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              Iván Olmedo tiene casi 30 años, mejor o peor aprovechados, 
              según se mire. Lee todo lo que puede y, de hecho, conoce 
              a un par de personas que envidian 
              secretamente su biblioteca. Según la definición de 
              su 
              escritor favorito, es un atón. Nació y vive en Asturias. 
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             por Iván Olmedo, Abril 2002 
                 Clive 
              Barker es un genio. Cuando el joven escritor británico irrumpió 
              en escena con la publicación de sus sangrientos cuentos de 
              terror, se rompieron muchos esquemas dentro del género. Aquello 
              era revolucionario; los atrevidos argumentos de sus historias, en 
              las que el sexo enfermizo tenía un considerable protagonismo, 
              así como las depravaciones del alma humana, el sadomasoquismo 
              llevado por caminos verdaderamente terroríficos, etc... era 
              algo que pocas veces se podía encontrar en las obras de autores 
              consagrados o cuyos libros eran editados habitualmente. Había 
              que atreverse a ir un paso más allá, y Barker se atrevió, 
              sin duda. Casi de la noche a la mañana (aunque todos nosotros 
              sabemos muy bien que estas cosas no suceden de un día para 
              otro), su nombre empezó a resonar en todo el Mundo de la 
              Literatura de Horror, junto al de los otros Grandes. Era un autor 
              joven, con muy buenos argumentos y un gran talento para la pluma. 
              Su llegada fue como un bofetón en pleno rostro a algunos 
              anquilosados escritores de best sellers, que insufló aire 
              y transfundió sangre nueva a un género de narrativa 
              que siempre está falto de renovación y de ideas originales. 
              Todo fueron buenas críticas, grandes esperanzas y alusiones 
              de un futuro prometedor. Barker había llegado para quedarse. 
            
    En 1988 ve la luz "Cabal", 
              uno de sus más conseguidos trabajos largos; se pone en marcha 
              una de sus dos interesantísimas sagas mitológicas: 
              la de las Razas de Noche. Fundiendo el gusto por lo deforme, el 
              sexo raro y los misterios de la carne con el germen de las leyendas 
              y cuentos de toda la vida, la magia de las narraciones primitivas 
              acerca de monstruos y seres de la noche, crea un universo particular 
              de bestias desarrapadas con corazón humano, las también 
              llamadas Tribus Perdidas, aquellos seres antaño perseguidos 
              y defenestrados por los humanos "normales"- llamados Naturales 
              por los miembros de las Razas- que ahora viven apartados, escondidos 
              como cualquier otro pueblo perseguido, en su ciudad subterránea 
              de Midian. 
                El propio Barker dirigió 
              en 1990, a la vista de los pobres resultados obtenidos por las dos 
              primeras adaptaciones de escritos suyos a la pantalla ( "Underworld" 
              y "Rawhead Rex", ambas dirigidas por George Paulou), y 
              después de la excelente "Hellraiser"; una versión 
              cinematográfica fiel hasta la médula a su novela: 
              "Nightbreed", en la que los monstruos cobran vida ante 
              nuestros asombrados ojos. Una película oscura y desmesurada, 
              que parece querer abarcar más de lo que realmente nos ofrece, 
              y no consigue estar a la altura de su predecesora cenobita, pero 
              no deja de ser una inquietante y mágica puesta en imágenes 
              de las ideas del obsesivo Barker. 
                Y ahora es cuando viene el giro 
              en este artículo: como de la novela y la película 
              que dieron vida a esta particular saga nocturna ya se ha hablado 
              suficientemente en otros sitios, cambiemos de medio. ¿Qué 
              os parece si repasamos la versión que en el cómic 
              se ha hecho de esta obra? Ahí vamos, os aseguro que se trata 
              de un viaje muy interesante. 
                 De la mano de "Epic Cómics", 
              sello editorial de vocación experimental para adultos de 
              Marvel , sello ya desaparecido, por cierto; se comenzó a 
              publicar en 1990 esta serie de comic-books, con el título 
              de "Clive Barker´s Night Breed", a todo color, of 
              course. Véase que el nombre del autor antecede y presenta 
              el título de la obra; el de Liverpool ya es una estrella, 
              y hay que explotarlo. Tratándose de una franquicia interesante, 
              y teniendo en cuenta también las grandes posibilidades de 
              crear nuevas historias que tienen estos personajes, el mundo de 
              las viñetas no tarda en tender sus redes sobre las Razas... 
              Dos años después la serie comienza a ser publicada 
              en España, por el gigante Planeta-DeAgostini, y su acaparadora 
              rama comiquera, Fórum. Lujosamente editado, sobre todo para 
              lo que nos tenían acostumbrados en aquella época las 
              colecciones regulares, el experimento tuvo una corta vida de 16 
              números. Ignoro por qué no se llegó más 
              allá, pero hay que hacer notar que la cancelación 
              de una serie regular suele estar determinada por las bajas ventas 
              de la misma. Si la publicación pierde dinero, se cierra y 
              ya está. Puede muy bien haber sido éste el caso. 
             DEL UNO AL CUATRO 
                 Los 
              cuatro primeros números constituyen una adaptación 
              a pies juntillas del original, tanto, que incluso muchos de los 
              diálogos de las viñetas son calcados exactamente de 
              la novela. Alan Grant y John Wagner, guionistas al alimón, 
              no se puede decir que hayan hecho un trabajo personal, ni mucho 
              menos; la trascripción es tan fiel que para alguien que haya 
              visto la película anteriormente no existen sorpresas. Parece 
              que uno esté sumergiéndose de nuevo en la oscuridad 
              de una sala, al contemplar las páginas dibujadas por Jim 
              Baikie. Baikie es un dibujante muy capaz, de una gran profesionalidad, 
              que domina con soltura la narración gráfica y la caracterización 
              de los personajes. El único problema está en que su 
              estilo no es el más adecuado para un cómic de terror, 
              necesitado de más luces y sombras, y menos colorido; e incluso 
              de algo más de "suciedad" en el trazo. El dibujante 
              ha hecho un gran trabajo en la adaptación, pero cabe imaginarse 
              qué resultados se habrían obtenido de haber participado 
              en ello un Berni Wrightson, por ejemplo, cuyo estilo es perfecto 
              para ilustrar un tema como el de las Razas. 
               En cuanto a la trama, como digo, está 
              prolijamente "escaneada" del original, y el que no haya 
              leído leído "Cabal" puede saltarse todo 
              este párrafo, si no quiere quedarse sin sorpresas. Tenemos 
              a un Aaron Boone y a una Lori estupendamente captados por el lápiz 
              de Baikie; prácticamente cada personaje está definido 
              magníficamente, excepción hecha (es una opinión 
              personal), del Dr. Decker. El recuerdo de David Cronenberg en la 
              pantalla interpretando a este personaje es imborrable, y su contrapartida 
              dibujada no está a la altura. Los miembros más carismáticos 
              de las razas están fugazmente presentes: Peloquin y Kinski, 
              así como el descontrolado Narcisse y los Ogros, los más 
              brutales engendros de las Razas. Cuando la policía y los 
              voluntarios del pueblo acuden a practicar el añejo deporte 
              del"exterminio del monstruo" en el cementerio que cobija 
              en sus entrañas la ciudad prohibida de Midian, asistimos 
              una vez más a una de aquellas clásicas escenas de 
              los antiguos films de terror Universal. "Nightbreed" es 
              un clásico, por derecho propio, y lo que nos cuenta no es 
              más que el viejo conflicto entre la monstruosidad física 
              y moral, el miedo a todo lo que es "diferente"; haciéndonos 
              ver que, quizás como la belleza, la monstruosidad está 
              en el interior. La destrucción de Midian, arrasada a sangre 
              y fuego, es un final que sólo sirve de punto de partida para 
              el futuro, para comenzar una vida diferente en otro lugar, hallar 
              una Tierra Prometida. Destruido su inframundo, Baphomet el Bautista, 
              dios negro y padre de las Razas, es desmembrado, y sus trozos repartidos 
              entre los supervivientes en espera de un resurgir del Pueblo. Y 
              a partir de aquí, se inicia una nueva Historia para estos 
              personajes. 
             DEL CINCO AL DIEZ 
                 En 
              estos seis ejemplares se nos narra una saga completa, la de "Los 
              blasfemos". Mientras Cabal, acompañado por Lori y Narcisse, 
              intenta adaptarse a su nueva existencia como miembro de las Razas, 
              a la vez que asume su misión como el Elegido, el que debe 
              llevarlos a la Tierra Prometida, a un nuevo Midian; un grupo de 
              monstruos se desentiende de la autoridad de Baphomet- ya que éste 
              ha caído en sus horas más bajas, descuartizado, repartido 
              por todo el país e incapaz de ejercer ningún tipo 
              de acción directa- y se salta las restricciones de éste 
              acerca de comer carne humana, la llamada Ley de la Carne. El grupo 
              rebelde comete atracos, brutales asesinatos, y hace de las suyas 
              ajeno al control que se les imponía en Midian. Los nuevos 
              personajes, creados expresamente para el cómic son: Mulciber, 
              un ser brutal con aspecto de gárgola, líder del grupo; 
              Dagon, engendro de reminiscencias lovecraftianas; Aello, una bella 
              muchacha alada, tan imprevisible como sus compañeros; Cerdito, 
              casi un animal, siempre ansioso de comida; y Oral, un muy inquietante 
              personaje sin dientes (¡hay que verlo para creerlo!). Igualmente 
              hacen aparición Nickneven, una especie de vieja bruja aislada 
              de las Razas; Tater, una niña que no es lo que parece; y 
              Guido, jovencito de peculiares habilidades anatómicas. Como 
              se puede ver, una verdadera ensalada de nuevos personajes, a cual 
              más imaginativo. La historia es una auténtica "road 
              monster movie"; los protagonistas, divididos en dos bandos, 
              se persiguen, se atraen y se repelen a lo largo de la trama, en 
              la que no se pierde ocasión , casi en cada capítulo, 
              para aludir a la auténtica falta de moral y de humanidad 
              de los Naturales, cuyas acciones suelen ser tan reprobables como 
              las de los monstruos físicos que antaño- esto es algo 
              que se revela en cierto momento- también formaron parte del 
              mundo de la luz. Un tira y afloja de sentimientos que se ve agigantado 
              por la entrada en escena de Allan Ritegrig, un humano que fuerza 
              su unión a Los Blasfemos intentando usurpar la autoridad 
              de Mulciber, y provocando, aunque sin desearlo, una eclosión 
              sangrienta que consigue dirimir las diferencias, y que cada uno 
              de los supervivientes tome conciencia de su auténtica naturaleza. 
             
               Grant y Wagner escriben el número cinco, 
              dejando asentadas las bases y el trabajo en manos de D. G. Chichester 
              , un guionista Marvel de poco renombre, que hace sin embargo un 
              trabajo bastante competente y no deja que nos aburramos en ningún 
              momento. Ése número cinco lo dibuja Jackson Guice, 
              realista, aunque un tanto estático con sus personajes, que 
              parecen posar para la cámara. El resto del trabajo con el 
              lápiz y las tintas se lo reparten Brett Blevins, de estilo 
              muy personal; Mike Manley, más discreto y funcional; y el 
              todoterreno Ricardo Villagrán, que dibuja y entinta como 
              un poseso. Se logra un aspecto más "sucio" que 
              el de Baikie, más acorde con los desmembramientos y la sangre 
              que se van dosificando en cada página. Una mención 
              especial merecen las portadas de Blevins, magníficamente 
              pintadas, "retratando" a algunos de los repulsivos protagonistas, 
              reclamos perfectos para los lectores ávidos de imágenes 
              grotescas. 
             EL ONCE Y EL DOCE 
                D. G. Chichester de nuevo escribiendo y el dibujante 
              Mark Nelson cambian profundamente el escenario de la serie y nos 
              trasladan a un ambiente selvático, algún país 
              centroamericano que no se nos especifica (aunque en cierto momento 
              se hace una referencia muy de soslayo a Perú), y nos sumergen 
              en una atmosférica aventura con tintes de leyenda. Tezcatlipoca 
              e Izpapolotl, antiquísimos miembros de las Razas, adorados 
              antaño como dioses poderosos, alejados de todo contacto con 
              sus semejantes, languidecen en su templo de la jungla, entre cadáveres 
              resecos. Una inconsciente expedición, mezcla de periodistas, 
              yuppies y buscavidas, navega río abajo, sufriendo un fatal 
              encuentro que acaba con su lancha hundida y ellos perdidos en la 
              espesura verde y ominosa... 
              Chichester agranda el carácter legendario de los "nightbreed", 
              perseguidos como monstruos en la vieja Europa y aupados a la categoría 
              de dioses sanguinarios en el Nuevo Continente. Dioses y monstruos... 
              creados todos ellos por la febril mente del ser humano, reflejos 
              del interior de quien los imagina .Tezcatlipoca es un felino dorado, 
              majestuoso, perverso, que añora el poder. Izpapolotl es una 
              repulsiva oruga gigantesca, que siente compasión por la decadencia 
              de su Raza. Ambos están aletargados en su mausoleo de piedra, 
              antes altar de dioses, hasta que la presencia de nuevos Naturales 
              inflama el deseo de Tezcatlipoca. 
               El dibujo de Mark Nelson es realista, lo suficiente 
              para presentarnos unas magníficas ruinas pétreas y 
              un bestiario de seres hermosos y horribles a la vez, que se le dan 
              bastante mejor que las figuras humanas. Es también eficaz 
              dibujando las variadas escenas "gore"que no se nos escatiman 
              a lo largo de la aventura selvática. Por cierto que Cabal 
              sólo aparece en la primera página de cada número, 
              como para recordarnos que esto es un cómic de las Razas de 
              Noche, aunque no tiene protagonismo ninguno en la trama. 
             DEL TRECE AL DIECISÉIS 
                En esta última saga vuelve el propio 
              Barker como argumentista, lo que se hace notar ya simplemente en 
              el ambiente mucho más insano de toda la historia. Sangre, 
              heces, semen, vómitos... en fin, para qué seguir contando, 
              las depravaciones de las que somos testigos son de lo más 
              variadas. El jaleo comienza cuando un ocultista de medio pelo, Algernon 
              Kinder, pretende resucitar al mismísimo Rawhead Rex con alguna 
              siniestra intención, sin duda. Rawhead Rex es el protagonista 
              de un excelente cuento de Barker, en nuestro país traducido 
              como "Rex, el hombre lobo", del que como ya comentamos, 
              George Paulou realizó en los 80 una adaptación cinematográfica 
              más bien discreta, siendo benévolo. Barker lo recupera 
              para cruzarlo bastardamente con sus Razas; para resucitar a la primitiva 
              criatura, Algernon necesita sacrificar un bebé, que casualmente 
              resulta ser el retoño recién parido de unos amigos 
              del inefable Peloquin, que hace su "reentré" en 
              la continuidad junto a su inseparable Kinski y una nueva incorporación, 
              la pendenciera Gallows. Rex es desenterrado de la tumba en la que, 
              muerto en vida, había sido confinado. Los lugareños, 
              alertados del despertar del monstruo, acuden en masa para destruirlo, 
              como hace miles de años hicieron sus antepasados. Porque, 
              como no podía ser de otra manera, Rex no es un simple hombre 
              lobo- a pesar del equívoco título de su traducción 
              hispana- sino el último miembro de una ancestral raza prehistórica 
              que gobernó el mundo hasta la llegada del "homo sapiens". 
              Extinguidos y enterrados, desplazados por la nueva raza, los salvajes 
              parientes de Rex desaparecieron de la faz de la Tierra. El cadáver 
              del monstruoso ser es robado por Algernon y sus secuaces, y da comienzo 
              la ceremonia de resurrección... 
               Como ya digo, la mano de Barker se deja notar 
              en la trama; sin duda es la historia más grotesca y repulsiva 
              del conjunto, ofreciéndonos "perlas" como la cagada 
              del joven Algernon en pleno salón, la introducción 
              del recién nacido en las fauces muertas de Rex, o la inapelable 
              forma que tiene Peloquin de comprobar que lo que tiene en la mano 
              es ... una corrida, vaya. El guión sigue a cargo de Chichester, 
              y supongo que los diálogos son suyos, también de lo 
              más soeces y expresivos. La parte gráfica merece una 
              consideración aparte. Hasta siete dibujantes intervienen 
              en estos cuatro números; excesivo si tenemos en cuenta el 
              resultado final. El primer capítulo es obra en solitario 
              de Mark Texeira, pintado; es interesante, aunque con grandes altibajos; 
              junto a viñetas muy sugerentes nos cuela otras absolutamente 
              cutres. Vienen después Dan Lawlis y John Rheaume, con un 
              extraño estilo a caballo entre la línea y la ilustración 
              que no convence. El tercer episodio lo perpetran Lawlis, Rheume, 
              James Hoston, T. Fine y Jennifer Lui, con unos desastrosos resultados 
              que se llevan la peor nota de toda la colección. En el capítulo 
              final, Lawlis es entintado por el muy efectivo Villagrán, 
              que vuelve para al menos arreglar un poco el desaguisado anterior. 
               En definitiva, once dibujantes para dieciséis 
              capítulos de una serie son demasiados. Y además con 
              estilos muy diferentes entre sí. Se pierde coherencia y continuidad, 
              hasta el punto de que coges un tebeo, y coges otro, y parece que 
              estás viendo "películas" distintas. Con 
              esto no quiero decir que los dibujantes escogidos sean malos, sólo 
              que son demasiados. 
              En cuanto a las historias, el tratarse de tramas y sagas diferentes 
              hace que la serie tenga gran dinamismo, y un plantel de personajes 
              realmente amplio, que aparecen y desaparecen según los deseos 
              o conveniencias del guionista. El espíritu de las Razas de 
              Noche está perfectamente captado en algunos momentos, y os 
              puedo asegurar que la serie ofrece una (in)sana diversión 
              a todos los amantes de lo Oscuro, entre los que me incluyo.  
               ¡Hala!, el que la tenga que se la relea, 
              y el que no, que vaya buscando en internés la forma de pillarla... 
             NOTA FINAL 
                La cuidada edición que pudimos disfrutar 
              en España gracias a Fórum incluye multitud de interesantes 
              artículos acerca del propio Barker, Lovecraft, directores 
              de cine de terror como Craven, Cronenberg, Romero, etc... artículos 
              teóricos sobre el género... en fin, unos añadidos 
              que enriquecían la publicación de esta serie, que 
              desgraciadamente tuvo una vida bastante corta. 
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