|  
             Esta crítica ha sido leída 
              12005              veces 
             
              
                 
             Los Experimentos Sirianos, 
            de Doris Lessing Título original: Canopus In 
              Argos: Archives. The Sirians Experiments 
             Traducción: 
              Matilde Horne 
               
            2003, Editorial Minotauro 
              
                
              
            La autora en cYbErDaRk.NeT  | 
            por Iván Fernández Balbuena (cebra), 
              julio 2003 
               
                El tercer libro de la serie Canopus en Argos, 
              Los Experimentos Sirianos, es, hasta el momento, el más flojo 
              de toda la saga. Las razones son obvias, ésta novela es una continuación 
              clara de Shikasta, y ahí está uno de los problemas. Sin haberse 
              leído la primera novela es muy difícil llegar a entender muchas 
              de las cosas que ocurren en este tercer libro. Así pues, si alguien 
              quiere iniciarse en este universo que sepa que Los Experimentos 
              Sirianos no es el mejor sitio desde donde hacerlo. 
               Con todo, éste no sería un handicap excesivamente 
              grande, las sagas interminables sólo aptas para iniciados son un 
              leit motiv de la Ciencia Ficción. Lo malo es que Lessing cae en 
              un vicio muy típico de estas series pero que a mí, personalmente, 
              me extrañó un tanto en una autora de su talla. Estoy hablando del 
              autoplagio, de ese cáncer que corroe el género y que consiste en 
              volver a contarnos con diferentes palabras la misma historia. En 
              el segundo tomo de la serie, Los Matrimonios entre las Zonas 
              Tres, Cuatro y Cinco, Lessing huía de éste peligro asumiendo 
              el riesgo de crear una novela que luego habría que meter con calzador 
              dentro de la serie (algo que queda más claro aún leído éste tercer 
              volumen). Pero en el presente libro, la autora decide tirar por 
              lo fácil y nos vuelve a contar la misma historia que en Shikasta. 
               Aún así, Lessing intenta ser mínimamente original. 
              Esta vez el protagonista no es Canopus sino su Imperio rival/aliado, 
              Sirio. Se supone que Canopus y Sirio libraron una guerra incontables 
              eras antes de estos libros; dicho conflicto fue ganado por Canopus 
              pero, dado el carácter ético y moral de este Imperio, la paz con 
              Sirio solo significó una alianza entre ambas potencias ante su enemigo 
              común y más peligroso: Shammat. 
               Sin embargo, al leer el libro, nos damos cuenta 
              que las cosas no son tan fáciles, la novela está narrada en primera 
              persona por Ambien II, una administradora colonial siriana, y en 
              sus primeros capítulos somos conscientes de que Sirio guarda un 
              tanto de rencor ante Canopus. Además, los sirianos son radicalmente 
              diferentes a los canopianos; mientras éstos tienen como objetivo 
              el equilibirio, la armonia y el triunfo de una utopía ética y moral 
              a nivel galáctico, Sirio se parece bastante más a los viejos imperios 
              terrestres como el español o británico, una gran potencia que conquista 
              planetas y modifica el modo de vida de sus habitantes supuestamente 
              por su propio bien. 
               Cuando Canopus se asienta en Shikasta, Sirio 
              consigue el control de Sudamérica y Australia, más que nada por 
              fastidiar un poco a su antiguo enemigo. Una vez situado allí, inicia 
              una serie de experimentos biológicos y sociales con varias razas 
              y culturas tanto extraterrestres como nativas. La mayoría de esos 
              experimentos tiene un cariz realmente cruel y discutible. Basta 
              un ejemplo; los sirianos llevan a una raza extraterrestre al altiplano 
              andino con la esperanza de desarrollar una nueva especie que pueda 
              vivir con muy poco oxígeno y asi poder colonizar nuestra Luna. Por 
              supuesto nadie pregunta a estos desdichados ETs si quieren participar 
              en semejante experimento que llevará generaciones y, como era de 
              esperar, en el proceso miles de estos seres mueren de una forma 
              horrible. Al final, los sirianos consiguen su propósito pero todo 
              el proyecto es un sonoro fracaso ya que la adaptación a la falta 
              de oxígeno conlleva una proporcional falta de fuerza que convierte 
              a la nueva especie en totalmente inútil para cualquier tipo de trabajo. 
               Evidentemente, al mostrarnos las muy diferentes 
              formas de trabajar de sirianos y canopianos, Lessing tiene un objetivo. 
              La novela, en sí, puede ser vista como una enorme crítica al colonialismo 
              o, para ser más exactos, a la idea preconcebida de muchas potencias 
              coloniales de que los enormes cambios sociales que provocan dentro 
              de las civilizaciones que conquistan son para el bien de dichos 
              pueblos y que si hay algo de sufrimiento en el proceso esto resulta 
              del todo inevitable. Una forma cínica de ver la vida pero muy presente 
              incluso en nuestros días y de la que Lessing sabe bastante ya que 
              fue hija de un oficial británico destinado en Rhodesia (actual Zimbabwe) 
              y vivió de primera mano muchas de las atrocidades e injusticias 
              del colonialismo británico en África en los años 50-60. 
               Pero la historia que nos narra Lessing no queda 
              sólo en eso. Como en toda buena novela, Ambien II, su principal 
              protagonista, sufre un gran cambio a lo largo de todo el libro. 
              Al principio acepta totalmente las prácticas de su cultura y se 
              enorgullece de su papel como funcionaria colonial. Sin embargo, 
              con el paso de los milenios (no olvidemos que tanto sirianos como 
              canopianos son inmortales) y gracias a la comparación con el brutal 
              comportamiento de Shammat y los propios habitantes de Shikasta, 
              Ambien II empieza a plantearse hasta qué punto su Imperio es superior 
              al de sus colonizados y enemigos.  
               Para agudizar más aún sus dudas, Ambien II traba 
              amistad y empieza a colaborar con dos agentes coloniales canopianos, 
              Klorathy y Nasar, los otros dos grandes protagonistas del libro,  
              los cuales, poco a poco, "educan" a la siriana hasta que 
              ésta sea consciente de que el proceder de su pueblo es totalmente 
              injusto. A partir de ahí, inicia una cruzada personal para intentar 
              cambiar la política colonial siriano y acabar con los últimos resentimientos 
              ente ambos imperios. 
               Hasta aquí la historia, que puede parecer mas 
              o menos interesante o atractiva pero que realmente gustara o no 
              en función de cómo la desarrolle la autora. Y ahí es donde el libro 
              naufraga. En primer lugar por algo que ya pasaba aunque a menor 
              escala en las anteriores novelas. Lessing le dá demasiadas vueltas 
              a las cosas, las evoluciones psicologicas de Ambien II, el eje de 
              la novela, son demasiado lentas y repetitivas, a lo largo de cientos 
              de páginas se repite el mismo esquema: Ambien II duda y empieza 
              a meditar sobre el sentido del Imperio Siriano, luego algo ocurre 
              en Shikasta que la lleva a dudar más aún y a sentirse más insegura, 
              finalmente acude a Klorathy o Nasar en busca de ayuda y éstos, en 
              vez de darle una respuesta clara, se andan con tantos rodeos que 
              Ambien II se enfada y empieza a dudar de sus anteriores dudas. Esto, 
              una o dos veces estaría bien pero repetido a lo largo de 200 páginas 
              (el núcleo central del libro) se puede llegar a convertir en insufrible. 
               El otro gran problema es la absoluta incompetencia 
              de Lessing para ser capaz de comprender los mecanismos básicos de 
              funcionamiento de una historia de Ciencia Ficción. No es éste el 
              sitio para iniciar un debate sobre que es o no es la Ciencia Ficción, 
              pero creo que todos estaremos de acuerdo que en ella es necesario 
              un mínimo de rigor científico o, si se quiere, seudocientífico. 
              Lessing se pasa esto por el arco del triunfo con una alegría realmente 
              sonrojante.  
               Ya el prólogo no tiene desperdicio. En él, la 
              autora se plantea seriamente si todo lo que está escribiendo no 
              puede ser realmente cierto, vamos, que afirma sin pudor que es posible 
              que la vida en la Tierra haya sido creada por inteligencias extraterrestres, 
              que és posible que dichas inteligencias sigan luchando por nuestro 
              destino, que quizás dichos ETs vivan en la Luna y que probablemente 
              los avistamientos de OVNIs sean parte de semejante proceso. Como 
              novela pase, pero como algo real uno no puede menos que parpadear. 
               Y en cuanto a la verosimilitud científica, ya 
              no sólo es que Lessing cree una nueva historia del mundo basada 
              en las ideas de Danniken sobre inteligencias extraterrestres que 
              guían nuestra evolución, sobre una época de esplendor seguida de 
              una caída y decadencia de la que nuestra época es su máximo exponente. 
              No, no es eso, más que nada por que es una idea que ya fue tratada 
              por muchísimos autores clásicos antes de ser "rescatada" 
              por los popes de la ufología. El problema es cuando la señora se 
              carga alegremente las bases de todo nuestro conocimiento científico 
              actual. Así, por poner dos ejemplos, la Luna se describe como una 
              superficie pantanosa con poco oxígeno y una vida al nivel de líquenes, 
              musgos e insectos. O si no, se presenta a una gran cantidad de razas 
              ETs que no tienen mayor problema para repoducirse entre sí de forma 
              natural y crear diferentes híbridos; de hecho los humanos seríamos 
              el fruto de al menos el cruce entre unas cinco especies distintas. 
              Teniendo en cuenta que el libro se escribió en 1981, aún me pregunto 
              que estaba haciendo la buena de Lessing que no se enteró ni de los 
              descubrimientos de Watson y Crick sobre el ADN ni de las misiones 
              Apolo a la Luna. 
               Pero si esto ya es de por sí indignante, para 
              qué vamos a hablar de las múltiples incongruencias que acompañan 
              toda la serie. Sólo hablaré de una por no eternizarme; se supone 
              que los Sirianos, como Ambien II, son inmortales, sin embargo a 
              lo largo del libro se habla continuamente de la muerte de muchos 
              de los habitantes del Imperio por enfermedades o causas naturales. 
              ¿Son o no son inmortales? ¿lo son solo la casta gobernante como 
              Ambien II? ¿sábe realmente Lessign lo que está haciendo?. 
               Hasta ahora he intentado ser paciente con Lessing 
              en aras de su fama y por que los otros libros tenían siempre algo 
              que los podía salvar, pero en este caso es difícil encontrar algo 
              positivo que señalar. Vamos, que sólo puedo recomendarlo para incondicionales 
              de esta autora.  
               Por ultimo un par de cosas sobre la edición; 
              Matilde Horne sigue siendo la traductora, y como es habitual en 
              ella siguen apareciendo pequeños problemillas que deslucen su buen 
              hacer, sinceramente hay un par de frases de las que es difícil llegar 
              a entender su significado. Y Minotauro parece que ha decidido 
              tirar la toalla en cuanto a su gran calidad a la hora de publicar. 
              Se acabó la tapa dura y sobrecubiertas, este libro, como todos los 
              nuevos de la colección, está realizado en el formato típico de Nova, 
              La Factoría de Ideas o Bibliópolis: gran formato pero tapa blanda 
              con solapas. Lo malo es que el precio no ha disminuido y, desde 
              el punto de vista estético, no deja de ser una perrería cambiar 
              el formato a mitad de serie; al lado de sus hermanos, éste volumen 
              desluce bastante y rompe totalmente la uniformidad que uno podía 
              esperar y desear de una saga a la que aún le quedan otros dos libros 
              más por publicar. En fin, una pena. 
              
  
 |