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            por Josep Ors Pascual, mayo 2003
                Parece ser que he aceptado hacer un prólogo para 
              este especial que recoge, entre otras cosas, dos magníficos artículos 
              que han escrito los colegas Nacho y Cebra. ¡Sea!
                Hoy (escribo esto a mediados de Mayo), es precisamente 
              un día ideal para hablar de la vieja Nebulae. Esta mañana, en el 
              Mercat de Sant Antoni, me he reencontrado con mi juventud en forma 
              de uno de los Nebulaes más buscados: Túnel en el espacio, 
              de Heinlein. Mis primeros Nebulaes los compré precisamente allí, 
              a principios de los 70. 
               Mientras rebuscaba en una de mis paradas favoritas 
              de novelas de a duro (yo debía tener unos doce años), me encontré 
              con dos novelas mucho más gruesas: El signo de Labrys, de 
              Margaret St.Clair, y El país de las nubes purpúreas, de los 
              Hnos.Strugatski. Visto en perspectiva, no fue un gran comienzo ya 
              que ninguna de las dos es una obra maestra. Pero para mi representaron 
              una mayoría de edad a la que seguirían otras muchas novelas de autores 
              que a empezaba a conocer por los cuentos publicados en Bruguera, 
              o en las selecciones de Acervo. Autores como Heinlein, Dick, Brown, 
              Silverberg, Clarke, el propio Asimov, que ya no era ningún desconocido, 
              me llegaron a través de esa maravillosa colección. Y cuando pocos 
              años más tarde, pudimos encontrar nuevos títulos de Nebulae directamente 
              en librería.....ya fue el acabose. 
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                El primer 
              Nebulae 2ª época aparece en 1975, más o menos al tiempo que el primero 
              de Acervo CF y un año antes que Superficción de Martínez Roca. El 
              inicio fue un tanto irregular, con alguna novela rarita (como los 
              Dioses de Foxcroft) pero rápidamente fue asentándose como 
              una colección que apostó por autores desconocidos (o casi) en aquel 
              entonces en España (Card, Varley, Haldeman, Martin, Priest) y que 
              nos dio una serie de antologías, en su mayor parte inéditas, realmente 
              exquisitas (Kuttner, Sheckley, Tenn, Lafferty, Dick, Tiptree) que 
              se complementaban muy bien con las que nos iba ofreciendo Bruguera 
              (Asimov, Silverberg, Vance). De todos modos, igual que recordaremos 
              a Nebulae clásica como una colección de novelas (sobre todo por 
              Heinlein, Clarke o Dick), cuando pienso en su segunda reencarnación, 
              pienso en sus volúmenes de relatos. 
               Ahora aparece una nueva Nebulae,................. 
               Creedme, tendrá que hacer un gran esfuerzo para 
              ser digna de un nombre que entre los viejos aficionados ha sido 
              siempre un sinónimo de calidad. Desde aquí le deseo suerte. 
               Pistolpep 
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