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              Huida de la oscuridad, 
              de Joe Dever 
            Título original: 
              Lone Wolf: Flight from de Dark (1984) 
            Portada: 
              Alejandro Coluci  
            Traducción: 
              Ana Bermejo y Alberto Martín  
            Timun Mas Libro Aventura Lobo Solitario (1), 2003 
	    El libro en cyberdark.net 
             
              
              
            
               
              Fuego sobre el agua, 
              de Joe Dever 
            Título original: 
              Lone Wolf: Fire on the Water (1984) 
            Portada: 
              Alejandro Coluci  
            Traducción: 
              Ana Bermejo y Alberto Martín  
            Timun Mas Libro Aventura Lobo Solitario (2), 2003 
	    El libro en cyberdark.net 
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            por XNTHOS, febrero 2004 
	    Eran los años ochenta y yo era un mocosete que iba cada viernes 
	a la biblioteca del colegio a sacar unos cuantos libros para leer el fin de semana. La primera 
	vez que oí hablar de Lobo Solitario fue allí, un viernes lluvioso en que 
	recorría las estanterías buscando algo de interés. Frente a mis 
	compañeros tenía la seria desventaja de que, definitivamente, Los 
	Hollister no me iban nada, así que no podía sacar libro tras libro de la 
	colección de los niños detectives. Y hete aquí que, no tan lejos de 
	Los Hollister, me encontré unos libritos nuevos, recién llegados a la biblioteca. 
	Unos eran de color rojo y se llamaban Lucha Ficción; los otros eran verdes, y 
	se llamaban Lobo Solitario. No lo sabía aún, pero cuando esa tarde me 
	llevé a casa Fuego sobre el agua acababa de iniciarme en el mundo de la 
	fantasía. ¿Y a cuántos de los niños o preadolescentes de los 80 no 
	nos ocurrió algo parecido...? 
	   Por eso no pude dejar de alegrarme cuando me enteré de que, 
	15 años después, aquellos librojuegos hoy por hoy casi míticos 
	para muchos, volvían a reeditarse. Varias de las colecciones existentes en aquella 
	época, además; entre ellas, una de las que la gente recuerda con más 
	cariño: Lobo Solitario. 
	   Pero creo que deberíamos empezar respondiendo a la pregunta que 
	tendréis muchos en la cabeza ahora mismo: ¿y qué son, concretamente, estos 
	librojuegos? ¿Qué tienen de libro, y qué de juego? Bueno, pues en 
	pocas palabras podemos definirlos como una especie de juegos de rol sencillos y para un solo 
	"jugador". El lector no va a adoptar aquí un papel pasivo, como mero 
	observador de las aventuras y desventuras de unos personajes ajenos a él. En un 
	librojuego el lector adopta el papel principal de la trama. "Crea" su 
	personaje, siguiendo unas reglas que el propio libro nos proporciona, definiendo sus 
	capacidades básicas y el equipo que lleva consigo, y comienza a leer. El libro se 
	dirige a él en segunda persona y en presente: le explica en cada momento 
	cuál es la situación, qué problemas se le presentan y qué 
	hacen los personajes con los que se va encontrando. Entonces, el lector tiene que reaccionar 
	a todo eso: debe elegir qué camino tomar, cómo solventar los problemas, 
	cómo reaccionar ante los obstáculos. Cuando se vea obligado a combatir (y, 
	en esta clase de libros, nunca falta algún combate), usará el sistema 
	establecido por el libro para averiguar si vence a su adversario o si, por el contrario, 
	este consigue matarle y, con ello, la historia termina allí. Pero, naturalmente, 
	siempre puede volver a comenzar el libro y tomar otras decisiones. Parte de la 
	diversión radica en, hayamos "terminado bien" o no la historia, volver 
	a empezarla y actuar de forma distinta para ver qué sucede entonces.  
	   El objetivo final será, de este modo, conseguir alcanzar el 
	"final feliz" (o no tanto) encontrando el camino correcto, tomando las decisiones 
	acertadas y teniendo la suficiente suerte como para no morir en el intento. He ahí el 
	componente de "juego" del libro. Y he ahí también lo que lo hace 
	divertido: puedes releer el libro una y otra vez, escogiendo caminos distintos, con lo 
	que la trama cambiará cada vez. Los elementos de azar existentes tanto en la 
	creación del personaje como a lo largo del libro garantizan también que, 
	aún cuando sigas el mismo juego de elecciones, la historia no será nunca 
	exactamente igual. 
	   Cada colección tiene sus propias particularidades en cuanto 
	a este "sistema de juego", aunque todas sigan a grandes rasgos un patrón 
	común. En esta que nos ocupa, Lobo Solitario, la principal novedad viene 
	dada por la propia naturaleza del protagonista. El lector se encarna en Lobo Solitario, 
	el último superviviente del Kai, una orden de monjes guerreros. Desde antiguo 
	esta orden ha desarrollado unos "poderes", o disciplinas, de las que nuestro 
	héroe es el último practicante. Así que tendremos que escoger cinco 
	de esas disciplinas al comenzar nuestra odisea, y estas nos otorgarán capacidades 
	casi sobrenaturales que van desde hablar con los animales hasta la telequinesis. Obviamente, 
	la elección de las disciplinas de las que Lobo Solitario podrá valerse 
	también condicionará el curso de la historia. 
	   Pero ahora que ya sabemos, más o menos, cómo funciona 
	esto de los librojuegos. Ya va siendo hora de entrar en harina. ¿Cuál es la 
	historia que nos cuentan, cual es la parte de "libro" de Lobo Solitario?  
	   Pues ni más ni menos que la más vieja del mundo: el Bien 
	contra el Mal. Un país norteño, Sommerlund, sostuvo una guerra hace siglos con 
	los misteriosos Señores de la Oscuridad y sus hordas de criaturas repugnantes y muertos 
	vivientes, y contra todo pronóstico logró desterrarles lejos. Naturalmente, 
	los Señores de la Oscuridad comenzaron de inmediato a planear su venganza. Cuando 
	la historia comienza los nuevos ejércitos de la oscuridad caen de nuevo y por sorpresa 
	sobre Sommerlund. 
	   Y resulta que en Sommerlund se encuentra el monasterio de los Kai, 
	una orden guerrera de la que Lobo Solitario, quien será el alter ego del lector 
	durante toda la serie, es un simple aprendiz. Los Kai son los defensores de Sommerlund, 
	los más prestigiosos entre los guerreros, entrenados no tan sólo en las armas, 
	sino también en una serie de disciplinas sobrenaturales que les permiten llevar a 
	cabo hazañas asombrosas. No es de extrañar entonces que en cuanto los 
	ejércitos de la Oscuridad entren en el país, uno de sus primeros objetivos 
	sea el monasterio. Tomados por sorpresa, los Kai son masacrados, y tan sólo Lobo 
	Solitario, que en el momento del ataque se encuentra ausente, sobrevive para vengar a 
	los suyos. 
	   Y así, según la serie avance, iremos siguiendo las 
	aventuras de este último Kai en su intento de decantar la recién comenzada 
	guerra a favor de Sommerlund. Lo que le llevará, en la más fiel 
	tradición de la fantasía heroica, a recorrer gran parte de su mundo, si 
	bien en los dos primeros dos libros el vagabundeo se restringe a los Lastlands, el norte 
	de Magnamund. 
	   Una historia que, admitámoslo, no es la más original 
	del mundo. ¿Qué hace entonces destacar a esta serie sobre el resto de colecciones 
	similares? Pues, creo yo, el hecho de que el autor, Joe Dever, intenta "desmarcarse" 
	en cierta medida de algunos de los tópicos fantástico/roleros, y esto se 
	percibe más y más conforme la saga avanza. No olvidemos que estos libros van 
	dirigidos, sobre todo, a gente joven que se está iniciando en la fantasía, y 
	que están concebidos, ante todo, como entretenimiento; no debemos esperar la complejidad 
	o profundidad que exigiríamos a una obra de fantasía menos 
	"lúdica". Sin embargo, en Lobo Solitario no nos encontramos con un mundo 
	de elfos, enanos, dragones y héroes intocables. Dever bebe más bien de las 
	fuentes de la fantasía oscura, con ciertos toques (en algunos nombres, en la importancia 
	de los viajes por mar, en el "espíritu" que transmiten algunos de los seres 
	que pueblan este mundo, o hasta en la idea de fatalidad que parece teñir cada historia) 
	que remiten a la fantasía de origen nórdico.  
	   Nuestro héroe, para empezar, ya empieza perdiendo. Sólo, 
	tras las líneas enemigas y sin aliados. Esto va a ser una constante en la saga; en 
	más de una ocasión, y pese a lo que haga, el lector será vapuleado, 
	derrotado o abandonado; los amigos morirán o resultarán ser traidores; las 
	criaturas serán demasiado poderosas para vencerlas. No te encuentras ni heroicos y 
	hermosos elfos, ni malvados orcos o trolls; los adversarios, más a menudo, son 
	hombres, servidores del mal por elección propia. Los muertos vivientes abundan. La 
	guerra es una constante casi a lo largo de toda la colección, y raro es que se nos 
	presente de forma heroica o idealizada. Vemos refugiados que huyen de sus hogares, grandes 
	héroes que mueren en batalla, soldados muertos y mutilados y defensas desesperadas. 
	   Habría que hacer una mención, aunque breve, a las 
	ilustraciones. Las originales de la saga eran de Gary Chalk, y le daban bastante personalidad 
	a la serie: eran extrañas, feístas, definitivamente oscuras. Desgraciadamente, 
	a partir del octavo libro abandonó el barco de Joe Dever. Para esta reedición 
	ha sido sustituido por Alejandro Colucci, indudablemente eficaz,... pero los que recordamos 
	las ilustraciones de Chalk no podemos evitar echarlas de menos. Las nuevas tienen 
	más tendencia al realismo y menos a la deformación, y en algunos momentos 
	no parecen encajar tanto como debieran con ese mundo lleno de criaturas retorcidas 
	y gente malencarada que es Magnamund. Al menos eso me parece. 
	Huida de la oscuridad 
	   El libro que abre la serie es, quizás, el más flojo y 
	sencillo. Lobo Solitario acaba de encontrarse con su monasterio destruido y tiene que 
	huir de la devastación y avisar a la corte del Rey del regreso del enemigo. 
	Por supuesto eso implica atravesar la que ahora es zona de guerra, el territorio 
	que está bajo ataque de las tropas de la Oscuridad, intentando pasar 
	desapercibido. Todo ello con una preocupante falta de equipo y aliados, por supuesto. 
	   La trama es, evidentemente, sencilla. Lo único que hay 
	que hacer es llegar a Holmgang por el camino que sea; no hay ninguna parte del libro 
	en el que el lector se atasque si no ha encontrado determinado objeto o determinada 
	persona (un método habitual para incrementar la dificultad de este tipo de libros 
	y que en otros volúmenes se usará con cierta frecuencia); las malas elecciones 
	y los combates duros (no muy abundantes en este primer libro, de todas formas) son lo 
	único que puede separar al lector de la "victoria", aunque esto no 
	ocurrirá con tanta frecuencia. 
	   Los textos son breves y las descripciones escasas, lo que obliga al 
	lector a cubrir los huecos con su imaginación. Aunque no debemos esperar nunca 
	textos profundos y extensos en los librojuegos, en esta serie de Lobo Solitario 
	el defecto se va corrigiendo según avanza, y ya en el siguiente de la saga, 
	al que vamos a echar un vistazo ahora, el autor empieza a cuidar un poco más 
	el estilo y a preocuparse más de la ambientación y las descripciones. 
	   En definitiva, primerizo, y se nota, pero divertido y prometedor. 
	Tal vez el más cercano a los tópicos de los que la serie irá 
	tratando de alejarse y el más simple. Pero, quizás por esas mismas 
	razones (aparte de la obvia, que sea el primero de la saga), también uno de 
	los mejores para introducirse en la serie de Lobo Solitario. Pero recordando que 
	lo mejor viene luego. 
	Fuego sobre el agua 
	   En este segundo libro podemos ver que la serie ya va cobrando su 
	personalidad. Más oscuro, más fatalista, sigue el viaje de Lobo Solitario 
	para recuperar la Sommerswerd, la espada mágica que puede decantar la guerra del 
	lado de Sommerlund. De nuevo una trama sencilla y mil veces vista, pero que se complica 
	conforme avanza la historia: el viaje, que ya comienza cargado de presagios, será 
	duro. El ambiente que se respira a lo largo de la historia es casi antiheroico, con el 
	protagonista siendo traicionado y viéndose obligado a huir y tratar de ir un paso 
	por delante de sus enemigos una y otra vez. El avance es penoso, los aliados son pocos y 
	de vida corta. Todo, en general, está bastante alejado de la fantasía más 
	"ligera" de otros librojuegos, y eso es algo que, a partir de este volumen, 
	será una constante en la serie. 
	   El estilo ya está un poco más cuidado y nos encontramos 
	con textos más amplios y descripciones un poco más cuidadas. El mundo alrededor 
	del cual nos movemos parece más vivo; pequeños detalles aquí y 
	allí (referencias a hechos del pasado de Magnamund, personajes que parecen tener sus 
	propios problemas ajenos a los del protagonista) te permiten darte cuenta de que el autor mima 
	el mundo que ha creado y trata de darle consistencia.  
	  
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