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              Crisis Psicohistórica, 
              de Donald Kingsbury 
            Título original: 
              Psycohistorical Crisis 
              (2001) 
            Traducción: 
              Pedro Jorge Romero 
            Ediciones B Nova, 2003 
              
            El autor en cyberdark.net 
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             por David Quirós 
              Nuño, agosto 2003 
                Nos encontramos en el año 14790 de la 
              Era Galáctica. El Segundo Imperio Galáctico está 
              firmemente consolidado y en la Galaxia ha vuelto a imperar la Pax 
              Imperium, gracias no sólo al poderío físico 
              de numerosas flotas de cruceros espaciales, sino a la menos visible 
              mano de los psicohistoriadores, que desde Espléndida Sabiduría, 
              nuevamente capital del Imperio y cubierto por una interminable ciudad, 
              rigen su destino con el poder de sus ecuaciones matemáticas. 
              Sin embargo, en un estado tan vasto con cientos de miles de planetas 
              habitados, es lógico suponer que debe existir una fuerza 
              que se oponga al nuevo régimen. Al fin y al cabo "toda acción 
              provoca una reacción de igual magnitud y sentido opuesto". 
              Dicha respuesta toma cuerpo en Supervisión, organización 
              rebelde que pretende acabar con el poderío de los psicohistoriadores 
              y recuperar la independencia de su pueblo, algo realmente irónico 
              si tenemos en cuenta que dicha libertad les fue arrebatada por el 
              Primer Imperio. Dado que en los tiempos que corren el arma más 
              poderosa no es otra que la Matemática, los miembros de Supervisión 
              trataran de oponerse a los Psicoacadémicos desarrollando 
              su propia versión de la Psicohistoria, basándose en 
              las migajas de conocimiento que han podido reunir a lo largo de 
              los siglos, tanto de documentos no censurados por los psicohistoriadores 
              como por otras fuentes de conocimiento perdidas en la inmensidad 
              del espacio. Una vez lo consigan se encargarán de enseñar 
              dicha ciencia por todo el universo, aprovechando el descontento 
              contra el actual régimen allí donde lo encuentren. 
               En este marco político transcurre la acción 
              de Crisis Psicohistórica. El argumento es la suma 
              de varias historias que se entrecruzan, con diferentes protagonistas, 
              cada uno con sus propias metas y obsesiones, y cuyas acciones repercuten 
              inexorablemente en las vidas de los demás. Entre ellos destaca 
              el protagonista principal de la novela, Eron Ossa, cuya historia 
              comienza casi por el final, para luego ir adentrándonos en 
              los hechos que provocaron dicha escena. Eron, sin buscarlo, se encuentra 
              en medio y se convierte en el resultado del choque de las fuerzas 
              en conflicto, en algo que ninguno de los dos bandos espera. 
               Donald Kinsbury recupera el universo de la Fundación 
              en una época muy posterior a aquella en la cual Isaac Asimov 
              nos dejó en Fundación y Tierra. Sin embargo 
              nos sitúa en una situación análoga a la que 
              encontramos en La Búsqueda de la Fundación, 
              en Segunda Fundación. En este caso el papel de la 
              Primera Fundación lo adopta Supervisión y el de los 
              Psicohistoriadores sólo cambia en un aspecto; ahora ejercen 
              su poder abiertamente y no desde las sombras. Ésta es, a 
              mi entender, la idea central de la novela: la rebelión ante 
              la idea de vivir una vida sin la capacidad de controlar el propio 
              destino. Básicamente ése ha sido siempre el talón 
              de Aquiles de la Psicohistoria como ciencia. Al fin y al cabo ¿quién 
              desea vivir con alguien controlándole en todo momento e indicándole 
              lo que puede, o no, hacer? 
               La primera pregunta que un posible lector se 
              hará inevitablemente al tomar este volumen en sus manos será: 
              "¿Puedo leer esta novela sin haber leído la saga de la Fundación?, 
              ¿ es independiente de la saga?". Y la respuesta es que sí. 
              Puede resultar un poco contradictorio, pero en Crisis Psicohistórica 
              se explica bastante bien el concepto en torno al cual gira el argumento, 
              que no es otro que la Psicohistoria y las implicaciones de su empleo. 
              Además los lectores neófitos puedan manejarse tranquilamente 
              con echar un vistazo al apéndice, por lo que la lectura de 
              los volúmenes que constituyen la serie de la Fundación 
              no es algo obligatorio para enfrentarse a esta novela. En cualquier 
              caso, recomendaría la lectura de la trilogía original: 
              Fundación, Fundación e Imperio y Segunda Fundación, 
              que constituyen lo mejor de esta saga.  
               Donald Kingsbury ha escrito una novela digna 
              de la famosa saga, superando incluso la lamentable decisión 
              de aquellos que controlan los derechos de la obra de Asimov, decisión 
              que le negó el uso de la nomenclatura original de la saga. 
              Con certeza, a los lectores les mareará inicialmente esta 
              situación, incluso se sentirán molestos por ello, 
              pero sólo inicialmente. Al final se encontrarán tratando 
              de adivinar quién es Tamic Smythos o que planeta es Zurnl, 
              y estoy seguro que más de uno irá a buscar los libros 
              de Fundación para comprobar sus corazonadas. Puedo predecirlo 
              incluso sin recurrir a ninguna ecuación matemática. 
              Además, el autor se ha molestado en incluir en los apéndices 
              la información necesaria para situarnos, tanto en los aspectos 
              históricos como en los geométricos y temporales. 
               A modo de ejemplo aquí tenemos unas pocas 
              equivalencias: 
            Donald Kingsbury 
              Isaac Asimov 
            Espléndida Sabiduría 
              Trantor 
            Límite 
              Terminus 
            ZurlnZoranel 
            NacreomeAnacreonte 
            SewinnaSiwenna 
            Lakgan 
              Kalgan 
            Ciudad Telomera 
              Ciudad Terminus 
            Rith 
              La Tierra 
            Tamic Smythos 
              Pelleas Anthor 
            Fundador 
              Hari Seldon 
               Por otro lado, no ha olvidado la otra trilogía 
              escrita por Gregory Benford, Greg Bear y David Brin, dado que ya 
              forman parte de la historia. Fácilmente podría haber 
              obviado dichas novelas, sin embargo no lo ha hecho, empleándolas 
              para explicar diversas situaciones que nos encontraremos en Crisis 
              Psicohistórica. En varias ocasiones a lo largo de lectura 
              de esta obra pensaremos: "hey, esto no me cuadra... ¿cuándo 
              escribió Asimov algo semejante?" y poco después, al 
              continuar la lectura, descubriremos que no fue él sino Bear, 
              Benford o Brin. Es posible que nos siga disgustando el detalle, 
              pero no podremos negar la coherencia del autor al introducirlo. 
             
               Un factor con el cual nuevamente chocaremos es 
              el de la terminología empleada. Asimov siempre simplificó 
              en este aspecto, prefiriendo mantener la nomenclatura a la cual 
              estamos acostumbrados antes de inventar. En el libro Anochecer, 
              de Isaac Asimov y Robert Silverberg, ambos escritores explican en 
              la introducción el por qué de esta actitud. Donald 
              Kingsbury emplea otra terminología, explicada minuciosamente 
              en los apéndices, y aunque parece una confrontación 
              frente al espíritu de Fundación en realidad 
              no lo es. Simplemente es otro elemento del argumento, otro factor 
              a tener en cuenta y el cual no puede ser considerado tan trivial 
              como si se tratase un fútil elemento decorativo para darle 
              un toque futurista a la novela. 
               El principal inconveniente para los lectores 
              más familiarizados con la obra de Isaac Asimov es la total 
              desaparición del concepto de Galaxia, que como recordaréis 
              fue la elección final de Golan Trevize. Recordemos que Golan 
              debía tomar una decisión que afectaría inevitablemente 
              al futuro de la Galaxia, debía elegir entre: un Imperio al 
              estilo del Primer Imperio, controlado por los Físicos de 
              la Primera Fundación, un Imperio mentálico controlado 
              por los Psicohistoriadores de la Segunda Fundación o bien 
              una Galaxia al estilo de Gaia, un ente vivo de magnitudes inimaginables. 
              No encontraremos ninguna señal en esta dirección e, 
              incluso, encontraremos extraños comentarios, oscuras situaciones 
              que a pesar de no influir en el argumento nos obligaran a hacer 
              una pausa y pensar: "¿y esto por qué?", pues nos trae a la 
              memoria a personajes originales de Fundación a los 
              que difícilmente podremos encajar en el argumento actual. 
             
               En este aspecto, principalmente, rompe con el 
              hilo argumental de la serie tal y como Isaac Asimov la concibió. 
              Debemos recordar que en sus últimos años Isaac Asimov 
              trató de ajustar sus novelas en un mismo universo, una misma 
              línea temporal. Por ejemplo, explica la ausencia de alienígenas 
              inteligentes en esta galaxia como resultado de la decisión 
              tomada en El Fin de la Eternidad. Es por ello que los seguidores 
              de la obra de Isaac Asimov se sentirán un tanto fuera de 
              lugar al leer esta novela, pues parece más bien una continuación 
              de Segunda Fundación, dejando de lado los hechos narrados 
              tanto en Los Límites de la Fundación como en 
              Fundación y Tierra. 
               Como siempre la edición de NOVA es impecable. 
              Poco se puede comentar de una colección tan conocida por 
              los lectores de ciencia ficción. La portada es un tanto austera 
              pero sigue la tradición comenzada en los títulos de 
              la otra trilogía de Fundación editada hace unos años. 
              El texto está muy cuidado, bien traducido, sobre todo teniendo 
              en cuanta la nueva nomenclatura empleada, letra grande lo cual facilita 
              la lectura ...sólo podría poner una pega, y es que 
              los últimos volúmenes editados por NOVA son un poco 
              masivos, difíciles de manejar. En fin, nada que un buen atril 
              no pueda arreglar. 
               En resumen, una novela muy recomendable, sobre 
              todo para aquellos que echan de menos a Isaac Asimov y desean reencontrarse 
              con su universo más conocido. Realmente estamos ante un libro 
              muy superior a las otras secuelas escritas tras la muerte del creador 
              de la saga, y nuevamente no puedo evitar sorprenderme de que Donald 
              Kingsbury no haya encontrado el apoyo que su novela merece. 
               Evidentemente estamos ante una Crisis Seldon. 
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