Esta artículo ha sido leído 15112 veces
por David Quirós Nuño (Lobokell)
|
Mundos en la Eternidad |
La humanidad ha colonizado Akasa–Puspa, un cúmulo globular de 150 años luz de diámetro
atestado de estrellas y con la particularidad de que muchas de ellas tienen planetas habitables en órbita.
Se trata de un entorno singular, donde las distancias entre los distintos sistemas estelares son lo bastante
cortas como para que los viajes espaciales sean algo habitual. Además todos los planetas habitables tienen
una Babel, una torre orbital, con lo cual los humanos tienen un sencillo sistema de transporte para viajar al
espacio. Sin embargo esta misma facilidad para desplazarse de un planeta a otro también facilita la propagación
del peor mal de la raza humana: la guerra. Cíclicamente, como si Akasa–Puspa fuera un océano, las mareas
políticas provocan el alzamiento, auge o decadencia de los grandes poderes del cúmulo, que actualmente son:
el Imperio, la Hermandad y la Utsarpini. El Imperio representa la cultura tecnológicamente más avanzada de
Akasa–Puspa, y aunque en la época actual se encuentra en recesión, aún constituyen una fuerza a la que no se
puede dejar de lado. La Hermandad ostenta el poder de la religión, que en este caso es una amalgama de todas
las antiguas religiones de la Tierra. La Utsarpini es una federación forjada en las antiguas provincias
exteriores del Imperio y tecnológicamente muy inferior a estos, pero que está en plena expansión. La disputa
por el poder en Akasa–Puspa es constante, plagada de alianzas y traiciones, y se pierde en el tiempo, al igual
que el origen de la humanidad, un auténtico enigma para los habitantes de este cúmulo estelar. Para acabar
de complicarlo todo tenemos a dos razas alienígenas: los Angriff, una raza cruel que asola las colonias
humanas de la periferia, y los Colmeneros, una enigmática especie sobre cuya inteligencia no logran ponerse
de acuerdo los científicos humanos.
La historia comienza justo en medio de un conflicto, con la Utsarpini y la Hermandad
aliados y consolidando sus dominios en las provincias exteriores, abandonadas tiempo atrás por un Imperio
en decadencia. Entonces sucede algo que inevitablemente atrae la atención de todos: un Rickshaw ha sido
destruido y se ignora la causa. Los Rickshaws son los elementos que constituyen el Sistema Cadena, la última
apuesta del Imperio por mantener su dominio sobre la periferia de Akasa–Puspa, cosa que no consiguió aunque
el sistema fue un éxito y actualmente sigue en funcionamiento. Esta destrucción tiene graves implicaciones
políticas, pues en la práctica tan sólo el Imperio tiene la tecnología necesaria para ello, lo cual hace
suponer la posible existencia de un nuevo poder capaz de hacerlo. Dado que el suceso ha tenido lugar en
los territorios de la Utsarpini, se decide enviar una expedición conjunta Imperio/Utsarpini a resolver el
misterio. Claro está, dada la importancia del asunto la Hermandad decide no quedarse fuera e interviene
desde la sombra. Y será durante la realización de esta misión cuando nuestros protagonistas harán el
descubrimiento más asombroso que podrían imaginar, un descubrimiento que cambiaría el universo tal y como
lo conocían.
Akasa–Puspa es un universo muy atractivo, donde se mezclan tanto las culturas como
las tecnologías. Resulta interesante ver cómo interactúa la tecnología electrónica del Imperio con las
computadoras de válvulas de vacío de la Utsarpini, las naves de fusión de los primeros contra los veleros
solares con impulsores inertes del resto de las naciones humanas o las estrambóticas naves de hormigón
armado de los sanguinarios Angriff. Y si por un lado nos encontramos con semejante choque de tecnologías,
no menos fascinación sentiremos ante la compleja biodiversidad que nos vamos a encontrar.
Mundos en la Eternidad es por derecho propio uno de los grandes exponentes de
la ciencia ficción española. Se trata de una obra que mezcla con gran habilidad los elementos característicos
de la space opera y de la ciencia ficción hard. Por un lado nos encontramos con una aventura
en el espacio, con un gran misterio de fondo, y héroes, villanos y poderes ocultos que jugarán su papel desde
las sombras. Hay batallas estelares, pero de gran realismo. No hay escudos energéticos ni hiperpropulsores,
sino una tecnología que podemos entender con facilidad. Por otro lado se tratan los aspectos científicos
con bastante rigurosidad. Es decir, a la hora de hablar de un velero solar de la Utsarpini se nos describirá
el cómo y el por qué. Se abordan las ciencias de una manera plausible y lógica. Y no sólo en cuanto a
artilugios, naves y demás, sino también en cuanto a los seres vivos que irán apareciendo a lo largo de la
novela. Por ello en los elementos hard hemos de distinguir dos partes: la física y la biológica. Quizás
estemos más acostumbrados a que en las novelas de ciencia ficción se juegue o bien con el aspecto físico
o bien con el biológico, pero en pocas ocasiones se mezclan ambas ciencias. En Mundos en la Eternidad
ambas tienen casi la misma importancia, y Juan Miguel Aguilera y Javier Redal consiguen jugar con ellas de
una forma amena y sorprendente, con conceptos que podemos reconocer, como en el caso de las Babeles, la esfera
de Dyson, las máquinas Von Neumann... Pero en algunos casos les proporcionan un nuevo enfoque, menos manido
por así decirlo. Por ejemplo, la esfera Dyson descrita funciona con las leyes de nuestro universo físico,
sin sistemas antigravedad ni materiales de fantásticas propiedades. La diferencia respecto a otras es que
está controlado por un complejo ecosistema, por seres vivos. Otro ejemplo lo tenemos en las Babeles, torres
orbitales como las descritas en muchas otras novelas, pero en este caso además son las guardianas de la
religión, al tener grabados en sus indestructibles paredes los textos sagrados de todas las religiones
conocidas.
|
Les Enfants de l'Éternité |
En muchas ocasiones se ha comparado esta novela con otras novelas de renombre, como por
ejemplo Mundo anillo, y siempre surge la misma pregunta: ¿qué habría sucedido si esta novela la hubiera
escrito un angloparlante? Pues que a buen seguro ya sería conocida en todo el mundo. En este aspecto es
realmente una pena que una historia de semejante calidad, que en mi opinión supera ampliamente la mencionada
novela de Larry Niven, haya pasado casi de puntillas por la literatura de ciencia ficción. Es decir, la
mayoría de los aficionados hispanoparlantes reconocen enseguida la novela de Niven, pero muchos apenas han
oído hablar del fantástico universo de Akasa–Puspa. Al menos eso está cambiando, no sólo por la edición de
Mundos en la Eternidad en el 2001, sino porque ya se ha publicado en Francia, donde ha tenido una
magnífica acogida, lo cual siempre es una buena noticia.
La edición de Mundos en la Eternidad publicada por EquipoSirius no está nada mal.
Parece un poco voluminoso a primera vista, pero es un libro muy manejable y con un tamaño de letra que facilita
la lectura. Las anotaciones a pie de página también resultan muy útiles para la buena comprensión de la lectura.
Pero esta edición adolece de un fallo fundamental, algo que alguien debería haber considerado, pues de haber
existido más de un lector habría evitado sentirse desilusionado y terriblemente defraudado. Una sencilla
presentación hubiera sido, en mi humilde opinión, un elemento imprescindible. Un pequeño comentario para que
aquellos que hubieran leído las novelas Mundos en el abismo e Hijos de la Eternidad pudieran
situarse ante esta novela y no sacar conclusiones erróneas.
En definitiva: esta novela merece un hueco en toda estantería de un lector de ciencia
ficción, incluso aquellos afortunados poseedores de la versión antigua no deberían dejarla de lado, pues se
trata de una historia diferente. Eso debe quedar muy claro: Mundos en la Eternidad es una historia
diferente a la contada en las antiguas novelas editadas en Ultramar.
Mundos en el abismo e Hijos de la Eternidad vs. Mundos en la Eternidad
En 1988 la editorial Ultramar publicó Mundos en el abismo y poco después, en 1990,
vio la luz su continuación Hijos de la Eternidad. En ellas se nos cuenta una historia cuyo fondo es
básicamente el que he comentado anteriormente. Seguimos en el cúmulo globular de Akasa–Puspa, sigue habiendo
una pugna por el poder entre Imperio, Utsarpini y Hermandad. No obstante el desarrollo no es igual. Es decir,
la historia se parece y empieza de manera casi análoga a Mundos en la Eternidad, pero a medida que avanza
la divergencia comienza a ser más evidente, y más amplia.
|
Mundos en el abismo |
Esta comparación es inevitable, y el choque es obvio. Sin embargo a nadie se le ocurrió
que pudiera representar un escollo para la difusión de la nueva versión. ¿Por qué lo considero un escollo? Hoy
por hoy tenemos una variedad en las librerías como muchos no habíamos visto nunca, y precisamente es ahora
cuando la gente busca una opinión que les ayude a elegir. Y claro, la salida de Mundos en la Eternidad
vino acompañada por la crítica de lectores que conocían las otras novelas. Porque una primera lectura de esta
novela lleva a cualquier lector a varias conclusiones. En primer lugar piensa que está leyendo un resumen de
Mundos en el abismo e Hijos de la Eternidad. A poco que continúa piensa que encima es un mal
resumen; aunque comparte muchas cosas hay abundantes cambios. Además los personajes
también sufren modificaciones importantes y mientras algunos desaparecen otros cobran un mayor protagonismo o
bien cambian por completo. En resumen, en mi humilde opinión, un desastre.
Mundos en el abismo y su continuación Hijos de la Eternidad, fueron dos
novelas que me dejaron asombrado. En aquella época estaba acostumbrado a leer a autores anglosajones y era
difícil encontrarse con libros de autores españoles o hispanoamericanos. No es que no los hubiera sino que
simplemente parecían tener menos impacto. De repente me encuentro con esas novelas y mi sorpresa es enorme,
no sólo me encantan sino que encima su nivel está a la altura de los autores anglosajones más conocidos.
Sin embargo ambas sufrieron fuertes críticas. Casi todas relacionadas con el mismo
aspecto: el abuso de la nomenclatura sánscrita. Abuso en opinión de algunos. Es cierto que al principio
puede hacerse un poco pesada la lectura con tanta palabrita, pero a medida que la lectura avanza aparecen
muy pocos términos nuevos. Podemos decir que el principal escalón esta al principio de la novela. Superado
ese momento no deberíamos tener ningún problema en la lectura. Por otro lado, no pocos lectores encontraron
que el empleo del vocabulario sánscrito también le da cierto encanto a la novela. Asimismo, ambas
contaban con unos estupendos apéndices donde aparecía un pequeño glosario de los términos sánscritos, así
como algunas explicaciones científicas. También este aspecto fue criticado al comentar que era molesto acudir
a dicho apéndice cada vez que surgía un término cuyo significado desconocían. No obstante hay muchas novelas
de escritores foráneos que hacen exactamente lo mismo y no provocan tal rechazo. ¿Seguimos pensando que lo
"de fuera es mejor que lo de aquí"? Indudablemente sí.
|
Hijos de la Eternidad |
También se comentaba que en las novelas antiguas la acción sufría demasiados cortes, que
no tenía una continuidad adecuada para atrapar al lector. Y ciertamente en la nueva novela la acción es casi
continua, los hechos se suceden con bastante rapidez y es fácil acabar de leer el libro en muy poco tiempo.
Sin embargo no se debe menospreciar la versión antigua por tener un desarrollo más lento, pues
se profundiza en ciertos aspectos que a la larga muestran su importancia, aunque quizás nos pongan sobre
aviso del porqué de diversas situaciones que tienen lugar.
Otro punto bastante conflictivo son los personajes. Las novelas comparten un mismo
universo y a los mismos personajes, buena parte de los cuales apenas cambian de una novela a otra. Sin embargo
en algunos casos hay una gran diferencia. El más claro lo tenemos en la figura del ksatrya Chait Rai, que ha
pasado de villano atormentado a héroe. Otro personaje que ve reducido su papel es Oannes, y uno al que se hecha
en falta es a la computadora de la Konrad Lorentz, Vidya. Ambos participaban en algunas de las mejores
escenas de Hijos de la Eternidad.
Para finalizar señalar que otro motivo de confusión son varias escenas que en los libros
antiguos se narraban de una forma y que en la nueva novela se afrontan con fuertes cambios. A modo de ejemplo
podemos considerar la autopsia del Angriff, que discurre con un mismo fondo y conclusiones, pero desarrollado
con distintos personajes: antiguamente la disección la llevaban a cabo Jonás, Oannes y Vidya, y en la nueva
novela lo hacen Jonás y Lilith. Esta escena es sólo un ejemplo, hay varias más que llenaron de confusión,
sin duda alguna, a todos aquellos que ya conocían las novelas antiguas. La relación entre unas y otras son
tantas que es demasiado fácil considerar Mundos en la Eternidad como un resumen.
Claro que a la hora de hacer comparaciones no debemos olvidar que Mundos en la
Eternidad pronto será acompañada por una continuación, que verá la luz primero en Francia y luego en
España, y tendremos que leerla para tener una visión completa de la historia.
En palabras de Juan Miguel Aguilera...
Naturalmente, todo lo escrito anteriormente no deja de ser la mera opinión de un lector,
una visión particular. Para poder comprender con toda propiedad la situación, lo mejor es acudir a sus
creadores, y que sean ellos quienes nos expliquen la relación entre dichas novelas, y de paso nos comenten como
surgió el fantástico universo de Akasa–Puspa.
|
Javier Redal |
La primera pregunta que me viene a la mente es ¿cómo surgieron Mundos en el abismo e Hijos de
la Eternidad?
Surgieron en el momento de más sequía en la ciencia ficción española. Empezamos a escribir allá por el 83,
sin ninguna prisa y sin ninguna esperanza de ver publicada nuestra novela, pues en esos tiempos no se publicaba
ni CF anglosajona. Javier y yo habíamos escrito juntos una novela corta para Nueva Dimensión titulada
"Lisogenia". La semilla de aquella novela era un guión de cómic de sólo ocho páginas que escribí para mi amigo
Rafa Fonteriz. En él una nave espacial era atacada y devorada por unos bichejos espaciales que se parecían
mucho a los virus bacteriófagos (pero con un tamaño mayor, claro). Los conocimientos de biología de Javier
dotaron a esta idea un tanto absurda de realismo científico y esa era más o menos la base de "Lisogenia".
La novela estaba prevista justo para el número de la revista que no llegó a salir (más adelante, Domingo
Santos me enseñaría los fotolitos para demostrarme hasta qué punto nos habíamos quedado a las puertas). Pero no
nos desanimamos y alargamos las 120 páginas de "Lisogenia" hasta las casi 600 que tuvo Mundos en el abismo
en un principio. Mientras que "Lisogenia" se centraba en una investigación biológica situada en el espacio
cercano, Mundos en el abismo fue mucho más ambiciosa y creamos todo el universo de Akasa–Puspa como
fondo. Escribimos la novela con el procesador de texto de un Apple IIe, sin disco duro y sin acentos, y se la
presentamos de nuevo a Domingo Santos, que para entonces dirigía la colección de Ultramar. Redujimos el número
de páginas a un volumen más acorde con lo que era normal en aquellos tiempos, y así vimos publicada al fin
nuestra primera novela. El éxito de Mundos en el abismo (y de Las islas del infierno de Ángel Torres Quesada) fue inmediato y animó a los de Ultramar a seguir publicando a españoles, porque les salíamos más baratos
que los anglosajones y vendíamos más o menos igual
Aunque ha dado lugar a cierta controversia no puedo evitar sacar el tema. ¿Por qué el sánscrito? Se supone
que en las babeles están inscritos los textos sagrados de todas las religiones, en sus correspondientes
lenguas. ¿Por qué no usar también términos latinos que hubieran resultado más familiares a los lectores?
En realidad hay palabras y nombres en todas las lenguas. El protagonista se llama Jonás, Lilith es una demonia
de la mitología hebrea, y hay por ahí personajes con nombres árabes y chinos. Algunas palabras tan importantes
como "angriff" o "ricksaws" no son sánscritas. Pero es cierto que parece que el hinduismo está viviendo un momento
de gloria en los tiempos que relata Mundos en el abismo. Han pasado 25 millones de años, pero se cuenta
que el fundador del Imperio Alikasudara Maha, decidió que con él empezaba la historia y destruyó todos los
textos anteriores a él. Es de suponer que Alikasudara era hinduista y que esto motivó el éxito de los sacerdotes
hinduistas en su Imperio. El motivo por el que Javier y yo lo escogimos es porque la India es una especie de
Akasa–Puspa tal y como lo imaginamos en aquel momento. Sus orígenes se pierden en el tiempo, en ciudades que
suenan a mágico y remoto como Mohenho Daro. Hay sincretismo de religiones y culturas que nos convenía y nos
inspiraba. También nos enamoramos de como suena Akasa–Puspa, que significa "una flor en el cielo" en sánscrito.
Pero, como dices, hay cierta controversia con el tema. Y es que este detalle hace muy difícil meterse en la
novela. Si eres aficionado a la CF es difícil, pero si no lo eres es casi imposible. Ahora creo que fue un error
de juventud, un exceso de ambición y un poco de chulería del tipo de la que describe Umberto Eco en sus
"Apostillas al Nombre de la rosa", cuando afirma que puso todos los latinazos del principio como una prueba que
debía superar su lector para seguir leyendo.
|
Juan Miguel Aguilera |
La confusión de muchos lectores a la hora de enfrentarse a la lectura de Mundos en la Eternidad
es algo evidente. Para resolver la cuestión de una vez por todas, ¿como nació esta nueva novela?
A raíz del éxito que he comentado, Ultramar nos pidió con cierta urgencia una segunda parte de Mundos en
el abismo. Así que recuperamos los trozos perdidos y añadimos un poco más y tuvimos Hijos de la
Eternidad. Personalmente nunca me he sentido satisfecho con esta novela. Siempre que me encuentro con
alguien que me dice que ha leído Hijos de la Eternidad y no Mundos en el abismo tengo la sensación
de que debo disculparme porque (al menos yo) le noto las costuras. Por eso siempre he deseado recuperar la
novela original, tal y como la concebimos en un primer momento Javier y yo, y eso es, más o menos, Mundos
en la Eternidad.
A la hora de clasificar estas novelas hay cierta confusión, pues comparten elementos típicos de la ciencia
ficción hard y elementos de la space opera. En tu opinión, ¿en cuál de estos géneros encaja
mejor?
Creo que es una aventura espacial con la documentación que necesita. Lo primero que empecé a leer en mi vida
fueron las novelas de Julio Verne y ahora me doy cuenta que sigue siendo mi mayor influencia, porque lo que de
verdad me gusta escribir es aventura con una buena base de documentación (si esta aventura transcurre en el
futuro o en el pasado no me parece tan importante). Escribir es como realizar un truco de "ilusionismo", y para
que el truco sea bueno e impresione al espectador hay que rodearlo de cierto "aparato" que lo haga más creíble.
Pero, como sucede con las escenas de desnudo en una película, la documentación sólo debe aparecer si lo requiere
el guión.
En Xatafi, la última Hispacon celebrada, comentabas que pronto vería la luz la continuación de esta novela,
y encima casi simultáneamente en Francia y España. ¿Podría anticiparnos algo más al respecto?.
La nueva novela se va a llamar Mundos, carne y demonios y empieza junto donde acaba Mundos en la
Eternidad. No sé si aparecerá simultáneamente, porque de momento sólo tengo cerrado el contrato con ISF
en Francia, pero me encantaría y hay buenas perspectivas de hacerlo así. Veremos.
Tras Mundos, carne y demonios, ¿volveréis a escribir alguna novela ambientada en Akasa-Puspa o esta
será la última?
En Francia Mundos en la Eternidad ha funcionado muy bien y está teniendo buenas críticas. Allí hay
un mercado lo bastante grande como para animarme a embarcarme en un viejo proyecto bastante ambicioso. Se trata
de algo que siempre he querido llevar adelante y es escribir una serie de novelas situadas en este escenario
de Akusa-Puspa. Y es que al final todo es una cuestión de mercado, no de que seamos más listos o más tontos
que los anglosajones. Y Francia tiene ya ese público dispuesto a leer ciencia ficción no-anglosajona. Espero
que todo cuaje y que poco a poco se vayan publicando también en España.
Nota: Para finalizar me gustaría agradecer a Juan Miguel Aguilera su paciencia a la hora de explicarme
los entresijos de estas novelas, en más de una ocasión. Y ahora sólo nos queda esperar a que ese "veremos"
tome una forma más consistente, preferentemente paralelepípeda.
Enlaces
Bibliografía de Juan Miguel Aguilera en Cyberdark.net
Bibliografía de Javier Redal en Cyberdark.net
Ficha de Mundos en la Eternidad en Cyberdark.net
Reseña de Mundos en el abismo en El sitio de ciencia ficción
Reseña de Mundos en el abismo en Bibliópolis
Reseña de Hijos de la Eternidad en El sitio de ciencia ficción
Página personal de Juan Miguel Aguilera
|