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	[ Entrevista con Ediciones Robel ]
	[ Introducción a El Orden Estelar ] 
	[ El Orden Estelar I ]
	[ Los bolsilibros ]
	[ La reaparición de Asimov CF ]
	 
	
	
               Por Por José Carlos Canalda 
               Antes de iniciar cualquier tipo de reflexión es necesario
	definir previamente una serie de conceptos indispensables para saber de qué estamos
	hablando. Para empezar, conviene tener clara la diferencia entre literatura popular
	(también llamada en ocasiones de kiosko) y bolsilibros, o novelas de a duro.
	Evidentemente el primer concepto es mucho más amplio que el segundo, puesto que abarca
	diferentes formatos tanto gráficos como de texto, mientras los bolsilibros solían
	tener un tamaño reducido, de unos 15x10 cm. aproximadamente, aunque había variaciones,
	que les daba su aspecto característico. Hay que recordar asimismo que este formato,
	inferior al de libro de bolsillo, no surgió en España hasta bien avanzada la posguerra,
	ya que el formato habitual durante las primeras décadas del siglo XX fue el de un
	cuadernillo de tamaño aproximado de una cuartilla, o incluso de una holandesa, bastante
	similar por cierto al de los pulps americanos. ¿A qué se pudo deber tan drástico
	cambio de formato? Confieso que no lo sé, aunque sospecho que la penuria de papel
	existente en nuestro país con posterioridad a la guerra civil quizá tuviera mucho que
	ver en ello. 
	
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	Los hombres de Venus Luchadores del espacio nº 1  | 
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               Por supuesto el formato de bolsilibro se extendió a
	todos los géneros que abarcaba la literatura popular (aventuras, bélico, oeste,
	romántico, ciencia ficción), pero por razones obvias sólo nos vamos a ceñir al que aquí
	nos interesa, es decir, las novelas del espacio o del futuro tal como eran
	denominadas entonces, que lo de ciencia ficción tardó todavía mucho en llegar. Hay que
	advertir también que el concepto de bolsilibro no se limita tan sólo al tamaño
	del volumen o al número de páginas (tradicionalmente 124, aunque en los años setenta se
	redujeron hasta las 90 debido al alto coste del papel), al abarcar también a la propia
	concepción del contenido. Así, a diferencia de los pulps, que eran en realidad
	revistas donde tenían cabida relatos, novelas serializadas, artículos y secciones fijas,
	en los bolsilibros españoles de ciencia ficción se publicaban exclusivamente
	novelas y, tan sólo muy excepcionalmente, relatos, casi siempre como complemento a una
	novela que hubiera quedado corta de extensión y no como antologías de los mismos. Eso
	sí, algunas colecciones (en especial Luchadores del espacio, sobre todo en sus primeros
	años) frecuentaron la serialización de las narraciones siguiendo la tradición de los
	antiguos folletines decimonónicos, aunque lo más habitual fue que las novelas ocuparan
	un único volumen, constituyendo narraciones completas e independientes. 
               Una vez definido el bolsilibro de ciencia ficción
	conviene determinar su extensión temporal. Aunque durante la década de los cuarenta del
	siglo XX apareció alguna efímera colección de aventuras y espionaje en la que podría
	rastrearse cierta proximidad a la ciencia ficción, habría que esperar hasta 1953 para
	encontrarnos con colecciones de ciencia ficción propiamente dicha, y nada menos que tres
	surgidas de forma prácticamente simultánea: Futuro, dirigida, traducida -rozando el
	plagio- y escrita en buena parte por José Mallorquí, Luchadores del espacio, en la que
	pronto se haría popular la conocida saga de los Aznar de Pascual Enguídanos,
	alias George H. White, y Espacio, de la barcelonesa editorial Toray, que contó con
	profesionales tan cualificados como Luis García Lecha (Clark Carrados y Louis G. Milk),
	Juan Gallardo Muñoz (Johnny Garland) y Enrique Sánchez Pascual (H.S. Thels, Law Space,
	Alan Comet...) entre otros. 
	
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	Las huellas del imperio  | 
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               Estas tres colecciones siguieron caminos muy distintos, ya que
	Futuro no pasó de los treinta y cuatro volúmenes, Luchadores se mantuvo durante casi
	diez años publicando 234 títulos y Espacio, la más longeva de todas ellas, consiguió
	llegar hasta los albores de la década de los setenta, ejerciendo una hegemonía absoluta
	durante la mayor parte de los años sesenta y generando además varias colecciones
	hermanas: Ciencia Ficción, S.I.P., Espacio Extra y Best Sellers del Espacio, alcanzando
	entre todas ellas la respetable cifra de más de 800 títulos, la inmensa mayoría
	inéditos. Hubo también diversas colecciones menores (Robot, Naviatom, Science & Fiction,
	Vida futura) que intentaron hacerse con un hueco, pero en ningún caso lograron pasar de
	un escaso número de ejemplares. 
               La llegada de los años setenta supuso un cambio radical en el
	mundo de los bolsilibros de ciencia ficción tanto por el colapso de Toray como
	por la llegada de Bruguera, dado que el gigante barcelonés sacó al mercado su colección
	La conquista del espacio (la más longeva de todas, con casi 750 títulos) y
	posteriormente, a través de su filial Ceres, Héroes del espacio. A partir de 1975 se
	sumaría a ellas la colección Galaxia 2001 editada por Andina, sucesora de la clásica
	editorial Rollán, aunque la mayor parte de sus casi 400 novelas son tan sólo reediciones
	de títulos aparecidos años atrás en diferentes colecciones anteriores, en especial de
	Espacio. Hubo también algunas colecciones menores de escasa relevancia, pero un
	acontecimiento importante fue la reedición en 1974 de La saga de los Aznar,
	completamente revisada por el autor, a la que siguió la publicación de episodios
	inéditos hasta llegar a un total de más de cincuenta títulos. 
               La siguiente década, la de los ochenta, enlazaría el auge de
	los bolsilibros con su colapso definitivo hacia mediados de la misma, aunque esta
	catástrofe fuera difícil de prever en los años previos a la misma; no sólo se mantenían
	en el mercado tres de las cuatro principales colecciones (La conquista del espacio,
	Héroes del espacio y Galaxia 2001; La saga de los Aznar había desaparecido en
	1978 víctima de la crisis económica), sino que surgieron otras nuevas como Ciencia
	Ficción de la editorial Astri, Infinitum de Producciones Editoriales, Galaxia 2000 de
	Delta o La conquista del espacio Extra de Bruguera, junto con varias colecciones
	efímeras más. Al llegar el año 1985 la salud de los bolsilibros de ciencia
	ficción parecía ser mejor que nunca, pero... 
               ... ése fue el año de la desaparición de Bruguera, la editorial
	española de literatura popular por excelencia. Lógicamente desaparecieron todas sus
	colecciones de ciencia ficción (las tres citadas más la póstuma Basureros del
	espacio), pero también lo hicieron las dos Galaxias mientras la colección de Astri,
	dedicada casi exclusivamente a reeditar antiguas novelas del veterano Juan Gallardo,
	duró algo más, hasta 1989 concretamente. Infinitum, por su parte, había dejado de salir
	en 1982, y el resto de las colecciones efímeras tampoco consiguieron sobrepasar esta
	fatídica frontera. 
               Y después... ¿qué? Pues muy poco. Los tiempos habían cambiado y
	no corrían buenos vientos, no ya para los bolsilibros de ciencia ficción sino
	para el conjunto de la literatura popular. Ediciones B, la nueva editorial barcelonesa
	que recogió el testigo de Bruguera, intentó resucitar la colección La conquista del
	espacio, pero la iniciativa no pasó de 60 títulos, en su totalidad reediciones de su
	predecesora, publicados entre 1990 y 1995 con una periodicidad mensual, lo que da una
	idea de lo inhóspito que se había vuelto este mercado. Con posterioridad a su
	desaparición, y de ello pronto hará diez años, ninguna otra editorial se ha atrevido a
	resucitar los bolsilibros de ciencia ficción, al menos tal como se concibieron
	durante todos estos años, aunque sí se ha hecho tímidamente con otros géneros tales
	como el del oeste o el romántico. 
	
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	El Orden Estelar I  | 
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               Esto no quiere decir que la penuria haya sido absoluta ya que,
	por fortuna, algo es lo que se ha hecho, aunque ya desde otros planteamientos. Ediciones
	B publicó, entre 1996 y 1998, cuatro volúmenes recopilatorios con un total de dieciséis
	novelas de la serie de El Orden Estelar, obra del escritor gaditano Ángel Torres
	Quesada, las cuales habían sido publicadas inicialmente en las colecciones de
	bolsilibros de Bruguera. Pese a la buena acogida dispensada por los lectores, la
	editorial suspendió indefinidamente la iniciativa, la cual ha sido retomada muy
	recientemente por Robel con la intención de reeditar la totalidad de las novelas de esta
	importante serie, incluyendo también alguna inédita. Otras iniciativas han surgido del
	propio mundillo del fandom, como ha ocurrido con la reedición completa (todavía
	en curso) de La saga de los Aznar emprendida por Silente, a la que acompaña una
	curiosa colección de novelas escritas por diferentes autores y ambientadas en su
	universo; o la reedición de algunas de las series cortas más interesantes de
	Luchadores del espacio, concretamente la de Más allá del Sol, de Pascual
	Enguídanos, y la del Kipsedón de Ramón Brotons, alias, Walter Carrigan, por
	Pulp Ediciones, que en su revista Pulp Magazine rescató también algunas novelas
	publicadas originalmente en colecciones de bolsilibros. 
               Y eso es todo. Que veamos la botella medio vacía, o medio
	llena, dependerá de nuestros particulares criterios. Cierto es que el bolsilibro
	de ciencia ficción, como tal formato, parece estar definitivamente muerto, y cierto es
	también que las grandes editoriales comerciales parecen no estar interesadas en ello.
	Pero sería injusto ignorar las loables iniciativas de Robel y Silente, cuya buena
	acogida parece indicar que, pese a todo, los lectores potenciales de la ciencia ficción
	popular no han, ni mucho menos, desaparecido. Quizá el futuro formato sea diferente del
	modesto 15x10, como lo son los de los ejemplos citados, pero eso, en definitiva, es
	lo de menos. 
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