| 
 Esta entrevista ha sido leída 
              17196              veces
 
	por Iván Fernández Balbuena (Cebra) 	
	
	Eduardo Segura es, probablemente, el tolkienólogo español más prestigioso. Fascinado 
	por Tolkien desde joven, tuvo el valor y la osadía de hacer una Tesis Doctoral sobre el 
	valor literario de ESDLA cuando el tema era casi tabú en la universidad española. Dicha 
	tesis ha sido publicada recientemente por Minotauro (El viaje del Anillo). Pero, 
	además, Segura es autor de otros interesantes trabajos sobre el tema y ha sido consultor 
	de New Line Cinema para la trilogía fílmica de Jackson. En Cyberdark.net hemos tenido la 
	oportunidad de charlar con él y éste es el resultado. 
	Iván Fernández Balbuena 
	
	  |  
	| El Viaje del Anillo |  
	 	
	¿En qué momento de su vida leyó ESDLA? ¿Supo desde el principio que se iba a 
	convertir en El LIBRO? 
	Leí por vez primera El Señor de los Anillos en el verano de 1982. No era un 
	gran lector en aquellos años, y a Tolkien le debo, como mínimo, el haber perdido el miedo 
	a los libros grandes y sin dibujos... No sabía entonces lo que esa obra y las demás de 
	su autor iban a suponer para mí. No creo que nadie lo sepa a la temprana edad de quince 
	años escasos. La sensación que sí tuve desde el principio fue que aquélla era la historia 
	de mi vida, la que a mí me habría gustado escribir. En ella estaba todo lo que yo anhelaba 
	ya por entonces: esperanza, aventura, una historia milenaria que asomaba tras las palabras 
	de cada personaje, lealtad, coraje, misericordia, y una nostálgica belleza que envolvía 
	el relato de principio a fin. Y estaba Gandalf, por supuesto. 
	Decidí contar la historia de mi encuentro con Tolkien y Frodo en la introducción de mi 
	libro El viaje del Anillo, porque pensé que podía ser agradable para los lectores 
	de Tolkien comprobar que mi aventura personal  había comenzado de la manera más aparentemente 
	prosaica; como un suave sobresalto. 
	 Inicialmente, usted se licenció en Historia Moderna pero cuando se embarcó en una 
	tesis doctoral se decidió a pasar a la Filología y estudiar la obra de Tolkien ¿Esta decisión 
	se debió a Tolkien en sí o hubo otros motivos? 
	Exclusivamente a Tolkien. Hacia 1991, yo había comenzado una tesis de doctorado sobre 
	el pensamiento político humanista de un consejero de Felipe II, seguidor de las ideas de 
	Erasmo de Rotterdam. Pasaban los meses y no encontraba la información que necesitaba, y mi 
	desánimo crecía. Es curioso, pero hace unos años me enteré de que, poco después de abandonar 
	yo aquella investigación, se descubrió en Valencia la biblioteca personal de ese consejero, 
	lo cual dio lugar a varias tesis doctorales... Ése es, a veces, el sentido del humor del 
	destino, ¿verdad? 
	Lo que yo quería hacer, sobre todo, era explicar que en la raíz de la fascinación que 
	ejerce Tolkien había mucho más que "fantasía"; que su noción de ‘escapism’ es 
	perfectamente lícita, y responde a una necesidad antropológica muy profunda. Somos seres 
	para la belleza, y eso a menudo lo olvidan quienes creen que todo es racionalidad fría. 
	Yo estaba (y estoy) convencido de que Tolkien es un grandísimo escritor, y la Filología 
	era el campo donde razonar científicamente sobre el porqué de esa firme convicción que 
	muchas personas tienen. Debía introducirme en la fortaleza para conquistarla desde dentro, 
	como el caballo de Troya. 
	 ¿Qué reacciones encontró en el mundo académico ante su decisión de estudiar la obra 
	literaria de Tolkien? ¿Le costó mucho encontrar un director de tesis? ¿Qué opinaba éste, 
	José Miguel Odero, sobre Tolkien y su obra? 
	He visto un amplio espectro de reacciones ante mi deseo de estudiar a Tolkien desde su 
	disciplina, la Filología. Algunas mostraban estupor; otras, cierta condescendencia. Las 
	que de verdad me importaban tenían un matiz de admiración: "éste se atreve a partir una 
	lanza a favor de un proscrito. Veamos qué hace". Llamaba la atención, sobre todo, que yo 
	no quisiera centrarme en los "temas" que se encuentran en la obra de Tolkien, y que en 
	cambio buscase un acercamiento al modo en que este autor construye la narración, los 
	personajes, los diálogos; a sus referentes literarios y lingüísticos. 
	Para la dirección de tesis no tuve problema alguno. Llamé a la Universidad de Navarra 
	en enero de 1994, y pedí que me pusieran con el profesor Odero. Años antes, hacia 1988, 
	yo había leído su ensayo sobre los cuentos de hadas y Tolkien, y pensé que era quien 
	podría dirigir mi trabajo con el necesario bagaje. Con los años he llegado a darme 
	cuenta, con agradecimiento, de que era mucho más: un auténtico maestro, y un amigo más 
	allá de toda expectativa. Viajé a Pamplona el 19 de febrero de 1994 y, tras una 
	entrevista de toda una mañana —mientras nevaba mansamente sobre el campus—, salí de 
	allí convencido de haber encontrado la respuesta a las preguntas que me planteaba hacía 
	tiempo. Odero quería que yo siguiese donde él se había quedado; quería que hiciésemos 
	un estudio de fondo sobre los valores estrictamente literarios de la creación 
	tolkieniana. Los dos compartíamos ya entonces la convicción de que se trataba de mucho 
	más que hobbits y Jinetes Negros (lo cual no es poco).   
	
	  |  
	| Tolkien |  
	 
	¿Qué opinión le merecen las duras críticas que contra la obra de Tolkien se han 
	vertido desde la mayoría de los círculos académicos? 
	Una pose, ridícula si me lo permite. No resiste un análisis mínimamente riguroso. 
	He visto mucha animadversión en esos círculos derivada únicamente de aspectos 
	ideológicos. Hay gente a quien una mente prodigiosa puesta en acción le parece 
	intolerable, si se trata además de alguien normal, que vive sin aspavientos ni 
	excentricidades; como si lo en verdad artístico debiese estar señalado por cierta 
	huella enfermiza de anormalidad, de una infantiloide manía de llamar la atención sobre 
	uno mismo. Tolkien es, sobre todo, un creador de mundos posibles profundamente 
	coherentes. Nada hay en él de manierismo. 
	Yo no tengo nada contra quien no quiera entrar en el pacto literario que implica el 
	acto de leer a Tolkien, o a cualquier otro escritor que en verdad lo sea. Pero me niego 
	a aceptar que se intente imponer criterios heredados de un complejo de inferioridad por 
	gentes que, a veces, tienen vergüenza para reconocer que el rey está desnudo, como en 
	el cuento de los Grimm: que en el mundo del arte hay mucho advenedizo, mucho mediocre; 
	y un montón de caraduras. 
	 ¿Y las viejas acusaciones de racismo y filonazismo que se vienen lanzando contra 
	Tolkien desde los años 30 y que recientemente se han vuelto a poner de moda debido a un 
	reciente artículo del escritor Baltasar Porcel? 
	El racismo está, a menudo, en los ojos del que mira. Y el filonazismo, me temo, está 
	en las fantasías de quienes tienen la conclusión escrita antes de empezar con la hipótesis 
	de trabajo. A Baltasar Porcel, por decirle algo además de que se descalifica a sí mismo 
	entrando en el juego barato de la polémica gratuita, le recomiendo la lectura de las 
	cartas de Tolkien números 165 y 176, y, sin pretender ser exhaustivo (porque hay más), 
	las páginas 139, 49-50, 70, 109, 114, 79-80, 117 del volumen de Cartas publicado 
	por Minotauro hace ya el tiempo suficiente como para haberlo leído, a poco interés que 
	uno tenga por hablar con fundamento. Para escribir sobre algo es necesario conocer la 
	bibliografía. Es básico. Si no, el riesgo es que uno esté entrando en el terreno de la 
	difamación, la calumnia, la falsedad; todo ello muy feo, y muy poco académico. Y por 
	cierto; que revise Adivina quién viene a cenar esta noche, y que lea entre 
	líneas. 
	 Una de las afirmaciones de su libro es que la narrativa de Tolkien fue consecuencia 
	de su afán por inventar lenguas ¿Podría ampliarnos dicha teoría? 
	El propio profesor Tolkien dedicó muchas páginas a explicar la inspiración esencialmente 
	lingüística que anima su sub-creación. Si él lo explicaba así, creo que merece la pena 
	prestar atención al enfoque, puesto que estamos hablando de un filólogo; y de un filólogo 
	extraordinario, debo decir. 
	
	  |  
	| Egidio, el granjero de Ham |  
	 
	Las obras de Tolkien —Egidio, el granjero de Ham lo mismo que el 
	Ainulindalë— son relatos donde es el lenguaje lo que desarrolla el marco narrativo 
	coherente y verosímil en el cual el lector puede franquear las puertas del mundo primario 
	(el "real") hacia los mundos secundarios (los reinos de, lato sensu, "fantasía": 
	Beleriand, Númenor, la Tierra Media, Ham, la luna de Roverandom). Él mismo disfrutaba 
	de lecturas donde el autor prestase atención al sustrato idiomático, y era especialmente 
	crítico con las incoherencias en este aspecto. 
	Las lenguas crean y manifiestan formas de pensar, constructos culturales. De ese modo 
	nos llega a los lectores la profunda coherencia y veracidad del lamento de Galadriel, 
	"Namárië!", o el impacto que en Gimli producen las palabras de la Dama del 
	Bosque pronunciadas en la lengua khuzdul. La multiculturalidad de la Tierra Media se 
	alcanza mediante una polifonía esencialmente lingüística. Los lenguajes inventados por 
	Tolkien precedieron a la elaboración de las historias, y ficción y dicción marcharon 
	en su obra siempre de la mano. Primero era la invención del término, luego la explicación 
	de la historia que había dado lugar a ese nombre. 
	 Para realizar su tesis se puso en contacto con Christopher Tolkien ¿Cómo es en 
	persona? ¿Qué opina de sus esfuerzos por publicar todos los papeles que dejó su padre 
	inéditos antes de morir? 
	No he tenido el placer de conocer en persona a Christopher Tolkien. Tan sólo he 
	mantenido con él contacto epistolar, y debo decir que siempre he encontrado en él ánimo, 
	ayuda y agradecimiento. 
	Su pregunta me parece muy acertada, y me da ocasión para partir una lanza en su favor. 
	El trabajo editorial de Christopher para publicar póstumamente las historias inconclusas 
	de su padre, me parece sencillamente colosal. El desafío era, lo sabemos ahora, gigantesco. 
	Tolkien no tiraba nada de lo que escribía. Por tanto, editar esos miles —literalmente— de 
	páginas exigía del editor un conocimiento no sólo del contenido, sino —sobre todo— de la 
	mente del autor, para discernir entre las distintas versiones, datar cada texto, etc. Las 
	críticas que a menudo ha recibido dejan de lado, pienso, la idea básica de que Christopher 
	Tolkien era hijo de un artista. Al preparar para la imprenta los libros de su padre, se 
	han mezclado en él el cariño del hijo con el rigor del buen editor (siendo como es una 
	persona, si se me permite, tan perfeccionista o más que su padre). 
	Como estudioso de la obra de Tolkien, mi trabajo no habría sido posible sin esa tarea 
	titánica de Christopher. Por tanto, mi sentimiento es de agradecimiento, y no sólo desde 
	el punto de vista profesional, sino también como lector.   
	
	  |  
	| El camino a la Tierra Media |  
	 
	Otro de los estudiosos con los que se puso en contacto fue con T. A. Shippey, el 
	autor de El camino a la Tierra Media y Tolkien, autor del siglo. Creo que 
	polemizó con él en alguna ocasión ¿Qué podría contarnos al respecto? 
	Hablamos mucho respecto de los enfoques que esclarecerían el lugar de Tolkien en la 
	historia de las Letras. Él optaba por la Filología Comparada, mientras que yo estoy más 
	a favor de un estudio de Literatura Comparada que resalte y subraye las aportaciones de 
	Tolkien a la tradición épica, que él ha renovado en esta época tan necesitada de epopeyas 
	y heroísmo. En ocasiones, Tom trazaba un itinerario o esquema de trabajo que encorsetaba 
	las conclusiones; por ejemplo, en su interpretación de Hoja, de Niggle. El propio 
	Tolkien le advirtió de ello, como se recoge en el Prefacio de El camino a la Tierra 
	Media. 
	Los demás detalles hacen referencia a la voz que narra El Señor de los Anillos 
	y El hobbit. Tom afirma que se trata, a veces, de un narrador omnisciente. He 
	procurado delimitar ese aspecto en El viaje del Anillo, porque considero que 
	tiene muchas consecuencias para la idea tolkieniana de verosimilitud, para posibilitar 
	lo que él llamaba "creencia secundaria": que el lector crea en la verdad de lo que 
	está leyendo. 
	De todos modos, Tom Shippey atesora un saber en su disciplina tan vasto, que sus 
	estudios deben ser la guía de futuras investigaciones. Sus libros hablan por sí mismos 
	de ese saber, fruto de muchos años de estudio. 
	 De todos es sabido que Tolkien odiaba las alegorías. Sin embargo, Hoja de 
	Niggle pertenece claramente a este género y ESDLA admite una lectura en esta 
	clave ¿Era, pues, Tolkien sincero en esta afirmación? 
	La clave de esta pregunta no es simple. A Tolkien no le gustaba la alegoría porque 
	implicaba una imposición por parte del autor; una coerción de la libertad del lector. 
	La trascendencia de la "aplicabilidad libre" que Tolkien propugna, radica en que es 
	la base de la recepción adecuada del mensaje literario, y del goce estético también. 
	Tolkien señaló que todo cuento tiene una moral, pero no vale de nada destacar tal o 
	cual interpretación alegórica sobre las demás porque una buena historia, como la 
	vida, posee tantos ángulos de visión y análisis que escoger uno sobre los demás implica 
	el riesgo de perder de vista que la obra de arte está viva: en cada lector, en cada 
	época, crece con el tiempo y evoluciona, a la vez que permanecen sus valores eternos, 
	los que la convierten en un clásico. Cualquier obra de arte que lo sea en verdad 
	admite lecturas e interpretaciones en clave alegórica; ahora bien, ¿quiso el autor 
	hacer una alegoría? Ésa es la clave. Chesterton decía: Hamlet es eterno; soy yo el 
	que cambia. Decir que en la Tierra Media revive la lucha del Bien y el Mal es mucho 
	menos cierto que señalar su reflexión sobre la Muerte y la Inmortalidad en clave 
	mítica. 
	Creo que Tolkien era muy sincero en esa afirmación. Él nunca negó ciertas 
	interpretaciones en clave alegórica —otras sí, por descabelladas o simplemente 
	absurdas—. Pero siempre dejó clara su intención de respetar la autonomía de la obra 
	literaria. En ocasiones se puede ver a Tolkien refiriéndose a su obra con alejamiento 
	y extrañeza, como si él hubiese sido cronista de un tiempo ahora olvidado, como si 
	los personajes gozasen de libertad personal y hubiese aspectos de su actuar que 
	escapasen al conocimiento del inventor. Es evidente que las consecuencias de esta 
	convicción de Tolkien en términos de Estética y Metafísica, son enormes.   
	
	  |  
	| Señor de la Tierra Media |  
	 
	También es posible una lectura religiosa de ESDLA, tal como hacen Pearce y 
	otros autores en Tolkien, Señor de la Tierra Media ¿Está de acuerdo con este 
	enfoque? 
	Vuelvo a lo que acabo de decir. Sí con matices. Hay afirmaciones que el propio 
	Tolkien desmintió, otras las matizó: el carácter "angélico" de la misión de Gandalf; 
	la virtud de las lembas; la relación caractereológica entre Galadriel y la 
	Virgen María. Otras hay que tomarlas con mucha cautela. Convertir a Tolkien en adalid 
	del catolicismo me parece peligroso; pero, sobre todo, falso. Es evidente que la mente 
	que escribió los relatos de la Tercera Edad era católica, que sabía mucha filosofía 
	y muchísima teología. Sobre todo, que vivía con coherencia su fe, lo cual le hace tan 
	atractivo, al menos para mí: su pluma escribió de lo que desbordaba su corazón; pero 
	no hacía apologética (gracias a Dios...). En El libro de los Cuentos Perdidos, 
	la evidencia no es tan grande. Tolkien creó también su propia teología. Por eso, 
	ciertas interpretaciones son, sencillamente, anacrónicas y falsas. Por ejemplo, los 
	Ainur no son "ángeles", ni Ilúvatar es Dios. En el mundo de Tolkien no ha habido 
	ni Encarnación ni, por tanto, Redención. Ésta es una diferencia básica, radical. Sin 
	embargo, las coordenadas morales en que se debaten los personajes y el drama son 
	profundamente cristianas. Pero yo extendería esto a la percepción que Tolkien tenía 
	como creyente de la Belleza. Ser católico abarca también estos aspectos, y no sólo 
	las "creencias". El amor por la naturaleza y la vida natural; el respeto a la 
	diversidad; la lucha legítima por la tierra, la familia, la propia historia y las 
	convicciones, por la tradición; la vida contemplativa; la muerte y la inmortalidad 
	como temas básicos de El Señor de los Anillos —mucho antes que una 
	interpretación alegórica o intencionalmente cristianizada—, son todos ellos elementos 
	que un análisis en profundidad no debería dejar de lado. 
	Pearce es converso, y entiendo perfectamente sus esfuerzos por subrayar estos 
	aspectos de la creación tolkieniana. En un país como los Estados Unidos, Tolkien 
	es un regalo para los creyentes. Y, al paso que vamos, pronto lo será también en otros 
	países donde leer a Tolkien puede despertar un sentido de los sagrado que estamos 
	perdiendo de vista por muchos factores, entre otros el adormecimiento de la conciencia 
	estética —y, por tanto, ética— propiciado por la telebasura. 
	 Una curiosidad ¿Por qué su Tesis Doctoral se ha acabado convirtiendo en un libro 
	cuando la gran mayoría se quedan olvidadas en un cajón? 
	Fue una condición de partida. Mi director de tesis dijo que trabajaríamos con la mente 
	puesta en la publicación. Evidentemente, esto es fácil de decir cuando el tema de tesis 
	es tan atractivo y publicable. Pero la meta de cualquier investigación debería ser la 
	edición de un libro. Si es verdaderamente un avance y una aportación al saber, debe ser 
	puesta al alcance de todos.   
	
	  |  
	| Tolkien o la fuerza del mito |  
	 
	¿Qué nos podría decir de sus otros libros sobre Tolkien como J.R.R. Tolkien, el 
	mago de las palabras o Tolkien o la fuerza del mito? 
	En J.R.R. Tolkien, el mago de las palabras quise poner al alcance de todos un 
	resumen de la vida del Profesor, pero colmatando las lagunas que yo había encontrado 
	en otros estudios biográficos. Hay entre líneas muchas cosas que responden al modo en 
	que yo siento a Tolkien; a la manera en que su vida y su obra se concatenan. Hay 
	mucho de mí en ese libro, y eso lo dice gente que me conoce y que conoce a Tolkien por 
	sus libros. 
	 Tolkien o la fuerza del mito: la Tierra Media en perspectiva es un trabajo que 
	hemos editado Guillermo Peris y yo con la editorial LibrosLibres. Se trata de una 
	selección de aportaciones de fondo y estudios valiosos sobre la obra de Tolkien. Queríamos 
	ofrecer al lector en lengua española la voz actualizada de quienes están convencidos de 
	que Tolkien es oro puro. Hay en ese libro catorce ensayos que recorren aspectos 
	importantes de la sub-creación tolkieniana, desde la revisión que Tolkien hace de las 
	ideas románticas sobre "fantasía" (esa terrible palabra, que tan poco me gusta), hasta 
	las fuentes de su inspiración lingüística y temática. Con él iniciamos la colección 
	INKLINGA, destinada a ofrecer al lector obras de referencia sobre Tolkien y el mundo 
	literario de los Inklings. 
	 A Tolkien se le suele considerar como el gran renovador de la Fantasía como género 
	literario. ¿Cree que él era consciente de este hecho? 
	Tolkien no se consideraba a sí mismo escritor de Fantasía. Ya dije antes que él era, 
	antes y sobre todo, un filólogo. No escribía sólo "argumentos", sino que construía 
	historias, en el sentido fuerte de cohesionar con una arquitectura de base 
	lingüística todo un corpus de relatos y tradiciones inventadas, recreadas a través del 
	prisma de la invención de lenguas. La "fantasía" ya tenía mala fama en vida de Tolkien, 
	por inverosímil, y a causa del estigma de infantilismo y mal "escapismo" que pesa sobre 
	ella desde la época victoriana. Nada de eso era la Fantasía para Tolkien. Antes al 
	contrario, se trataba de un medio de crear verdad, "creencia secundaria", como afirma 
	Tolkien en su ensayo Sobre los cuentos de hadas —muy poco conocido, 
	desgraciadamente—. 
	Tolkien es otro paso adelante en la tradición épica, que entronca con Homero y William 
	Morris, pasando por los cantares de gesta, la novela gótica y el Quijote. Nada de 
	fantasía. 
	 Por otro lado, la mayoría de los estudiosos buscan sus influencias en la mitología 
	escandinava y celta o en la literatura medieval. Sin embargo, personalmente creo que 
	Tolkien también es deudor de muchos de los autores fantásticos anglosajones del XIX y 
	principios del XX como el citado Willian Morris, George MacDonald, Lord Dunsany, E. R. 
	Eddison o Branch Cabell ¿Cuál es su opinión al respecto? 
	Estoy básicamente de acuerdo. De hecho, creo que su parentesco con "lo medieval" es 
	casi ambiental, meramente tópico. El tratamiento de los temas está renovado, vivificado 
	por los idiomas, recreado por la fusión entre el erudito y el escritor que se dan cita en 
	Tolkien. 
	E. R. Eddison no influyó en Tolkien, aunque fue un autor que le gustaba. Es mucho 
	más importante la influencia de William Morris en lo que ahora es El Silmarillion 
	(El libro de los Cuentos Perdidos, en sentido amplio), o de MacDonald en el tono 
	de El hobbit o de Roverandom y las creaciones de ámbito doméstico de 
	Tolkien. Tennyson y el autor de Beowulf, sobre todo éste, se me antojan las 
	verdaderas influencias, aunque no acabo de ver el interés de identificar quién está 
	presente, aun como inspiración, en tal o cual personaje o pasaje de los relatos.   
	
	  |  
	| Sendero de tinieblas |  
	 
	Es vox populi que Tolkien renovó el género fantástico, pero sus seguidores 
	estuvieron a punto de destruirlo al elaborar copias mediocres de sus libros. ¿Que opinión 
	le merecen este tipo de autores, gente como Guy Gavriel Kay, por ejemplo? 
	Desconozco la obra de este autor, así que no puedo opinar. De los autores que llenan 
	los estantes de "Épica fantástica" o "Narrativa heroica", debo decir que los de éxito 
	son creadores de argumentos que enganchan al lector, a menudo confusos moralmente —de 
	intento—, y muy flojos literariamente. Flaco favor como discípulos de Tolkien, que 
	les habría tirado de las orejas, antes que nada, por no escribir mejor. En cualquier 
	caso, el tiempo pondrá a cada uno en su sitio, a pesar de que el marketing y 
	el mercantilismo que nos inunda haga pensar que lo que vende permanecerá. Me quedo con 
	Lloyd Alexander, coetáneo de Tolkien. 
	 ¿Y aquellos que deliberadamente buscaron otras fuentes de inspiración más cercanas 
	a Howard y su saga de Conan, como Fritz Leiber o Michael Moorcock? 
	No me atrae ese tipo de literatura. 
	 ¿Cree que en nuestros días el género fantástico está sufriendo al fin una auténtica 
	renovación que le ha permitido romper con las cadenas que forjó Tolkien gracias a la obra 
	de escritores como George R. R. Martin, Andrezj Sapkowski, Javier Negrete o León 
	Arsenal? 
	Lamento no tener bagaje de lecturas de esos autores. Mis gustos literarios van por 
	otros derroteros, muy alejados de la "fantasía". 
	 Por último, usted trabajó como asesor de la productora New Line Cinema dentro del 
	proyecto cinematográfico de Peter Jackson. ¿Podría contarnos en que consistió ese 
	trabajo? ¿Qué opinión le merecen las películas resultantes? 
	Me ha parecido una adaptación realmente brillante. Sólo lamento el punto de partida 
	comercial que se adoptó. Si se hubiese sido más fiel a Tolkien, se habría dotado a la 
	historia de ese matiz contemplativo, de tempo lento, que caracteriza la Tierra Media. 
	En ese sentido, me ha disgustado especialmente el tratamiento de Bárbol, convertido 
	en un contrapunto innecesariamente cómico. Y puedo imaginar a Tolkien rabiando por el 
	fallido intento de hacer de Gimli un enano respetable. Ni Disney ni New Line... 
	Mi trabajo consistía en responder consultas sobre problemas puntuales que planteaba 
	el guión: tratamiento de personajes, supresión de algunos de ellos, elaboración del 
	prólogo de La Comunidad del Anillo, etc. Yo era una voz más entre otras, más 
	autorizadas que la mía. En cualquier caso, un honor y un privilegio. 
	
	 
	Bibliografía de Eduardo Segura en Cyberdark.net - 
	 http://www.cyberdark.net/autores.php3?cod=4631 
	Bibliografía de J. R. R. Tolkien en Cyberdark.net - 
	 http://www.cyberdark.net/autores.php3?cod=1 
	La trastienda de la Tierra Media – Artículo de Phil Resch sobre las raíces 
	de los mitos que se aprecian en la obra de Tolkien 
	 http://www.cyberdark.net/portada.php?edi=6&cod=235 
	Las dos torres – Especial sobre la segunda película de Peter Jackson - 
	 http://www.cyberdark.net/portada.php?edi=6&cod=111 
	El retorno del Rey – Especial sobre la tercera película de Peter Jackson - 
	 http://www.cyberdark.net/portada.php?edi=6&cod=268 
	 
               |