por Sandro Herrera, Mayo 2002
PRIMERA PARTE
1- Introducción
El día 18 de Enero del 2002 fue un Sábado muy
frío para mí, tanto que, desde que el reloj dio las 11 en punto
de la noche, me fui corriendo a mi calentita cama.
A mí me gustaba observar mi cuarto en la oscuridad, tendido en la cama, mientras
me quedaba dormido, pero esa noche me quedé dormido desde el momento en que
me cubrí con la manta y la sábana.
En un momento de la noche me desperté sobresaltado sin saber por qué, ni siquiera
había tenido pesadillas y me había despertado sudando. No me molesté en levantarme,
ya que estaba a gusto en mi cama, pero ahora no me podía dormir, así que aproveché
para hacer eso que tanto me gustaba.
Me senté apoyando la espalda contra el cabezal de la cama y esperé a que mis
ojos empezaran a ver algo en la oscuridad de mi habitación.
Empecé a ver en frente mía unas rayas de luz anaranjadas que se colaban por
los huecos de mis persianas blancas. La luz procedía del alumbrado de la calle.
Las rayas me estarían pegando en la cara, pero yo ya me había encargado de rodar
las cortinas, que aunque eran de un color azul casi transparente, me protegían
de la luz..
Al pié de mi cama había un pequeño mueble blanco con tres cajones en los que
guardaba cintas de video. Encima del mueble tenía un televisor Grundig de veinticinco
pulgadas que ya no servía. Pues eso es lo siguiente que vieron mis ojos.
Mi cama estaba entre la pared (que separaba mi habitación de la de mi hermana)
y mi armario. Entonces decidí mirar a la pared, y vi las letras blancas del
póster de la película Scream, que parecía que brillaban en la oscuridad.
En esa pared sólo estaba el póster y una estantería con libros infantiles que
yo me leía de pequeño.
Al girar la cabeza hacia la izquierda, sólo pude ver un gran muro oscuro, entonces
comprendí que el armario me tapaba la visión de la parte izquierda de mi habitación.
Aunque no la pude ver, sabía perfectamente que la pared que estaba en frente
de la del póster tenía: otra estantería con cintas de video, un póster de la
película American Pie, un tablón de corcho y mi escritorio, dónde yo tenía mi
PC.
En la pared del fondo estaban las ventanas, que eran de seis cuadros y con
bordes metálicos de color blanco, al pié de la ventana estaba mi sillón de tapizado
negro de dos asientos, y , al lado había un mueble con estanterías donde ponía
mis libros de lectura.
La pared donde se encontraba la puerta sólo tenía el armario y la cama.
Me sabía perfectamente la colocación de los muebles (faltaría más), pero antes
de que pudiera terminar de descubrir mi cuarto en la oscuridad, empecé a ver
una tenue luz azul celeste, que procedía de debajo de mi cama, y luego empezó
a notarse por las uniones de cemento de las baldosas color beige de mi cuarto.
Sólo faltaba una bola de luces colgada del techo, para que mi habitación pareciese
una discoteca.
No sentí nada parecido a miedo, pero me incorporé y me senté en la cama ,
apoyando ésta vez mi espalda, en la pared dónde se encontraba el póster de
Scream. Desde esa posición veía perfectamente todo mi cuarto.
En el más absoluto de los silencios, salió del suelo un gran ojo que tenía
las dimensiones de un coche de esos enanos, un Smart.
El ojo lo formaban unas llamas azules, y el iris venía a ser un círculo negro
ovalado.
Mientras me quedaba atónito mirando el gran ojo, éste se empezó a acercar hacia
el borde de mi cama y cuando llegó, dijo con una melosa voz de mujer:
- Cuando la Luna se convierta
en Sol...cuando el Cielo se convierta en Infierno...cuando el agua se vuelva
sangre..... estarás sólo Oscar, ... estarás sólo y no podrás vencer al Mal...Tienes
que salvarnos......sálvanos.....sálvate, sálvate, sálvate, sálvate, levántate,
levántate, levántate.......
- ¡Levántate Oscar!
De repente el ojo desapareció y..... todo resultó ser una pesadilla. Ahora
estaba mi padre despertándome para que fuera a comer.
1
- ¡Déjame dormir un rato más!
-le dije a mi padre- Que hoy es domingo.
- Pero Oscar, ¡vamos a comer
ya! Son las dos y veinte de la tarde, así que hazme el favor de levantarte.
- Vale, ya voy.....vallan
comiendo.
- Pues venga, date prisa que
se enfría la sopa.
- ¡Joder, sopa no!, ¿no hay
nada sólido?
- Sí, también hay que evitar
la destrucción - a mi padre se le puso la voz de mujer, igual que la del ojo-
- Perdona, ¿que has dicho?
-me incorporé enseguida-
- Que también hay tortilla,
que pasa, ¿la tortilla tiene algo malo?
- No, pero tu..... tu has.....
-antes de decirle lo que creía haber oído y dejar que mi padre me tomara por
loco, le dije- ¿has puesto cebolla a la tortilla?
- Pues no, el chef ha pensado
en los gustos del señorito y no le ha puesto cebolla a su tortilla -mi padre
hizo un gesto imitando a los típicos criados ingleses, muy bien educados-.
- Graaaacias, ya voy, vallan
comiendo.
Cuando mi padre salió del cuarto, me pegue un bofetón para comprobar que estaba
despierto, y, lo estaba. Pero, ¿como se explicaba lo que había pasado?
Seguramente oí mal, porque yo estaba medio dormido, y aún tenía fresco en mente
el sueño del ojo.
Me bajé de la cama de un salto, me puse las chanclas y, cuando iba a salir
del cuarto, sentí la irresistible tentación de mirar debajo de la cama, pero
mi cordura no quiso que yo hiciera tal cosa.
Cuando llegué a la cocina, mis padres y mi hermana estaban muy alegres. Mi
madre, al verme, dijo:
- ¡Hombre!, Pero si es el
señorito de la casa.
- Que graciosillos estáis
hoy ¿no?
- Calla y come que se te enfría
la comida -dijo mi padre-
Ya había acabado la sopa, entonces le pedí el cuchillo a mi hermana para cortar
un trozo de tortilla.
Cuando me lo fue a dar yo estaba embobado mirando la tele, porque salía Jennifer
López.
Yo tenía la mano extendida para que Sara me diera el cuchillo, pero sin querer,
me hizo un corte y empecé a sangrar.
Yo no sentía asco ni nada parecido por la sangre pero enseguida empecé a notar
fatigas y lo veía todo negro. Me sostenía la mano herida con la derecha, que
era la sana, e intentaba buscar a mi familia, pero ni veía ni oía nada.
Me estaba dando miedo. Pensé que me estaba muriendo.
Miré al frente y sólo veía una sombra negra muy cerca mía. En ese mismo momento
se pasó todo y vi delante mía a mi hermana, que acababa de ponerme una tirita
en la herida.
Nadie hablaba, y yo me quedé parado sosteniéndome la mano izquierda.
Bebí todo el zumo que había en mi vaso y luego comprobé que toda mi familia
seguía comiendo su trozo de tortilla, pero ya no parecían tan alegres, es más,
parecían tristes.
Me sentí muy frustrado porque nunca había tenido esa sensación tan rara al
cortarme, pero intenté quitarle importancia al asunto y dije:
- ¡Que sigo vivo eh! No pongáis
esa cara.
Todos me miraron muy serios; me observaban. Por fin, mi madre, me dijo:
- Nos has dado un susto de
muerte.
Casi no le sale la voz y sus ojos estaban encharcados.
- Mamá joder, que sólo ha
sido un corte.
- Pero podría haber sido peor.
Mucho peor.
Dicho esto, mi madre recogió su plato, lo puso en el fregadero, y se fue. Los
demás hicieron lo mismo, dejándome solo en la cocina.
- Esto es increíble -dije
con un hilo de voz- , yo no soy de cristal. Se cuidarme perfectamente.
Me encontraba hablando solo, pero luego me puse a pensar y llegué a la conclusión
de que al menos yo tenía unos padres que se preocupaban por mi.
2
Después de comer quería ir a la biblioteca para estudiar
para el examen de Historia que tenía el martes. Así que cuando terminé de comer
(solo) me duché y salí. Antes de salir, me despedí desde la puerta:
- Papá, mamá, me voy a la
biblioteca. No se a que hora vuelvo.
No obtuve respuesta.
Cuando salí del edificio, una gran palmera tapaba el Sol. Iba a emprender la
macha, cuando, una ráfaga de viento fresco, surgió y me quitó el calor que tenía
desde que me levanté.
Estaba muy a gusto; a la sombra de una gran palmera, con un día despejado y
completamente sólo.
Enseguida me di cuenta de que la palmera estaba completamente seca y destrozada.
Sólo tenía unas cuantas hojas verdes y su tallo era fruto de las gamberradas
de la gente, gente sin escrúpulos que hacia graffitis, inscripciones y muchas
más barbaridades.
- De repente me siento muy
ecologista. -dije en voz baja- Nunca había visto ésta faceta mía.
Yo vivía en un edificio que a su vez , era parte de otros tres edificios, y
juntos, formaban una pequeña plaza. En ésta plaza habían pequeños jardines,
y, justo en el centro, se encontraba la sufrida palmera.
Me puse en marcha, y pasé por el pasillo que formaban dos de los jardines.
Iba contemplando la fea apariencia de los jardines. Jardines que un día tuvieron
verde césped y que ahora sólo tenían tierra seca. Arbustos podados por jardineros
que no llegan a los diez años, me refiero a los niños que juegan en los jardines
y que no tienen piedad por las plantas.
Cuando voy llegando al parque donde está la palmera, una docena de palomas
salen volando al verme, menos una, que es muy fea y que casi no tiene plumas.
Cuando me acerco a ella lo suficiente, huye a la pata coja y se esconde detrás
de la palmera.
Ahora me iba acercando a la salida-entrada de la plaza, que era un gran arco
de piedras. Justo al lado de la entrada, había un parterre pequeño con un arbusto
de pocas hojas. Había un mal olor que hizo que me tapara la boca y la nariz
con la manga de mi jersey gris.
Enseguida me di cuenta de que se trataba de un gato negro muerto, rodeado de
moscas.
- ....Joder.... -fue lo único
que pude decir-
Antes de que me diera cuenta, un cosquilleo recorrió mi mejilla. Era una lágrima.
Fuera de la plaza me salió otra en el ojo izquierdo. Me las sequé con la manga
del jersey.
- Oscar: es sólo un gato. ¿Qué coño te pasa?
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