Por Oneiromancer, Julio 2004
Nota: Esta crítica fue escrita en Septiembre de 2003 y, por motivos de
programación de portada, no ha podido aparecer hasta ahora.
El quinto libro en la saga de Harry Potter es sin duda la novela más
esperada del año. Lectores de todas las edades alrededor del mundo han aguardado con gran
expectación por casi tres años, y no les ha importado el precio del tomo para hacer
órdenes anticipadas y largas filas en las librerías ahora que está disponible.
Las causas para tanta anticipación son varias: Para empezar está la
tardanza de J.K. Rowling al escribir esta entrega. La autora decidió tomarse un descanso
para cuidar a su último bebé; además perdió mucho tiempo al supervisar la adaptación de
las películas y al final padeció de bloqueo creativo por unos meses más. Por otro lado
está la anticipación por la historia misma, ya que el final del cuarto libro es el más
intrigante y angustioso hasta ahora, creando gran especulación entre los fans. Finalmente
tenemos la popularidad creciente de la serie, pues el lapso de espera entre los últimos
dos volúmenes se sitúa precisamente en la época en que se estrenaron las primeras dos
versiones cinematográficas.
Rowling avivó la especulación al anunciar la muerte de un personaje
importante, lo cual pudo ser un acierto publicitario, pero me parece, por el momento en
que se da, que literariamente fue un grave error hacer esta revelación. Poco antes del
lanzamiento del libro aparecieron varias versiones apócrifas, cada una con su teoría de
quién sería el personaje en desaparecer de la historia; algunos de estos textos son
divertidos aunque no muy convincentes. El simple hecho de que más de un fan haya
dedicado su tiempo a escribir novelas de más de 100 páginas, ya sea por aburrimiento,
fanatismo o broma, habla mucho de la popularidad de la serie.
No niego que terminé leyendo pasajes de estos libros
experimentales buscando el verdadero en internet, pero la búsqueda no terminó hasta
un día después del lanzamiento oficial del libro, tiempo que les tomó a los piratas
capturarlo para su distribución gratuita. Antes de que alguien ponga el grito en el
cielo debo decir que tengo contemplado comprarlo, pero sólo cuando aparezca en pasta
blanda. Actualmente ya se pueden encontrar versiones traducidas por los mismos
fanáticos, e incluso una traducción que se anuncia como la oficial.
La siguiente reseña, por obvias razones, está hecha basándose en
el libro original en inglés, así que no puedo hablar sobre la traducción. Sé que el
cuarto libro fue traducido por un equipo diferente del que trabajó en los tres primeros,
y que hubo algunas diferencias notorias en adaptación. Esperemos que con el tiempo que
han tenido hayan logrado un mejor resultado para La Orden del Fénix.
Harry Potter y la Orden del Fénix es el libro más oscuro
hasta ahora en la serie. Como todos los tomos anteriores, trata sobre el camino de
Harry hacia la madurez, pero en éste precisamente encontramos a Harry en la parte más
difícil de ese proceso; con quince años cumplidos, su personalidad empieza a tomar
una forma más definida, una mezcla entre la simpleza de su heroísmo y los desencantos
que recibe durante éste, su quinto año en la escuela Hogwarts.
El estilo literario es el mismo que en los libros anteriores;
tiene un poco de ingenio, un poco de dramatismo y mucho de ese sentido de suspenso
que se le da tan bien a Rowling. Con esto último me refiero a la estructura misma de
todos sus libros, la cual no permite dejar de leerlos hasta terminar. Siempre introduce
dudas que no se resolverán hasta cientos de páginas más tarde, incluye historias
paralelas para retrasar la escena que estamos esperando, ata un cabo para dejar dos
sueltos, y así sucesivamente. Me parece que la habilidad de Rowling para hacer
literatura entretenida y adictiva es tan importante para su popularidad como la misma
historia que ha creado. He leído cada una de las novelas de Harry Potter en una sola
noche, sin parar en absoluto... hasta ésta.
Una de las razones más obvias para que este libro no tenga una
lectura tan fluida es el volumen mismo del tomo, con más de 800 páginas en la versión
en inglés. Es probable que en español tenga más de 1000, un número parecido al de los
tres tomos de El Señor de los Anillos. Me ha parecido curioso, y celebro a
Rowling por sostenerlo, el hecho de que cada uno de los tomos sea más grande que el
anterior, pero al paso que va, el séptimo libro tendrá que ser dividido a su vez en
dos volúmenes.
Tantas páginas no pueden estar llenas de aventuras vertiginosas
y revelaciones impactantes, así que la cantidad de relleno en este libro es
considerable. Es mi opinión que Rowling ha pasado paulatinamente de ser una autora de
libros infantiles a una escritora de bestsellers. Lejos están las páginas
divertidas y condensadas con magistral economía de los primeros libros; el quinto
libro, más aún que el cuarto, tarda demasiado en empezar, el estilo se vuelve
repetitivo, y muchas de las escenas parecen estar planeadas y descritas desde un
inicio para ser llevadas al cine antes que funcionar como literatura. Por otro lado
se le agradece que las referencias recordatorias a libros anteriores se hayan minimizado
un poco.
Éste es un libro que aborda temas un poco más maduros que los
anteriores, también es una de las virtudes de Rowling el lograr que sus personajes
crezcan de manera creíble al paso de los años. Sin embargo, el estilo al escribir
sigue siendo el mismo, incluso parece haber un cierto retroceso del cuarto libro
a éste. Lo que quiero decir es que estamos frente a un libro que no parece haber
sido dedicado ni a niños ni a adultos: el estilo y la trama son demasiado
simplificados comparados con algunos elementos que la autora ha introducido.
Siento que un adulto puede sentirse decepcionado por la falta de evolución que han
tenido aspectos de la historia, mientras que a un niño menor a 13 años le puede
parecer un libro en extremo pesado y angustiante. El hecho de que la portada
anuncie que el libro está pensado para niños de 9 años en adelante no es más que
una estrategia de ventas.
La angustia por el personaje incomprendido y las injusticias
que sufre es uno de los motores que mueven la historia, y funciona perfectamente.
Harry siempre ha estado en la mira de su entorno, criticado por compañeros,
maestros y gente del exterior por cada una de sus acciones; es un elemento que
ayuda al crecimiento del personaje y a nuestra simpatía por él. Todos los libros
tienen una alta dosis de su sufrimiento, sentimos su rabia. Aquí la angustia no
sólo es una parte importante, en realidad es el tema principal. Cada uno de los
capítulos está permeado de expectación y un sentido de injusticia.
En Harry Potter y la Orden del Fénix, Harry está más
lleno de rabia que nunca. A algunos les ha parecido exagerado o incluso molesto,
el hecho de que el protagonista empiece a perder la calma con más facilidad, lo
que para mí es un gran acierto. Todos recordamos cuando teníamos quince años,
algunos de ustedes deben estar pasando en este momento por esa edad, y sabemos
lo que se siente estar perdido entre la infancia y la madurez; sentimos que no
se nos da suficiente importancia, que los adultos no nos incluyen en sus secretos,
nos incomodamos con nuestra inexperiencia con el sexo opuesto, y en general
estamos llenos de impotencia por las injusticias del mundo. Estas preocupaciones
pueden ser exageradas para uno de nosotros, pero en el caso de Harry están
mucho más que fundamentadas.
Algunos analistas ven en La Orden del Fénix una
etapa de descomposición, la parte de la serie en la que muchas creencias se
derrumban y la vida del mismo protagonista se corrompe poco a poco. Esta
visión convertiría de algún modo los últimos tres libros de la saga en una
trilogía con estructura propia, de la que este tomo sería el inicio, un
inicio de crisis desde el cual el Héroe regresará para levantarse en los últimos
dos volúmenes. Esto tiene sentido para mí. Me parece que Harry siempre ha
carecido de una personalidad definida, característica necesaria en muchos
héroes para captar el interés de una audiencia grande y desigual, y me
gustaría que Harry obtuviera junto con la madurez, una personalidad propia de
las lecciones aprendidas en este último libro.
No se puede decir que en esta novela se narre la pérdida
de la inocencia de Harry, pues ya en libros anteriores ha hecho frente a
dificultades de las que muchos adultos huirían acobardados; ha visto la
muerte y ha peleado con el mal frente a frente, aún sin llegar a una muy
necesitada madurez. Lo que Harry pierde en este libro es aún más importante:
su confianza en el mundo de los adultos.
Para empezar está por supuesto el Ministerio de Magia,
una institución casi inservible, cerrada y llena de burocracia, manejada de
un modo tan caprichoso que parece fomentar la injusticia y la ignorancia.
Desde el tercer libro Harry se ha enfrentado a la falta de visión de los
funcionarios de esta institución, y no es de sorprender que en este quinto
libro este conflicto cobre más importancia. Una característica casi constante
de los adolescentes es la falta de respeto al gobierno, y Rowling parece hacer
del abuso de poder un tema importante en este libro.
No sólo el ministerio pierde credibilidad. Prácticamente
todos los adultos se desmitifican durante la historia, demuestran sus fallos e,
incluso, parecen traerle a Harry más problemas de los que le resuelven. Harry
entonces queda sin figura paterna. Todos aquellos hombres que han tratado de
jugar ese papel demuestran ser desilusionantes, desde Hagrid hasta el mismísimo
James Potter. No hay títere que quede con cabeza.
Es desesperante ver cómo el conflicto que guía este libro
es totalmente innecesario, cómo pudo haber sido impedido desde un inicio con
un poco de sentido común por parte de algunos personajes clave. Leí en una
opinión interesante sobre esta serie que Harry llegaba al mundo de la magia
dejando atrás un sitio donde todos los adultos eran estúpidos. Para mí, en
este volumen se ilustra que en ese sentido, el mundo de la magia no es muy
diferente al de los muggles.
Tal vez he revelado más de lo que debería, pero es mi
opinión que en este libro, a diferencia de los anteriores, las sorpresas son
menos importantes que el viaje en sí, y esa es la principal razón de que sea el
más decepcionante. Después del final de la cuarta parte era natural esperar una
historia mucho más llena de emociones y que resolviera una gran cantidad de dudas.
Sin embargo debajo de una narrativa excelente tenemos una trama muy pobre que,
como dije anteriormente, es prácticamente innecesaria para la evolución de la historia.
Obviamente no podía revelarse demasiado, pues aún faltan dos libros, pero llegamos
a lo que para mí es el principal problema de este libro. Después de la mencionada
angustia que se palpa en estas páginas, del titánico tamaño del libro en sí, de
la larga espera y expectación, las recompenses son muy pocas.
Se ha ganado mucho en la profundidad de los personajes,
pero todo esto a costa de la trama. En todos los tomos anteriores Harry era
incomprendido, se enfrentaba a grandes problemas, y nosotros como lectores
teníamos que seguir y seguir leyendo para encontrar un final sorprendente e
inesperado. En este caso la angustia parece no terminar nunca, y tanto las
revelaciones y las alegrías que obtenemos junto con Harry no son suficientes.
Todo esto, obviamente, es un sentimiento general sobre
el libro, y muy personal. Durante la lectura esta aventura no parece tan
diferente a las demás, y sin duda tenemos una buena cantidad de novedades:
Conocemos a la famosa Orden del Fénix, y con ella a varios nuevos
personajes; encontramos cambios en el equipo de Quidditch de Gryffindor;
somos presentados con la peor profesora de Defensa contra las Artes Oscuras
hasta el momento, lo cual era difícil de lograr; los alumnos de quinto año
deben presentar sus exámenes OWL’s, lo cual
implica empezar a pensar en su futuro después de Hogwarts; vemos más a
fondo las motivaciones de personajes como Severus Snape, y evolución en
otros como Ginny Weasley; además tenemos una escena de acción como no la ha
habido en ninguno de los libros anteriores, y sí, algo de romance también.
Así que a pesar de algunas decepciones, no puedo
considerar este libro como una pérdida de tiempo, todo lo contrario. Con todo
y la debilidad de la historia, este es un libro de Harry Potter, y eso
significa entretenimiento de la mejor calidad. Seguro padecerán mucho con
este libro, se desesperarán junto con Harry, tendrán esperanza y desesperanza,
y, al final, desearán que el sexto libro ya estuviera en sus manos.
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