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Los terribles acontecimientos que en los últimos días han
convulsionado el mundo han hecho mella en todos los aspectos ya sean sociales,
políticos o, como el caso que nos ocupa, culturales. Ello se ha dejado
notar en la última edición del Festival de Cine de Sitges
que, pese a que en los últimos años se había desprendido
de la etiqueta de "Fantástico", sigue volcando su mirada
hacia géneros como el terror o la ciencia-ficción. La realidad
del presente eclipsa de tal manera la ficción cinematográfica
que cualquier creación fantástica hecha en celuloide resulta
mucho menos aterradora que la plasmación en imágenes de la
actualidad en forma de noticiario. Quizás por ello el sentido de
lo fantástico, género para el cual el festival nació,
no tenga que ver tanto con los contenidos como con la capacidad para maravillar
o para asustar por medio de imágenes que ya no resultan tan lejanas
a la realidad.
A pesar de todo ello, la presente edición ha venido marcada por
un recurrente gusto por los argumentos inverosímiles, por las imágenes
perturbadoras y por un protagonismo del horror tanto hacia las más
fantásticas creaciones de la imaginación humana, como hacia
la inexorable realidad de un hombre enfrentado a una época donde
el artificial universo de las nuevas tecnologías, virtual o tangible,
impone su ley. Las formas tradicionales de narración, donde el elemento
hostil es representado por un personaje o fenómeno fácilmente
identificable con el antagonista clásico del género, alterna
con una forma de adversario más compleja y más relacionada
con el propio ser humano que con una fuerza de naturaleza externa a él,
si bien ello no ha supuesto una merma en la espectacularidad de las producciones,
poderoso componente tanto en filmes de procedencia americana como oriental
o europea.
La extensa programación ha ido desde productos marcadamente comerciales
con ciertos asomos de intelectualidad hasta las más extravagantes
propuestas de cine alternativo. En su afán de descubrimiento de nuevos
talentos, el festival ha apostado igualmente por consagrados cineastas como
David Lynch -Mulholland Drive- o Woody Allen -La maldición
del escorpión de jade, (The Curse of the Jade Scorpion)- y por
interesantes debutantes como Oliver Hirschbiegel -Das Experiment-,
Pitof -Vidocq- o Richard Kelly -Donnie Darko-. El jurado,
compuesto entre otros por el especialista en cine fantástico Mark
A. Altman, el actor Fernando Guillén o el crítico Jordi Costa,
ha repartido los galardones tanto en unos como en otros, otorgando el premio
a la Mejor Película a Vidocq en la Sección Fantàstic
y al nuevo filme de Allen en la Sección Gran Angular.
Marcada por una presencia casi protagonista del cine oriental (para el
cual se ha creado incluso una sección específica, Orient
Express), la 34º edición del Festival se ha caracterizado
sobre todo por la variedad de propuestas tanto en la sección oficial
como en Gran Angular, que está abierta a cualquier género
sea cual sea su procedencia. El cine galo ha apostado fuerte en su cosecha
fantástica con las superproducciones El pacto de los lobos (Le
Pacte des Loups), de Christophe Gans, una fantasía épica
de impecable calidad formal que se apoya excesivamente en los momentos de
suspense, con una puesta en escena que en ocasiones recuerda el goticismo
de la Hammer y en otras la artificiosidad de la planificación espacio-temporal
característica del manga; y sobre todo con Vidocq,
la gran triunfadora del festival con los premios a la Mejor Película,
Mejor Director Revelación para Pitof, que ya tenía gran experiencia
como técnico de efectos especiales, Mejor Banda Sonora, Mejor Maquillaje
y Mejores Efectos Visuales. Fuera de concurso fue presentada la última
locura de Jean-Pierre Jeunet, Le Fabuleux Destin d'Amelie Poulain
-ya estrenada en España como Amelie a secas-, un fascinante
canto a la magia que reúne lo mejor de sus anteriores trabajos: el
humor surrealista de Delicatessen (Delicatessen, 1991), el
poder imaginativo de La ciudad de los niños perdidos (La
Cité des Enfants Perdus, 1995) y el habitual barroquismo de la
puesta en escena que esta vez se ofrece en su justa medida, en favor de
una mayor elegancia formal. La producción francesa también
nos ha obsequiado con propuestas más modestas como la controvertida
Trouble Every Day, de Claire Denis, o Un Jeu d'Enfants, de
Lauren Tuel.
El cine oriental ha tenido en Inugami, de Masato Harada, una de
las mayores sorpresas del festival, una inclasificable fábula de
sobrenatural belleza sobre un amor truncado por la superstición de
un pueblo dominado por una vieja leyenda de fantasmas. Su protagonista,
Yuki Amami, recibió el premio a la Mejor Actriz. La insólita
fantasía virtual Avalon, del realizador de Ghost in the
Shell Mamoru Oshi, fue galardonada con el Premio a la Mejor Fotografía.
La prueba de que el cine nipón también goza de sentido del
humor vino de la mano de la polémica Battle Royale, de Kinji
Fukasaku, y con Takeshi Kitano de protagonista, una macabra reflexión
sobre la violencia entre un grupo de escolares.
La presencia española en el festival tuvo su mejor recibimiento
con la aclamada Fausto 5.0, el debut cinematográfico del grupo
teatral La Fura dels Baus, que obtuvo una mención especial por haber
sabido prolongar en el lenguaje del cine un discurso creativo nacido y desarrollado
previamente en otros ámbitos artísticos. Otra de las apuestas
de nuestro cine era la fallida La Biblia Negra, del debutante David
Pujol, un filme que se presume de terror psicológico pero que en
su desarrollo oscila entre el drama sentimental y la aventura con convencionales
toques cómicos. Con un presupuesto más ambicioso se presentó
Dagon, la tercera entrega de la Fantastic Factory, dirigida por el
ya habitual del festival Stuart Gordon, basada en el relato de Lovecraft
La sombra sobre Innsmouth. Fuera de la sección oficial se
presentó el segundo trabajo como realizadora de la valenciana María
Lidón (Luna) Náufragos, un caso insólito en
la filmografía nacional en cuanto al tema que trata: la odisea de
unos supervivientes en Marte. La originalidad de la propuesta se queda simplemente
en eso al perderse el filme en un mar de reflexiones de dudosa profundidad
psicológica.
No faltó tampoco en la sección oficial retorcidas fantasías
que rozan el terror adolescente (Donnie Darko, The Hole, de Nick
Hamm, Jeepers Creepers de Victor Salva, Dead Creatures de
Andrew Parkinson), curiosas muestras de cine de animación (Christmas
Carol de Jimmy T. Murakami, Metrópolis de Rin Taro) y
de cine de autor yanqui (No Such Thing de Hal Hartley, Session
9 de Brad Anderson).
El festival se completó con las habituales secciones dedicadas
a cortometrajes, con la novedad este año de una sección específica
para los cortometrajes en vídeo, y la Sección Anima't,
con una selección de los mejores trabajos de animación del
año. El cineasta Peter Greenaway recibió el premio honorífico
La Máquina del Tiempo y expresó su teoría sobre
la muerte de lo que tradicionalmente llamamos cine y la sustitución
de éste por una obra multimedia, que será posible gracias
al auge de la tecnología digital. Asimismo presentó su reciente
filme 8 _ Women (1999) y, en el ciclo de Falso Documental, Vertical
Features Remake. La clásica sección de Brigadoon continuó
en la línea de un tipo de cine más cinéfago que cinéfilo
de obligada asistencia para el espectador más freak, con homenajes
a Amando de Ossorio, al cine fantástico mexicano de los 60 o a los
seriales de Louis Feuillade como Fantomas (Fantômas, 1913-14)
o Les Vampires (1915-16).
PALMARÉS
Sección Fantàstic
- Mejor Película: Vidocq, de Pitof
- Mejor Director: Brad Anderson (Session 9)
- Mejor Actriz: Yuki Amami (Inugami)
- Mejor Actor: Eduard Fernández (Fausto 5.0)
- Mejor Guión: Richard Kelly (Donnie Darko)
- Mejor Fotografía: Grzegorz Kedzierski (Avalon)
- Mejores Efectos Visuales: Pitof (Vidocq)
- Mejor Banda Sonora: Bruno Coulais (Vidocq)
- Mejor Maquillaje: Vidocq
- Mejor Director Revelación: Pitof (Vidocq)
- Mejor Cortometraje: In absentia, de los hermanos Quay y Brasil,
de Fco. Javier Gutiérrez Díaz
Sección Gran Angular
- Mejor Película: La maldición del escorpión de
jade, de Woody Allen
- Mención Especial del Jurado: Fausto 5.0, de La Fura dels
Baus y Metrópolis, de Rin Taro
- Méliès d'Argent: El pacto de los lobos, de Christophe
Gans
- Premio de la Crítica: Kairo, de Kiyoshi Kurosawa
Sami Natsheh (Barcelona. España)
@ 2001 Sami Natsheh para pasadizo.com
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