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Siempre que escribimos una historia, nos
valemos de nuestra imaginación para romper las reglas
que nos atan al universo en que vivimos. Si escribimos para
romper las reglas o si rompemos las reglas porque escribimos
es algo difícil de decir, pero está claro que
no nos sentimos conformes con el mundo que nos rodea.
En cualquier tipo de literatura se ve este
fenómeno, pero quizá llame más la atención
en la ciencia ficción ya que, siendo nuestro propio
mundo, nos las apañamos para que ocurran cosas que
no pueden ser pero con apariencia realista. Y me estoy refiriendo,
por supuesto a los viajes en el tiempo, los viajes estelares,
las reducciones de tamaño y demás paranoias
que a todos nos encantan.
En este artículo
dirigiré mi atención a los viajes espaciales,
a la realidad que hay detrás de los inventos que los
diferentes autores de ciencia ficción han utilizado
para eludir ese lamentable hecho de que no se puede viajar
más rápido que la luz.
Historia de la
luz
Hacia
finales del siglo XIX la comunidad científica se encontraba
conmocionada debido a ciertas diferencias irreconciliables
entre las grandes teorías del momento: las leyes de
Newton (sobre la mecánica) y las leyes de Maxwell (sobre
el electromagnetismo). Estas teorías, archiconfirmadas
por millares de experimentos, no se ponían de acuerdo
sobre la velocidad de la luz. La primera de ellas decía
que la velocidad de la luz era infinita mientras que la segunda
decía que tenía que ser finita. Estas discrepancias
se solucionaron en parte gracias a una serie de transformaciones
matemáticas propuestas por Hendrik A. Lorentz (siento
meter historia de la física pero es interesante para
entender el asunto). Pero la semilla ya estaba plantada, el
universo que creíamos ordenadito, el universo en el
que un hombre en el polo mide el mismo tiempo que en el ecuador,
el universo en el que las manzanas caían hacia abajo,
era incorrecto.
Y he aquí
que apareció nuestro buen Albert Einstein, si, este
que tengo a mi izquierda. Recogió todos los recortes
de teorías que había hasta entonces y preparó
un colage completamente nuevo. En esta nueva estructura, la
luz siempre viajaba a la velocidad de la luz (¿no es
sorprendente?). Incluso si tu viajabas a la velocidad de la
luz, la luz seguía alejándose de ti a su velocidad!!!!
En este nuevo universo, un hombre que viajara en un avión
vería que el reloj de alguien que está en tierra
avanza más despacio, pero al mismo tiempo, el que está
en tierra creería que es el reloj del tipo del avión
el que se mueve más lentamente!!!! En definitiva, demencial.
Con esta nueva teoría
el universo se hacía inconmensurable. Al no poder viajar
más rápido que la luz, tardaríamos 3,9
años en llegar a la estrella más cercana, y
más de 10.000 años en atravesar la galaxia,
eso si nuestra nave fuese a la velocidad de la luz. Si fuésemos
a la máxima velocidad que ha alcanzado hasta ahora
un artefacto fabricado por el hombre (la sonda Voyager 2,
creo) que es de poco más de 1000 km/s, en llegar a
la estrella más cercana tardaríamos 1170 años
en lugar de 3,9. Inaceptable.
Una nueva esperanza
Pero no todo fueron
malas noticias. El universo creado por Einstein dejaba paso
a objetos tan enigmáticos como los agujeros negros,
los agujeros de gusano, los agujeros blancos, las lentes gravitatorias
y demás cosas. Dichos objetos no tardaron en ser usados
por escritores de ciencia ficción para volver a hacer
asequibles las distancias. Naturalmente la teoría que
aplicaban los escritores distaba de ser cierta, pero quedaba
bonito y parecía real.Y no solo usaban objetos teóricamente
existentes. En vista de que el universo real era tan extravagante,
¿por qué no inventarse nuevas reglas en universos
paralelos?
A continuación
expondré las diferentes maneras que se han encontrado
para viajar en la ciencia ficción. Son las más
interesantes, pero seguro que hay más, cada cual más
imaginativa y curiosa.
El Hiperespacio
Para
muchos, eso de que no se pudiera viajar más rápido
que la luz no les gustaba. O mejor dicho, no se lo creían.
Se tenía que poder viajar más rápido,
aunque fuera en otro universo. Y así nació el
hiperespacio. No queda muy claro qué es exactamente
pero lo que si es seguro es que las naves entran y salen de
él como si de la cocina se tratase cada vez que quieren
ir más rápido que la luz. Allí no hay
límites a la velocidad. Los reactores hiperlumínicos
rugen y las estrellas dejan trazos de luz al otro lado de
las ventanas de la nave. En algunos casos, las reglas de la
física se vuelven del revés y la gravedad pasa
a ser repulsiva en lugar de atractiva ("Némesis").
En otros siguen existiendo todas las cosas de nuestro universo
y hay que esquivarlas para lo cual tenemos el computador de
navegación ("La guerra de las galaxias").
Un lugar muy chulo y la verdad es que bastante práctico.
La pega es que no existe.
Los Agujeros Negros
y los Agujeros Blancos
Estos increíbles
objetos son quizá la consecuencia más sorprendente
de la teoría de Einstein, que algunos científicos
todavía se empeñan en tratar de refutar. Los
primeros tienen probada su existencia y ya hay varias cosas
que se han identificado como tales. Se producen cuando una
estrella muy masiva muere. La gravedad que produce es tan
inmensa que curva de manera excepcional el espacio tiempo
y nada, ni siquiera la luz, puede escapar de él. Por
esos se llaman negros.
En pareja con los
agujeros negros están los blancos, que tienen una existencia
más dudosa que los primeros y que es posible que no
existan. Por decirlo de alguna manera, se trataría
de la puerta de salida. Toda la materia y luz que entra por
un agujero negro sale por una agujero blanco en otro lugar
distante del espacio.
Ahí está
el truco. Una nave entraría por el agujero negro y,
¡pas!, aparecería en la otra punta de la galaxia
de manera inmediata. La puerta es de un solo sentido, claro,
pero que mas queréis. La otra pega de este medio de
transporte es que al entrar la nave en el agujero negro, la
intensísima gravedad de su interior haría que
aquella se quedase como un sello fabricado con papel biblia,
haciendo difícil la vida de sus ocupantes.
Algunos
libros y películas en las que se ha usado este fenómeno
son "Wing Comander" en la que el protagonista, que
es la leche en verso, se las apaña para programar el
solito y en cuestión de segundos la nave mientras atraviesa
el agujero en cuestión. También aparece un agujero
negro en "Esfera". Aunque el correspondiente agujero
blanco no se menciona, la nave tiene que salir por algún
sitio ¿no?
Una variante del
sistema de agujeros negros es el motor de agujeros negros.
Un artefacto que crea un agujero negro donde está la
nave, la cual, sin ningún problema, lo atraviesa. Sam
Neil montó un cachivache de estos en su nave de "Horizonte
Final". Lástima que no funcionase como pensaba.
Agujeros
de gusano
No son, como parece
creer la gente, cosas que aparecen y desaparecen como por
arte de magia. Los agujeros de gusano, de existir, que no
está claro, son estructuras perfectamente estables
del universo. Supongamos por ejemplo el planeta Tierra. Si
queremos ir desde España a Nueva Zelanda, la distancia
más corta sería seguir una geodésica
(también llamado círculo máximo). Sin
embargo, podríamos ser capaces de encontrar un agujero
que atravesase el planeta de parte a parte, de manera que
la distancia más corta sería el agujero. Mas
o menos así funcionan los agujeros de gusano. Si hay,
están. No aparecen y desaparecen.
Sin embargo así
es como parecen funcionar en las películas y libros
que los usan. Véase por ejemplo StarTrek: Espacio Profundo
Nueve, en la que el agujero que hay parece que es estable
pero, por el modo que lo usan, de estable no tiene nada. Otro
ejemplo es "Contact" en donde fabrican una máquina
que crea un agujero de gusano a otra parte. Fabuloso.
Curvatura espaciotemporal
En
mi opinión es, sin lugar a dudas, el método
de viajar por el espacio que parece más real (dentro
de ser ficticio, claro). La nave, equipada con un motor de
curvatura, como el Enterprise o el Fénix (de StrarTrek:
Primer Contacto), dobla el espacio tiempo haciendo las distancias
más cortas. No soy capaz de imaginarme como demonios
puede hacerse eso, tecnológicamente hablando, pero
sería estupendo.
Un extremo del plegamiento
espacial aparece en "Dune" en donde los Navegantes,
de una manera tan trascendental que nunca he logrado entenderla,
pliegan el espacio, trasladando las naves en las que viajan
a otro lugar instantáneamente. Siempre he creído
que estaban un poco fumaos esos tios.
Las naves de muchos
libros usan este método auque no se diga directamente.
La realidad
Usada por aquellos
autores que quieren ceñirse, mal que les pese, a lo
que realmente es. Aunque el tiempo se dilate y pase a diferente
velocidad para la gente de la nave que para la que se queda
fuera, se pueden conseguir novelas buenísimas (en mi
opinión de las mejores) por este sistema. Naturalmente
la velocidad debería ser mas alta que lo que hay ahora,
quizá la mitad o mas de la velocidad de la luz. Pero
aún así, merece la pena intentarlo.
Libro que usa de
una manera más que magistral este efecto, es más,
de forma divina, es "Tau Cero". No recuerdo quién
es el autor pero si recuerdo que me encantó. Resulta
angustioso ver como galaxias enteras mueren ante tus ojos
al desplazarte por el espacio a grandes velocidades. Otros
libros importantes, aunque no se centren en esto, son "El
juego de Ender" y sucesivos.
Como podéis
ver, hay gran variedad de teorías sobre como recorrer
las grandes distancias y probablemente haya muchas otras que
nadie ha pensado. Algunas respetan mas la realidad pero todas
son igualmente interesantes y adecuadas para cada tipo de
historia. Quizá podamos hacer una lista con las distintas
maneras de hacer del nuestro un universo diminuto.
Diego Alonso Álvarez estudio física con
vistas a especializarse en lo muy grande (astrofísica)
o en lo muy pequeño (física de partículas).
Si fracasa se meterá en historia. Queda claro
pues que no le gustan demasiado las cosas de tamaño
medio que se situen en una época actual. Quizá
por eso lea Fantasía y Ciencia ficción.
En la página es conocido también como
Soros.
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