, más rápido que la velocidad de la
luz, ir a donde les lleven. A muchos les espera una muerte atroz, a unos pocos la gloria
de un nuevo descubrimiento. Como dice el narrador en un momento de la novela: "Dentro
de Pórtico, estaban las estrellas".
Escrita en 1977 con una estructura narrativa bastante particular,
Pórtico sigue conservando, sin el menor rastro de fatiga, el sentido de la maravilla
que ha hecho de esta novela una de las más reeditadas de toda la ciencia ficción. Ganadora
de los principales premios del género, es sin duda uno de los grandes clásicos. Es de esas
novelas que se leen de un tirón y, aunque da comienzo a una saga que quizá no está a la
altura, es difícil resistirse a saber qué ocurre con los Heechees. Dónde se fueron, por
qué lo hicieron, qué aspecto tenían... Es muy posible que al lector le ocurra como a un
científico de la novela al que le preguntan donde fueron los miembros de esta raza y que
responde así: "Jovencita, esto no me deja ni hacer pis"
Santiago Díez San José (Santiago)
Neuromante
(1984) – William Gibson
Minotauro – Minotauro bolsillo – 2002
"El cielo sobre el puerto tenía el color de un televisor
sintonizado en un canal muerto..."
Así comienza nuestra novela, así entramos en un mundo enloquecido,
distorsionado, en el que nada es lo que parece, en el que nos movemos con miedo,
aterrorizados, temiendo que de cualquier esquina surja una nueva amenaza que nos devore
sin remedio... Este es el universo de Neuromante, el lugar al que llaman El
Ensanche, una inmensa megalópolis en la que todo se compra y se vende, en la que la
vida no tiene más valor que un chip de ordenador o una ampolla de la última droga de
diseño. Por sus callejones sucios y oscuros se mueve Case, vaquero de la Red caído en
desgracia, que vive en un mundo de pesadillas inducidas por los cócteles alucinógenos
y anfetamínicos que se mete en el cuerpo, todo para olvidar que nunca más accederá al
ciberespacio, que acabará sus días en algún lugar del mundo real, pasto de los
buscavidas que pueblan este desquiciado momento de la historia humana...
Gibson fue el profeta, el que imaginó el mundo de las redes de
información, el que acuñó los términos que ahora todos utilizamos. Para leer este
relato oscuro y enrevesado hay que retroceder veinte años, y pensar que vivimos en
un mundo sin Internet, sin móviles, sin cable, sin televisión digital... Entonces
podremos degustar estas líneas desgarradas, esta crónica de la frontera inserta en
un mundo que, por aquellos entonces, era tan fascinante para los lectores como la
Puerta de Tanhausser, o las nubes estelares más allá de Orión... Aún hoy, sigue
ejerciendo su influencia. No nos engañemos: Matrix, o Ghost in the
Shell nunca hubieran visto la luz sin las premoniciones vertidas en esta crónica
del futuro cercano.
Los avances tecnológicos han devorado las profecías de Gibson,
y Neuromante ha sido su víctima más inmediata. Sin embargo, sigue siendo una
novela imprescindible, un pilar absoluto de la ciencia ficción moderna. Extraña,
sobrecogedora, a ratos incomprensible (debido en parte a la traducción española,
no demasiado afortunada), visionaria, agobiante, ominosa... Ningún aficionado puede
privarse de esta experiencia radical: la amaréis o la odiaréis, no existe el término
medio.
Joaquín Revuelta (koyote)
El juego de Ender
(1985) – Orson Scott Card
Suma de letras – Punto de lectura nº 80–2 – 2000
Sin ser el mejor libro de ciencia ficción de la historia, ni
estar entre los mejor escritos, El juego de Ender cuenta, en mi opinión, con
razones de peso para estar en esta lista, siendo uno de esos títulos totalmente
recomendables para una persona que se quiera iniciar en la ciencia ficción –especialmente
si es joven– y no salir defraudado.
Orson Scott Card nos narra la historia de Ender Wiggin, un niño
con una inteligencia fuera de lo normal, que es seleccionado por su gobierno junto
con un grupo de élite –niños y adolescentes– para combatir en un futuro cercano
contra los Insectores, raza alienígena enfrentada a los humanos por el control del
universo. Es, además, el primer libro de una saga que parece no tener fin, compuesta,
actualmente, por 7 libros, los cuáles no llegan a alcanzar la calidad de éste, así
que su lectura la podríamos dejar como "optativa".
Avalado por diversos premios literarios, el libro tiene como
puntos a su favor lo bien narrado que está, no llegando en ningún momento a aburrir,
el tener ideas nuevas (para la época), de enorme imaginación, y una gran sorpresa
final. Ciencia ficción en toda regla pero siguiendo el esquema clásico de la literatura
de aventuras, y donde el elemento psicológico y el afán del protagonista por hacerse
respetar, siendo mucho más inteligente que sus compañeros (Ender tiene en el libro
entre 6 y 9 años), juegan un papel muy importante. Podríamos resumir el libro como
"el nacimiento de un líder".
Un clásico, en fin, que supuso un gran éxito de ventas y que
aún hoy en día resulta un "imprescindible".
David Fernández (cYbErDaRK)
Hyperion
(1989) – Dan Simmons
Ediciones B – Byblos ciencia ficción – 2004
Es imposible hablar de Hyperion sin hacer referencia también
a su continuación, La caída de Hyperion. Ambas componen una única historia, y
sólo con la lectura del primero ésta queda inconclusa. Aun así, son bastante diferentes:
mientras que Hyperion está compuesta por los relatos que se cuentan entre sí
siete peregrinos que acuden a un distante planeta, permaneciendo en un segundo plano
el desarrollo de la historia "principal", la segunda es una novela al uso, en la que
se nos descubre las relaciones existentes entre las narraciones de los peregrinos y
cómo afectan al devenir de la historia.
Este conjunto forma una de las más completas y complejas
historias que ha dado la ciencia ficción. Completa porque Dan Simmons
cambia constantemente de registro, relatando historias a modo de space opera,
cyberpunk, terror,... Y compleja porque introduce tantos conceptos históricos,
económicos, religiosos, literarios... que resulta prácticamente imposible atar todos
los cabos que teje en la novela. Uno siempre tiene la certeza de que se le escapa
algo, que le faltan muchos detalles para llegar a conocer el Universo de la Hegemonía.
Y, como guinda, tiene uno de los villanos más carismáticos de la ciencia ficción:
El Alcaudón. Un personaje tan enigmático como apasionante; una máquina de matar y
provocar dolor, cuyas intenciones no están nada claras; una mole metálica capaz de
campar a sus anchas por el tiempo, cuya presencia se percibe en casi todo momento,
teniendo la sensación de que puede aparecer en el momento más inesperado. Sencillamente
aterrador.
Ignacio Sánchez Díez (nasandi)
El libro del día del juicio final
(1992) – Connie Willis
Ediciones B – VIB nº 244–1 – 1997
Dentro de la ciencia ficción existe todo un subgénero que
centra su existencia en los viajes en el tiempo. Hay narraciones de todo tipo, desde
las basadas en profundas descripciones mecánicocuánticas hasta aventuras sin freno y
ningún intento de verosimilitud. Connie Willis utiliza en El libro del día del
juicio final los clichés más usuales de esta temática para, sin entretenerse
demasiado en explicar su funcionamiento, crear una apasionante historia de personajes.
En un futuro cercano se puede viajar al pasado y se utiliza
académicamente para estudiar in situ la Historia. Así se envía a Kivrin, una
modélica estudiante, al año 1320 para una visita rutinaria. Pero el lanzamiento sale
mal y termina en 1348, justo al comienzo de la plaga de la Peste Negra en Inglaterra.
Simultáneamente, en su tiempo comienza una epidemia que causa estragos mientras sus
compañeros intentan rescatarla del pasado.
Esta trama simple sirve a Willis para presentar unos
protagonistas reales, que sufren, rezan, lloran, luchan, enferman, se divierten, sufren
y mueren. Y en ello reside el mayor acierto de la novela: tenemos unos personajes que
involucran al lector en la narración. A través de esta implicación se contempla el
cambio de perspectiva de la protagonista, que de considerar a los observados como
animales en un zoo pasa a comprometerse emocionalmente con ellos (a la vez que el
lector), al darse cuenta de que son seres humanos con sus deseos y miedos, y no un
simple objeto de estudio. Asistimos a su desesperación y su dolor frente a la
impotencia que siente ante la plaga que acaba con aquéllos a las que ha llegado a
querer. Y a la vez, en una especie de juego de espejos, vemos la desesperación de
los académicos del futuro al intentar recuperarla Si a eso le sumamos la maestría
en el arte de narrar de Willis, estamos ante una de las grandes obras del género.
Daniel Gonzalo (dgonzalod)
Antología de la ciencia ficción española 1982 – 2002
(2002) – Varios autores
Minotauro – Minotauro Kronos – 2002
Este es un libro del todo imprescindible que nos mostrará
claramente dos cosas: primero, la ciencia ficción y la fantasía españolas no tienen
nada que envidiar a las americanas. Segundo, es posible realizar antologías: hay
disponible material excelente para ello. Nada de esto hubiese sido imaginable
hasta hace poco sin despertar una cierta sonrisa condescendiente por parte de
muchos. El motivo es simple: el género fantástico parece que empieza a desprenderse
de ese sambenito tan pesado que recayó sobre él el día que nuestro congénere, el señor
Cervantes, se encargó de enviarlo a las catacumbas del prestigio cultural.
Aunque el título indica que es una recopilación que abarca dos
décadas, la mayor parte de las narraciones son de la década de los noventa,
constituyendo una más que notable representación del estado actual de nuestra
literatura de género. En la antología podremos encontrar desde escritores de renombre,
como César Mallorquí o Elia Barceló, hasta jóvenes promesas como José Antonio Cotrina,
que han entrado por la puerta grande en los últimos años.
No es posible sintetizar en tan corto espacio el contenido de
todas las historias, aunque quisiera destacar aquellas que, personalmente, me resultaron
más fascinantes y me llevaron a buscar más obras de sus autores: "El rebaño" de César
Mallorquí, un delicioso relato a lo Simak; "El bosque de hielo", de Juan Miguel
Aguilera, sugerente y fascinante; "El centro muerto", de León Arsenal, con un lenguaje
y estilo únicos y diferentes; "Un jinete solitario", de Rodolfo Martínez,
cyberpunk asequible pero nada simple; y, finalmente, mi favorito, el que me dejó
alucinado, una de las piezas más fascinantes que he leído en mi vida: "Entre líneas" de
José Antonio Cotrina, que me convirtió en un incondicional de su obra.
La recopilación, que toca diferentes registros y géneros (fantasía,
hard, cyberpunk, space opera...), se complementa y disfruta aún más
gracias al estudio de Julián Díez sobre la historia de la ciencia ficción española y
sus comentarios introductorios a los diferentes autores. Indispensable para los que creen
que en el mundo hay más culturas que la anglosajona.
Enríc Quílez (yarhel)
Nota: De todos los títulos seleccionados hay tres
que no son conseguibles en las librerías habituales: A vuestros cuerpos
dispersos, El libro del día del juicio final y Pórtico. Sólo son
accesibles a través de librerías de segunda mano, o a través de internet mediante
páginas web como
www.iberlibro.com
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