| 
 Esta artículo ha sido leído 135126              veces
 
	por Francisco Javier Esteban (Sisko) y Enric Quílez (Yarhel) 	
	
	
	 
	[ Reseña: Cronopaisajes ]
	[ El viaje en el tiempo en la cf ] 
	[ El futuro: ese país desconocido ]
	[ Películas de viajes en el tiempo ] 
	[ El viaje en el tiempo y el rol: una aproximación ]
	 
	
	
	  |  
	| Máquina del Tiempo |  
	 
	   Tanto el cine como la televisión han tratado en innumerables 
	ocasiones el viaje en el tiempo. Aun así lo han hecho menos que en la literatura 
	y su tratamiento no siempre ha sido notable, aunque bien es cierto que nos han dejado 
	imágenes imborrables que forman ya parte de nuestro acervo cultural. Éste es el caso 
	de la victoriana máquina del tiempo de Wells, el vórtice de energía azul-verdoso de 
	El final de la cuenta atrás o, ¿por qué no?, el coche de Regreso al 
	futuro. 
	   El cine, con un lenguaje sustancialmente diferente al de los 
	libros, se ha centrado en los aspectos más espectaculares del viaje, ya sea 
	mostrándonos fantásticas máquinas o fenómenos temporales, transportándonos a 
	realidades alternativas, al pasado remoto o a un futuro sorprendente. 
	   Comentar todas las películas y series de televisión que han 
	tocado la temática del viaje temporal de manera exhaustiva resultaría tedioso e 
	inabarcable para las posibilidades de Cyberdark.net. Nos centraremos, pues, en algunas 
	muestras que hemos considerado representativas, aunque tal vez no sean siempre grandes 
	obras maestras. De hecho, algunas de ellas dejan bastante que desear 
	cinematográficamente. Pero en el mundo del cine, y más concretamente en el cine de 
	ciencia ficción, no se puede tener todo. 
	Empezando por el principio 
	   Empezaremos por el mismo lugar en que se suele hacer en 
	literatura. El tiempo en sus manos (The Time Machine, 1960) es una 
	adaptación de la conocida novela La máquina del tiempo de H. G. Wells. La 
	acción empieza el 5 de enero de enero de 1900 en una cena de amigos. George, el 
	protagonista, se presenta en un estado poco normal y empieza a contar a sus invitados 
	las aventuras que ha experimentado al viajar por el tiempo en una máquina de su 
	invención. Según se puede observar, en la máquina hay un cartel que pone 
	Manufactured by H. G. Wells, por lo que aunque no se diga explícitamente, se 
	presupone que el protagonista de la película, George, es el propio Herbert George 
	Wells. 
	
	  |  
	| The Time Machine |  
	 
	   George viaja desde la época victoriana en la que vive hacia un 
	futuro lejano. Durante el trayecto se detiene en varias ocasiones, destacando las 
	paradas en las tres guerras mundiales sufridas durante el siglo XX, las dos que 
	conocemos y una tercera situada en el año 1966, de efectos catastróficos para la 
	Humanidad. El trayecto acaba en el año 802701, donde se encuentra que la especie 
	humana ha evolucionado de manera insospechada. Por una parte existen unos seres 
	muy parecidos a los humanos actuales, los Elois, que viven la vida de una forma 
	totalmente inconsciente y despreocupada, en una sociedad sin leyes ni gobierno. 
	Por otra parte están los Morlocks, humanos de apariencia monstruosa que viven en 
	el subsuelo y cuya dieta básica consiste en Elois. 
	   La película, al igual que el libro, puede considerarse como 
	una crítica a la sociedad victoriana de finales del S. XIX, donde en sus extremos 
	encontramos la aristocracia y la clase trabajadora. La primera es considerada como 
	la clase superior dado su mayor nivel de cultura y riquezas, que aprovechan para 
	disfrutar de una vida relativamente ociosa y despreocupada. En cambio la clase 
	inferior la forman los obreros embrutecidos por pésimas condiciones laborales e 
	interminables jornadas de sol a sol. 
	   Para destacar dicha estructura, la historia invierte los 
	roles sociales. Los Elois son el resultado de la evolución de la clase ociosa, 
	la cual ha perdido su cultura e inteligencia y ha pasado a ser la clase inferior, 
	simple ganado para los Morlocks. Por otra parte los Morlocks son fruto de la 
	evolución de la clase trabajadora, que pese a que ha aumentado su embrutecimiento 
	y han adquirido una forma monstruosa, ahora son la clase superior pues están en 
	la cúspide de la cadena alimentaria. Pese a esta inversión, George simpatiza de 
	inmediato con los Elois pues pese a ser bastante simples se asemejan a los humanos 
	actuales y carecen por completo de la maldad que caracteriza a los Morlocks. 
	   Finalmente, merece una mención especial el diseño de la 
	máquina del tiempo, perfectamente adaptado a la estética de la Inglaterra 
	victoriana, y en general todos los decorados y efectos especiales de la película, 
	que fueron premiados con un Oscar. 
	
	  |  
	| La máquina del tiempo (2.002) |  
	 
	   Siguiendo con la moda, el clásico ha sido revisitado. 
	La máquina del tiempo (The Time Machine, 2002), más que una nueva 
	adaptación del clásico de Wells, es un remake de El tiempo en sus 
	manos en la línea de las preocupaciones y preferencias de nuestra época. 
	   El profesor Alexander Hartdegen, un científico de la época 
	victoriana, inventa una máquina del tiempo y tras la muerte de su prometida 
	viaja al pasado para intentar cambiar dicho suceso. Pero tras varios intentos se 
	da cuenta que haga lo que haga no puede impedir su muerte. Para evitar el doloroso 
	recuerdo de su amada decide utilizar la máquina del tiempo para viajar hacia el 
	futuro.  
	   Alexander realiza un trayecto parecido al realizado por 
	George en El tiempo en sus manos, pero con una diferencia significativa. 
	Si en la primera película la Tercera Guerra Mundial suponía un hecho catastrófico 
	para la humanidad, en esta película es el uso insensato y codicioso de la 
	tecnología lo que provoca un desastre natural de consecuencias equiparables. 
	Parece que el miedo a la guerra ha sido sustituido por el terror al uso 
	descontrolado de la tecnología, mucho más al gusto de una sociedad como la 
	nuestra aquejada por desastres ecológicos, superpoblación y heredera de la 
	era atómica. 
	   El final del viaje también lleva al protagonista a un 
	mundo habitado por Elois y Morlocks. Pero esta vez el argumento se distancia 
	bastante de la idea original de la novela. Los Elois no se nos presentan 
	ahora como unos seres indolentes y poco inteligentes, sino como un grupo 
	multiétnico que vive en armonía con la naturaleza y que evita a los Morlocks 
	viviendo en edificios construidos en zonas acantiladas. Sin lugar a dudas los 
	Elois corresponden a los humanos actuales que han sufrido un proceso evolutivo 
	que les ha despojado de nuestros aspectos negativos.  
	   En cambio los Morlocks siguen apareciendo como los malos 
	de la película. Son los descendientes de aquellos que provocaron la catástrofe 
	ecológica que asoló el planeta y que tras el incidente se refugiaron bajo tierra. 
	La evolución les ha exagerado los aspectos agresivos y destructivos, y para 
	no desentonar, su apariencia es monstruosa y terrible. 
	   Personalmente, nos quedamos con la película original 
	antes que con el remake, entre otras cosas porque ha convertido en 
	maniqueísmo lo que en el original era una crítica a la sociedad de finales del 
	Siglo XIX. Aunque ya se sabe que con esto de las adaptaciones, uno nunca sabe 
	cómo juzgarlas. 
	   Otra película que utiliza la idea de la máquina del tiempo 
	de Wells es Los pasajeros del tiempo (Time After Time, 1979), 
	también conocida como Escape al futuro. En ella Jack el Destripador va 
	a parar al laboratorio de H. G. Wells, donde utiliza la máquina del tiempo para 
	huir de sus perseguidores, cosa que explicaría su enigmática desaparición. Cuando 
	Wells recupera la máquina se da cuenta que Jack ha viajado al futuro y decide 
	perseguirlo. El trayecto le llevará hasta una alocada ciudad de Los Angeles del 
	año 1979, donde Jack el Destripador parece sentirse muy a gusto con la violencia 
	que encuentra allí. 
	   Con este argumento no se puede esperar nada del otro jueves, 
	pero tiene su gracia observar cómo se mezclan dos tradiciones con tanto predicamento
	en los últimos años, tales como la inclusión en una misma historia de dos personajes 
	ficticios coetáneos, tan querida por el steampunk, y las historias de 
	asesinos en serie. 
	Arrepentíos y haced penitencia porque el fin del mundo se acerca 
	
	  |  
	| Doce Monos |  
	 
	   Muchas son las películas que han entroncado con la novela de 
	catástrofes y que describen un futuro apocalíptico. Doce Monos (Twelve 
	Monkeys, 1995) nos muestra un futuro próximo donde la sociedad está condenada a 
	vivir en el subsuelo debido a un virus letal que contamina la superficie e impide la 
	vida humana. Pero en cambio no afecta a los animales que recuperan así los espacios 
	perdidos. Esta sociedad, en aras de la supervivencia en un medio de escasos recursos, 
	prioriza al grupo por encima del individuo y por lo tanto un individuo puede ser 
	sacrificado por el bien común. 
	   En este contexto el recluso James Cole es enviado al pasado 
	para investigar el origen del misterioso virus. Antes del viaje queda claro que el 
	pasado no puede ser cambiado, pero sí que puede ser utilizado para descubrir 
	información que permita mejorar el presente. En el caso del protagonista, con la 
	intención de crear una vacuna contra la enfermedad. Pero al llegar a los años 90 
	es confundido con un demente e internado en un manicomio. Una psiquiatra del 
	centro creerá en las apocalípticas explicaciones de Cole y le ayudará en su 
	búsqueda. Las primeras investigaciones les conducirán a un grupo de fanáticos 
	ecologistas autodenominado Doce Monos, interesados realizar actos reinvicativos. 
	   La película, de carácter bastante pesimista, logra transmitir 
	la sensación de  peligro que supone el uso alocado de la biotecnología por algunas 
	personas aparentemente cuerdas. Pese a que desde el inicio sabemos que el viaje de 
	Cole es exploratorio y que el pasado no se puede cambiar, a medida que la investigación 
	avanza surgen esperanzas de descubrir el origen del virus y poder así evitar su 
	propagación. Pero el final de la película, con sorpresa incluida, se encarga de 
	dejar las cosas en su sitio. Si jugamos con fuego seguro que nos quemamos. 
	
	  |  
	| Millennium |  
	 
	   Otras, como Millennium (Millenium, 1989), basada en el relato de John Varley "Incursión 
	aérea", nos describen un mundo no muy alejado de nuestra época en el 
	que problemas ambientales y guerras bacteriológicas lo han convertido en una pesadilla, 
	con la Humanidad esterilizada y convertida en poco menos que cadáveres andantes. Para 
	tratar de sobrevivir, los humanos viajan al pasado a aviones que tendrán accidentes 
	aéreos de los que no quedarán supervivientes, para rescatarlos y llevarlos al futuro, 
	a fin de darle una nueva oportunidad a la especie. La película es algo menos 
	tenebrosa que el relato y nos habla de una posible esperanza dentro del horror. Se
	 trata de un argumento verdaderamente original ya que los accidentes aéreos son la 
	única manera de transportar humanos al futuro sin alterar el pasado, cosa que de 
	producirse generaría un terrible cronoseísmo que acabaría con todo. 
	   Es una pena que Millennium no tuviese mayor presupuesto: 
	hasta podría haber sido una gran película, ya que el argumento es de lo más sugerente 
	y original (aquí Varley tuvo un día inspirado). Pero no acaba de funcionar. Tal vez 
	Kristofferson no sea el actor más indicado para el papel (baste recordar su papel 
	en el remake de El planeta de los simios o en la tenebrosa serie 
	Amerika) y el final ("esto no es el final, sólo es el principio") parece 
	sacado de una película de serie Z. 
	   También en El experimento Filadelfia 2 (Philadelphia Experiment II, 1993) se describe un mundo 
	terrible, uno en el que los nazis han ganado la II Guerra Mundial debido a que un bucle 
	temporal les ha permitido capturar un avión moderno de combate, dotado con armamento 
	nuclear, y bombardear los Estados Unidos, poniendo fin a la guerra. Se trata de una 
	película bastante lúgubre, con un cierto toque a lo 1984 y que poco tiene que
	 ver con la película homónima y supuesta primera parte El experimento Filadelfia. 
	Turismo de catástrofes 
	
	  |  
	| Máxima tensión |  
	 
	   Si bien la literatura ha tocado el tema de viajar por el tiempo con 
	fines turísticos, una de las películas más originales en este aspecto es Máxima tensión 
	(The Time Shifters, 1999). Se trata de una tv-movie que destaca por sus 
	efectos especiales y por un reparto poco común. La película arranca cuando un periodista 
	que investiga grandes desastres, como el hundimiento del Titanic o el incendio del zeppelin 
	Hindenburg, descubre un hecho insólito: en las fotografías tomadas antes de las catástrofes 
	aparece siempre el mismo pasajero, hecho de por sí bastante improbable. Es curioso porque 
	este nexo fotográfico, aunque con un tratamiento diferente, también se da en Doce 
	Monos. 
	   La cosa se complica cuando el misterioso personaje aparece en 
	nuestra época, presagiando nuevos desastres. Pronto descubrimos que dicho personaje 
	es un turista temporal proveniente del futuro, interesado en experimentar los desastres 
	en los que perecieron muchas personas. El turista puede contemplar el desastre desde dentro 
	y cuando la situación se vuelve demasiado peligrosa, utiliza una máquina del tiempo portátil 
	para volver a su época. Pero el periodista se ve implicado en la trama y decide impedir 
	que las catástrofes vuelvan a suceder, alterando así el curso de la historia de manera 
	imprevisible. 
	   La película incide en los aspectos comerciales y macabros que podría 
	tener el uso descontrolado de la tecnología temporal. Nos muestra que ante una nueva 
	tecnología la Humanidad siempre suele inventar las peores maneras de utilizarla para 
	provecho de unos pocos. Tal vez esto pueda parecer ciencia ficción, pero cuentan las 
	malas lenguas que durante los bombardeos en la guerra civil que asoló Yugoslavia, se 
	organizaron viajes desde Alemania para poderlos contemplar, desde una prudencial distancia, 
	claro. Y es que la realidad siempre supera a la ficción... 
	Todo tipo de fenómenos 
	
	  |  
	| El final de la cuenta atrás |  
	 
	   No todos los viajes en el tiempo se producen voluntariamente ni 
	tiene por qué existir una máquina del tiempo. Algunos de ellos se producen a causa de 
	fenómenos inexplicables o accidentes catastróficos. En el caso de El final de la 
	cuenta atrás (The Final Countdown, 1980) el portaaviones norteamericano Nimitz se ve sorprendido por una 
	extraña tormenta tras zarpar del puerto de Pearl Harbour. Cuando ésta amaina, la 
	tripulación se da cuenta que han retrocedido en el tiempo hasta la II Guerra Mundial, 
	unos días antes del ataque japonés a la base americana. La cuestión que se le plantea 
	a la tripulación es si tienen que intervenir o no en el desarrollo de la guerra, 
	teniendo en cuenta que posiblemente el fenómeno que les hizo viajar en el tiempo tal 
	vez no se repita.  
	   Como elemento característico podemos señalar la tormenta con 
	forma de vórtice de energía azul-verdoso que transporta al portaaviones por el tiempo. 
	Es un efecto especial que hoy en día no nos dice gran cosa pero que en su época impactó 
	bastante, e incluso sirvió de inspiración para crear otros efectos especiales que 
	mostraban "fenómenos extraños". También destaca el Nimitz como un enorme plató 
	cinematográfico en el que vemos detallados muchos aspectos de su funcionamiento 
	interno. De hecho parece una película patrocinada por la armada americana, cosa que 
	desde luego no tendría nada de raro. 
	   Cinematográficamente, deja bastante que desear a pesar de 
	tener algún actor de peso en el reparto, no haber sido precisamente una película con 
	bajo presupuesto y mostrar buenos efectos especiales. Hace aguas argumentalmente 
	por todas partes. Se llevan el portaaviones al pasado para no hacer prácticamente 
	nada y volver tal cual; los japoneses son malos, malísimos; la historia de amor 
	no hay por donde cogerla y es más increíble que el vórtice temporal;... Afortunadamente, 
	el actor principal, el Nimitz, hace bien su papel y nos muestra todo su carácter en 
	acción. Quien no se consuela... 
	   Otra película en la que aparece un barco de guerra es El 
	experimento Filadelfia (The Philadelphia Experiment, 1984). En el año 1943 la marina de los Estados Unidos realiza 
	unos experimentos para volver invisible al radar el navío Eldridge. Pero el 
	experimento se descontrola y el barco desaparece en un agujero espacio temporal. Dos 
	marineros saltan por la borda y atraviesan una brecha que les lleva al futuro, en 
	concreto al año 1984. El interés de la película reside en que juega con el 
	shock cultural que sufren unos marineros del año 1943, obligados de repente 
	a tratar con las costumbres del 1984. Porque si nos ponemos a hablar de 
	las dotes interpretativas de Michael Paré, mejor nos callamos. 
	   Como curiosidad, el experimento Filadelfia es algo más que 
	una película. Según los fanáticos de las pseudo-ciencias, dicho experimento tuvo 
	lugar realmente y no queda muy claro qué sucedió. Probablemente deben guardar 
	los pedacitos en el Area 51, junto a la nave de Roswell. En fin... 
	
	  |  
	| El planeta de los simios |  
	 
	   Pero tal vez la película más emblemática que trata sobre el 
	tema de los fenómenos temporales es El planeta de los simios (Planet of the Apes, 1968). En ella un 
	grupo de astronautas despiertan de la hibernación cuando su nave se estrella contra 
	la superficie de un planeta desconocido. Cuando investigan los alrededores de la nave 
	descubren que el planeta es muy diferente a su Tierra natal: la civilización está 
	en manos de simios que poseen una inteligencia muy parecida a la de los astronautas. 
	En cambio los seres que aparentan ser humanos son criaturas salvajes que no poseen la 
	capacidad de hablar y son utilizados como mano de obra esclava. 
	   Los simios consideran que unos humanos con capacidades habladoras 
	y tecnológicas pueden cuestionar la situación de esclavitud a la que somenten al resto 
	de ellos, lo que inicia el conflicto. Por ello la película es una dura crítica a la 
	sociedad americana de finales de los años 60, todavía convulsionada por problemas de 
	racismo. Además dos elementos adicionales hacen de esta película un clásico de la 
	ciencia ficción. El primero es que posee uno de los mejores finales que se recuerdan 
	en la historia del cine, que nos revela indirectamente que la nave estrellada ha 
	sufrido un viaje temporal accidental. El segundo es la extraordinaria caracterización 
	de los simios,  mostrados como unos seres muy naturales y creíbles. 
	   El moderno remake de esta película tiene un argumento 
	similar, aunque parece enfocada a un público intelectualmente menos exigente. El 
	protagonista no es precisamente un actor shakespeariano, sino Mark Wahlberg (sí, 
	el de los calzoncillos Calvin Klein, ése, ése), y la historia termina siendo uno 
	de esos films con efectos especiales y batallitas. Aun así está muy bien 
	realizada, es entretenida y plantea la misma sensación de desconcierto temporal 
	que la primera, aunque el final no tiene nada que ver con la gloriosa conclusión de 
	la anterior. Además, mientras que en la primera podemos ver un enfrentamiento entre 
	las posturas de los científicos pacifistas y los militares, en ésta quienes se 
	enfrentan son los simios evolucionados contra -tachán, tachán- un intrépido 
	oficial de las Fuerzas Aéreas de los Estados Unidos (pueden poner el himno, si 
	lo desean). 
	
	  |  
	| Atrapado en el tiempo |  
	 
	   Existen también fenómenos extraños, casi de carácter mágico, 
	que pueden poner a una persona en situaciones peculiares. Este es el caso de 
	Atrapado en el tiempo (Groundhog Day, 1993), protagonizada por 
	Bill Murray y Andie McDowell. En ella el protagonista, un meteorólogo descreído y 
	cínico que parece incapaz de ser amable con nadie, queda atrapado en un bucle 
	temporal repitiendo cada día lo mismo en un pintoresco pueblo en que celebran una 
	peculiar fiesta conocida como El día de la marmota. La película tiene 
	momentos verdaderamente divertidos y se postula como una de las mejores comedias 
	románticas rodadas en los últimos años, inteligente y llena de buenos momentos. 
	¿Qué haríamos nosotros en su situación, si cada día fuese exactamente igual que el 
	siguiente? Así, va pasando por todo tipo de fases: de aprendizaje, de ligue, de 
	depresión, de gamberrismo... ¿Cómo romper el ciclo? 
	¿Se puede cambiar el pasado? 
	   Si tuviésemos una máquina del tiempo a nuestra disposición, 
	la tentación de utilizarla para conseguir nuestros fines sería muy fuerte. Pero 
	no siempre cualquier cambio es posible ni deseable. Por ejemplo en Timecop 
	(Timecop, 1994) se plantea el hecho de un viaje temporal que alterase un evento fundamental de la 
	historia, por ejemplo viajar al pasado para asesinar a Hitler provocaría un 
	cronoseísmo que podría acabar con la realidad. Para evitarlo los policías del 
	tiempo se encargan de impedir que nadie altere el pasado, tenga o no buenas 
	intenciones. Pero las cosas se complican cuando alguien comienza a viajar al pasado 
	con intenciones siniestras, realizando pequeños cambios para su propio beneficio. 
	
	  |  
	| Time Cop |  
	 
	   Timecop, además de ser una película de aventuras 
	bastante entretenida con unos efectos especiales aceptables, tiene elementos 
	remarcables. Hace pensar (cosa no muy de moda hoy día) y presenta notablemente el 
	tema de las paradojas. Describe una sociedad acorde con el uso de la máquina 
	temporal, que hasta tiene un sistema de justicia ultrarápida que ya nos gustaría 
	disfrutar a nosotros. Incluso hay una escena que recuerda maravillosamente al 
	cuento "Ruido atronador", de Ray Bradbury, de quien parecen haber tomado una parte 
	del hilo argumental. Pero lo más sorprendente de todo es que el actor principal, 
	Jean-Claude van Damme ¡hasta actúa moderadamente bien! No se limita a dar puñetazos 
	y pataditas, sino que tiene una interpretación bastante aceptable. Vaya, que no 
	parece él mismo y eso siempre es de reseñar. 
	   Otra cuestión interesante sobre el viaje temporal al pasado 
	es si los cambios realizados alterarían sustancialmente el curso de la historia. 
	Este aspecto se explora en Terminator (The Terminator, 1984)
	donde las máquinas lideradas por 
	una supercomputadora iniciarán una revolución que pretende la aniquilación total de 
	la raza humana. Pero finalmente no tienen éxito pues John Connor dirigirá la 
	resistencia que les pondrá en jaque. Las máquinas, como último recurso, enviarán a un 
	cyborg asesino al pasado con la intención de matar la madre de Connor y evitar 
	así su nacimiento. Por otra parte la resistencia humana enviará a un soldado humano que 
	deberá detener al terminator. 
	
	  |  
	| Terminator |  
	 
	   El guión de la película combina con inteligencia dos elementos 
	clásicos de la ciencia ficción: los viajes en el tiempo y las máquinas que se rebelan 
	contra sus constructores. Durante el desarrollo de la película se desarrolla una 
	interesante paradoja temporal: con el envío del terminator al pasado las
	máquinas, más que prevenir la creación de la resistencia humana, la están fomentando de 
	una manera que no sospechan. 
	   Pese a disponer de un presupuesto modesto, los efectos especiales 
	tiene una calidad innegable y están muy bien dosificados durante el desarrollo de la 
	historia. El éxito de la película ha animado a la creación de dos secuelas en las que 
	los efectos especiales son mucho más espectaculares y hay más acción, pero en cambio 
	se pierde la fuerza del guión original. 
	   Por ejemplo en Terminator 2 (Terminator 2: Judgment Day, 1991)
	se repite el mismo esquema de
	la primera: las máquinas envían a un cyborg al pasado con la intención de 
	matar a un adolescente John Connor y la resistencia humana envía a su agente para 
	protegerle. La diferencia con la primera película es que el primer cyborg es 
	ahora un robot mucho más evolucionado que puede transformarse a voluntad mientras que 
	el segundo cyborg es un antiguo terminator reprogramado por la 
	resistencia. 
	   Finalmente en Terminator 3 (Terminator 3: Rise of the Machines, 2003)
	también sigue la trama de 
	la anterior: un cyborg supersofisticado es enviado al pasado para eliminar a 
	John Connor mientras que la resistencia humana vuelve a enviar otro antiguo 
	terminator reprogramado. Pero pese a ser una película de acción pura tiene algo 
	más de trasfondo que la segunda parte, incluida una sorpresa final. Se nos plantea 
	la duda de si el futuro puede cambiarse pues el día del juicio final ya ha pasado 
	sin que se produjese ninguna rebelión de las máquinas. Pero la llegada de los 
	cyborgs nos informa de un futuro que se resiste a cambiar. 
	   En cualquier caso, para los interesados en estas películas,
	no problemo: existe en Cyberdark 
	una reseña
	excelente al respecto. 
	Regresando al futuro 
		   Regreso al Futuro inició una de esas sagas tan 
	en boga desde los 80, destinadas a explotar hasta la saciedad una buena (o mala) 
	idea, utilizando el clásico recurso de: "si les gustó la primera, igual pican con 
	la segunda y después ya se habrá convertido un clásico". 
	
	  |  
	| Regreso al Futuro |  
	 
	   En Regreso al futuro (Back to the Future, 1985),
	 Marty McFly es un adolescente americano de los años 80 (Michael J. Fox) cargado 
	de problemas: una familia disfuncional y una marcada trayectoria de no triunfar 
	en nada. Su mejor amigo, Doc Brown (Christopher Lloyd), es un científico chiflado 
	(¿qué original, no?) que ha inventado y construido una máquina del tiempo utilizando 
	como estructura un coche DeLorean. Doc consigue de fuentes nada fiables el plutonio 
	necesario para hacer funcionar la máquina y cuando está mostrando el coche a Marty, 
	unos asesinos intentan matarlos. McFly huye con el DeLorean pero se ve transportado 
	al año 1955 y sin posibilidad de regresar al haber consumido todo el combustible 
	durante el trayecto. Para acabar de empeorar las cosas se encuentra con sus futuros 
	padres antes de que se conociesen, y su madre se enamora de él y no de su padre, 
	por lo que la propia existencia de Marty corre peligro. Pero la fecha de 1955 no es 
	casual: Doc quería visitar el año en que concibió por primera vez la máquina del 
	tiempo. Marty visitará al joven científico para que le ayude a regresar, a la vez 
	que intenta recomponer la relación entre sus progenitores para garantizar su 
	existencia. 
	   Si bien no deja de ser una entretenida película de aventuras, 
	alcanzó una fama notable en su época debido a elementos como un actor conocido con 
	cara de niño bueno, un Christopher Lloyd que tampoco es ningún desconocido con una 
	sospechosa caracterización a lo Albert Einstein, una idea original (aunque algo 
	manida), viaje a una época idealizada en la sociedad americana y unos cuantos guiños 
	humorísticos de esos que tanto gustan. 
	   Posteriormente se realizaron dos secuelas más repitiendo los 
	mismos esquemas e ideas. En Regreso al futuro II (Back to the Future Part II, 
	1989), Marty y Doc viajan al año 2015 para resolver algunos problemas familiares, 
	pero el malvado de turno les roba la máquina del tiempo para cambiar el pasado en su 
	propio beneficio. En Regreso al futuro III (Back to the Future Part III, 1990), 
	Marty deberá viajar hasta el año 1885 para salvar a su amigo Doc que ha quedado 
	atrapado en la época del salvaje oeste americano. 
	   Tal vez lo que más se recuerda de las películas sea el coche 
	DeLorean como máquina del tiempo, aderezado con un poco de jerga "científica", con 
	unos cuantos conversores de fluzo de guarnición. 
	Star Trek 
	   Sin duda alguna Star Trek ha sido la serie de ciencia ficción 
	más famosa y vista a día de hoy en todo el mundo. Sus múltiples secuelas y su paso 
	a la pantalla grande, así como el enorme volumen económico que ha generado su 
	merchandising, lo corroboran. 
	
	  |  
	| Star Trek IV |  
	 
	   Star Trek ha tocado el viaje en el tiempo en innumerables 
	ocasiones. En el cine han sido hasta tres las películas que lo han tratado. En 
	Star Trek IV: Misión salvar la Tierra (Star Trek IV: The Voyage Home, 1986), la tripulación del Enterprise debe retroceder 
	hasta finales del siglo XX a fin de rescatar un par de ejemplares de ballenas, 
	extintas en su época, cosa que resulta de la mayor importancia para la Tierra del 
	futuro. Se trata de una película peculiar, llena de guiños hacia películas anteriores 
	y que se cachondea notablemente del siglo XX en muchos de sus aspectos cotidianos, así 
	como de la política de guerra fría aún existente en Estados Unidos cuando se rodó 
	la película. La escena de Chekov (un ruso) y Uhura (una negra) preguntándole a un 
	policía (americano) cómo llegar a un portaviones (nuclear) es memorable... 
	   En Star Trek VII: La próxima generación (Star Trek VII: Generations, 1994), un extraño fenómeno 
	temporal denominado Nexus permite conectar diferentes épocas de una manera 
	insospechada: los seres que acaban en él quedan atrapados en un estado podríamos 
	decir de "gracia", separados del Universo en un mundo idílico que es justamente 
	aquél en el que ellos desearían vivir. No es una película excelente, ya que fue 
	más bien concebida como un nexo de unión entre la tripulación de la serie original 
	y la de la Nueva Generación. Aun así tiene una escena inicial extraordinariamente 
	original, los efectos especiales son muy buenos y los actores principales (Patrick 
	Stewart, Brent Spinner, William Shatner, Malcolm McDowell y Whoopi Goldberg) están 
	bastante inspirados en sus papeles. 
	   No obstante, uno se plantea: ¿quién desearía abandonar el 
	Nexus? ¿Quién no se quedaría en su Shangri-La particular, un sitio en donde se es 
	eternamente feliz, donde nunca se envejece y donde no existen los problemas? 
	¿Quiénes abandonan el Nexus? Naturalmente, dos obstinados capitanes de la Flota 
	Estelar para quienes el deber es su primera obligación. No es muy creíble, pero 
	parece que algo le ponen a las fibras de las que están tejidos los uniformes 
	de la Flota, porque si no no se explica. En la película se justifica esa decisión 
	aludiendo al carácter irreal del Nexus, a que las cosas allí no importan de veras 
	porque no son reales. Es mucho mejor largarse a pararle los pies a un terrible 
	villano (por cierto, otro científico loco) dispuesto a cometer un terrible 
	genocidio con tal de volver al Nexus... Vaya que, parafraseando el dicho: 
	"El Nexus no produce la felicidad, pero nos ofrece algo tan extraordinariamente 
	similar a ella que se necesita todo un verdadero experto para diferenciarlas". 
	¿Philip K. Dick? 
	
	  |  
	| Primer Contacto |  
	 
	   Tal vez la película de Star Trek que mejor ha tratado el tema 
	sea Star Trek VIII: Primer contacto (First Contact, 1996), en que los Borg, 
	el más temido enemigo de la Federación, ataca la Tierra y, al fracasar en su propósito 
	de conquista, se trasladan al pasado para impedir el Primer Contacto de la Humanidad 
	con civilizaciones más avanzadas, cosa que se supone que fue el hecho más importante 
	de la especie y que impide un futuro en que los humanos sean una amenaza. 
	   Se trata de una película notable, en que se tratan temas de 
	gran trascendencia: los héroes y cómo la historia los distorsiona, la tentación, 
	la búsqueda obstinada de un objetivo a costa de lo que sea, la venganza, la amistad, 
	la lucha interior... No es la típica película con efectos especiales, ya que aunque 
	abundan, se utilizan sólo donde se requieren: en la batalla inicial, en la 
	caracterización de los Borg, etc. El capitán Pickard se ve en una tesitura muy 
	similar a la de Acab persiguiendo a su ballena blanca y Patrick Stewart demuestra 
	sus dotes interpretativas. No olvidemos que era un actor Shakespeariano más que 
	notable antes de lanzarse a la aventura cinematográfica. 
	   Por lo que a las series de Star Trek se refiere, destacaría 
	dos episodios especialmente interesantes. Uno de la serie original (de Spock y 
	Kirk), The City on the Edge of Forever, protagonizado por Joan Collins, 
	especula acerca de qué hubiese sucedido si los Estados Unidos hubiesen decidido 
	quedarse al margen de la II Guerra Mundial y no hubiesen intervenido en Europa. 
	La tesis sostenida por Roddenberry, quien no era precisamente un belicista, es 
	la de que a veces, en determinadas situaciones de la Historia, hay que intervenir, 
	aun cuando ello represente la guerra. Esas tesis y las contrarias son por todos 
	conocidas, pero no olvidemos que hasta hace pocas décadas, Estados Unidos mantuvo 
	una política aislacionista en los asuntos internacionales. 
	   El otro, de La Nueva Generación, es La flecha del tiempo
	(Time's Arrow), un clásico bucle temporal en que se 
	confunden causa y efecto y que sirve para explicar el origen de las relaciones de 
	algunos de los protagonistas de la serie o para mostrarnos a escritores como Mark 
	Twain o Jack London. En este doble capítulo la tripulación de la Enterprise es 
	llamada a la Tierra porque en unas excavaciones arqueológicas del San Francisco 
	del siglo XIX ha sido hallada la cabeza del androide Data, uno de los protagonistas. 
	Naturalmente Data está vivo en el presente y la historia conduce inevitablemente a 
	un extraño bucle temporal capaz de hacerle saltar la cabeza a cualquiera, con 
	extraterrestres malvados incluidos y unas cuantas notas humorísticas entrañables, 
	como cuando la tripulación se hace pasar por una compañía teatral sin un duro que 
	trata de engañar a su casera con el alquiler del piso (¡!). Ya se sabe que en el
	 siglo XXIV no usan dinero, pero... 
	   Por supuesto hay muchos más, aunque la lista sería muy larga. 
	Por su originalidad, podemos citar también Causa y efecto (Cause and Effect),
	sobre un bucle de causalidad en el que queda atrapada la Enterprise y 
	otra nave de la Federación y que sólo logra romperse tras multitud de ciclos completos 
	que concluyen, inexorablemente, con la destrucción de las naves. Tal vez lo mejor 
	del capítulo sea la manera diferente en que se experimenta cada ciclo, sin que llegue 
	a ser aburrido, y cómo se va generando un ambiente cargado y de suspense a pesar de 
	que conocemos al detalle todos los sucesos de cada bucle. O el episodio 
	Timescape, en que un curioso fenómeno cuántico a bordo de una nave romulana 
	ha producido desgarros en el "continuo" espacio-temporal, generando una especie de 
	"bolsas" en cada una de las cuales el tiempo se experimenta a una velocidad diferente 
	del resto. 
	Cómo viajar en el tiempo sin morir en el intento 
	
	  |  
	| El Enano Rojo |  
	 
	   Este podría ser un título alternativo para la conocida 
	serie británica humorística El Enano Rojo (The Red Dwarf, 1992), una 
	parodia de la ciencia ficción, corrosiva y ácida donde las haya. El argumento 
	central de la serie es un peculiar viaje en el tiempo. La tripulación de la nave 
	Enano Rojo resulta destruida por un accidente nuclear abordo. El único 
	superviviente es un inútil redomado que estaba en suspensión temporal y que es 
	devuelto al presente al cabo de unos cuantos millones de años, cuando la radiación 
	ha descendido a niveles tolerables. Pero no está sólo. Le acompañan un holograma 
	de su compañero muerto, un tipo insoportable hasta lo inenarrable, egocéntrico 
	y tocanarices, y un gato con forma humana, descendiente remoto evolucionado de 
	la gata del protagonista. Como buen "gato", no trabaja ni que lo maten, es 
	vanidoso, narcisista y cínico. Ah, sí, y el ordenador de la nave con un sentido 
	del humor de lo más peculiar, parodia del HAL9000 de Arthur C. Clarke. 
	   A parte de su curioso planteamiento, algunos episodios 
	incluyen viajes temporales más "normales", aunque claro, nada es normal en 
	esa nave. Así, en uno de ellos (Stasis Leak), conviven personajes del 
	pasado, presente y futuro (si eso significa algo) embrollándolo todo. En otro 
	(Backwards), viajan a la Tierra de una realidad paralela en la que el 
	tiempo fluye hacia atrás. 
	   Aunque, posiblemente, uno de los momentos más delirantes 
	sea el episodio Timeslides, en que un curioso producto químico permite 
	revelar las fotografías de manera que adquieran vida y transportarse a su 
	interior. Naturalmente, una de las cosas que se les ocurre explorar es el 
	atentado fallido a Adolf Hitler. Desde luego, dicho acontecimiento es el período 
	de la historia al que uno se iría de vacaciones con unas bermudas y una toalla 
	a hacer de turista temporal, ¿no? Acto seguido, los protagonistas de El Enano 
	Rojo intentan cambiar su pasado, sin mucho éxito, ya que el Universo es 
	sabio y restablece el statu quo de manera inmediata. 
	Conclusión 
	   El viaje en el tiempo ha sido en el cine y en la televisión 
	un tema fecundo, ya sea porque permite planteamientos fascinantes, ya sea porque 
	admite la inclusión de sofisticados y carísimos efectos especiales, que parecen 
	ser la delicia de todo el mundo, sobre todo de quienes se dedican a producirlos. 
	   No podemos finalizar sin hacer una particular lista a los 
	Reyes Magos de los relatos y libros que nos gustaría ver llevados a la pantalla 
	grande. Esta es nuestra propuesta: 
	- La patrulla del tiempo (Poul Anderson), protagonizada por Russell 
	Crowe en el papel de Manse Everard, por su gran capacidad expresiva y su experiencia 
	en épocas antiguas. 
	- El fin de la Eternidad (Isaac Asimov). Viendo la incapacidad de 
	Hollywood para captar la filosofía y el espíritu subyacente de las obras del Buen 
	Doctor, proponemos a Sylvester Stallone y a Julia Roberts. Estamos convencidos de 
	que formarían una increíble pareja cinematográfica. Nos morimos de ganas por verlo. 
	- La compañía del tiempo (Kage Baker). Comedia de costumbres inglesa, con 
	algún toque pantagruélico y quema inquisitorial incluida. Apta para todos los 
	públicos. Proponemos a Kate Blanchett y a Ben Affleck. La propia Blanchett podría 
	hacer también de reina Elisabeth, en un simpático guiño endogámico de esos que tanto 
	gustan hoy día. 
	- Cronopaisaje (Gregory Benford). ¿Quién mejor que Pedro Almodóvar para 
	captar todos los sutiles matices de esa maravilla literaria del siglo, amena y entrenida 
	como pocas? Además, seguro que se le ocurrían un montón de maneras para que el pobre 
	científico obtuviese vías adicionales de financiación para sus experimentos, por raras 
	que fuesen. 
	- Las cien vidas de Lazarus Long (Robert Heinlein). Creemos que quien mejor 
	representaría el espíritu heinleniano de esta novela es el actual gobernador de 
	California, Arnold Schwarzenegger, quien -no perdamos la esperanza- tarde o temprano 
	dejará de martirizar a los pobres californianos y volverá al cine (para martirizarnos 
	a todos). Dada su ideología, un viaje por el tiempo para acabar siendo su propio padre 
	no estaría nada mal. No es muy probable que fuese capaz de seguir los giros 
	heinlenianos del argumento, así que no hay miedo a que se oponga al papel por 
	cuestiones morales. 
	   Esperamos sinceramente que algún director de cine haga realidad 
	nuestros sueños, aunque teniendo en cuenta que la realidad siempre supera a la ficción, 
	cosas más raras se han visto (como que el director de Tu madre se ha comido a mi 
	perro haya dirigido la serie de películas más espectacular de todos los tiempos), 
	no perdemos la esperanza. Más ahora que Hollywood se ha puesto a exprimir el rico filón 
	del fantástico para poder enchufarnos efectos especiales, como maíz a los patos, y 
	obtener así el tan codiciado pâté d'espectateur. 
               |