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   Por hartree

   Acostumbra a ser una práctica usual de las editoriales de género escribir reseñas o mensajes rimbombantes en las solapas o contraportadas de sus novelas, anunciándolas como la sucesora de El Señor de los Anillos o proclamando al autor como el nuevo Tolkien de la fantasía moderna. Así, suele ser común que después de leer un libro de estas características uno se pregunte qué llevó al reseñador a mostrar tal alarde de entusiasmo; una cosa es tirar piedras a tu tejado y otra muy distinta hacer publicidad engañosa.

   Después de unos cuantos años de sequía parece que las editoriales españolas han mirado más allá de las franquicias (comercialmente rentables, todo hay que decirlo) y han comenzado a publicar algunas de las series procedentes del mercado anglosajón que han conseguido más renombre. No hace falta decir que Canción de hielo y fuego es ya todo un éxito en nuestro país; La Factoría de Ideas ha publicado en los últimos meses las dos primeras entregas de la trilogía de El Vatídico escrita por Robin Hobb, avalada por algo más de dos millones de copias vendidas; Incluso Timun Mas, el rey de las franquicias y que no goza de demasiado prestigio entre los lectores curtidos, ha decidido tirar la casa por la ventana y editar la serie Malazana de Steven Erikson. En cuanto a Bibliópolis Fantástica, como nos tiene acostumbrados, alterna la publicación de títulos recientes y clásicos. Maestro de enigmas se cuenta entre los últimos, quizás una serie añeja pero que mereció en su momento los premios Locus y World Fantasy por el tercer volumen de la trilogía.

   Con este artículo pretendo dar mis impresiones a modo de reseñas de las series de Hobb, Erikson y McKillip, incluyendo al final un pequeño análisis comparativo entre las primeras.

A Tale of Malazan Book of the Fallen, Steven Erikson

Gardens of the Moon

   A Tale of Malazan Book of the Fallen (de aquí en adelante Malazan) quizás sea el ejemplo más claro de éxito vía internet del que se tiene noticia en el género de la fantasía épica. Escrita por el canadiense Steven Erikson y publicados en el Reino Unido y Canadá, muy pronto, y gracias a la ayuda de fans entusiastas y el boca a boca, se ha convertido en una de las series de mayor éxito de los últimos años, capaz incluso de hacerle frente a la mismísima Canción de hielo y fuego. Hay infinidad de foros discutiendo las virtudes de los libros y los más extraños detalles, donde se levantan acaloradas discusiones sobre si pueden compararse ambas, ya consolidadas en el mercado.

   Malazan puede catalogarse en el marco de la Alta Fantasía –High Fantasy en inglés–. Este tipo de libros se caracterizan por mostrar la fantasía en estado puro. Suelen tener un altísimo componente mágico, se desarrollan en un mundo imaginario donde los seres humanos coexisten con otras razas (las más típicas incluyen a los elfos o los enanos), aparecen magos y todo tipo de dioses y semidioses,... Parafraseando a Fritz Leiber: “Una historia de Alta Fantasía o Espada y Brujería es un cuento de acción, derivado de las aventuras tradicionales de las revistas pulp, encuadradas en una tierra, edad o mundo surgidos de la imaginación del autor, mundo en el que la magia funciona y los dioses son reales, y que sitúa a un poderoso guerrero en conflicto directo con las fuerzas sobrenaturales del mal”. En esto último Malazan sí se separa un poco de la estructura clásica. Con cinco libros disponibles es todavía difícil conocer cuál es el argumento de la serie. Sí está claro que no trata de una lucha entre el bien y el mal, al menos no en el sentido de símbolos absolutos. Conviene aquí diferenciarlos de la fantasía de Martin o Hobb, que hacen énfasis en describirnos un entorno más realista, más parecido a la novela histórica.

   Los libros de Malazan están estructurados como historias autoconclusivas que transcurren en el marco de una enorme campaña militar y, al tiempo, va especiando los relatos con el trasfondo histórico del mundo. Es precisamente esta historia de fondo la que establece el lazo de unión entre todas las novelas y la auténtica trama.

Deadhouse Gates

   Lo primero que llama la atención es que Erikson sitúa a los personajes in media res, dando por hecho que ya se conocen las reglas del mundo donde se desarrolla. No suele dar explicaciones en forma de enormes parrafadas contando detalladamente los motivos de que los sucesos trascurran como lo hacen –esto se nota especialmente cuando se trata de explicar la magia–. Prefiere proporcionar pistas, comentarios de los personajes o descripciones en determinados momentos, a veces, sin que parezcan tener relación con el argumento. Obliga a permanecer muy atento pues las pistas suelen referirse a la historia de fondo más que a la principal que se puede seguir con facilidad. Y proporciona mucho valor a las relecturas; al conocer el argumento global uno puede centrarse en los detalles. Resulta sorprendente descubrir lo bien planeada que tiene Erikson la serie.

   Quizás sí sea difícil engancharse. Primero por la grandísima extensión de la misma, prevista inicialmente en diez libros. Y segundo porque el primer libro, Gardens of the Moon, es posiblemente el peor de la serie –a mucha distancia de los demás–. Conviene comentar que se escribió ocho años antes que el segundo y que, inicialmente, la serie estaba pensada como una trilogía. El propio Erikson ha admitido que Gardens no está demasiado pulido y que presenta algunas inconsistencias en relación con el resto de los libros. Por eso mi consejo para los que se sientan decepcionados al leerlo es que continúen, al menos hasta el segundo volumen: Deadhouse Gates. Si éste no consigue levantar sus expectativas entonces ningún otro libro de la serie lo hará. Hasta ahora Erikson no ha conseguido superar su épica y su calidad narrativa. En realidad, Gardens no es una mala historia. Como novela debut está por encima de la media. Su problema radica en que el ritmo de la historia es totalmente distinto al resto de la serie. Gardens es también una fantasía militar pero es menos épica y se centra en menos personajes y un conflicto de menor tamaño. A partir del segundo volumen todo empieza a despuntar mostrando cuál va a ser realmente el ritmo y el tono de la saga. Conocemos la estructura militar del Imperio y las pequeñas escaramuzas de Gardens se convierten en grandes batallas con ejércitos enormes. Igualmente, la magia comienza a entenderse, se entreven las primeras conexiones y se profundiza más en la historia de fondo.

   Otro punto a favor de la serie son los personajes ambivalentes que muestra, y que se han puesto de moda en las series de fantasía actuales. En palabras del propio Erikson:

Erikson

   "No soy un fan de las historias de héroes ciegamente bondadosos versus los tipos insípidos y malvados. La noción del mal por sí mismo me resulta tremendamente aburrida –todos esos Señores Oscuros intentando crear tierras baldías cubiertas de víctimas esclavizadas... ¿Para qué? Cierto, la tradición impone una yuxtaposición arquetípica para iluminar así la condición humana– Me lo trago, incluso lo reconozco como fuente de atracción universal hacia el género. Pero como escritor, me fascina la ambivalencia y la ambigüedad. Mi pasado de antropólogo se rebela ante los mundos y los conflictos simples. Nada es simple, nunca lo fue. Por eso, Gardens desarrolla giros de lealtades con la esperanza de ofrecer al lector la posibilidad de decidir con quien identificarse. Los tipos buenos hacen cosas malas, y los chicos malos hacen cosas buenas, y a veces situaciones que parecen buenas resultan ser malvadas. Con suerte todo personaje resulta genuino en su incertidumbre."(1)

   A pesar de que Erikson utilice personajes ambiguos para su obra, eso no implica que estén detallados. Suelen ser bastante planos y muchas veces sus motivaciones no quedan claras. La mayoría son intercambiables, especialmente los soldados, que suelen tener siempre una visión muy filosófica de la vida. Muchas veces es difícil identificarlos con tantos como aparecen, todos comportándose de la misma forma. No obstante a partir del segundo libro sí se nota un cierto esfuerzo por mostrarnos caracteres de carne y hueso. Felisin y Heboric en Deadhouse Gates, o Karsa Orlong en House of Chains(2) son buenos ejemplos de eso.

   El elenco es de lo más variado. Tenemos hechiceros capaces de acabar con ejércitos completos con sólo soplar, seres milenarios, demonios, dioses,... Estos últimos se involucran en la vida de los mortales como si de la mismísima Ilíada se tratara, aunque sus motivaciones siempre son oscuras. Los humanos suelen ser marionetas en sus manos y es normal encontrarse a éstos poseídos o controlados por los primeros para conseguir ventajas ante otros ascendentes.

House of Chains

   Con una magia tan poderosa involucrada en la trama las novelas podrían fácilmente derivar hacia un libro tipo juego de rol, con fuegos artificiales lanzados por los distintos magos, y ciertamente puede parecer así al comienzo. Pero en cuanto se vislumbran las implicaciones de su uso y las variaciones que puede adoptar no tienes más remedio que alabar la grandísima imaginación de Erikson. Efectivamente, la magia es algo vivo y va evolucionando. Su funcionamiento es complejo y está muy relacionado con el Panteón de dioses que describe. Lo más básico son los Warrens, una especie de dimensiones alternativas de las cuales los magos sacan la energía para sus hechizos, pero que se pueden usar como mundos sobre los cuales moverse. Y, posiblemente, el más interesante de todos los objetos aparecidos sea la baraja de los dragones (Deck of Dragons), una especie de tarot mágico que representan las imágenes de los dioses y que permite conocer, aunque siempre de forma confusa, cuáles serán los acontecimientos futuros.

   Esto es sólo la punta del iceberg, y lo que puede saberse leyendo las primeras páginas de Gardens. Lo interesante de los libros de Erikson es que sea el lector el que descubra las conexiones entre los distintos elementos mágicos que utiliza; supone un auténtico desafío comprender todas estas relaciones y la sensación de triunfo que se experimenta cuando se entienden es indescriptible.

   El ritmo narrativo es muy rápido y directo, algo apropiado para unas novelas como las de Malazan, eminentemente de acción. Esto ocasiona que el estilo se resienta, sobre todo en unos diálogos que son casi siempre sentencias cortas y tajantes. Donde realmente Erikson muestra su habilidad es en la descripción de las escenas de acción. El autor reproduce a la perfección todo el dramatismo y la épica de la situación. Especialmente memorables son, por ejemplo, todo el arco de Coltaine en el segundo libro; el asedio de Caputsan en el tercero; y, claro está, los finales de cada volumen. Demuestra una sobrada capacidad para alcanzar el clímax. Todos comienzan con un ritmo pausado, aunque no necesariamente falto de épica, con dos o tres tramas argumentales principales que, a medida que avanzan, se van desglosando en cantidades a veces mareantes, mezclándole unas con otras, no necesariamente dentro del mismo libro, pero siempre confluyendo de forma lógica hacia la gran traca final.

Midnight Tides

   Se hace complicado localizar claramente el periodo histórico en el que se sitúan. El Imperio Malazano está claramente influenciado por el Imperio Romano, aunque el regimiento de zapadores y su comportamiento puede resultar extraño para una ambientación pre-Edad Media. Erikson incluso se refiere a los soldados como marines, al menos en el primer libro. Otros seres como los T’lan Imass recuerdan a civilizaciones prehistóricas, y desde luego los Tiste Andii se parecen a los seres élficos de Tolkien, pero más vinculados a la oscuridad que a la luz. Quizás los drows de los juegos de rol sean los más apropiados para referirse a ellos.

   Y para terminar, me permitiréis una reflexión en cuanto a calidad de la publicación. Todos estos comentarios se refieren, evidentemente, a la versión inglesa. En España el primer volumen será publicado por Timun Mas a finales del 2004 o inicios del 2005. Y, como sucede con muchas otras publicaciones de fantasía, será dividido en dos volúmenes. La excusa, la de siempre. Los libros saldrían muy caros (rondarían los 40 euros) y posiblemente no se venderían. Resulta curioso que la saga Canción de hielo y fuego de George R. R. Martin, publicada por la editorial Gigamesh y sin dividir, sea de la más vendidas en España, apareciendo mes a mes entre los diez más vendidos de las tiendas españolas de género. Y que teniendo más de 900 páginas no alcance los 30 euros. Supongo que hay que mirar muchos factores, como el precio de derechos por ejemplo, pero permitidme que dude que Erikson -hay que reconocerlo, casi desconocido- sea más caro que Martin. ¿Costaría mucho a la editorial publicar sus libros en rústica en lugar de cartoné? (recordemos que lo hace actualmente con La rueda del tiempo, también dividida por cierto). Es una pena, porque con está política de edición también asusta a compradores. No entiendo cómo la editorial no se arriesga con una serie que casi seguro tendrá tanta calidad como la de Martin. Después de todo tiene las franquicias (también casi siempre en las listas de los diez más vendidos) para respaldar la inversión tan cara que según ellos supone publicar Malazan

Maestro de enigmas, de Patricia McKillip

Maestro de enigmas

   En el mundo editorial de la fantasía actual, en el que estamos acostumbrados a tratar con series largas y aparentemente interminables, resulta un alivio encontrarse con una serie a la vieja usanza. Si esta novela se hubiese escrito hace unos años tendría por lo menos 600 páginas, y probablemente ni siquiera seria una trilogía sino que todavía seguiríamos leyendo las aventuras de su protagonista, Morgon, preguntándonos cuándo demonios iba a acabar. Habiéndose escrito en los años 70 se convirtió, como muchas otras de esa época, en una trilogía con volúmenes de no más de 400 páginas.

   La saga se compone de los siguiente libros: Maestro de enigmas (1976), Heredero del mar y el fuego (1977) y Arpista en el viento (1979). Las novelas no contienen innumerables arcos argumentales, ni se complican con enrevesadas subtramas políticas y sociales o con distintos puntos de vista. Y las reglas del mundo que describe son claras y tremendamente evocadoras. En el mundo de McKillip se establece un vínculo de unión entre el reino y su gobernante. De esa forma el rey del país es capaz de conocer de forma innata todo lo que ocurre en sus dominios. Cuando muere ese vínculo se transfiere a su heredero. Hay un personaje conocido como "El Supremo" (The High One) que es el causante de ese vínculo.

   La historia comienza con Morgon, Príncipe de Hed, cuando se dirige hacia An para reclamar su premio tras ganar un juego de enigmas con el fantasma del rey Paven. El premio es la princesa Raedaerle, la segunda mujer más hermosa del reino. En su camino el barco en el que viaja sufrirá un naufragio y pronto descubrirá que extraños seres cambia-formas desean su muerte y que sus motivos están oscuramente relacionados con las tres estrellas que tiene en su frente. Morgon decide visitar al Supremo para preguntarle sobre ese enigma. Toda la historia es un enorme rompecabezas que gravita en torno al misterio de las tres estrellas, y a lo largo de la historia Morgon irá conociendo cada vez más sobre sí mismo y sus orígenes.

   El estilo de McKillip es muy lírico e intimista, alejado del clásico mundo de estilo Tolkieniano de distintas razas para acercarse más a la concepción del mundo de Terramar de Ursula K. Le Guin. El tema principal es el crecimiento personal de los protagonistas, por lo que los personajes principales están muy bien trazados. Los dos primeros libros son fantásticos, aunque siguen la pauta normal de otros libros de fantasía. Es decir, el protagonista se embarca en una larga búsqueda para encontrar su destino y con ello salvar el mundo.

   Personalmente la noto un poco envejecida. Algunos diálogos y situaciones no son demasiado brillantes y el ritmo, especialmente en el último libro, decae hasta convertirse en una serie de situaciones repetitivas en las que Morgon viaja de un lado a otro a lo largo y ancho del mundo mientras descubre los misterios de su persona. Asimismo creo que el personaje de la princesa Raedarle está desaprovechado en Arpista en el viento. Es como si McKillip hubiese gastado todos los recursos y tramas en Heredero del mar y el fuego y no supiese qué hacer con él, pues se convierte en una chica florero que sólo acompaña a Morgon en el viaje sin proporcionar un argumento sólido para incluirla en la acción.

Trilogía de El Vatídico, de Robin Hobb

Aprendiz de asesino

   Robin Hobb es una gran desconocida en España a pesar de que lleve más de 9 años publicando libros. Ha sido La Factoría de Ideas en su colección de fantasía la encargada de publicar su "libro debut", Aprendiz de asesino (1995), y, como empieza a ser una costumbre de las editoriales españolas, viene publicado en dos volúmenes. Este problema tan odioso para algunos, resulta mucho más evidente en esta trilogía. Por su concepción se trata de una historia que transcurre lentamente, a veces de forma cansina, y que va construyendo el clímax narrativo muy poco a poco, por lo que la división en dos libros podría llevar a engaño al lector en cuanto a la calidad de la novela. Desde el principio el lector se encontrará con una obra castrada que no le permitirá apreciar toda su valía, especialmente si no se publican los dos partes simultáneamente. Cosa que sí hace otra editorial que acostumbra a partir volúmenes como Timun Mas (que suele publicar ambos al mismo tiempo).

   El tema principal de las novelas es, al igual que en el caso de McKillip, el crecimiento personal del protagonista. La historia comienza con la educación de Traspié (Fitz)(3) a los seis años de edad, primero como chico de establo a las órdenes de Burrich, para después, una vez que el rey Artimañas (Sherwd) se da cuenta de su existencia, pasar a ser su asesino real, entrenado por el esquivo Chade. La historia está narrada en retrospectiva y en primera persona desde el punto de vista de Traspié, y desde el principio debiera ser evidente que no se trata de un cuento de hadas. En el mismo prólogo ya se nos advierte entre líneas que estamos ante una gran tragedia pues se nos muestra como un personaje hundido, desencantado y adicto a las drogas que palian sus dolores.

   Hobb utiliza una serie de trucos narrativos muy conseguidos con los que consigue engañar por completo al lector. Dosifica muy bien la información a lo largo de los capítulos, mostrando situaciones imperceptibles que se encuentran ocultas entre el gran detalle y realismo con el que nos relata la vida de Traspié. Pero son estas situaciones precisamente los que proporcionan el carácter épico de la historia, aunque esta vez no a gran escala.

Robin Hobb

   El primer engaño con el que nos topamos se encuentra en el propio planteamiento de la historia. Hobb nos hace creer que se trata de una fantasía épica al uso de lucha entre el bien y el mal, y nada más lejos de la realidad. La lucha con los invasores, figura maligna que utiliza Hobb, no es más que un trasfondo a lo que realmente le interesa contar, que no es más que la vida de Traspié mientras asiste a los manejos de intrigas políticas y engaños por el control de Los Seis Ducados. Otro engaño, auque éste quizás no tan evidente, es el de mostrárnoslo como héroe de la historia. Ni es un héroe ni puede serlo porque, como se nos repite constantemente, es un bastardo y, sobre todo, un asesino que ha jurado lealtad al rey, ajustándose por lo tanto a sus mandatos. No tiene control sobre su vida, es un mero instrumento para conseguir los objetivos. Esto es precisamente lo que nos está tratando de relatar Hobb: el crecimiento del personaje, primero a un nivel físico y después a un nivel espiritual, a medida que comienza a tomar conciencia de su condición. No como héroe, sino como un catalizador a través del cual los auténticos héroes actuarán para realizar las gestas.

   La prosa de Hobb es muy cuidada, llegando a ser en momentos de una belleza apabullante, y el ritmo es lento, con apenas ningún momento de acción. No obstante consigue impregnar cada capítulo con pequeños detallitos que nos obligan a continuar pasando páginas. La trilogía es una historia que se disfruta más en conjunto, cuando después de haber leído todas sus partes uno puede valorar realmente el magnífico potencial desplegado y darse cuenta de que, a pesar de partir de una premisa bastante trillada, Hobb es capaz de retorcer la historia hasta darle un carácter propio y original. O al menos así es en las dos primeras partes de la trilogía.

   Aun así, las novelas contienen algunos defectos que se hace necesario comentar. El más molesto es la repetición. Entiendo que las novelas tardan en escribirse y que los lectores se olvidan de los sucesos de una novela a la siguiente, pero resulta bastante molesto que se nos describan los acontecimientos de libros anteriores de forma resumida para situar determinadas acciones. Prefiero las sutilezas. Normalmente un lector se lee los libros en orden, y un simple comentario suele ser suficiente para que se recuerden los hechos, sin que se nos tengan que contar de nuevo escenas completas. También la lentitud es a veces excesiva, como en los pasajes centrados en Molly y Traspié a mitad del segundo libro. Hobb alarga demasiado la historia de amor entre ambos, convirtiéndose en una novela excesivamente romántica

Assassin´s Quest

   La tercera parte, Assassin’s Quest, supone un cambio radical en la concepción de la historia. Su primera mitad es magnífica y mantiene el espíritu. Pero a partir de la segunda empieza a verse claro hacia donde van a ir dirigidos los esfuerzos de Hobb, y ése es precisamente, según mi opinión, el peor camino que podría haber tomado la trama. La autora nos proporcionara un batiburrillo de los contenidos clásicos de una novela de fantasía épica, esto es: héroe profetizado destinado a salvar el mundo, viaje para encontrar artefacto mágico que ayudará al héroe en su misión, compañeros que se unen al protagonista,... El cambio tan radical que se produce no es exclusivo del argumento. Es como si Hobb se hubiese precipitado para intentar atar todos los cabos sueltos y de esa forma consigue un efecto de falsedad.

   Así, por ejemplo, una magia utilizada de un modo sobrio, dotada de misterio y cierto misticismo en los dos primeros volúmenes, se desata por completo y las explicaciones no resultan para nada creíbles. A falta de una analogía mejor, leer el uso de la Habilidad en Assassin’s Quest me supuso la misma desilusión que enterarme de la explicación seudo científica de los midiclorianos en la Fuerza. No nos engañemos, me gusta la magia como al que más si se usa según los parámetros establecidos. Pero no se pueden definir unas reglas y usarlas de forma magnífica durante los dos primeros libros y medio y después, de repente, cambiar su estilo porque resultan más convenientes para la trama. Ni siquiera las sutilezas que nos brindaba en Aprendiz de asesino y Asesino real y que usaba de forma tan magnífica para producir asombro en el lector, funcionan aquí de forma correcta. La historia se vuelve demasiado previsible y sólo se consigue alargar la acción con capítulos innecesarios.

   También molesta muchísimo el uso de las profecías en este libro. Hobb perpetra uno de los mayores fallos que un autor de fantasía podría cometer, y es escribir la profecía justo después de haber asistido a su cumplimiento. Otro problema que encuentro en la última entrega es el tratamiento de los personajes; los nuevos no aparecen bien perfilados y sus motivaciones no son creíbles, pues se intentan explicar demasiado tarde en la trama y son más un parche para mantenerlo todo bien atado al final. Tampoco me pareció correcto el uso que hace Hobb del Bufón (Fool). Durante toda la serie lo dota de un aire enigmático y, aquí, lo convierte en una simple marioneta en manos de otros personajes.

   En definitiva una historia magnífica que quizás se ve disminuida por un final mal resuelto, pero que así y todo merece muchísimo la pena leer.

Martin, Erikson y Hobb

   Resulta difícil y a veces injusto realizar una comparativa de autores. Después de todo muchos discutirán que un escritor debe valorarse por lo que consigue por sus propios meritos. Pero en un género tan tópico como la fantasía épica en el que nos encontramos con tantos personajes y argumentos arquetípicos es lógico establecerla. Además sería muy bonito realizar críticas "objetivas" de las novelas, basadas en atributos medibles de las mismas. Aunque también es cierto que muchas veces un lector se guiará a la hora de escoger una por las comparativas que recibe en relación a otras ya conocidas. A todo el mundo le llama la atención un libro en el que se ensalce al autor comparándole en ambición e imaginación, por ejemplo, con Tolkien, aunque la mayoría de las veces, desgraciadamente, sólo esté inflado por cuestiones de marketing.

   Por supuesto este análisis se refiere al campo de la fantasía. Es decir, de Martin sólo se tendrá en cuenta su ciclo de Canción de hielo y fuego, de Robin Hobb sólo se comentará la saga de El Vatídico, y en el caso de Erikson únicamente ha escrito Malazan, así que con él es todo más sencillo. Hecha está puntualización. Vayamos al grano.

Juego de tronos

   Cualquiera que haya leído Juego de tronos se dará cuenta de que Martin está escribiendo un inmenso culebrón. Quizás esto sea demasiado simplista, pero principalmente se trata de eso. Echemos si no un vistazo a lo que ha hecho hasta ahora. Nos proporciona una serie de personajes cliché en este tipo de novelas: tenemos a la reina malvada (Cersei), la mocosa caprichosa (Sansa), el débil que palia sus defectos con la inteligencia (Tyrion), el héroe (Jon/Danaerys), la niña malcriada (Arya),... y los coloca a todos en un entorno fantástico muy parecido a la Europa medieval para que interpreten la tragedia. Pero la trama argumental gira principalmente en torno a los personajes y sus dramas.

   Si uno lo analiza fríamente, la historia de fondo sólo sirve para contarnos las desventuras de los personajes. Incluso Martin consigue los mayores efectos en el lector cuando los hace pasar por las mayores penurias. Esto, por supuesto, no tiene por qué ser malo, pero es precisamente a través de estas penurias como les proporciona "carne". Es más. Por el tipo de historia que nos está narrando es necesario que los personajes sean complejos y bien definidos.

   Ahora tomemos el caso de Erikson. La mayoría de sus personajes son planos. En todos sus libros, de los veinte o treinta principales que puede haber, sólo aparecen tres o cuatro bien desarrollados. Pero es que tampoco necesita más. La historia no necesita buenos personajes, el propio relato es lo suficientemente atrayente para no necesitarlo. Creo sinceramente que un personaje complejo en el drama de Erikson no nos permitiría ver el bosque, que es de lo que se trata al fin y al cabo.

   Hobb se parece a Martin. Igual que en Canción, la saga de El Vatídico es un drama de personajes, aunque a mucha menor escala. Martin es capaz de mover a cientos a lo largo de toda la trama sin que tengamos dudas en ningún momento de que sus motivaciones no sean lógicas. Hobb sólo define claramente a Traspié; eso sí, un magnífico personaje, posiblemente mejor que cualquiera de los de Martin. Pero la perspectiva y el punto de vista es más pequeña.

Memories of Ice

   Erikson hace lo mismo, pero no con personajes sino con la trama general de la historia. Malazan está estructurado como un enorme rompecabezas y es frustrante que se nos muestren las innumerables piezas cuando el puzzle todavía no está completo. Por eso el primer libro resulta posiblemente el más débil, pues en ese momento, y al empezar por la mitad de la historia, sólo vemos elementos sueltos, o algunas piezas unidas, pero que no permiten adivinar la imagen que se va formando. Es cuando avanza en los siguientes volúmenes cuando se empieza a ver todo con más claridad. Es por eso por lo que considero que la historia de Erikson está a años luz de la de Martin, por lo misma razón que éste es insuperable en lo que se refiere a construcción de personajes y diálogos.

   Quiero comentar también el tono de las novelas. En este caso las tres series son casi idénticas: estamos ante tres grandes tragedias. El tono de Canción es desasosegante, igual que el de Erikson o el de Hobb. Martin va construyendo su narración a partir de desgracias, igual que Hobb, y ninguno de los dos da descanso a los personajes. La historia cada vez se vuelve más oscura. En el ciclo de Erikson ocurre algo similar, con la salvedad de que el autor utiliza a algunos personajes –generalmente los soldados– como alivio cómico. No os engañéis, no son bufones que únicamente sirven para relajar la tensión. Son las situaciones en las que Erikson los coloca las que nos permiten respirar, a veces soltar la carcajada, y retomar fuerzas.

   Sí hay que diferenciar aquí la oscuridad de Martin o Hobb con respecto a la de Erikson. El tono de las novelas de Martin o Hobb, como dije antes se centra en los personajes. Estructuran la historia mediante un drama, y todo avanza y se tuerce hacia la desesperanza atormentándolos. La historia de Erikson es a mucha mayor escala, una fantasía militar. La oscuridad de la historia involucra ejércitos, razas y continentes enteros. A veces parece, por la propia estructura de Malazan, que los acontecimientos suceden por sí solos, y que los personajes se ven inmersos en ellos sin posibilidad de escape, luchando por su supervivencia como todos los demás.

A Feast for Crows

   Analicemos ahora la magia (literal) en las tres historias. Lo interesante es que no son los simples pastiches típicos de una novela de fantasía en la que obligatoriamente deben aparecer magos lanzando hechizos para que se los considere novela de género. El uso que hacen Martin y Hobb de ella es, si se puede usar esta palabra, realista, más sutil. Y aquí es posible que Martin se haya visto influenciado por el trabajo de Hobb, especialmente la relación Warg/Maña.

   Los Wargs en la mitología de Martin es un tipo de magia que permite una relación entre un animal y un humano. Son una especie de cambia-formas. Un humano vinculado con un animal –por ejemplo Bran con Verano o Jon con Fantasma– puede desplazar su conciencia al cuerpo de éste, tomando el control del mismo. En el caso de Hobb, La Maña es una forma de enlace mental con un animal en particular, lo que permite entender los pensamientos y sentimientos por ambas partes. Su magia es mental, e introduce algo adicional como complemento: La Habilidad. Ésta permite un enlace mental entre humanos, permitiendo manipular a los seres más débiles. En ambas series se produce un despertar paulatino del componente mágico pero Martin lo usa con mayor inteligencia que Hobb, pues esta última se precipita demasiado al final de la trilogía, mientas que Martin mantiene la sutileza en su uso. Sabemos que la magia está despertando y que probablemente alcanzará su máximo apogeo con la llegada del invierno, pero lo hace muy poco a poco.

   Erikson es la otra cara de la moneda. Su magia es poderosa y apabullante, pero al igual que en Martin usa otros medios para dejarla ver lentamente. En este caso es simplemente la desinformación del lector; Erikson nos ofrecerá el resultado antes de enseñarnos la causa. Muchas veces acontecen escenas que no sabemos muy bien cómo suceden pero que siempre tienen un aire mágico o sobrenatural. Más adelante, cuando ya casi nos hemos olvidado de la situación, Erikson nos proporciona un detalle, asistimos a un dialogo entre personajes o incluso nos relata la misma escena desde otro punto de vista y entonces todo encaja. Esto produce situaciones de deus ex machina prácticamente en todos los libros.

   Dije antes que la magia es esencial en la historia, y en el caso de Erikson la explicación es clara. La temática central es el poder. Todo el mundo Malazano está construido en torno al poder, pero se trata de un poder metafísico, con magos, dragones, dioses y demonios. Toda la trama –desconocida hasta ahora, aunque con ciertos atisbos de lo que puede ser– se revuelve alrededor de este tema central y usa como base la magia.

Asesino real

   El estilo es otra cosa. Antes de nada dejemos claro que ninguno de los autores son unos lumbreras; ninguno tiene la capacidad para construir oraciones cono John Crowley o García Márquez, por ejemplo. Aunque es cierto que entre los tres se puede hacer una valoración. Es Erikson quien sale perdiendo en la liza. Va más a lo práctico, a establecer el curso de acción, y no se detiene en detalladas descripciones. Los personajes son dejados casi por entero a la imaginación del lector, con descripciones muy escuetas de los mismos. De Kalam se sabe que es negro y corpulento; Krupple bajito y rechoncho; Wiskeyjack tiene barba y ojos rasgados;... Pero poco más. Hobb es la que consigue un mejor resultado. Su prosa es muy hermosa, a veces poética, y las descripciones muy vívidas. Por ejemplo resulta magnífica la descripción de un lobo en el cuerpo de un hombre en el primer capítulo de Assassin’s Quest, o la de Traspié como un anciano Artimañas en los primeros capítulos de Asesino real. Y, en general, todas las secuencias de sueños de Habilidad de Traspié.

   El ritmo narrativo suele estar muy relacionado con el estilo, pero en esta ocasión quiero centrarme en el clímax. Erikson utiliza un sistema que produce efectos muy espectaculares hacia el final de los libros y, al igual que Martin, utiliza múltiples puntos de vista. Pero en vez de estructurarlos por capítulos los va intercalando a lo largo de la acción dentro del mismo capítulo, acelerando el cambio de personajes a medida que nos vamos acercando hacia el final y, al mismo tiempo, haciendo converger varias líneas argumentales en la misma localización, con lo que produce situaciones épicas muy intensas. Otra forma de usar esta característica es mostrarnos el punto de vista de distintos personajes en las mismas escenas, consiguiendo efectos muy cinematográficos. En este sentido creo que el clímax narrativo está más logrado en la obra de Erikson que en la de Martin, pues este último se dedica únicamente a intercalar capítulos entre personajes, muchas veces de arcos argumentales que no se tocan en ningún momento. Casi todos los hilos en Canción son independientes entre sí, salvo en circunstancias muy puntuales, por lo que casi se pueden leer como novelitas sueltas. El único efecto que consigue con esta división son cliffhangers al final de cada capítulo. Además, Martín juega mucho con el factor sorpresa. La mayoría de los clímax se producen por giros argumentales o sorpresas de último momento. El caso de Hobb es completamente distinto, pues utiliza un único punto de vista y, por tanto, el clímax sólo puede conseguirse dentro del marco de acción del protagonista o como lectura retrospectiva mediante descripción de escenas por parte de otros personajes en la historia.

A modo de resumen

   A modo de resumen: Canción es una serie que es, en cierto sentido, fácil de seguir. Las primeras escenas de Juego de tronos con Ned impartiendo justicia o el encuentro de los cachorrillos son claramente definitorias, y desde el principio nos permite identificarnos con los personajes. Malazan en cambio es muy, muy compleja. Al principio te encontraras perdido entre la cantidad de información que se proporciona y lo rápido que suceden los acontecimientos. El autor no lo da todo masticado y comienza a valorarse cuando uno se mete completamente en ella. Puede resultar difícil pero, si se supera el bache inicial, la recompensa es enorme.

   El Vatídico es también una serie difícil aunque en este caso no lo es por la complejidad argumental, sino por el estilo y el ritmo de la historia. Los lectores que gusten de novelas de acción podrían sentirse defraudados con la trilogía de Robin Hobb pues la historia en ningún momento despunta por estas escenas. Pero precisamente es este carácter sosegado el que hace que cuando las situaciones épicas se producen sean mucho más espectaculares y efectistas. Pero es más a un nivel de sensaciones producidas por el uso de las palabras que por la propia situación en la historia. Es esto lo que, en mi opinión, hace grande a las novelas de El Vatídico y merecedoras de una lectura detenida.

Enlaces

Ficha de Steven Erikson en Cyberdark.net

Artículo dedicado a Malazan en espejosdelarueda.org, incluyendo una entrevista a Steven Erikson

Malazan Empire: Web dedicada íntegramente a Malazan, que incluye entrevistas con el autor, galería de personajes, galería de objetos, mapas...

Reseña de Gardens of the Moon en SfSite.com

Ficha de Patricia McKillip en Cyberdark.net

Web no oficial de Patricia McKillip

Reseña de Maestro de enigmas en Bibliópolis

Ficha de Robin Hobb en Cyberdark.net

Web oficial de Robin Hobb

Reseña de Aprendiz de asesino

Ficha de George R. R. Martin en Cyberdark.net

Web oficial de George R. R. Martin

Especial dedicado a George R. R. Martin y Canción de hielo y fuego en Cyberdark.net

Reseña de Choque de reyes en Cyberdark.net



Notas:

(1) La entrevista completa puede leerse en http://www.sfsite.com/06a/se82.htm (en inglés)

(2) Los libros publicados hasta ahora son: Gardens of the Moon (1999), Deadhouse Gates (2000), Memories of Ice (2001), House of Chains (2002) y Midnight Tides (2004). Están previstos los siguientes (los títulos no son definitivos): The Bonehunter, Reaper’s Gale, Toll of Hounds, Dust of Dreams y The Crippled God

(3) La palabra Fitz proviene del francés fils y empezó a usarse por las familias asentadas en Irlanda después de las conquistas normandas. Significa "hijo de" y se anteponía al nombre del padre. Cuando se usaba en Inglaterra solía representar ilegitimidad, especialmente en el caso de los hijos ilegítimos de sangre real. Por ejemplo Fitzroy (del francés Fils de Roi) era el hijo del rey. Robin Hobb lo usa en este marco. Cuando los personajes utilizan el nombre "correcto" del personaje se refieren a él como FitzChivalry reconociendo así su parentesco con el príncipe Chivalry. En castellano ha sido traducido como Traspié y el nombre oficial como Traspié Hidalgo con lo que de está forma se mantiene el significado.



 

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Prohibida la reproducción sin permiso expreso del autor

    

2005-01-15 22:00   egalbal
Muy bueno el artículo. Si es cierto que Malazan y la Serie del Asesino son tan buenos como La Canción, no me los voy a perder.
Pero habría que hacer algo con las editoriales que dividen los libros. Como dice en el artículo, con La Canción no pasa, y no son libros precisamente baratos. Me parece que dividir los tomos es menospreciar a los lectore, y a la obra como tal. Es una total falta de respeto.
2004-10-14 23:03   nadia
Pues a mi tb me parece interesante lo de Malazan, pero que quereis que os diga, si parten los libros creo que paso. No es sólo el casi doble gasto que te obligan a hacer, es que si el el autor ha concebido la historia para un solo volumen , no se pq hay que partirlo en dos.
2004-10-12 02:20   blackonion
Hartree,

Que tal es el inglés de Malazan? Es muy complicado, asequible...?
2004-09-29 17:42   hartree
Yo también espero que sea un exito Waylander.

Después de leer los cinco libros estoy convencido que es lo mejor que se ha escrito en fantasía épica nunca. Ni siquiera Tolkien se le acerca, es una saga bruta, bruta pero que muy bruta, tu imaginate una Space Opera con las naves más gordas que te puedas imaginar, las armas mas potentes y extrapolalo a la fantasía. Y también es muy inteligente y muy muy compleja.

Peeeero, tiene el problema de los costes, 40 euros por libro (o más si empiezan a sacarlos a 21,95) es demasiada tela para casi todo el mundo y lo mismo sucede como con Canción que mucha gente se pasará rapidamente a la versión inglesa, esta vez no por la interminable espera (que también), sino por los precios que son abismales, los libros en ingles te valen en torno a las 7 libras en Amazon.uk (eso son unas 10 euros mal contados).

Y después esta el asunto de los libros partidos, a ver, en estos libros casi no hay cliff-hangers, todos los libros, no estos, sino todos se escriben con un comienzo un nudo y un final, si lo partes por la mitad te estas cargando toda la dinámica del libro y más si no hay situaciones de enganche sino que toda la trama se va ascendiendo en ímpetu desde el principio.

Otra cosa, gracias a todos por los comentarios
2004-09-29 16:17   Waylander
Esta saga de Malazán tiene muy pero que muy buena pinta. Según he visto no conservarán las maravillosas portadas que tienen en inglés... Pero bueno, dentro del mal, es el menor. Ya que lo importante es que podamos difrutar de esta al parecer maravillosa saga.

Lo malo también es que al parecer la editorial también va a partir los volumenes en 2 partes. Con lo que nuestros bolsillos se resentirán más todavía :(

Espero que se cumplan las espectativa ;)
2004-09-14 18:31   churno
Acabo de leer el artículo y me parece muy bueno aunque demasiado exhaustivo. Casi me dan ganas de gastarme la pasta en Eriksson y su Malazan ;)

Felicidades tío... o tía que con ese pseudónimo no tengo ni idea de tu género ;)
2004-09-10 11:24   GrandieL
A mi también me ha dejado con ganas de leer Malazán, y eso que no me gusta mucho la alta fantasía (otra cosa que he descubierto con este artículo, bastante clarificador), pero lo explicas de modo que parece que tiene buena pinta.

Erickson es un autor muy prolífico, supongo que tendremos que probar con algo.

Buen artículo, felicidades.
2004-09-09 13:59   Santus
Muy buén comentario si señor, a ver cuándo sale Malazan, que me da a mi que le voy a echar el guante.
2004-09-05 08:24   Starhawk
Enhorabuena Hartree, me ha encantado tu artículo, que nos deja bien informados para que luego cada uno tome las decisiones pertinentes... ;)

Muy bien analizado todo, y se lee con mucho interés. Felicidades de nuevo!!

XD
2004-09-04 20:20   blackonion
Estupendo articulo. Dice lo bueno y lo malo, sin desvelar las tramas, y me da la impresión de que suelta alguna que otra cruel verdad.

Me he quedado con muchas ganas de leer Malazan.
2004-08-31 19:56   Deadsoul
Excelente artículo. Directo al grano, dando tu punto de vista y razonando por qué.

Así, al habernos leido alguno de los libros que comentas sabemos si coincidimos con tus razonamientos y por ello si merece la pena gastarse un MONTON DE PASTA en las series o no.

Yo ya lo tengo claro ¿para cuando Malazán?. Aupa el Dios Martin.

Abajo Robin Hobb, por favor no mas Belgariones ni Simones.
2004-08-30 15:09   Folken
Excelente articulo, aunque aun no lo he terminado (He leido la primera parte, Malazan, y creo que voy a acercarme a Gigamesh a comprarlo en Ingles, a ver que tal esta).

Un apunte:
los drows de los juegos de rol

Los drow no son invencion de los juegos de rol ni de Salvatore... son una palabra (creo que celta, aunque no tengo ahora la informacion, tendria que buscarlo) bastante antigua, igual que puede serlo la palabra elfo, aunque los de Reinos Olvidados han alcanzado tal fama que cualquier otra version se veria probablemente como un plagio.
2004-08-30 14:21   nasandi
Pedazo de artículo que se ha currado el amigo hartree.
No sólo por el análisis que haces de las obras por separado, sino por como consigues relacionarlas entre sí y comparar los distintos estilos de los autores.
Me quito el sombrero, sí señor.
2004-08-30 14:05   Xoota
Me quito el sombrero hartree. Pero bueno, habiéndote leído antes, no me esperaba menos de un artículo firmado por ti. Me ha gustado esa forma de desgajar todas y cada una de las novelas que nos van a llegar, pero desvelando solamente lo necesario.
Y coincido con los demás, después de este artículo, me acercaré a las de Erikson.
Y quizá después a las de Hobb también.
2004-08-30 09:38   Waylander
Impresionante artículo. :P

Me han entrado unas ganas tremendas de leerme Malazan. (Espero que lo publiquen pronto en castellano) Aunque no estoy muy deacuerdo con lo dicho sobre Canción de Hielo y Fuego, ya que para mi es la obra maestra de la Fantasía actual.

De todas formas el artículo en general es muy bueno y te da una visión perfecta de por donde se está moviendo la Fantasía contemporánea.
2004-08-30 09:36   literfan
Estoy de acuerdo. Conocía dos de las sagas comentadas, y tras este artículo no me importaría acercarme a la de Erikson. Un artículo de alto nivel que merecería ser reimpreso en papel (en Gigamesh o Solaris, como directamente implicadas, o Galaxia)
2004-08-29 19:16   Kelemvor
Chapó! Este es uno de los mejores artículos que he leído en cYbErDaRk, aunque por supuesto, no comparto la misma opinión con respecto a Maestro de Enigmas (una maravilla).