Las películas, por
Iñaki Bahón
Introducción
La
invasión de los ladrones de cuerpos (1955)
La
invasión de los ultracuerpos (1977)
Secuestradores
de cuerpos (1993)
Conclusión
Secuestradores de cuerpos
(Body snatchers-1993)
Dirección:
Abel Ferrara
Producción: Robert H. Solo
Guión: Raymond Cistheri, Larry Cohen, Stuart Gordon, Dennis
Paoli y Nicholas St. John
Fotografía: Bojan Bazelli
Música: Joe Delia
Montaje: Anthony Redman
Duración: 87 min.
Intérpretes:
Terry Kinney
(Steve Malone)
Meg Tilly (Carol Malone)
Gabrielle Anwar (Marti Malone)
Reilly Murphy (Andy Malone)
Billy Wirth (Tim Young)
Christine Elise (Jenn Platt)
http://us.imdb.com/Credits?0106452
No hay dos sin tres
En La trampa de la muerte, Michael Caine
es un autor teatral que se plantea asesinar a un escritor novel
y apropiarse de su obra de teatro. Para convencer a su mujer de
lo buena que es la obra asegura que "es tan buena, que ni un
director genial podría cargársela".
Tras las dos adaptaciones de Los ladrones
de cuerpos podría pensarse que estábamos ante una
historia tan buena que nadie podría cargársela, que
cualquiera que la llevase al cine conseguiría hacer con ella
una buena película (algo así como el material que
dio origen a Luna nueva y Primera plana: cuatro adaptaciones cinematográficas
a través de los tiempos, e incluso la última, Interferencias,
sigue teniendo cierta gracia a pesar de estar dirigida por un realizador
tan mediocre como Ted Kotcheff). Un material "a prueba de directores".
A menudo resulta imposible entender algunas
de las decisiones que toman los grandes estudios cinematográficos.
Por ejemplo, me resulta incomprensible que la Warner encargase la
dirección de esta tercera adaptación a un cineasta
como Abel Ferrara, un director está acostumbrado a moverse
dentro del cine independiente, lo que le ha permitido llevar a cabo
proyectos transgresores y personales, jugueteando con sus temas
favoritos, como la religión, la redención, la violencia
o las drogas. Pues bien, Ferrara demostró que la obra de
Jack Finney no era tan "a prueba de directores" como podía
esperarse.
No sé si en algún momento el
realizador trató de rodar una obra personal, tal y como nos
tiene acostumbrados, pero desde luego el resultado final resulta
bastante convencional, además de decepcionante. Tal vez porque
el director lo afrontó como un simple trabajo alimenticio,
o bien porque el estudio ejerció un férreo control
creativo sobre él. Claro que, de ser así ¿para
qué contratar a alguien como Ferrara?
En este caso la invasión comienza
en una base militar. En ella se instala la joven Marti junto a sus
padres. Pronto comienzan a descubrir que algo raro sucede con algunos
de los militares de la base. ¿Qué es lo que pasa?
Pues, como ya imaginamos, que están siendo sustituidos por
duplicados que se generan a partir de unas vainas extraterrestres.
Marti trata de luchar contra la plaga que acaba con sus padres,
ayudada por un piloto militar de quien se enamora. Al final, ambos
huyen a bordo de un helicóptero, en un desenlace ambiguo
que deja a la imaginación del espectador cómo acaba
aquello.
Esta nueva versión
no añade nada nuevo respecto a las versiones anteriores.
Evidentemente los efectos especiales en los 90 habían mejorado
mucho desde que se realizó la película de Kauffman,
por lo que las imágenes de las duplicaciones son más
espectaculares (y repulsivas) que nunca. Vemos cómo de las
vainas surgen unos tentáculos que se introducen por los orificios
del cuerpo que pretenden duplicar.
Pero poco más se puede destacar de la película.
Se abandona prácticamente toda fidelidad
a la obra literaria, así como todos los hallazgos originales
de las películas previas. La invasión vuelve a limitarse
a una pequeña comunidad, en este caso una base del ejército,
perdiéndose así la sensación de amenaza global
que se describía en La invasión de los ultracuerpos.
Aunque aquí se añade otro elemento siniestro, el hecho
de que la epidemia está siendo propagada por el ejército
estadounidense, un colectivo ya de por sí bastante amenazador.
Por otra parte, la edad de los protagonistas se reduce. Sin duda
para amoldarse al perfil del público mayoritariamente adolescente
que ahora llena las salas de cine (aunque Secuestradores de cuerpos
no es una película de terror adolescente, al estilo Sé
lo que hicisteis el último verano, resulta mucho menos interesante
que las anteriores adaptaciones).
Por último, presenta uno de esos odiosos
finales abiertos que dejan al espectador con una sensación
bastante insatisfactoria, como si de alguna forma le hubiera sido
estafado. Parece ser que, para no repetir ninguno de los finales
anteriores, se decidió utilizar un no-final. Allá
cada uno con lo que quiera pensar.
En resumen, una tercera
versión totalmente prescindible, que no hace justicia a sus
dos predecesoras.
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