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                X-Men 
              2 me parece una buena película. Esta calificación puede parecer 
              pobre si consideramos el entusiasmo con el que ha sido recibida 
              por el público en general, y aficionados a los cómics en particular. 
              Pero en estos tiempos de vehementes calificaciones deberíamos recordar 
              que encontrar una buena película no es algo que suceda todos los 
              días. Además, si tenemos en cuenta que las adaptaciones de cómics 
              con frecuencia producen películas infantiles repletas de payasadas 
              que ofenden la inteligencia, el que la película haya salido bien 
              librada ya es todo un éxito. 
               Esta nueva aventura cinematográfica de los mutantes 
              es un film elegante, sobrio y muy digno. Una película que trata 
              con gran inteligencia y respeto a personajes y público. Una película 
              a la que uno puede llevar a su novia, a sus padres o a algún amigo 
              anti-superhéroes sin el riesgo de tener que avergonzarse por sus 
              gustos. 
               En resumen: una buena película. 
               Voy a entrar en detalles para intentar explicar 
              por qué me parece buena. Después intentaré explicar por qué me parece 
              sólo buena. 
               La producción 
               Los aficionados a los cómics de superhéroes estamos 
              de enhorabuena. Asistimos a una oleada de adaptaciones cinematográficas 
              que nos están permitiendo resarcirnos de muchos años de sequía. 
              Está claro que la burbuja estallará en algún momento, pero por ahora 
              la taquilla está acompañando a estos estrenos, y parece que aún 
              veremos a muchos más de nuestros héroes convertidos en carne de 
              celuloide. La editorial Marvel (¿cuánto tardará la DC en despertar 
              de una vez y subirse a este vertiginoso carro?) es el nuevo Rey 
              Midas, y todas sus creaciones se están convirtiendo en oro. 
               Este optimismo acerca del resultado en taquilla 
              de una adaptación de este tipo es algo reciente. Cuando la Fox decidió 
              rodar la primera aventura cinematográfica de nuestra querida Patrulla 
              X la cosa era muy distinta. En aquel momento los productores decidieron 
              ser cautos y no correr demasiados riesgos, por lo que ajustaron 
              todo lo posible el presupuesto. Ni mega-estrellas, ni muchos personajes, 
              ni más efectos especiales que los imprescindibles. Las cosas han 
              cambiado sustancialmente desde entonces. 
               Tras haber recaudado varios cientos de millones 
              de dólares, los estudios no han tenido reparos en poner a disposición 
              del director Bryan Singer 50 millones más, con el fin de 
              conseguir una película aún mejor, al menos en términos comerciales. 
              ¿Lo han conseguido? Cada espectador tendrá su opinión al respecto 
              pero está claro que el aumento del presupuesto se nota, por ejemplo, 
              en la incorporación de nuevos personajes como Rondador Nocturno, 
              Pyros, El hombre de hielo, Dama Mortal o Coloso, cada uno con sus 
              propios poderes. 
               El diseño de producción es otro apartado muy 
              beneficiado por este "dinero extra". No sólo la variedad de los 
              escenarios es mayor, sino que también da la impresión de que todos 
              los elementos que aparecían en aquella han sido rediseñados. El 
              aspecto de la nave de la patrulla, el Pájaro Negro (¿alguna vez 
              lo llaman así en la película?) es mucho mejor, tanto por dentro 
              como por fuera; la bóveda de Cerebro y su funcionamiento resultan 
              más espectaculares; los uniformes son más detallados y elegantes 
              (¡quiero uno!); la silla del profesor Xavier, las gafas de Cíclope, 
              el maquillaje de Mística... todos estos elementos han sido perfeccionados, 
              aunque mantienen la coherencia respecto a los que aparecían en la 
              primera entrega. 
               La historia 
                Muchos 
              han sido los rumores difundidos acerca de esta esperadísima secuela 
              antes de su estreno, y un gran número de ellos se referían a su 
              argumento. Ciertas fuentes aseguraban que el guión de X-Men 2 
              tendría como base Dios ama, el hombre mata, la novela gráfica 
              que Marvel publicó en 1982, y que Forum ha reeditado este mismo 
              mes, considerada una pieza clave dentro de la historia mutante. 
              La importancia de esta obra no reside principalmente en la calidad 
              del guión de Chris Claremont (no digo que sea malo, sólo 
              que todos hemos leído cosas mejores), ni en los dibujos de Brent 
              Anderson (que en cada relectura me parecen peores); su relevancia 
              se debe a que definió la futura base argumental fundamental de la 
              colección. 
               Tras dos décadas peleándose con todo tipo de 
              mutantes malvados, nuestra querida Patrulla X se enfrenta al enemigo 
              más aterrador con el que jamás se había encontrado: el ser humano. 
              Una gran parte de la humanidad teme, envidia y odia a los mutantes, 
              y por ello quieren destruirlos. X-Men pasó, de ser un "comic de 
              superhéroes"  al uso, a contener una gran carga social, utilizando 
              la xenofobia como motor dramático. A partir de ese momento se acaban 
              los finales felices para las historias de los hombres X. Ya no puede 
              haberlos. 
               Al final de Dios ama, el hombre mata, 
              después de que nuestros héroes consiguen que el fascista Reverendo 
              Stryker sea detenido, Magneto explica perfectamente la nueva situación: 
              "Una victoria pírrica, Patrulla X. Incluso diría que sólo es aparente. 
              El hombre ha caído, pero su causa vive. Hay gente que dice que la 
              meta de Stryker es buena, pero sus métodos equivocados. Y no siempre 
              podremos ganar." 
                Finalmente, 
              X-Men 2 no es una adaptación de este comic book. Pero 
              los guiones de ambas obras tienen muchos elementos en común, como 
              el secuestro de Xavier para aniquilar a los mutantes, la obligada 
              alianza de la patrulla con Magneto, o la creciente paranoia anti-mutante 
              que ha arraigado en la sociedad, y que amenaza el futuro de nuestros 
              héroes. Estamos a un paso del acta anti-mutante y de la fabricación 
              de los robots Centinelas; apuesto por ellos para X3. 
               Además de en Dios ama, el hombre mata, 
              el guión de la película se inspira en otros momentos clave de la 
              historia mutante, como la investigación de los orígenes de Lobezno 
              o la muerte de Jean Grey. A priori, esta mezcolanza de conceptos 
              podría parecer complicada de manejar, pero lo cierto es que en el 
              guión funciona bastante bien. David Hayter y Daniel P. 
              Harris han tenido la habilidad de unir en el mismo momento hechos 
              y personajes que en los cómics están separados en algunos casos 
              por décadas, sin que la historia resulte incoherente ni forzada. 
               Enlazando con el punto anterior, el de los Centinelas, 
              apuesto a que los guionistas ya se están devanando los sesos para 
              encontrar la forma de adaptar ese otro gran momento de la colección, 
              también escrito por Chris Claremont, pero esta vez dibujado 
              por un genio como John Byrne. Me estoy refiriendo a Días del 
              pasado futuro. 
               Los personajes 
               Desde el principio de su historia el atractivo 
              de las colecciones mutantes ha sido proporcional al interés que 
              despertaban sus protagonistas: su éxito reside, más que en sus historias, 
              en sus personajes. Por esta razón era de capital importancia que 
              los mutantes de las películas estuvieran a la altura de los originales 
              de los cómics. En general creo que esta traducción ha funcionado 
              muy bien. 
               Para todos aquellos a quienes nos supo a poco 
              la plantilla mutante que aparecía en X-Men, esta secuela 
              supone un agradable regalo. Aunque es cierto que no están todos 
              los personajes de los cómics (no pueden estarlo, ya que a lo largo 
              de sus 40 años de historia son docenas los mutantes que han pasado 
              por las filas de los X-Men), sí que asistimos aquí a importantes 
              incorporaciones. 
               Pero vayamos por partes y pasemos lista. 
               En el cartel de la película vemos como Lobezno 
              y Tormenta destacan sobre los demás. Resulta lógico que el Logan 
              cinematográfico siga los pasos de su precedente en los cómics y 
              se convierta en el favorito del público. Especialmente si deja escapar, 
              por fin, a la bestia que lleva dentro. Ororo, por su parte, es un 
              personaje lo suficientemente importante en la historia de la Patrulla 
              X (sobre todo durante la época Claremont, cuya predilección 
              por los personajes femeninos es conocida), como para que su protagonismo 
              esté más que justificado. Pero, además de esto, estoy seguro de 
              que el oscar que ganó Halle Berry ha influido para que su 
              presencia en el cartel sea tan notoria. 
                Pero, 
              pese a lo que pueda deducirse del afiche, no hay protagonistas claros 
              en X-Men 2. La película maneja a los personajes con gran 
              respeto, sin caer en el error de tratarles como los estereotipos 
              unidimensionales que tanto abundan en los cómics, y concediendo 
              a cada unos su "momento de gloria". 
               El Profesor Xavier demuestra otra vez 
              que su mente es, además de su principal arma, también su talón de 
              Aquiles. Es secuestrado y sometido a sugestión por Jason, el hijo 
              de Stryker, y bajo su control demuestra por qué es considerado el 
              mutante más poderoso del mundo al conectarse mentalmente a toda 
              la población del planeta. Charles también lleva a cabo en un par 
              de ocasiones el moralmente cuestionable numerito de paralizar a 
              un grupo de personas y borrar sus recuerdos. 
               Tormenta, de quien apenas vimos nada en 
              X-Men, protagoniza junto con Jean Grey una de las líneas 
              argumentales: la búsqueda de Rondador Nocturno. También demuestra 
              la magnitud de sus poderes generando todo tipo de espectaculares 
              fenómenos climatológicos, como esa batería de tornados con los que 
              intenta deshacerse de los cazas que persiguen al Pájaro Negro. 
               El protagonismo de Jean Grey en esta secuela 
              crece en relación directamente proporcional a sus poderes. Esos 
              poderes pre-Fénix cuyo control comienza a perder y que le sirven 
              para salvar a sus compañeros en dos momentos cruciales: cuando son 
              atacados por aviones del ejército, y en la escena final, emulando 
              al mismo tiempo a Moises y a Yoda al detener las aguas a la vez 
              que hace despegar el jet de los X-Men. 
                ¿Qué 
              decir de Lobezno? Personalmente sigo pensando que Hugh 
              Jackman poco tiene que ver con la imagen que me formé leyendo 
              los cómics (viendo El dragón rojo descubrí que Harvey 
              Keitel hubiera sido un Logan muy interesante), pero creo que 
              todos, excepto mi novia, lo hemos aceptado ya como una encarnación 
              válida. Es tal la fuerza de este personaje que, al igual que sucedía 
              en las viñetas, en la pantalla se gana al público: Lobezno es el 
              favorito de la gran mayoría, y siempre lo será. Basta con que saque 
              las garras y se vuelva loco para que los aficionados también enloquezcamos. 
              Supongo que un spin-off, es decir, una película exclusivamente protagonizada 
              por él, es sólo cuestión de tiempo. 
               Desde que aterrizó en la serie Rondador Nocturno 
              se ganó un lugar en el corazón del lector. Kurt Wagner es el alegato 
              anti-xenofobia definitivo, la prueba viviente de hasta qué punto 
              pueden engañar las apariencias. Parece un demonio pero es un hombre 
              profundamente religioso, con un gran corazón, absolutamente leal 
              a sus amigos, y, pese a su aspecto inhumano y a su terrible pasado, 
              tremendamente jovial y divertido. Pues bien: ahí le tenemos. Tanto 
              por su caracterización física, como cuando se cuela en el despacho 
              oval, salva a Pícara de una muerte segura, reza en alemán o hace 
              el payaso colgado de la cola, éste es cien por cien Rondador. No 
              se podía esperar una adaptación mejor. 
               Pyros es el rebelde, el chico malo de 
              la película, y eso siempre resulta atractivo. John no se corta a 
              la hora de desatar sus fuegos, nada artificiales, en cuanto le tocan 
              la moral. Una prueba de que adolescencia y superpoderes forman una 
              combinación peligrosa. Es de suponer que su alianza con Magneto 
              le deparará un papel más importante en posteriores entregas. 
               En cuanto al bando de los mutantes malvados, 
              es cierto que desciende en número, pero gana en calidad. Teniendo 
              en cuenta la lista de enemigos a los que se ha enfrentado la Patrulla 
              X a lo largo de décadas de colección, jamás entenderé que para el 
              estreno de la saga se eligiera a uno como el Sapo. En los cómics 
              ya era un personaje ridículo y sin ningún carisma, y su resultado 
              en pantalla no fue mucho mejor. El caso de Dientes de Sable es algo 
              distinto: tenía un gran potencial en viñetas (aunque sólo fuera 
              por sus poderes, similares a los de Lobezno, y por su supuesto parentesco 
              con Logan), pero en la película se convirtió en un personaje plano, 
              poco más que el típico matón grande y tonto. Afortunadamente ninguno 
              de estos dos personajes aparece en esta segunda entrega. Gracias 
              a ello podemos disfrutar de dos villanos como Dios manda: Magneto 
              y Mística. 
                Magneto 
              se muestra como el personaje complejo que siempre ha sido, lejos 
              del típico villano unidimensional. El Profesor Xavier y él son enemigos, 
              pero a la vez se respetan, se aprecian, y se admiran mutuamente. 
              Distintas caras de la misma moneda, como Martin Luther King 
              y Malcolm X, ambos luchan por su gente, aunque sus métodos 
              difieren. Por esto no resulta extraño que a veces, como sucede aquí, 
              peleen unidos sin que ello signifique una traición a su personalidad: 
              su enemigo natural, el ser humano, es un enemigo común. 
               Interpretado por un Ian McKellen que, 
              como todos los demás actores, cada vez está más a gusto en su papel, 
              Magnus se define casi completamente en esta película. Poderoso (su 
              brillante fuga de prisión, o su capacidad para detener el Pájaro 
              Negro en pleno vuelo dejan pocas dudas a este respecto), y carente 
              de piedad con el enemigo, en este caso, el homo sapiens en general, 
              a quien no duda en intentar extinguir utilizando a Xavier. Ese es 
              el amo del magnetismo. 
               El atractivo de la multiforme Raven Darkholme 
              es arrollador. El impresionante físico de Rebecca Romijn-Stamos, 
              muy alejado del aspecto monjil que Mística tenía en sus primeras 
              apariciones en los cómics, es suficiente para que su presencia 
              llame la atención. Pero su encanto va mucho más allá de su belleza 
              física. Sus espectaculares poderes, la inteligencia con la que los 
              utiliza, así como su elegancia, la convierten en uno de los personajes 
              más logrados de la película. Por no mencionar su arrolladora personalidad 
              que queda bien reflejada en este breve diálogo que mantiene con 
              Rondador Nocturno. 
            Rondador 
            ¿Por 
              qué no vas disfrazada todo el tiempo? 
            Mística 
            Porque 
              no tengo por qué. 
               Toda una mujer. Aunque no todo el tiempo. 
               Para acabar con los mutantes malvados tenemos 
              a Dama Mortal, un personaje del cual no se saca mucho partido. 
              Su similitud con Logan, y su misterioso origen, le dotan de cierto 
              potencial, pero está tan poco desarrollada en el guión, que apenas 
              tiene interés. Una pena. 
               Y para quien piense que me estoy olvidando de 
              algunos de los protagonistas, ahora voy con ellos. Simplemente estaba 
              dejando lo peor para el final. 
               Cíclope siempre ha sido un soso. Su legendaria 
              tendencia al melodramatismo y su manía de dar lecciones morales 
              a todo el mundo hicieron de Mr. "siempre hago lo correcto" un personaje 
              bastante pesadito. En los cómics casi siempre ha funcionado por 
              reacción, como oposición a otros personajes mucho más interesantes 
              que él. Lo dicho: muy limitado. El público lo sabe y los guionistas 
              también parecen saberlo, ya que le vetan completamente: empuja la 
              silla de Xavier, Dama Mortal le tumba, y no vuelve a aparecer hasta 
              el final. Me imagino que James Marsden no estará demasiado 
              contento con la extensión e importancia de su papel. 
               Después de la Antorcha Humana de los 4 Fantásticos 
              sólo era cuestión de tiempo que alguien inventase al Hombre de 
              Hielo. Pronto se descubrió que era poco el partido que se podía 
              sacar a alguien con semejante... ¿poder? La prueba es que cuando 
              en los cómics tuvo lugar el primer relevo importante en las filas 
              de los X-Men, también llegó el deshielo y Bobby Drake se evaporó. 
              Teniendo en cuenta sus pobres resultados en el cómic ¿por qué incluirlo 
              en la película? No tengo ni idea. Si encontráis a alguien que os 
              lo pueda explicar, de paso preguntadle por el Sapo. 
               Y, finalmente, llegamos a Pícara. Su poder 
              no sólo le permite absorber temporalmente las capacidades y la energía 
              de otros seres: si su contacto se mantiene demasiado tiempo esta 
              transferencia puede ser permanente. Pícara comenzó siendo una terrible 
              enemiga de la Patrulla X, llegando a robar sus habilidades a la 
              poderosa Ms. Marvel, además de parte de sus recuerdos y personalidad. 
              El arrepentimiento de la joven le llevó a cambiar de bando, y durante 
              una larga temporada fue el componente más poderoso de los X-Men, 
              gracias a su  capacidad de volar, su super-fuerza y su virtual invulnerabilidad. 
              Aparte de sus enormes poderes, la esquizofrenia en la que vivía, 
              al no saber con certeza si sus recuerdos le pertenecían a ella o 
              a Carol Danvers, y la frustración que le producía no poder tocar 
              a nadie, convertían a Pícara en un excelente personaje del que nada 
              queda en el filme. Si en la primera entrega resultaba importante 
              para los planes de Magneto, el papel de Marie en esta segunda parte 
              es totalmente accesorio, poco más que "la novia de", en este caso 
              de otro personaje poco interesante, El Hombre de Hielo. O las cosas 
              cambian mucho, o el futuro de este personaje en la serie es incierto. 
               Además de todos estos personajes principales 
              tenemos a un nutrido grupo de jóvenes mutantes que habitan en la 
              mansión. Asistimos a breves pero impactantes intervenciones de Coloso, 
              Kitty Pride (estos dos sí que dejan con ganas de más ¿eh?), o Siryn. 
              Pero también aparecen por allí Júbilo, o Henry McCoy/La Bestia, 
              éste a través del televisor. 
               La Fox está invirtiendo en el futuro de su saga, 
              utilizando sabiamente esa inagotable cantera de personajes que son 
              las distintas colecciones mutantes. Por un lado cuida de los protagonistas 
              para que resulten fieles a las fuentes y reconocibles para el aficionado; 
              por otro utiliza a los secundarios para enriquecer las películas, 
              y para ir presentando a los que, seguramente, serán los protagonistas 
              de las siguientes entregas. Mediante este sistema se va despertando 
              el gusanillo del espectador, y quién sabe si realizan un auténtico 
              estudio de mercado, decidiendo, a tenor de las reacciones del público, 
              quiénes serán los protagonistas de las (seguramente numerosas) futuras 
              secuelas. 
               Ahora las malas noticias 
               Pero también hay cosas que no me gustan de X-Men 
              2. Algunas son fallos de relativa importancia, como el hecho 
              de que el guión se olvide por completo de los jóvenes mutantes que 
              escapan por la salida secreta de la mansión; que no se tenga en 
              cuenta que el ataque psíquico de Xavier debería haber producido, 
              sin ninguna duda, miles de muertos: imaginemos a cirujanos, conductores, 
              pilotos de avión, militares, etc., sufriendo una agresión mental 
              de esa magnitud; o lo absurdo que resulta que Logan no huela a Mística 
              cuando entra en su tienda de campaña disfrazada de Jean. 
               Más importante me parece la mediocridad de su 
              banda sonora. ¿Alguien puede recordar el tema principal de X-Men? 
              La partitura de la película es absolutamente olvidable, y carece 
              totalmente de personalidad. Según IMDB, la música de la primera 
              entrega corrió a cargo de James Seymour Brett, Michael 
              Kamen, y Jeremy Sweet: su trabajo no puede ser más frustrante. 
              En esta segunda parte el brillante trío es sustituido por 
              John Ottman, un extraño caso de compositor-montador que, 
              además de en otras películas, ha desarrollado ambas tareas en todas 
              los títulos de Bryan Singer (con excepción de X-Men, 
              en la que sólo se encargó de la edición), y su trabajo en esta ocasión 
              no pasa del suficiente raspado. No se trata únicamente de que no 
              tenga un tema principal reconocible y potente, lo más grave es que 
              la banda sonora no ayuda en ninguna de las escenas, y no refuerza 
              los momentos dramáticos ni los épicos. A los reyes magos mutantes 
              les voy a pedir, para la tercera entrega, un nuevo compositor capaz 
              de crear una música eficaz y potente que colabore a acelerar el 
              pulso del espectador. 
                Más 
              frustrante aún me resulta la filosofía con la que se están afrontando 
              estas adaptaciones. En una indigna maniobra de autopromoción voy 
              a recordar otro artículo que publique en Cyberdark, titulado Las 
              dificultades de adaptar al cine un comic de super-héroes (http://www.cyberdark.net/portada.php?edi=6&cod=58). 
              En aquella ocasión acusaba a X-Men de ser una "adaptación 
              cobarde" porque no dudó en podar elementos clave para facilitar 
              la verosimilitud, como los uniformes clásicos, algunos superpoderes 
              o el carácter cósmico de algunas aventuras. X-Men 2 sigue 
              por el mismo camino. Los responsables de la serie, por miedo o por 
              vergüenza, han intentado, dentro de lo posible, rodar películas 
              realistas, tal vez obsesionados porque todo funcionara. No sólo 
              para los aficionados a los cómics, sino para todo el público en 
              general. 
               Los trajes es un buen ejemplo lo que estoy comentando. 
              ¿Cómo evitar que los personajes resulten ridículos con esas mallas? 
              Solución: uniformes de cuero negro para todos. ¿Funcionales? Sí. 
              ¿Elegantes? Por supuesto ¿Creíbles? Sin duda ¿Cobardes? Para mí, 
              desde luego. 
               -¿Hubieras preferido una licra amarilla? 
              -me preguntaría Cíclope. Sí. Hubiera preferido que, al menos, lo 
              intentaran. El uniforme de Spider-Man tampoco es que sea discreto, 
              y en la película de Sam Raimi tuvieron la delicadeza de respetarlo 
              bastante, a pesar de las dificultades que pudiera entrañar recrearlo 
              en pantalla; desde luego que la película es bastante peor que X-Men 
              2, pero no a causa del traje. 
               Esta mentalidad no sólo afecta a los uniformes. 
              También se refleja en los poderes (¿por qué nadie vuela de verdad?), 
              o en la poca espectacularidad de los argumentos. Parece que detrás 
              de todo esto se encuentra la política de "hagámoslo creíble aunque 
              haya que podar". ¿Resultado? Películas menos espectaculares de lo 
              que se podría esperar.  
               Las dos entregas resultan sólidas, y funcionan, 
              pero se huele el miedo. Y eso, al final, puede resultar contraproducente. 
              Uno puede meterse en la piscina con manguitos y sin soltar la escalera; 
              seguro que así no se ahoga. Lo que está claro es que tampoco va 
              a batir ningún record olímpico. Las dos películas rodadas hasta 
              ahora son impecables, pero es una lástima que no lleguen un poco 
              más allá. 
               Pero, en última instancia, este tipo de adaptación 
              conservadora que se está llevando a cabo es fruto de una decisión 
              creativa o empresarial que puede discutirse, pero que resulta totalmente 
              respetable. Para mí, el mayor problema de esta saga es el escaso 
              talento de Bryan Singer para el cine espectáculo. 
                El 
              peor pecado que puede cometer una película es ser aburrida, y cuando 
              se adapta un comic de las características de X-Men, ser aburrido 
              se convierte en un pecado mortal. No voy a decir que X-Men 2 
              se haga pesada, pero tampoco resulta trepidante. Y eso, teniendo 
              en cuenta el potencial del material en que se basa, resulta desconcertante. 
               Más molesto es aún que Singer sea incapaz 
              de conseguir dos o tres escenas cumbre, un par de momentos espectaculares 
              que se graben en la memoria y que uno pueda comentar con los amigos. 
              Un par de imágenes que te dejen con la boca abierta. Es cierto que 
              hoy en día resulta difícil que algo impresione al espectador pero, 
              casualmente, antes de X-Men 2, ese regalo que supone el trailer 
              de Matrix Reloaded sí me ha dejado con los ojos como platos. 
              Está claro que el cine aún puede impresionarme. Al parecer, Bryan 
              Singer no.  
               Escenas clave que no están totalmente aprovechadas 
              son, por ejemplo, el asalto de los hombres de Stryker a la escuela 
              de Xavier, el salvamento de Pícara por parte de Rondador, la pelea 
              entre Lobezno y Dama Mortal, la actuación final de Jean Grey salvando 
              a sus amigos... Todas ellas están correctamente realizadas y contadas, 
              pero en todas echo de menos un puntito más de emoción, de ritmo, 
              de dramatismo, en definitiva, de espectáculo.  
               Parece que Singer se esfuerza al máximo 
              por que las películas resulten serias, por mantener los pies en 
              el suelo. Pero olvida algo: estamos tratando de seres super-poderosos, 
              algo así como semi-dioses. A algunos espectadores nos gustaría levantar 
              el vuelo de vez en cuando. 
               Insisto en que la película me gusta mucho, bastante 
              más que la primera entrega: mi motivación para ponerle pegas es 
              la misma que la de un profesor que exige un mayor esfuerzo a su 
              alumno más aventajado para que pase del notable a la matrícula de 
              honor. No tengo ninguna duda de que las dos películas de los X-Men 
              son las mejores adaptaciones de un cómic de superhéroes que se han 
              rodado en las últimas dos décadas, y de que, con Bryan Singer, 
              la franquicia mutante está en buenas manos.  
               Además, estoy convencido de que lo mejor está 
              por llegar.  
              
            @2003 Iñaki Bahón para cYbErDaRk.NeT 
              Prohibida su reproducción sin permiso expreso del autor 
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