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Veniss soterrada,
de Jeff Vandermeer
Título original: Veniss Underground
(2003)
Traducción: Marta García Martínez
Editorial: La Factoría de Ideas
Solaris Ficción nº 46
(2004)
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Jeff Vandermeer
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Leticia Lara (Potato), Enero 2005
Cuando se escribe una reseña de un libro es importante comenzar con el menor número
de prejuicios posibles; tu opinión puede hacer que un posible lector se acerque o no a la obra de la que
estés hablando. En este caso he cumplido esta premisa sobradamente. Desconocía tanto al autor como la obra
y he permanecido voluntariamente en la ignorancia para dar una visión lo más imparcial posible.
Lo primero que se observa al poco de abrir Veniss soterrada es, por desgracia,
esa tipografía de moda a la que distintas editoriales parecen haberse abonado. Para conseguir aumentar el
volumen del libro (y justificar su precio), se puede elevar el tamaño de letra tanto como se desee, de forma
que cada página tiene apenas unos treinta renglones, alcanzándose así unas "respetables" aunque "infladas"
250 páginas.
Si podemos pasarlo por alto nos veremos inmersos en una extraña novela con multitud
de referencias de las más diversas procedencias. Porque, si no, ¿cómo se explica este apocalipsis ecológico
sazonado con referencias bíblicas o un dantesco descenso al infierno de la ingeniería genética? Jeff
Vandermeer hace gala de su cultura e imaginación y no deja pasar la oportunidad de mostrarnos ambas.
Veniss soterrada se encuentra dividida en tres secciones, como tres son los
personajes principales que nos relatan la historia. Nicola, su amante Shadrach y su hermano Nicholas se
ven envueltos en una trama de bioingeniería en un futuro desesperanzador. Las Inteligencias Artificiales
que una vez gobernaron la Tierra han caído en el colapso. Cada pequeño Distrito es un mundo aparte donde
rigen unas reglas propias. La única similitud entre todos ellos son las manipulaciones genéticas, de las
que Quin, sobre el que gravita toda la novela, es el maestro indiscutible.
La narración comienza con Nicholas, autoconsiderado Artista Vivo, por lo que las
alteraciones genéticas no deberían tener ningún secreto para él. Sin embargo, no termina de encontrar su
musa y quiere recurrir a Quin para que le proporcione un suricato, animal extinto que éste ha conseguido
resucitar. Shadrach le puede proporcionar el contacto con Quin, y a cambio ayuda a Nicola, su amor
verdadero. Lo que acaba pasando con Nicholas, su gemela Nicola y Shadrach es un vórtice descendente de
putrefacción y pérdida de humanidad llevada a sus últimas consecuencias.
Las intenciones de Nicholas con el suricato no quedan muy claras, siendo éste unos
de los puntos débiles de la novela; se dejan excesivos cabos sueltos e inexplicados que desencadenan esa
pequeña decepción de los libros que, con material para ser muy buenos, se quedan en menos.
Lo más destacable del conjunto es la imaginación que despliega Vandermeer en la
creación de animales producto de los cambios genéticos de la sociedad. Una auténtica pasarela de los
horrores que abarca desde los resucitados suricatos (primates modificados) a las ganeshas, pasando por
cerebros sin cuerpo, seres bicéfalos, mapas vivientes, humanos modificados hasta el punto de no retorno...
Del mismo modo es remarcable la gran cantidad de referencias bíblicas que aparecen a lo largo de la novela,
desde la muerte de Juan el Bautista al viaje al interior de la ballena de Jonás, pasando por la existencia
del infierno y el purgatorio.
Algo que me desagradó de Veniss soterrada, pero que sin duda puede atraer a
otros lectores, es el toque casi gore de algunas descripciones especialmente duras. Estamos acostumbrados a
la aparición de vísceras sanguinolientas en algunas obras, pero en ésta en particular es raro el capítulo
en el que no aparecen descripciones de este tipo (entre otras lindezas, por supuesto).
Como complemento a la publicación de esta novela corta, La Factoría de las Ideas,
incluye una entrevista con el propio autor hablando sobre ella y su obra en general, una bibliografía y
una biografía, que sirven como complemento muy adecuado tras la lectura.
En definitiva, si te gustan las obras de China Miéville o Jeff Noon, no dejes pasar
la oportunidad de acercarte a Veniss soterrada. No te defraudará.
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