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	[ Entrevista a León Arsenal ]
	[ Máscaras de matar ]
	[ Adelanto ] 
	[ Una última frontera ]
	[ La ceremonia de entrega ]
	 
	
	
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	León Arsenal  | 
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               Aunque vosotros la vayáis a leer ahora, esta entrevista se
	realizó en Madrid la mañana del 20 de Diciembre. Entonces, lo más lejos que tenía en mi
	mente era que León Arsenal ganaría el Minotauro, del cual hablamos con bastante despego
	aquella mañana... León tenía ilusión como es lógico, pero era consciente de que había
	competencia. Y juraría, aunque es sólo apreciación mía, que ni siquiera se le había
	pasado realmente por la cabeza. 
               Había un montón de atrasos en Portada, así que esta entrevista
	estuvo durmiendo el sueño de los justos mientras salían las que se habían realizado
	antes. De modo que cuando al final se falló el premio, me pilló todavía con ella sin
	terminar. León me permitió ampliarla a través del correo, especialmente las preguntas
	relativas a Mascaras de matar y sobre algunas otras cosas que se me pasaron en
	aquel día frío y ventoso. 
               Mi primera impresión de León fue la de un hombre de voz
	profunda, de hablar lento y muy reflexivo. Se nota que piensa lo que dice, y se presta
	con facilidad al juego de las preguntas. Fue una conversación muy agradable, a ratos
	divertida, a ratos seria y se me pasó el tiempo rapidísimo. Tanto, que al final se me
	olvidó pedirle que me firmara Besos de alacrán y otros relatos, uno de mis libros
	favoritos. 
               Espero que se note ese ambiente relajado que reinó en la
	entrevista. Por cierto, tengo que decir que haciendo honor a mi habitual despiste
	primero perdí la cinta y luego borré un trozo sin querer, aunque pensé en realidad que
	lo había borrado todo... Así que tuve que escribir a León y pedirle que volviera a
	contestarme las preguntas por escrito. Al final no fue necesario, pero quiero
	agradecerle desde aquí su amabilidad y su paciencia. No puso mala cara ni una sola vez.
	Y, nuevamente, felicidades. 
            María Jesús Sánchez 
              
	
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	Cyber Fantasy  | 
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            En tu currículo hay una cierta cantidad de trabajos a los que te has dedicado
	sucesivamente. ¿Obedece esto a algún motivo, búsqueda de variedad o nuevas emociones? 
            No, la verdad es que ha sido por necesidad pura y dura. Todos sabemos que el
	panorama laboral en los últimos tiempos no ha estado muy estable que digamos. Excepto
	los funcionarios nadie tiene seguridad en su puesto de trabajo. Yo era marino mercante
	cuando, a finales de los ochenta, prácticamente desaparecieron las tripulaciones
	españolas y comenzó la contratación de extranjeros para estos puestos. 
            Así que he cambiado de trabajo cuando lo he necesitado. Y no ha habido búsqueda
	de emociones en ello. El trabajo de marino ciertamente es arriesgado, ya que se
	desarrolla en un medio hostil y peligroso. Hay que hacer maniobras que pueden salir mal
	con consecuencias nefastas, o desencadenarse incendios en alta mar... 
            La sensación del miedo a veces sí puede ser una adicción, cuando en vez de subir
	por la barriga y agarrársete a la garganta, sube por la espalda produciendo una
	descarga de adrenalina que no es comparable a nada en la vida, ni drogas, ni sexo, ni
	nada. En ese sentido sí que tiene un gran atractivo... Pero buscar el riesgo por el
	riesgo, no. A mí eso de los deportes de riesgo no me gusta nada. Asumo el riesgo cuando
	se presenta, pero buscarlo porque sí... lo encuentro algo vacío. 
            La verdad es que la pregunta anterior viene un poco al pelo del aroma colonial,
	de aventura, que desprende la ambientación de  buena parte de tus historias. Recuerdan
	en cierto modo a Conrad, a Somerset Maugham, a Bênoit y a otros escritores que
	recogieron ese mundo y lo pasaron al papel. ¿Te han influido al escribir? 
            Sí, es cierto que lo que escribo pueda evocar esos mundos, pero más que una
	influencia literaria es vital. Por mi trabajo de marino he conocido los mundos
	fronterizos de los puertos de mar y lo que me atrae es precisamente esa sensación de
	mundo diferente que ofrece la frontera, de lugar de encuentro entre la sociedad de
	tierra adentro y los viajeros. Son mundos mestizos, que tienen sus propias normas, su	
	propia forma de ser y existir. 
            También se encuentra esto en los hoteles para turistas y en otros lugares en
	principio insospechados, donde incluso hay hasta un lenguaje específico, fruto de esas
	culturas que se rozan. Todo eso a unos nos fascina en tanto que otros pasan por delante,
	sin fijarse siquiera. 
	
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	Artifex 1  | 
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            ¿Por qué encuentras estos ambientes interesantes? 
            En primer lugar porque los he conocido. También como estudiante en La Coruña,
	donde coincidíamos gente de muchos sitios diferentes y había un ambiente peculiar,
	producto de esas diferencias. Y también supongo que de la repulsa a ciertos
	convencionalismos de la sociedad actual, como el de la devoción por “lo auténtico”,
	como pasa por ejemplo, con el “turismo auténtico”... Como si eso pudiese existir. En
	Las fraguas marcianas hay un momento en que un personaje pregunta a otro por el
	“Marte auténtico”, y el otro le contesta con la pregunta de que ¿eso qué es? El famoso
	turismo auténtico no es más auténtico que un hotel para occidentales en Bali, por poner
	un ejemplo. Genera toda una serie de trabajos específicos en su entorno y también una
	cultura, un lenguaje, todo un micromundo propio, en suma. 
            Me gustan los mundos mestizos, ambiguos, donde se prueban las fronteras de casi
	todo. Por eso me interesan. 
            Teniendo en cuenta la frecuencia y el especial papel que cumplen en tus
	historias, resulta inevitable preguntarte por tus personajes femeninos. No cabe duda que
	hay uno que se repite de forma muy insistente, el de la mujer fatal. Una mujer fatal que
	lo es a su pesar, por su propia naturaleza. No puedo dejar de preguntarte porqué...  
            Eso es un tópico de algunos críticos del mundillo respecto a mi obra. Baste decir
	que más de uno dice que mis personajes están marcados por un fracaso amoroso... y yo me
	he roto los ojos buscando tal cosa en los relatos de space opera a los que
	aluden. Supongo que cada escritor tiene que soportar algunos tópicos sobre su obra y él
	mismo. El de los protagonistas quemados, con un pasado amoroso desgraciado es uno de
	tópicos, errados, con los que me toca cargar a mí. 
            Sí es cierto que me atrae el personaje de la mujer fatal, eso sí. Leí en algún
	lado que la mujer fatal es un arquetipo creado por Jung a partir de dos modelos
	literarios fantásticos: el de la protagonista de La Atlántida, de Pierre Bênoit,
	y de Ayesha, de Rider Haggard. Una es mala voluntariamente, la otra, no. La segunda
	podríamos definirla como aquella mujer que por el mismo hecho de estar en contacto con
	ella, tienes problemas, como es típico en la novela negra. Caso muy distinto sería la
	primera, el tipo a lo Marlene Dietrich, la mantis, que es un trasunto del súcubo o la
	sirena. 
            Lógicamente en los mundos fronterizos en los que yo he vivido y sobre los que
	escribo, suele haber poco lugar para las mujeres. Eso es así y me niego a meter
	personajes femeninos ridículos por el simple hecho de que las convenciones políticamente
	correctas de nuestros días exijan que, si metes dos espadachines en una novela, coloques
	un número igual de espadachinas, aunque no existieran. Eso es absurdo y creo que es algo
	pernicioso contra lo que tenemos que ofrecer una resistencia activa. 
            Hablando de personajes... ¿De dónde sacas esos nombres tan originales y
	sonoros que les pones? Cigal Fastul, capitán Moctaur... 
            Salen del fondo de la cabeza, que es de donde suelen salir la mayor parte de los
	nombres de los escritores de fantástico. Por eso se dice que los nombres suelen tener un
	toque a tal o cual escritor, porque hay una extraña ligazón entre ellos que les hace
	reconocibles al lector. 
            Caso aparte son los nombres de Máscaras de matar. Ahí he usado nombres que
	son derivaciones del castellano, al lado de otros que lo son del gallego, junto a otros
	que son simple invención mía, con la intención de dar más sabor a la novela. 
            Es hora ya de ir dando un repaso a tu obra... Besos de alacrán es una
	recopilación de relatos de temas muy variados, desde el terror cotidiano de “El círculo
	de hombres”, la fantasía de “Ojos de sombra” o la ciencia ficción del que da título a la
	obra. ¿Qué es lo que te atrae de cada subgénero? 
            Cada género y subgénero ofrece unas posibilidades distintas. También tiene sus
	limitaciones y por eso hay intentos que resultan ridículos. Creo que es un pecado no
	explorar esas posibilidades que ofrecen la fantasía, el terror, la ciencia ficción. Me
	atrae todo porque creo que la mayor parte de los géneros entroncados de una forma u otra
	con el gran género que es la aventura gozan de buena musculatura. 
	
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	Gigamesh  | 
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            ¿Son estos los relatos con los que comenzaste a escribir, es decir, hay una
	evolución interna en ellos o pertenecen a la misma época? 
            Son relatos escritos a lo largo de casi diez años y hay, lógicamente, una
	evolución como escritor. También una evolución en las aspiraciones. La disposición de
	los doce relatos es simplemente temporal desde el punto de vista narrativo: comienza con
	un cuento ambientado en la Galicia medieval, se mueve hacia nuestros días con “El libro
	negro”, “El círculo de hombres” o “El misterio de los orígenes”, y se desplaza hacia un
	“futuro” con los cuentos de space opera. 
	      
            Una de las historias más sobresalientes de la recopilación, “El misterio de
	los orígenes”, tiene un final muy abierto. ¿Es deliberado? 
            Por supuesto que es deliberado. Cualquier otro final que se me pudiera ocurrir
	era peor y me gustaba esa idea muy científica, pero olvidada, de que nosotros no lo
	vamos a descubrir todo. Va contra la soberbia de nuestra época, pero nosotros somos un
	eslabón en una cadena que arranca en la antigüedad y se dirige al futuro. Ni los
	científicos del XIX desentrañaron todos los misterios de la naturaleza, ni lo haremos
	nosotros, ni lo harán nuestros sucesores. Cada época suma sus descubrimientos a una
	torre formada por la acumulación de las generaciones. 
            Con frecuencia se suele decir que tu visión de Marte, planeta que aparece en
	más de uno de tus cuentos, es influencia de Burroughs, una imagen similar a la de los
	westerns, un Marte de tonos rojizos, identificable con el desierto. ¿Estás de
	acuerdo con esta idea? ¿Encuentras atractivo el desierto? 
            La verdad es que no sé de donde sale esa atribución de influencias. En realidad
	el Marte desértico de mis cuentos tiene mucho más que ver con la Triplanetaria de
	E. E. Doc Smith, donde Venus aparece como una selva densa, la Tierra tal como la
	conocemos y Marte como un desierto, que con las novelas de Burroughs, en las que Marte
	no es precisamente un desierto rojo. Sí lo es y cruzado por canales en
	Crónicas Marcianas, de Bradbury. Me temo que últimamente en la cf tocamos
	demasiado de oído y recurrimos a demasiados tópicos, sin entrar a cotejar. 
            En cuanto al desierto en sí no me resulta atractivo en especial, no lo conozco,
	salvo por las poblaciones costeras en las que he atracado. Pero es un escenario
	sugerente, lo mismo que las selvas o el espacio, y eso es lo que en una narración de
	aventuras importa. 
	
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	La noche roja  | 
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            Otra de sus obras, la novela corta La noche roja, parece una secuela
	de dos de tus cuentos de la recopilación de la que hablábamos antes, “Las fraguas
	marcianas” y “El agente exterior”. ¿Tienes intención de crear una serie de novelas o
	cuentos en este “universo”? 
            Lo cierto es que La noche roja se publicó mucho después que “En las
	fraguas marcianas”, pero es anterior en años. Una no es continuación de la otra. En
	cambio “El agente exterior”, La noche roja y el resto de relatos de
	space opera si podrían compartir un universo común. Universo común que me
	apresuro a decir que ni he bosquejado, sino que simplemente no chocan los elementos de
	unas con otras. Incluso hay dos personajes que aparecen en tres cuentos distintos. 
            ¿Podrías contarnos algo sobre Máscaras de matar, la novela tuya que ha
	ganado el Minotauro? ¿Tiene algún punto en común con Bula Matari, la novela de
	fantasía épica que escribiste en colaboración con José Miguel Pallarés? 
            Máscaras de matar es una novela fruto de los años, y para mí tiene ese
	interés añadido de cómo se han ido superponiendo etapas mías de escritor. Es una
	narración de espada y brujería (me gusta esa vieja denominación) en la que se unen dos
	de mis mayores gustos: la aventura y la creación de mundos y formas de pensar distintos
	a los nuestros. 
            En cuanto a Bula Matari, la firmamos a medias pero realmente mi
	participación fue tomar las escenas cartaginesas de una versión anterior y reescribirlas
	respetando personajes, tramas y escenas. José Miguel reescribió a su vez sus propios
	textos de la parte zulú. El experimento fue interesante. Pero, respondiendo a tu
	pregunta, más allá de mí propio estilo en las escenas que te comento, no tienen ningún
	punto en común. 
            ¿Es una novela autoconclusiva, o deja abierta la posibilidad de secuelas? 
            Es autoconclusiva, y hablar de secuelas no me gusta. Otra cosa es que, y espero
	que al leerla estéis de acuerdo, el mundo dé para más y exista la posibilidad de
	escribir más novelas ambientadas en el mismo. 
            Según has comentado alguna vez, Máscaras ha sufrido cuatro reescrituras...
	¿Hay muchas diferencias entre la primera versión y la última? ¿Qué es lo que ha ido
	cambiando de una versión a otra? 
            Te daré algunos detalles más al respecto. La primera idea nació hace más tiempo
	pero, como siempre me he dedicado a un montón de cosas, cuando podía sentarme a
	escribir, la cosa había madurado y se había convertido en otra cosa. De la primera idea
	que tuve en la cabeza a la primera versión escrita, allá por el 88, ya no quedaba casi
	nada del original. Esa primera versión llegó a tener casi 100 páginas antes de que la
	abandonase. Después, por el 94 escribí una segunda que fue la primera completa. La
	tercera vino casi a finales de los noventa y fue poco más que un pulido de aquélla.
	Ésta última de nuevo es una escritura completa, aunque salva escenas y sucesos. 
	
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	Logo del Premio Minotauro  | 
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            ¿Es una novela para todos los públicos, va enfocada sólo al adulto o sería
	adecuada también para la gente más joven, adolescentes, por ejemplo? 
            Es una novela adulta, pero no contiene escenas especialmente "adultas" tal
	como se interpreta ahora, en el sentido de no ser accesible a los más jóvenes. Creo en
	la antigua forma de escribir, en la cual cuando tenías una edad te quedabas con la
	aventura y luego, si releías con más edad encontrabas otros elementos. No creo en esa
	forma actualmente al uso de meter a presión todo al lector. La literatura puede y debe
	ser más habilidosa que eso. 
            ¿Qué sensación tuviste al oír tu nombre? ¿Alegría, terror? ¿Qué crees que
	puede suponer este premio en tu carrera? 
            Alegría, sin duda. Mira: no puedo soportar a esos fatuos que por un lado están
	ávidos de “laureles” y, por otro lado, cuando por fin consiguen alguno, se muestran
	indiferentes o desdeñosos, como si estuvieran por encima de eso o simplemente recibieran
	algo que les corresponde de forma indiscutida. Para mi ganar este premio ha supuesto una
	gran alegría, resultó muy emocionante recibirlo y más hacerlo entre el aplauso de mis
	amigos y de muchos con los que, aunque no he llegado a intimar lo suficiente como para
	llamar amigos, sí he tenido un contacto amistoso en este mundillo de la cf. Es así de
	simple. 
            En cuanto a mi carrera literaria, este premio significa nuevas oportunidades y
	una mayor exigencia, nuevos retos que uno asume con mucho gusto. 
            ¿Qué trascendencia crees que puede tener este premio para el género fantástico
	en lengua castellana? 
            Son varias. La primera es que este premio “normaliza” al género en España y lo
	inserta en la gran corriente literaria. La segunda que puede propiciar la aparición de
	un género de verdad nacional, con sus características y señas de identidad propia... y
	por favor, no confundir esto con nacionalismos, casticismo ni cosas parecidas. Pero sí
	es verdad que se habla de un género propio cuando éste desarrolla elementos propios y no
	se limita a ser mimético. 
            La tercera es que, con este premio, la edición de novela nacional de género se
	convierte en una aventura de veras comercial, y no como hasta ahora, que era cuestión
	de simple tanteo o complemento a la línea editorial principal de los editores
	tradicionales de género. 
	
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	Las lanzas rotas  | 
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            De una cierta extensión, León Arsenal hasta ahora no tenía publicadas novelas
	de género fantástico, pero sí de corte histórico, como son El hombre de la plata
	y Las lanzas rotas. El primero se desarrolla en Tartessos y el segundo en las
	tribus celtíberas españolas. ¿Hay algún motivo especial para haber escogido estas
	épocas? ¿Incide en esta elección ese gusto por lo fronterizo que señalaste antes? 
            Horripila ver esas novelas que nos cuentan, una vez más, la vida de Alejandro
	Magno, como si no hubiera ya miles y algunas de ellas prácticamente insuperables. El
	campo de la literatura histórica es inmenso y da para mucho, así que ¿por qué
	constreñirse a vías estrechas? ¿Y por qué no ambientar novelas en nuestro fabuloso
	pasado propio? Sí que tiene que ver todo con el gusto por la literatura de fronteras.
	En la primera es frontera real, mientras que en la segunda es más bien frontera
	cultural, los mundos y personas a caballo entre lo indígena y romano. 
            En ambas se aprecia un ritmo lento, pausado, con una ambientación muy rica y
	magníficamente desarrollada, hasta el punto de que ofrecen una reconstrucción minuciosa
	y verosímil de ambas épocas. ¿No habría sido más comercial haber incluido más aventuras
	trepidantes y un ritmo más ágil como suele darse en este género? 
            Bueno, no considero precisamente de ritmo pesado a ninguna de las dos. Son
	novelas a la vez históricas y de aventuras, y para lograr el efecto buscado hay que
	conseguir un equilibrio entre la acción y la ambientación. Supongo que es eso a lo que
	te refieres al hablar de ritmo. En cuanto a lo comercial, hay muchos tipos de
	comercialidad: no me gustan las novelas plúmbeas, llenas de introspecciones gratuitas
	–y a menudo ridículas- de los protagonistas. Como antes te he dicho, creo que hay que
	buscar un equilibrio entre los distintos elementos de una historia, sobre todo cuando
	esta se encuadra en el género de aventuras. 
            León Arsenal sin duda es un escritor poco prolífico, ¿no tienes tiempo, no se
	te ocurren más ideas o están los manuscritos esperando en un cajón un momento oportuno?
	¿Nos guardas por ahí alguna otra sorpresa? 
            Lo cierto es que sólo escribo cuando tengo algo que decir. Escribir más,
	simplemente por hacer currículo, no me interesa, ni tampoco me gustan los ejercicios de
	estilo. Así que quizá por eso no soy más pródigo. También es cierto que soy, en
	comparación con otros, lento. Creo que me moriré y sólo llegará al papel una fracción
	de las ideas que tengo en la cabeza, pero qué le vamos a hacer... 
            ¿Se edita demasiado en España? 
            Sí, sin duda. Habría que procurar sacar al mercado más obras de interés y podarlo
	de hojarasca. Es curioso que en nuestro país haya exceso de oferta y, al mismo tiempo,
	gente valiosa tenga problemas para publicar o, habiendo publicado, para que sus obras
	asomen a las mesas de novedad. Parece que en muchos casos se prefiere editar mediocridad
	conocida a arriesgarse con gente que, obviamente, vale más. Al final resulta una
	avalancha constante de títulos, supongo que para mantener en marcha las maquinas
	editoriales. Es una saturación del mercado que no beneficia a nadie y acaba trayendo
	consecuencias a veces muy desagradables. 
	
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	Estado Crepuscular  | 
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            Hay otras facetas además de escritor y traductor en tu carrera literaria,
	entre ellas la de editor, como director de la colección Gotas, editada entre
	Metrópolis-Milenio y Pulp. ¿Cómo valorarías esta faceta tuya? 
            Antes de nada una precisión, puesto que yo no soy director de Gotas. Gotas es
	fruto de la colaboración entre una editorial, Pulpediciones, y una Asociación Cultural,
	Metrópolis Milenio. Digamos que yo soy en esa aventura el representante de la segunda.
	Aclarado eso te diré que Gotas es un proyecto que me gusta especialmente, ya que
	permite en un formato pequeño y barato sacar en forma de libro novelas de extensión muy
	diversa, incluidas algunas cortas que de otra forma estarían condenadas a no aparecer de
	forma independiente. Otro de los objetivos de Gotas es lanzar a nuevos valores o servir
	de escalón intermedio a esos escritores que –algo muy común en la cf- ya se mueven con
	soltura en el relato pero desean aventurarse en la novela. La producción de una novela
	corta es un rodaje más que interesante, y si es pagado mejor. 
            ¿Hay previstos nuevos títulos a corto plazo? 
            Entre los españoles, a los que se dedica de forma abrumadora la colección,
	tendréis en nada El señor de la rueda, el gran clásico de Gabriel Bermúdez, que
	se retrasó unos meses. Y dentro de este año tenemos pensado publicar otra novela corta
	de Daniel Mares, una –que es la primera de esa extensión- de Ramón Muñoz, y otras de
	autores no muy conocidos ahora pero a los que espera sin duda un buen futuro. Sin
	embargo, deja que de momento me guarde algunas sorpresas. 
            También has comenzado otra andadura como director de la revista
	Galaxia, que va ya por su séptimo número y que ha tenido un éxito más que
	aceptable, tanto en público como en cuanto a la crítica, ya que ha sido premiada como
	mejor revista del año 2003 en la Eurocon. ¿Qué objetivos te marcaste cuando comenzaste
	esta tarea? ¿Te sientes satisfecho? 
            El objetivo de entrada es el marcado por la editorial; es decir, crear una
	revista comercial, que es algo que llevaba décadas sin cuajar en España. Comercial
	significa estar en los kioscos, mantener una periodicidad escrupulosa (bimestral en
	este caso), riqueza de nombres y contenidos. Y esos son los objetivos que me marqué:
	crear y desarrollar una revista de literatura fantástica para el público general, ese
	que acude a los kioscos, sin abandonar al público especializado. En ese difícil
	equilibrio vivimos número a número. 
            En cuanto a la satisfacción, digamos que me siento contento. Sería muy triste
	que, con una herramienta tan potente como Galaxia, con sólo siete números ya me
	sintiera colmado. Es mucho lo que hemos conseguido, desde llamar la atención de la
	crítica de fuera del mundillo a recabar colaboraciones especializadas, del mundo
	científico, del mundo literario, etc. Pero por eso mismo tenemos que seguir y seguir,
	pidiéndonos cada vez más. 
	
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	Galaxia  | 
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            ¿Qué dificultades tiene la dirección de una revista como Galaxia? 
            Sobre todo gestionar un equipo amplio y unos contenidos que son un abanico,
	debido a la misma ambición de la revista. Observarás que hablo normalmente en plural al
	referirme a Galaxia. No “mi revista” sino “nuestra revista”, porque es un trabajo de
	equipo, es el resultado de la suma de esfuerzos. 
            ¿Qué rasgos distintivos tiene Galaxia frente a otras revistas del
	género? 
            Sin duda el antes apuntado de la comercialidad. Es una revista orientada
	fundamentalmente a kiosco y a un público mucho más amplio del que normalmente se ha
	tenido en cuenta. Eso acaba siendo una responsabilidad. Una revista como ésta acaba
	siendo el escaparate del género a los ojos de gente que siente interés por el mismo
	pero no está metida en harina. No tiene sentido dar una imagen de polémicas ruines,
	caspa, parcialidad, etc., a las que tan adictos son algunos popes del fandom.
	El género en España ha alcanzado un grado de madurez notable y esa es la imagen que hay
	que dar, tanto en el fondo como en las formas, cuando se presenta ante el público. 
            Es sabido de todos la polémica que se abrió sobre el futuro de las revistas
	frente al desarrollo de Internet. ¿Qué opinas sobre este tema? 
            No entiendo muy bien una polémica así. Ha aparecido Internet y ha traído nuevas
	posibilidades. Portales, webs especializadas, comunidades virtuales… en algunas cosas
	Internet vence de goleada, por rapidez u otras razones, a los medios tradicionales. Las
	revistas papel habrán de adecuarse a los nuevos tiempos, máxime cuando los cambios aún
	no han concluido. Si a alguien no le gustan los nuevos tiempos es su problema, porque
	la realidad es más tozuda que el más tozudo de los profetas, y las webs y su gente son
	el fenómeno más descollante dentro de la cf “de base”. 
            También tienes un portal dedicado a la literatura de género, en colaboración
	con otros, www.interplanetaria.com.
	¿Qué tal la aventura por el ciberespacio? ¿Más satisfacciones que disgustos? ¿Qué
	ofrecéis en concreto al panorama de las webs de tema literario? 
	
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	Interplanetaria  | 
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            Como todas las aventuras, divertida y con algunos peligros. La Red es todo un
	mundo de posibilidades por explorar y si al principio uno entra con ideas preconcebidas,
	en seguida algunas se abandonan y aparecen opciones que uno ni siquiera imaginaba. Y sí,
	muchas más satisfacciones que disgustos. 
            Interplanetaria.com
	es una web de literatura de géneros, así, en plural. Es decir, tratamos de abordar todo
	el fenómeno: aventura, histórica, ciencia-ficción, negra, terror, viajes, etc.,... En cuanto
	a su plato fuerte, está muy claro: ofrecemos fragmentos de narrativa, como una mesa de
	novedades virtual, en la que el lector puede ojear el libro y quizás animarse a ir a la
	librería y adquirirlo para disfrutarlo entero. Unido a eso, reseñas, artículos, foros,
	que dan las alegrías y los sinsabores que todos los usuarios de Cyberdark conocen más
	que de sobra. 
            Para terminar con esta agradable charla... ¿cambiarías tu actual trabajo por
	volver a la marina si las condiciones fueran otras? A pesar de todo, y en el fondo, ¿la
	echas de menos o estás contento de haber tenido que dejarlo y haber podido explorar
	todos estos otros campos? 
            Honradamente, no lo sé. Me gustaba mucho navegar –era de los pocos que lo
	disfrutaba, por lo que vi-; pero la vida casi es como una red ferroviaria: pasa un tren,
	te subes, bajas de grado o por fuerza en una estación, por ésa pasan más trenes a los
	que te subes o no... y al final te encaminas por rutas y hacia destinos que unos pocos
	años antes no sospechabas. Así que quizás es mejor dejar atrás lo que pasó y pensar en
	las sorpresas que te prepara el futuro. Sí que me gusta explorar nuevos territorios y
	espero no perder nunca ese gusto, porque una pérdida de ese calibre sí que me suena a
	que es un síntoma de envejecimiento interior. 
	      
            Bibliografía de León Arsenal: 
	    http://www.cyberdark.net/autores.php3?cod=233 
            Dos reseñas de La noche roja: 
	    http://www.cyberdark.net/portada.php?edi=6&cod=173 
            http://www.cyberdark.net/portada.php?edi=6&cod=172 
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