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por María Jesús Sánchez (Starhawk)
Miras un mapa y dices, joder qué lejos, por qué no habrán puesto Gijón en un sitio más
cerquita... Pero luego, claro, piensas en esa bahía preciosa, por la noche llena de luces, y en Cimadevilla y te
dices, bueno, puede que esté en el mejor sitio, lo mismo la descolocada soy yo...
Abróchense el cinturón señores, el viaje comienza.
Me monto en el tren con una sensación miserable, dios (sí, lo sé, ahora sale el enlace a
Tolkien), son los y pico de kilómetros, Córdoba también la pusieron en un lugar que vaya, vaya... Menos mal que con
el AVE la cosa va mejor. Luego piensas en quien va desde Albacete, Cádiz o Barcelona y ya no te sientes tan
aventurera. No estamos en el siglo XIX, caramba. Sacas el libro y el discman y a pasar el tiempo. A la segunda vez
que has intentado entrar al servicio del tren y su aspecto te ha tirado para atrás, ya te sientes menos valiente.
Pero total, lo mejor no ha empezado todavía.
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En fila para la inscripción |
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Llegada al hotel después de que no haya taxis en la estación por la Semana Negra de marras,
y ¡oh terror!, en la puerta está Javier Cuevas, inagotable, inasequible al desaliento, dando órdenes y poniendo a la
tropa en marcha hacia los bares y demás lugares de ¿mala? vida. Aunque no te hayas dado cuenta acaba de empezar la
AsturCon, como siempre, con sidra, mucha gente, más sidra, Javier Cuevas, la paciente Marisa Cuesta, más sidra, y
Rudy Martínez, al que parece que todo el jaleo jamás le afecta (¿Será un cyborg? Siempre tendré esa duda...).
Y tú sin haber hecho meditación ni haber testado. Todos los años me lo recuerdo y se me olvida indefectiblemente.
¿He mencionado la sidra? Hum, creo que sí.
Estaréis pensando, ¿pero esto no es un encuentro de aficionados a la literatura fantástica?
Lo que nos lleva a la peculiar filosofía de la AsturCon y a la inevitable sidra. Hablar de literatura se habla, pero
además tienes puestos de libros donde hacer interesantes capturas a las tres de la mañana, y perderlas a la hora por
culpa de la sidra (¡Ay Lobokell! ¿Quien estará leyendo Los ojos de Heisenberg a tu costa?). Sitios donde
comer opíparamente, beber sidra y, sobre todo, esos oscuros objetos de deseo friki; esos estupendos, accesibles e
indefensos autores. Siempre me han dado pena. A cualquier hora del día los pobres no pueden darse media vuelta sin
que aparezcamos uno u otro con el libro para firmar. Vorkosigan inventó la tortura definitiva: coger las antologías
y hacer que te firmen todos los cuentos. Pero claro, creo que eso puede provocar un aluvión de suicidios entre los
autores, así que os recomiendo que seáis prudentes...
El sitio, ese parque tan tan especial
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Público asistente |
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La AsturCon tiene lugar dentro de la Semana Negra gijonesa, un acontecimiento entre la
movida literaria y la feria tradicional. Es algo fantástico, porque jamás te aburres; hay diversión para todos los
gustos y la localización está muy bien, en mitad del parque de Isabel la Católica, donde hay una especie de gran calle del
“infierno” (como las llamamos en el sur) donde se colocan los puestos, la carpa de encuentros y los chiringuitos
para comer y comprar esas cosas que nunca sabes luego por qué has comprado.
El parque es bellísimo, algo por lo que los gijoneses (y los demás que lo disfrutamos
también) deberían sentirse agradecidos a los dioses. El lago central es precioso, con sus patos, árboles gigantescos
y rosales que lo convierten en un paraíso para el paseo. También hay pavos reales, lo digo por los friki-padres, si
algún día se animan; los críos se lo pasarán de ensueño.
Claro, pero hablar de la vegetación hace que tengamos que hablar de un increíble y
sorprendente fenómeno que los asturianos llaman lluvia (bueno, tienen un montón de nombres según cómo y cuánto cae)
y que el resto de los mortales, salvo los ingleses, no llamarían así. En primer lugar es un fenómeno inexplicable: a
veces cae aunque no haya muchas nubes. Otras está todo encapotado y no cae nada. Además siempre adivina cuando no
llevas paraguas, y ¡hala!, ¡zas!, allá va con premeditación y alevosía hasta que te deja empapado. Otras te engaña
directamente, que no, venga, que no caigo mujer, ponte los tacones guays, y luego con los pies chorreantes
contemplas tu mojada inocencia... Eso sí, está claro que es un fenómeno de gran personalidad, y lo mejor que puedes
hacer es beberte un vaso de sidra para olvidarte de ella. No falla.
Ah, pero hay conferencias y todo...
Después de una noche de diversión sin freno, o con el freno en distintas posiciones, según
cada uno, amanece el sábado, que en este caso sí que no es poco, y comienzan las conferencias, debates, etc. Todavía
se veía todo el mundo bastante vivo por cierto. Para que os hagáis una idea, el ritmo de actividades de la AsturCon
está planeado para que puedas asistir a todo sin atropello y sin terminar odiando a alguien simplemente porque se
empeña en escribir libros o editarlos. Generalmente, conferencias por la mañana, después de comer la tertulia y
finalmente las presentaciones. La verdad es que es un ritmo cómodo. No terminas agobiado y, como suelen ser de
interés, no cuesta trabajo sentarse a escuchar.
Las conferencias este año han versado sobre:
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Maria Luisa Castejón y Javier Cuevas |
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- Gor o la incorrección política en la literatura fantástica, cuya ponente, Maria Luisa Castejón,
nos hizo pasar un rato muy bueno con su amenidad y buen hacer en un tema, cuanto menos, polémico. Espero
encarecidamente que nos tenga guardadas más sorpresas como ésta...
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Miguel Ángel Alonso |
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- La naturaleza del rol, donde Miguel Ángel Alonso nos mantuvo atentos pese a lo muy
destrozados que estábamos (estas conferencias los domingos a primera hora de la mañana son mortales), contándonos
mil y un curiosidades y anécdotas sobre los juegos de rol. Por cierto, siempre le asociaré ya un extraño ruido
de una máquina que parecía empeñada en dejar sin voz a Miguel Ángel, cosa que no consiguió. A la conferencia le
siguió un juego de rol en vivo, donde se lo pasaron tan bien que me parece que han dejado buen sabor de boca para
una próxima ocasión, que no pienso perderme...
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Justo E. Vasco |
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- Vienen los Strugatski, por Justo Vasco, su traductor al castellano. Una
conferencia que no olvidaré con facilidad. Justo es un comunicador nato, alguien al que deleita escuchar sea lo que
sea lo que cuente. Y hablando de sus admirados Strugatskis nos dejó con la miel en los labios comentando los libros
de estos autores que tiene preparados Gigamesh. Desde luego la casa de Vasco debe ser la que mayor número de ojos de
aficionados al fantástico tiene concentrados en ella; Cristina Macía, su mujer, es la traductora de
la serie de George R. R. Martin Canción de Hielo y Fuego...
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De izquierda a derecha:Rodolfo Martínez, Elia Barceló, Andreas Eschbach y M. John Harrison |
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- Dentro de las conferencias deberíamos incluir una mesa redonda que, de alguna manera, era
la estrella de la AsturCon, titulada El fantástico europeo: tres perspectivas, moderada por Elia Barceló, y
donde M. John Harrison, Andreas Eschbach y Rodolfo Martínez ofrecieron su visión del fantástico. Se dirimieron
cuestiones tan arduas como si afecta el mestizaje de los géneros al fantástico y de qué modo, entendiéndolo los
ponentes como algo positivo. También se habló del aspecto aparentemente pesimista de la ciencia ficción europea frente a la americana,
en el que se destacó el carácter “admonitorio” de ésta frente a los peligros del presente y si alguna vez tendríamos
una ciencia ficción europea, tema que veían con precaución, pero con optimismo. La moderadora preguntó a los
ponentes por sus obsesiones como escritores y aquí las respuestas fueron variadas e interesantes: Rodolfo Martínez
aludió a Dios y los múltiples espejos y espejismos del pasado; Eschbach al poder y el significado de la vida; y la
respuesta de Harrison, la más escurridiza pero no menos curiosa, los personajes a los que se les pide más de lo que
pueden dar.
La parte más endeble fue la relativa a la tertulia que tenía lugar después de comer.
Quizá tenga algo que ver que no sea el momento en que uno tiene las neuronas más alertas. De todos modos el atómico
Paco Ignacio Taibo II es más que capaz de ponerle las pilas a tertulianos y asistentes. Y entre abundante humo de
tabaco (cogh cogh, asmáticos abstenerse) dio pie para que se tratara el tema de La ciencia ficción y la fantasía
como subversión.
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Tertulia |
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El hecho de que hubiera un exceso de participantes puede que estuviera en el fondo de que
no resultara muy ágil, y por ser algunos de fuera del género, resultó algo disperso. Salvo quizás el lunes, donde se
hizo a vuela pluma una selección de esos libros que todo aficionado debe leer, siendo las aportaciones de gran
interés. Los ponentes fueron en total diecisiete, entre los cuales estaban autores de lo más granado de nuestro
género en castellano como Juan Miguel Aguilera, Elia Barceló, José Antonio Cotrina, Víctor Conde, Rafa Marín,
Rodolfo Martínez o León Arsenal, además de Yoss o Vladimir Hernández representando el otro lado del charco, y el
editor Francisco García Lorenzana. Si me he olvidado de alguno le pido que me perdone y el año que viene en
desagravio lo invito a... ¿sidra? Cielos, ¡otra vez con la sidra hemos topado!
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Presentación cruzada: José Antonio Cotrina y Rodolfo Martínez |
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Me falta mencionar las presentaciones, que siguen un esquema en parejas bastante curioso,
denominado presentaciones cruzadas. Se presentaron muchos libros y muy interesantes, referirlos todos se nos
haría pesado e innecesario, pero para los que sientan curiosidad que se asomen a la web de la AsturCon y vean qué
lujo de títulos y de autores. En esto siempre podéis confiar que tendréis a mano a buena parte de vuestros autores
favoritos, atractivo que hay que sumarle a los ya reseñados.
El plato fuerte y nunca mejor dicho
¡Claro, habéis acertado! ¡La Espicha medieval! Esto de espicha, para una andaluza, suena
bastante mosqueante. La primera vez que oí la palabra me quedé un poco perdida, pensando en qué me harían. Todo el
mundo sabe cuál es el saludo oficial en Cádiz, ¿no? Exactamente, pisha. Es una fórmula que vale para todo,
como supongo que cualquier asistente a la Gadir 2K4 os podrá confirmar. Además tiene otro sentido bastante menos
divertido; “espichar” es lo mismo que diñarla, estirar la pata, quedarse mirando a Triana, o morirse. O sea, algo
muy desagradable... o eso dicen.
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Espicha |
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Pero nada que ver estos despistes sureños con la espicha asturiana. Es un sitio donde te
dan muy bien de comer (gordas vigilen traseros, aarrrr), y, lo habéis adivinado también, hay sidra. Sólo que esta
vez toda la que aguantes, lo cual a veces se convierte en un desafío temerario. Y éste era el caso, ya que como
supongo recordaréis de la convocatoria, había que ir disfrazado de lo-que-sea-medieval. Por algún lado se oyó hablar
de que, en caso de no hacerlo, corrías serio peligro de que alguien (¿Javier Cuevas, por ejemplo?) podía cogerte y
tirarte por un barranco que hay al lado del precioso lagar donde fuimos. Y claro, yo como no había podido
disfrazarme, decidí llevarme a un marido, por si me servía de protección.
Gran error porque Javier no tiró a nadie (en el fondo confieso que me quedé algo
desilusionada de perderme el espectáculo...) y llevé a mi marido por el proceloso mar de una quedada friki. ¡Menuda
tarea! Él no las tenía todas consigo, como podéis comprender. Haced un esfuerzo mental. Un montón de gente, casi
todos disfrazados de geishas, señores feudales, moras de la morería, samuráis, caballeros medievales (Ppx
impresionante, sólo le faltaba el caballo), templarios, y luego mucha gente rara en estados intermedios entre la
socorrida colcha de la abuela y el traje alquilado. Eso sí, no hubo nadie disfrazado de tonel de sidra. Una pena,
con la práctica que se les ve a los asturianos escanciando, deben de llevar unos cuantos siglos madurando la
técnica. Así habría quedado muy medieval, tanto como lo demás.
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Espicha |
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El lagar estaba contratado para que estuviéramos solos. Sabia medida, teniendo en cuenta
los juegos “perversos” (no voy a contar nada, venid el año que viene...) a los que se entregó la peña. Sólo deciros
que yo, nada más que de mirar, casi me mareo, y estoy ya encallecida. Pero no, no contaré nada, no lo
conseguiréis...
El lugar, como iba diciendo, tenía un aspecto más que medieval. Un sitio agradable, con un
patio precioso lleno de mesas y bancos donde los asmáticos podíamos salir a respirar y todo. Esto fue una gran idea,
tener a la gente ahogándose por allí hubiera sido algo molesto, por muy de peli de cf que quedara... cof cof.
Así que ahí estaba yo, con mi marido a rastras mirando a todos lados con cara de decir, a
ver de dónde sale el tío de la motosierra y nos hace pedazos, pero lo tranquilicé y, conforme avanzaba la velada,
fue relajándose. La comida empezó a hacer estragos en su moral y la sidra también hizo lo que pudo, hay que
reconocerlo. Cuando ya la cosa iba marchando e incluso empezaba a contemplar la posibilidad de acompañarme el año
que viene otra vez a Gijón... OCURRIÓ.
Sí, ocurrió. Rudy Martínez y Juanmi Aguilera no pudieron contenerse y cantaron. En
principio esto no parece peligroso, e incluso casi suena divertido, pero eso es porque no los habéis oído. Es una
experiencia que no se olvida. Sólo puedo deciros que llevo preparados unos tapones por si repiten en la Hispacon.
Dos veces en pocos meses es muy poco tiempo para que mis débiles nervios se recuperen. Sobre todo porque cantar
Dune, con la música de Jesucristo Superstar, puede ser causa de vahídos y soponcios varios. O bien, de un ataque de
risa tonta, que mal llevado, puede terminar muy mal...
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Momento estelar |
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Jamás olvidaré la cara de mi marido. Me preguntó con una cara de esas que me merece la
pena fotografiar: “¿quiénes son éstos?”. Y le contesté: “dos de los mejores escritores que tenemos en el
género”. Volvió a mirarme con una mezcla de pena, si ya lo veía yo venir, aprensión y ¿qué le están haciendo a
mi chica, si antes era normal?... En fin, esa mirada que todos conocemos de los “sufridores”, nombre con el que
terminaremos conociendo a nuestras pacientes parejas.
Creo que Juanmi y Rudy me deben una sidra el año que viene... para consolarme por ir sola.
Espero poder estar allí otra vez, con los miles de cyberdarkianos (ya lo sé, exagero, pero es que las matemáticas
son poco divertidas), bueno, muchos, que fueron a esta AsturCon 2004. Me llevaré un listado de usuarios allí y como
falte alguno... como falte alguno... no sé, pero lo primero de todo es ¡QUE SE QUEDA SIN SIDRA!
Fotos cortesía de Iván Olmedo y el reportaje de la AsturCon que se encuentra en su
página oficial.
Enlaces
Página oficial de la AsturCon
Galería de fotos de la AsturCon 2004 en la página oficial del evento
Vídeo de la Espicha del 2004 (baja calidad)
Enlace al vídeo en alta calidad (se necesita el emule) ed2k://|file|Espicha.Asturcon.2004.avi| 98261550|563BB318896118CEB3AC18D49C91106B|/
Especial sobre la AsturCon 2003 en Cyberdark.net
Página oficial de la Semana Negra, donde se puede descargar el diario oficial: A Quemarropa
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