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El pozo de oscuridad,
de Margaret Weis y Tracy Hickman
Título original: Well of Darkness
(2000)
Portada: Alejandro Colucci
Traducción: Mila López
Editorial: Timun Mas
(2004)
La Gema Soberana 1
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Margaret Weis
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Tracy Hickman
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Sandro Herrera (Kelemvor), Octubre 2004
Comencé a leer este libro con ciertas reservas, influido por la opinión general que
tenía de Margaret Weis y Tracy Hickman, y al abrir las primeras páginas mis prejuicios fueron alimentados:
tenemos el típico mapa del mundo mágico en el que se desarrolla la historia, existen cuatro razas típicas
de la fantasía (humanos, elfos, enanos y orcos), y, por supuesto, se mantienen las mismas diferencias y
disputas entre ellos. Sin embargo, parece que esta historia tiene algo distinto...
El pozo de oscuridad nos sitúa en Loerem, un continente extenso donde conviven
las cuatro grandes razas en una paz sostenida por hilos de seda. Pero la historia se centra en el castillo
de Vinnengael, el reino de los humanos. Allí conoceremos al pequeño Dagnarus, príncipe segundo en la línea
de sucesión al trono. Su carácter caprichoso y compulsivo provoca la entrada al castillo de Gareth, un niño
que será el objeto de las palizas que no pueden proporcionársele al príncipe. Entre los niños se irá forjando
una relación de amor-odio fuertemente marcada por el carácter caprichoso de Dagnarus. Pero lo que en un
principio parece un juego de niños, llega a convertirse en algo peor con la llegada al mundo de la Gema
Soberana. Ésta fue un obsequio de los dioses para lograr que las cuatro razas defendieran la paz con la
creación de unos poderosos guerreros conocidos como los Señores del Dominio. Pero lejos de traer la paz,
la perturba, y las ansias de Dagnarus por ser rey lo llevarán a embarcarse en un viaje hacia la oscuridad,
seguido por el fiel Gareth, que abrazará la magia prohibida de El Vacío, para ayudar al príncipe en sus
oscuros propósitos.
Ésta es una historia de intrigas políticas al más puro estilo Juego de tronos,
pero con toda la parafernalia mágica característica de Weis y Hickman. En ella nos damos cuenta cómo un
grupo de personajes son poco a poco inducidos a abrazar El Vacío y sumergirse en un pozo de oscuridad desde
el que se enfrentarán al mundo que los rodea y que los rechaza.
La Gema Soberana resulta, pues, la otra cara de la moneda, el reverso de la
típica historia de fantasía. Aquí los protagonistas son los malos, y los buenos, el enemigo. Y hasta aquí
está todo muy bien; los autores han intentado romper con los clichés impuestos por ellos mismos. No obstante,
la historia no cuenta con unos personajes que realmente cautiven, como han sabido hacer en otros libros, y
sólo se salva la pareja compuesta por Dagnarus y Gareth; los demás son simples extras (salvo
algunas excepciones). Realmente es un gran fallo que Weis y Hickman no hayan sabido crear unos personajes
atrayentes, como ya lo hicieron en Dragonlance, porque esta narración habría cobrado más fuerza. De
todos modos hay que darle una oportunidad en este aspecto. No conviene olvidar que La Gema Soberana
es una trilogía, y las cosas pueden cambiar.
Quizá, siendo un poco malo, puedo decir que en este libro hay residuos de El ciclo
de la Puerta de la Muerte, ya que ambos tratan el tema de la nigromancia. Y, siendo aún peor, hay
personajes muy parecidos (Silwyth es Haplo, pero en versión élfica). Pero esto, realmente, es un mal menor.
Por lo demás, todo es muy correcto. Como ya es habitual en la pareja de autores, el
estilo narrativo es ágil y fresco. La novela está dividida en tres partes, y cada una es un salto en el
tiempo, que permite observar la evolución de los personajes. De ellas quizás me quedo con la primera, que
nos muestra la situación política de Loerem a través de los ojos de los protagonistas aún en su niñez.
Invito a todos a que lean esta trilogía o, por lo menos, este primer volumen. Supone
una perspectiva distinta desde la que presenciar la omnipresente batalla entre el bien y el mal. Y estoy
seguro de que gustará tanto a los seguidores de Margaret Weis como a los habituales lectores de fantasía
que no sean muy exigentes. Por lo demás, no esperéis encontrar una obra maestra en este libro. Me temo
que no la encontraréis.
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