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               Por Ignacio Illarregui 
               Durante la década de los 90 ha surgido en el Reino Unido una
	generación de escritores como Paul McAuley, Ken McLeod o el novísimo China Miéville,
	que han aportado una forma muy particular de afrontar la ciencia ficción. Lejos de
	innovar fórmulas han utilizado parte de sus lecturas de juventud para construir el
	sustrato de sus narraciones, que no es muy rompedor. Sin embargo cuentan con una
	estética propia, rica y barroca, donde se descubren una serie de influencias y temas
	que resultan sobradamente interesantes. 
	
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	Richard Calder  | 
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               Uno de esos nuevos autores es Richard Calder. Exiliado durante
	casi una década en el sudeste asiático, ha vivido alejado de los entresijos de la
	ciencia ficción y al margen de modas y movimientos, lo que le ha permitido crear un
	estilo personal, fundado en unos personajes intensamente alienados que sobreviven con
	dificultad en un mundo exuberante. El primer título que se ha traducido a nuestro
	idioma es Malignos, una historia de capa, espada y brujería que es algo más de
	lo que solemos encontrar en estos libros. Y dentro de poco tendremos otra novela
	disponible, Chicas muertas, una historia de amor surrealista y ciertamente
	transgresora. 
               Desde aquí quiero agradecer a Richard Calder la amabilidad al
	concedernos esta entrevista y el tiempo que ha dedicado a responder nuestras preguntas.
	Espero que os sea útil para descubrirle. 
            Ignacio Illarregui       
               Malignos es una novela de aventuras que cuenta un exótico y peligroso
	viaje al centro de la Tierra. ¿Cuál fue su inspiración a la hora de escribirla? 
               Mis novelas a menudo se han desarrollado a partir de una frase preliminar, de
	modo que la historia ha ido articulándose gradualmente a partir del tono marcado por la
	voz del narrador en primera persona. (Una vez que hay una voz establecida en mi mente,
	el hilo narrativo parece desarrollarse por sí mismo). En Malignos sentí
	que había entrado en contacto con un arquetipo ancestral. Richard Pike, el héroe de
	Malignos, es una especie de héroe campbelliano sin duda, y su historia la más
	vieja del mundo: aquella de un hombre que, como el protagonista maduro de Dante, se
	encuentra perdido en los oscuros bosques de la vida y no puede encontrar el camino que
	le devolverá a casa. Pike se embarca en un viaje que implica el clásico, mítico
	descenso al inframundo. Allí el héroe sufre pruebas, tiene aventuras extrañas,
	descubre una verdad trascendente que lo transforma, y entonces retorna al mundo
	exterior a compartir su descubrimiento con otros, y, de ese modo, regresa a casa.
	Malignos no es más que otra versión de ese viejísimo cuento. 
	
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               Malignos está también y más obviamente inspirado en el
	Viaje al centro de la Tierra de Julio Verne. Pike, accede al inframundo a través
	de un volcán en las islas Filipinas, lo cual es similar al descenso de los personajes
	de Julio Verne al centro de la tierra a través de la boca de un volcán islandés.
	El paisaje de las Filipinas (yo estaba viviendo allí cuando escribí Malignos),
	y algunos amigos y conocidos filipinos fueron también influencias cruciales. 
               Richard Pike, su personaje principal, se siente
	constantemente como un extraño en tierra extraña. Extranjero en la Isla Oscura,
	extranjero en la Filipinas... ¿se ha sentido alguna vez como él? 
               Muchas veces, ciertamente. La alienación es un tema clave
	en todas mis novelas, y supongo que fue lo que principalmente me llevó al Lejano
	Oriente: encontrar una tierra extraña donde un individuo alienado pudiera sentirse
	en casa. Una vez que has vivido fuera varios años -en torno a una década, en mi
	caso- se hace difícil adaptarse a la vida en tu país natal. Adquieres la firme
	creencia de que eres un "outsider" y que eso siempre permanecerá así. 
               Pike es un personaje peculiar. Brutal, cobarde, egoísta...
	valores muy difíciles de encontrar en una novela de ciencia-ficción. ¿Por qué lo creó
	así? 
               Prefiero crear personajes que no sean malos o buenos sino
	sencillamente interesantes, pero pienso que a menudo es el Diablo el que toca
	las mejores melodías. Es bastante cierto que Pike no está cortado del mismo paño
	heroico tradicional, pero me gusta pensar de él que es más complejo que el típico
	protagonista de "espada y brujería", y por ello (espero) que más atractivo. Es más
	del estilo de Flashman1, siendo su viaje al interior de la tierra un viaje tan
	exterior como interior: descubre que no es el hombre que creía ser. En otras palabras,
	su arrogancia, vanidad, engreimiento y esnobismo desaparecen al final destruidos por la
	revelación de que en sus manos está el poder de convertirse en algo más, un hombre
	merecedor del amor de su mujer "maligno", Gala. 
               ¿Qué similitud existe entre Malignos y el resto de
	su narrativa? 
               Mi estilo se caracteriza por el empleo frecuente de técnicas
	narrativas en primera persona, que dan a las narraciones un "tono" especial, siendo el
	elemento central de la novela un narrador poco emocional, y en este sentido
	Malignos no es una excepción. Richard Pike, como Ignatz Zwakh, el narrador de
	Chicas muertas, es un fuera de la ley que se enfrenta a la vida desde la
	perspectiva de un fuera de la ley, y esto se refleja en su manera de hablar, retorcida,
	sardónica, sarcástica y ácida. Y como Ignatz Zwakh, se ve envuelto en un imposible lío
	sentimental con una mujer no-humana, otro de los temas centrales de mi obra, el
	"amor prohibido". 
	
               El año pasado apareció una secuela de
	Malignos: Lord Soho ¿Qué relación hay entre ambos? 
               Lord Soho es la historia de los descendientes de
	Richard Pike y Gala, una saga que abarca generaciones, siglos y continentes.
	La novela se centra en una tierra moribunda y una serie de narradores humanos malditos
	que tienen sangre de "maligno" en sus venas. 
               ¿Por qué define el libro como una "time opera"? 
               El libro está compuesto de una serie de relatos
	interrelacionadas, centrándose cada una en un "Richard Pike" diferente y en su
	contribución a la historia de su tiempo, esto en lo que se refiere al elemento "tiempo"
	de la expresión. La he llamado "time opera" porque cada relato está basado
	literalmente en una opera, generando una secuencia que establece paralelismos con los
	mundos evocados por La ópera del mendigo, Las bodas de Figaro,
	La Traviata, Paciencia, Turandot y el Punch and Judy de
	Harrison Birtwistle. 
               Este año Gigamesh va a publicar Chicas muertas.
	¿Puede decirnos algo sobre el libro? ¿Qué encontraremos en él? 
	
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               Chicas muertas se sitúa en parte en un futuro cercano,
	en un Londres inundado por el mar, y en parte en Tailandia. Tiene algo del tema de
	Bonnie and Clyde en el que dos jóvenes amantes huyen de la ley, siendo ellos
	muy jóvenes, y la ley una ley perversa contra las mujeres, que busca su exterminio,
	emitida por una Inglaterra neofascista con un partido en el poder que se autodenomina
	"Frente Humano". Las "chicas muertas" son jóvenes infectadas por un virus
	nanotecnológico maligno que causa en las muchachas una metamorfosis que las convierte
	en vampiresas, con aspecto de muñecas de porcelana adolescentes. La búsqueda de los
	orígenes de la "plaga de la muñeca" constituye buena parte de la trama del libro.
	Chicas muertas es una novela de alto octanaje, en algunos momentos surrealista,
	una escapada continua en un mundo tropical de pesadilla de deslumbrante alta
	tecnología, pero en el fondo es una historia de amor entre el narrador enajenado y
	"adicto a las muñecas", Ignatz Zwakh, y su mágica novia androide,
	Primavera Bobinski. 
               ¿No corrió usted mucho riesgo comenzando su carrera con una
	trilogía? 
               No comenzó siendo una trilogía. Después de terminar
	Chicas muertas simplemente no conseguía sacarme la voz del narrador de la
	cabeza y supe que tenía más que decirme, así que continué la narración en
	Chicos muertos e, incluso, en Cosas muertas. El riesgo, creo, no estuvo
	tanto en comenzar mi carrera con una trilogía, sino con una serie de novelas que son
	transgresoras sexualmente hablando, y pura pirotecnia desde el punto de vista verbal
	y formal, además de (al menos para un lector de cf) experimentales. 
               En su reciente visita a Gijón, afirmó que Angela Carter
	es una de sus más importantes influencias. ¿Por qué considera su narrativa tan
	importante? 
               La primera vez que leí a Angela Carter, más o menos a los
	veintiocho, fue para mí una revelación. Hasta entonces escribía poesía, casi
	exclusivamente, y ella me mostró un camino nuevo: cómo escribir una prosa rica y
	poética capaz de lidiar exactamente con la misma clase de temas en los que yo estaba
	interesado: la cara oscura del romanticismo, el simbolismo, el movimiento decadente,
	lo gótico, y un sentido liberal de lo sexual. También me encantó su uso de la picaresca,
	el tipo de estructura narrativa que usé, digamos, en Malignos. 
               ¿Qué otros autores le inspiraron? ¿Por qué los
	aprecia? 
               A mitad de mi adolescencia estuve muy influido por Michael
	Moorcock y Mervyn Peake, y también por el simbolismo francés, en concreto, Baudelaire.
	Para mi la obra de Baudelaire parece combinar con el trabajo de bandas como
	"The Velvet Underground". Más tarde me influyó Proust. También, Joyce y Burgess.
	Siempre he apreciado y he sido influido por autores que hacen un uso interesante del
	lenguaje y que exploran el tema del "outsider". Puedo mencionar muchos más: Burroughs,
	Ballard, Genet, H. P. Lovecraft, Poe. Y claro, siendo la poesía algo tan importante
	para mí, en especial en mi juventud, tengo que mencionar a Alexander Pope, los
	románticos ingleses, Tennyson, Browning y Rossetti, tanto como a los grandes poetas
	modernistas. Por ejemplo, adoro las traducciones de Ezra Pound. 
               ¿Por qué usa elementos fantásticos en sus historias? 
	
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               Mi interés en la literatura se basa en la exploración de la
	fantasía, o mejor aún, del hombre como un animal que fantasea, el animal "fantástico",
	si le parece. Esto me sitúa nítidamente en la tradición del surrealismo, aunque como
	la mayoría de escritores contemporáneos, evito las técnicas surrealistas clásicas.
	Uno de mis héroes es Freud, el escritor embrionario de los últimos cien años, que
	demostró que la fantasía -la vida del sueño y la fabulación- está en el centro de
	la vida del ser humano. Así que estoy interesado, no meramente en mis propias
	fantasías, sino en cómo los seres humanos en general fantasean, y cómo la fantasía
	es un factor clave en la sociedad moderna. Elevar la fantasía -especialmente la
	fantasía humana en sus aspectos más oscuros- al reino de la metáfora y redimirla del
	realismo extremo entendido como histeria social, pánico, caza de brujas y paranoia,
	debería de ser, creo, el objetivo de cualquier escritor de fantasía. 
               ¿Qué piensa sobre la ciencia ficción que se hace hoy en
	día? 
               La ciencia ficción británica, hoy, en su mayor parte es
	space opera. Y por muy bien escrita que la space opera esté, parece una
	situación ridícula, por no decir retrógrada, que tantos escritores -muchos de ellos muy
	capacitados- se encuentren aún intentando extraer algo de una veta casi agotada.
	En mi opinión, creo que hay una sensación de que los temas tradicionales de la ciencia
	ficción están acabados, y que los editores -que no quieren arriesgarse mucho en estos
	días- están decididos a reciclar continuamente el pasado, del mismo modo que la música
	popular contemporánea copia y recicla la música popular de décadas anteriores sin hacer
	nada genuinamente diferente que revivirla o transformarla. En resumidas cuentas, hay
	una carestía de originalidad, un empacho de "productos" y poca inclinación a hacer
	un gran gesto a favor de la imaginación. 
	
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	De izquierda a derecha: Andrzej Sapkowski, 
	José María Faraldo, Tim Powers y Richard Calder 
	en la Semana Negra del 2003  | 
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               ¿Lee ciencia ficción habitualmente? 
               Leo ciencia ficción y fantasía a ratos perdidos, tomo un
	puñado de libros, algunos contemporáneos y algunos, quizás, descatalogados, y los leo.
	Pero en estos días esto se está haciendo cada vez más raro. Me siento interesado en la
	ciencia ficción y fantasía que intenta ser algo más, o cuando se usa de modo que queda
	incorporada en las estructuras literarias generales. Me interesó mucho la
	New Wave y el Cyberpunk, pero de lo escrito recientemente pocas cosas
	me han interesado. 
               ¿Quiere decir algo a los lectores españoles? ¿Qué pueden
	esperar de Malignos o Chicas muertas? 
               Estoy muy contento de publicar en España. Parece haber, por
	lo que me ha llegado, un cierto resurgir del interés en la ciencia ficción y la
	fantasía en España, y realmente disfruté mucho de la Semana Negra en Gijón y del
	entusiasmo de los fans españoles. ¿Qué pueden esperar de Malignos y de
	Chicas muertas? Bien, espero que encuentren mundos firmemente asentados en el
	territorio de la ciencia ficción y la fantasía, pero que también son a su vez,
	marcadamente diferentes. Espero que encuentren un universo de ficción distinto a
	cualquiera que hayan conocido anteriormente... 
                
               Traducción
	de María Jesús Sánchez 
               Para obtener más información sobre Richard Calder no hay nada
	mejor que visitar su página
	web http://www.richardcalder.net/ 
               También se puede obtener información en la página de Gigamesh,
	la editorial encargada de publicar sus libros en castellano
	http://www.gigamesh.com/libros.html 
               Un enlace a los libros de Calder que se encuentran en nuestra
	base de datos http://www.cyberdark.net/autores.php3?cod=1065 
	    (1) Referencia a Harry Flashman, soldado al servicio del Imperio Británico de
	mediados del siglo XIX, surgido de la pluma de George MacDonlad Fraser y protagonista
	de una decena de novelas (publicadas en España por Edhasa). Se caracteriza por su
	cobardía, avaricia, machismo, misoginia, falsedad,... 
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