<< Volver

(nota: es posible que algunas imágenes y/o enlaces no funcionen)

JULNIÇ, UN CABALLERO SOLITARIO

Este relato ha sido leído 7671 veces

Sandro Herrera Domínguez es conocido también como Kelemvor

por Sandro Herrera, Agosto de 2002

INTRODUCCIÓN

   Cuando tan sólo tenía cuatro años. Dryselle, la Madre y Protectora de la Naturaleza vino a mí una noche. Ella parecía apresurada. Yo sentí miedo, como cualquier niño, pero Dryselle me lanzó algún hechizo para que pudiera pensar como un adulto y me habló.
Sus Caballeros habían muerto y necesitaba renovar la plantilla. Yo llevaba en mi interior una de las piedras mágicas que me marcaba como Caballero aunque no ejerciera como tal.
   No me convertí en Caballero a los cuatro años, pero desde esa edad viví con el pensamiento de que el día que fuera necesario Dryselle vendría a por mí.
Con ésta preocupación, yo Julio, me convertí en un chaval solitario, un adolescente sin amigos y solo. Realmente no debía importarme el convertirme en Caballero, pero había algo que me lo impedía fuertemente y eso era mi familia. Mi familia había sufrido mucho por mí y yo no podía dejarles así como así. Sólo pensé que de una manera u otra, ellos iban a sufrir por mí, por eso me decidí. Ahora sólo tocaba esperar, y fue el 14 de Julio de 1996, a los trece años, cuando Dryselle decidió llevarme.

   Yo era el primer Caballero de una nueva era, pues los antiguos Caballeros habían perecido y Dryselle y Ventician, su sacerdote, se vieron obligados a reclutar a mas guerreros.
   Al principio me sentí muy frustrado, porque no tenía a nadie que fuera como yo, no había ningún otro Caballero. Seguía estando solo, pero ahora no era un chiquillo marginado, era un Caballero de Dryselle y no vivía en la Tierra, sino en un lugar llamado Cyllian, la Guarida de los Caballeros.

CYLLIAN

   El primer día que llegué a Cyllian se me fueron todos los malos pensamientos y la tristeza, pues ese pequeño mundo era maravilloso.
   Ventician me guió por un inmenso bosque formado por todas las plantas del mundo. Era un auténtico paisaje natural. Había selvas, bosques, desiertos con inmensos oasis, grandes praderas e incluso habían lugares en los que se podía pensar que era una mezcla de todos estos ecosistemas.

   Yo caminaba con lentitud, ya que no dejaba de mirar todo cuanto veía. Me fijé en que en varios lugares había unas pequeñas casas de piedra, todas eran iguales: cuadradas, con chimenea, tres ventanas (una en cada cara) y una puerta en la última cara. En vez de puertas y ventanas había cortinas de seda blanca.

   Seguí caminando, ahora por una explanada verde y me fijé en que el Sol se estaba poniendo ya, y una suave brisa fresca empezó a soplar.

   - Hace un poco de frío -le dije por fin a Ventician, él soltó una corta risa y respondió-
   - Ahora sientes frío porque eres nuevo, pero pronto descubrirás que en Cyllian, el tiempo atmosférico se adapta a la necesidad de cada uno. Si tu cuerpo quiere frío, en Cyllian hará frío.

   Ventician calló y luego miró hacia delante. Yo me quedé observándolo con el entrecejo fruncido, él se dio cuenta y rió.

   Seguimos con el largo y silencioso recorrido por Cyllian. Habían pasado varias horas pero el Sol seguía en el horizonte, sin ponerse del todo.

   - Ventician, llevamos como dos horas y media caminando y el Sol aún no se ha puesto, ¿a qué se debe?
   - Bien, eso quiere decir que ya te estás adaptando a Cyllian. Si lo piensas, tu ahora no tienes ganas de que sea de noche, te sientes cómodo con ésta puesta de Sol, por lo tanto la puesta de Sol sigue ahí para tu comodidad.
   - Y usted, ¿qué siente?, ¿qué ve?
   - Yo veo lo normal a esta hora, una noche estrellada con la Luna llena dándonos toda su luz. Puede que te parezca un lío, al principio, pero pronto las noches y los días te llegarán como siempre, si es que es eso lo que deseas.

   Ya fui captando un poco mejor todo, me parecía razonable lo que Ventician me decía. Pero sabía que ese asombroso lugar tenía más secretos, de los que más tarde yo sería testigo, o no.

   Por fin llegamos a mi destino: una de las muchas casas cuadradas de Cyllian. La mía se encontraba en una pequeña colina completamente verde. Bajo la colina, un hermoso e inmenso lago de aguas claras se extendía hasta el horizonte, donde el Sol ahora iba ocultándose.
   Tras la colina había un espeso bosque del que sólo se veían pinos, aunque lo más seguro es que escondiera una vegetación mucho más abundante. A los lados del bosque y del lago, se encontraba una fila de montañas rocosas que no yo no recordaba haber cruzado, pero que indudablemente, estaban ahí.

   Ventician me invitó a entrar a mi nueva morada con gesto de su brazo.
   Por dentro, la casa era muy acogedora. La pared del fondo tenía un mueble con un fogón y varios cajones con instrumentos de cocina y alimentos varios e interminables.
   En cada una de las paredes laterales había una litera de madera gris, y ocupada cada una, por dos cómodos colchones de paja. Al pie de cada litera había un enorme cajón de cañas de bambú, en el que se guardaban mantas y abrigos de lana.
   Por último, en la pared dónde se encontraba la entrada, estaba la chimenea, a un lado de la puerta, y al otro, un recipiente de madera lleno de una leña que al parecer, también era inagotable.

   En el centro de la habitación, había una mesa robusta de madera, acompañada de cuatro sillas en cada lado. Ventician se sentó en una de las sillas que estaba en un extremo de la mesa y yo lo imité sentándome en el otro extremo.

   - Vas a encontrarte muy cómo en esta zona, porque se te ha asignado una casa en la zona natural que siempre te ha gustado, el lago perdido en las montañas. El paisaje natural que tu consideras perfecto, un lago cristalino que el hombre aún no ha pisado, aunque el hombre no ha pisado ningún lugar de Cyllian.-Ventician me explicaba cosas cada vez más asombrosas-

   Eché un vistazo a fuera y luego examiné el habitáculo, me di cuenta de que no había baño, así que se lo comenté a Ventician, él respondió:

   - El lago hará de baño para ti, ya que siempre serán puras sus aguas.

   Volví a mirar a Ventician extrañado, pero comprendí perfectamente sus palabras, luego, él prosiguió con sus explicaciones sobre ese lugar.

   - Vivirás sólo hasta que encontremos más Caballeros, Nuestra Protectora, la Dama Dryselle, te visitará periódicamente.
   - ¿Y yo que voy a hacer durante todo este tiempo? Me agobiaré estando tanto tiempo sólo.
   - Pronto empezarás a sentirte a gusto en éste lugar. Pero ya tienes una tarea asignada. Tienes que familiarizarte con el lugar, porque tú serás el encargado de guiar al próximo Caballero, y nunca se sabe cuándo será la llegada de éste.

   Yo sentí un vacío de repente, sentí unas ganas tremendas de estar con mi familia, pero sabía que ellos estaban bien y no estaban preocupados. Agaché la cabeza y me puse a pensar. Ventician notó mi tristeza, se levantó y finalizó su explicación:

   - De veras, créeme -ahora su tono de voz era menos serio- pronto te sentirás bien. Si necesitas ayuda yo lo sabré, pero confío en que pronto aprecies la soledad de éste lugar. Pronto te sentirás como un habitante de la impresionante Cyllian.

MI REFLEJO

   Cuando Ventician se marchó de mi nuevo hogar, me di cuenta de que ya era de noche, pero la Luna debía estar brillando mucho, porque la oscuridad no era muy espesa.
   Fui hasta la puerta y miré al horizonte, entonces comprobé el por qué, de que hubiera tanta luz. La noche mostraba unas estrellas enormes y brillantes, pero a parte de eso estaba la Luna, también enorme, justo en el lugar en que antes estaba el Sol. El satélite se reflejaba en el lago, doblando así su poder de iluminación, pero aún ese hecho, no era lo que hacía la noche mas clara que ninguna.
   Lo más extraño que llegué a comprobar, era que justo al lado del satélite, había otro mas alejado, más elevado también, que era de color rojo. Pensé que podía ser un planeta rojo, cómo lo era nuestro planeta Marte, o Mercurio, pero no, más tarde descubriría que ese era el satélite Reeoz, el satélite que iluminaba las noches en Lantania, la morada de los Caballeros Rojos, los Caballeros de Leivdagma, la Destructora, la Madre del Caos.

   Esa noche no tenía ganas de quedarme solo en la casa, así que fui a darme un baño al lago.
   Bajé la colina y cuando llegué a la orilla del lago me desvestí y dejé la ropa en la hierba verde mojada.
Me llevé una gran sorpresa al ver mi imagen reflejada en el agua. Dryselle me advirtió que mi imagen cambiaría, pero no dijo que mi piel ahora iba a ser celeste. Yo era celeste ahora, y no era culpa dela luz de la Luna. Era celeste, no tenía vello corporal, ahora yo era calvo, en vez de lucir pelo en la cabeza lucía una runa negra, una runa que me serviría para invocar mis poderes, que en ese momento aún no había descubierto.
   Mis músculos habían aumentado notablemente, pero de todos modos yo seguía viendo a un chaval raquítico y mentalmente marginado. Por último, lo que más llamó mi atención fueron mis ojos, que ahora eran totalmente negros, aunque yo veía como siempre, incluso mejor.

   Metí un pié en el agua para comprobar la temperatura. Estaba tibia, entonces supuse que el agua también se adaptaría a mi cuerpo.
   Aún en la orilla me agaché y, de un impulso, me lancé al agua. Me vi caer lentamente, como si estuviera aprovechando los segundo que estaba en el aire para avanzar más sobre el agua. Al mirar al frente sentí que iba a llegar a la Luna, pero caí en el agua, y entonces descubrí un paraíso que nunca antes había visto. Mis nuevos ojos me permitían ver con total nitidez y sin ninguna molestia lo que mostraba las profundidades del lago.
   Peces de diversos tipos recorrían el lago zigzagueando las rocas lisas que formaban extrañas esculturas.
   En el mismo momento en que me sumergí, me di cuenta de que no necesitaba el aire del exterior para poder vivir, en el agua no sentía esa necesidad. Era como si el aire que me quedaba en los pulmones no tuviera nunca la necesidad de salir.

   Pronto me sentí reanimado al vivir aquella situación. Era precioso, todo era precioso, tanto las emociones que sentía en Cyllian como el lugar mismo. Entonces salí del agua y me acosté en la hierba para mirar el firmamento, cosa que siempre me había gustado, pero antes en la Tierra, para poder mirar las estrellas tenía que ponerme de rodillas en mi ventana y mirar al exterior por encima de los altos edificios. Muchas veces me quedé dormido al pié de mi ventana esperando a que alguna nube oscura se marchara y me dejara ver alguna estrella. Ahora las tenía todas para mí solo, y aunque no fueran las mismas estrellas que se podían observar desde la Tierra, eran igual de hermosas.
   Pero en seguida los recuerdos de la Tierra me volvieron a llevar a la soledad que sentía en Cyllian. ¿De qué servía vivir todo aquello si no lo podía compartir con nadie?
   Una angustia me invadió, y antes de que empezara a llorar me vestí para volver a la casa. Cuando estuve completamente vestido una bola de fuego azul comenzó a salir del lago, a poca distancia de donde yo estaba. Al instante supe que era Dryselle, porque sus oscuros rizos negros la delataron.

   Cuando ella ya estaba levitando por encima del agua, las llamas azules no la cubrían, pero aún así seguía iluminando el área. Luego me habló:

   - Joven Julniç, sé que algo te atormenta y es mi deber ayudarte.

   Yo agaché la cabeza con indiferencia ante el espectáculo y respondí:

   - Es la soledad -tragué saliva-, la soledad me atormenta.
   - Temes por lo que pueda pasarte estando aquí, y lo comprendo.
   - ¡No es eso! Me refiero a que necesito el afecto de alguien, alguien con quien compartir mis pensamientos.
   - Ahora lo entiendo mejor y he de decirte que no estarás solo mucho tiempo. Algún día llegará el segundo Caballero, con el que intimidarás seguramente.
   - Algún día.....claro.
   - Confío en que sea pronto, Julniç. Hago lo que puedo.
   - Está bien, debo aceptarlo -me enjugué las lagrimas y me di la vuelta para irme-
   - Espera Julniç, no he terminado.
   - Lo, lo siento es que me siento mal.
   - Tal vez mi regalo te haga sentir mejor.
   - ¿Regalo?

   Dryselle asintió con delicadeza, luego juntó sus manos. Al separarlas había aparecido un saco pequeño de terciopelo verde, cerrado con una cuerda dorada.
Con un movimiento de uno de sus dedos, Dryselle hizo que la bolsa llegara hasta mi volando. Cuando la tuve en mi posesión la miré extrañado.

   - Es un encargo que le he pedido a Ventician -dijo ella-
   - ¿Y qué es?
   - Dejaré que lo descubras por ti mismo, tan solo tienes que verter un poco en el lago.

   Entonces me di cuenta de que el saco contenía unos polvos dorados que ahora me iluminaban el rostro.

   - De acuerdo, no se lo que es pero gracias.

   Dryselle sonrió y me dejó solo.
   Tan pronto como se fue, me encargue de echar una pizca de polvo al lago. Cuando los primeros granos tocaron el agua, una luz dorada se fue adueñando del lago. Bajo esa luz dorada se veían imágenes. Las imágenes mostraban a cada miembro de mi familia durmiendo, placidamente. El polvo me mostraba a mi familia en cualquier momento del día, entonces sentí una alegría, porque no me sentiría mas solo, pero la alegría se convirtió en nostalgia. Aún así, aprecié mucho el regalo de la Dama Dryselle, porque lo único que me preocupaba ya estaba bajo mi vigilancia y sabía que mi familia estaba feliz.

 

@ 2002 Sandro Herrera
Prohibida la reproducción sin permiso expreso del autor

 

2002-10-28 00:06   Kelemvor
Si por casualidad alguien está interesado, he hecho unos dibujos de Julniç y Dryselle en el generador de héroes de la página Heroe-Machine.
Sólo mandadme un privado y os diré como verlo.
Gracias.
2002-10-22 19:35   Raistlin_el_negro
¡¡bien!!
Es un texto con imaginación, con una descripción de paisajes bastante buena, y la historia en sí está muy currada.
está bien, pero hay algunos trozos que se podrían mejorar, como dijo anteriormente sofocles, te recomiendo que leas muchos libros, y espero que me sorprendas la proxima vez con el mundo malvado i el compañero de julniç..
2002-09-20 23:00   Kelemvor
Thanx Jiriki!

Me gustaría publicar más cosas de este mundillo. De momento estoy escribiendo otra aventura de Julniç.
Pero tengo ganas de escribir algo sobre Leivdagma y los caballeros malos. Vamoaverquepasa :-P
2002-09-20 18:46   Jiriki
Muy bueno, el más original que los otros dos (o tres). Me ha gustado mucho la manera de describir el mundo de Dryselle y también el mundo.
¿Escribirás algo más relacionado con los mismos personajes?
Felicidades. Sigue así.
2002-09-17 20:21   Sofocles
porsupuesto que vas a mejorar. si publico agradecería tu opinión...

salud...
2002-09-03 00:33   Kelemvor
Pues muchas gracias por la crítica Sofocles.

Es cierto lo de las muletillas, y muchas veces me doy cuenta, pero entonces sé que mi vocabulario no es lo bastante amplio y que me quedan muchas cosas por aprender.
Yo soy una persona que me gusta aprender de todo lo que vea, así que supongo que mis relatos mejorarán con el tiempo. xD

Muchas gracias por la crítica, de verdad. De esta manera también se aprende.
2002-09-02 23:11   Sofocles
que tal kelemvor

me gusta tu literatura.

si me aceptas algunas críticas constructivas, diría que utlilizas muchas muletillas como: "así como así". el cuentajo comienza bien, pero repites muchas veces la misma palabra como la de "caballero". repites "sentir" luego de acabarlo de decir. utiliza sinónimos.

a la mitad del cuento, la trama pierde fuerza y la atención del lector.

me gusta como ligas las ideas y tienes muy claro lo que es la literatura fantástica.

creo que la mejor manera de aprender es leyendo mucho.

salud....