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		Uñas de plata, 
		de Jack Yeovil
	     
            
		Título original: Silver Nails
		 (2002)
	     
            
		Portada: Clint Langley
	     
            
		Traducción: Diana Falcón
	     
            
		Editorial: Timun Mas 
		Warhammer
		(2004)
	     
	      
	    
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		Jack Yeovil
		 
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		Reseña de La bestia de Altdorf
	     
              
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		 Jairo Ríos (Xnthos), Octubre 2004 
	
	    Uñas de plata es una recopilación de cinco historias ambientadas en el universo 
	Warhammer, escritas todas ellas por Kim Newman –bajo el seudónimo Jack Yeovil–, autor entre otras 
	de la novela El año de Drácula. Gran parte de las obras de Newman vienen marcadas, por una parte, 
	por la abundancia de referencias y guiños a otras obras y personajes de ficción o no-ficción y por un tema 
	al que el autor es evidentemente muy aficionado, los vampiros, al que vuelve una y otra vez. Estos rasgos, 
	como vamos a ver, aparecen también notoriamente en estas obras que escribe para la colección Warhammer. 
	   Como hemos dicho, el libro se compone de cinco cuentos que, aunque en principio 
	independientes, se relacionan a través de sus personajes, o, en ocasiones, se entrecruzan a través de 
	referencias, tanto entre ellos como con otras historias del autor (Drachenfels, Genevieve no muerta, 
	La bestia de Altdorf). Y es que los personajes que protagonizan algunas de las historias, y que a veces 
	incluso ya aparecían en otras novelas de Newman, reaparecen como secundarios en las otras y viceversa. El 
	juego metareferencial tan querido por él es aquí, casi, parte esencial de estos cuentos y contribuye a 
	darles cierta consistencia, enlazando las historias y creando casi un universo propio dentro del más 
	amplio mundo de Warhammer. Incluso se permite hacer cameos de algunos otros personajes conocidos, 
	como los populares Gotrek y Félix, o abundar en los juegos entre realidad y ficción que también son 
	frecuentes en sus novelas: Matavampiros, una de las novelas de la serie de la pareja, aparece en 
	uno de los cuentos como una popular obra dramática en el Imperio, en el que parece haber sido editada al 
	igual que en nuestro mundo real... 
	   Nos encontramos entonces con que el peculiar estilo de Newman marca, de principio a 
	fin, esta obra. Pero hay aún más elementos comunes a todas las historias de Uñas de Plata. El 
	principal es la clarísima influencia cinematográfica que todas ellas tienen. Los guiños hacia conocidas 
	películas, más o menos evidentes, se repiten a lo largo de las páginas, yendo de la parodia más descarada 
	y explícita a la utilización de temas que nos serán familiares al instante (Newman es un autor decididamente 
	devoto del cine, como demuestra en varias de sus novelas, como la inédita en España Judgement of Tears,
	en la que mezcla elementos tan dispares como las películas de James Bond y el cine de Fellini). Además, 
	destaca el sentido del humor y la ironía que destilan muchos de los cuentos, y, aún sin pasar a un primer 
	plano, salvo en momentos concretos, la sonrisa es muchas veces inevitable. Consciente del carácter de mero 
	divertimento de esta obra, el autor se permite bromas y juegos que no serían posibles en una más seria, y 
	que aquí se agradecen. Desde los delirantes diálogos entre vampiros de "El factor Ibby el pez" –un cuento con 
	un sentido del absurdo que llega a recordar al mejor Terry Pratchett– hasta bromas más sutiles, como al 
	descubrirnos que la vital Genevieve lleva el apellido "Pointe du Lac"... como el melancólico protagonista 
	de Entrevista con el vampiro, Louis, su entero opuesto. 
	   A otro nivel, nos encontramos con un tema recurrente que también subyace en mayor o 
	menor medida en la mayoría de las historias de Uñas de Plata: la intolerancia, argumento 
	también habitual en el autor. No es casualidad que dos de las historias estén ambientadas en épocas en 
	que la persecución al diferente es la norma. La visión de Newman está muy clara al respecto: contrariamente 
	a lo habitual en esta clase de historias fantásticas, los "monstruos" de los cuentos de Newman no son 
	necesariamente perversos enemigos de la humanidad... sino solamente seres distintos. Genevieve, su 
	personaje fetiche, lo ejemplifica bien: aún tratándose de una vampira, frente al arquetipo habitual de 
	despiadado depredador nocturno podríamos decir con tranquilidad que ella es solamente una mujer normal... 
	que bebe sangre, de vez en cuando. Incluso los más clásicos adversarios de las novelas de Warhammer, 
	los servidores del Caos, son presentados aquí como criaturas más desgraciadas que temibles, dignos de 
	compasión y a veces susceptibles de redención. El mayor monstruo aquí es, en realidad, el fanatismo, los 
	puntos de vista extremos, en los que a veces llegarán a caer los propios protagonistas.  
	   El gran pero de la recopilación, sin embargo, es que los cuentos no están desarrollados 
	con la pericia que sería deseable. Haciendo la excepción del quinto y más destacable, "El factor Ibby el 
	pez", mucho más cuidado en este aspecto, parecen escritos de una manera algo torpe y poco cuidada; si bien 
	es evidente que no podemos esperar más que un estilo meramente funcional, dado su carácter de libro de 
	mero entretenimiento, la parquedad en descripciones y recursos y lo esquemático de algunos personajes (en 
	contraste además con la buena caracterización de otros, como la mentada Genevieve) hacen en ocasiones 
	que la narración se resienta. Los finales de algunas historias, demasiado apresurados, deslucen también el 
	conjunto; en ocasiones parece que el autor simplemente se canse del cuento y sólo quiera  terminarlo como 
	sea... Sin embargo, y hablando en general, Uñas de Plata es un libro que cumple más que de sobra 
	con su función de entretener, siempre que sepas lo que quieres encontrar aquí: más autoparodia que 
	heroicidades.  
	   Relato por relato: 
	- "Sed roja": En este cuento, cronológicamente el primero de los cinco, el Imperio atraviesa una 
	etapa de preocupante puritanismo. Claes Glinka, un influyente moralista, ha emprendido una cruzada 
	reaccionaria para purgar del vicio a los ciudadanos, prohibiendo el alcohol, las drogas y el tabaco e 
	imponiendo fuertes restricciones sobre la música o las prácticas sexuales. Y en estas circunstancias, 
	los antagónicos protagonistas, la carismática Genevieve, que ejerce en esos momentos como espía y 
	prostituta, y el taciturno Vukotich, mercenario atrapado en una redada en un bar clandestino, son 
	detenidos como perturbadores de la moral pública y, aunque logran escapar, lo hacen unidos entre sí 
	por una sólida cadena de hierro y plata. En tan difíciles circunstancias descubrirán un complot de 
	las fuerzas del Caos para utilizar la cruzada a su favor y se verán obligados a colaborar a su pesar 
	para impedir el asesinato del hombre que les hizo capturar, el propio Claes Glinka, a quien el Caos 
	quiere convertir en mártir para sus propios fines. Bastante divertida y con mala baba a costa de la 
	hipócrita moral estadounidense.
 
	- "No hay oro en las Montañas Grises": Un grupo de bandidos espera apoderarse del oro que, 
	procedente de las minas de las Montañas Grises, transporta un carruaje hacia Altdorf. Sin embargo, lo 
	que van a encontrar es algo muy distinto: el carruaje que asaltan sólo lleva una cosa de valor: una 
	niña de origen aristocrático a la que los rufianes secuestrarán para pedir a cambio un rescate. 
	Sin embargo, tienen una mala idea: refugiarse a pasar la noche en las ruinas del Castillo Drachenfels, 
	donde serán acosados por una monstruosa criatura vampírica que amenaza con acabar con ellos uno por 
	uno. 
 
	- "Los ejércitos ignorantes": En la que es tal vez la historia más oscura y con menos humor 
	del libro, el joven noble Johann von Mecklenberg, después de ver a su familia asesinada tras un ataque 
	de los ejércitos del Caos, y a su hermano pequeño secuestrado por los asaltantes, les perseguirá a 
	lo largo de diez años, como John Wayne en Centauros del desierto, para rescatarle y obtener su 
	venganza. Tan sólo le acompañará el último de sus siervos, un envejecido Vukotich, muchos años después 
	de los hechos que contaba el primero de los relatos. En el camino hacia sus presas, Johann descubrirá 
	una extraña aldea en mitad de un eterno campo de batalla. 
 
	- "El halcón de guerra": Una parodia descarada y a ratos muy divertida de Harry el sucio. 
	Una serie de misteriosos asesinatos está teniendo lugar en Altdorf. Poco después de los acontecimientos 
	de La bestia de Altdorf, un nuevo asesino en serie aterroriza la ciudad: como si fuera un 
	francotirador medieval–fantástico, el siniestro Halcón de Guerra utiliza un ave de presa para matar 
	gente aparentemente al azar y desaparecer sin dejar rastro. El durísimo guardia Harald Kleindeinst, 
	apodado "el sucio", siempre acompañado de su poderoso cuchillo arrojadizo Magnim, es el encargado de 
	resolver el caso y detener al psicópata, para lo que se verá obligado a hacer gala de sus métodos poco 
	ortodoxos y demasiado violentos y emplear la ayuda de la vidente Rosanna Ophuls. 
 
	- "El factor Ibby el pez". La auténtica joya de la corona de esta recopilación, es un cuento escrito 
	con un sentido del humor brillante y, además, mucho más cuidado que los otros cuatro; su 
	único defecto es, tal vez, que su punto de partida recuerda demasiado a la primera de las historias. Y 
	es que aunque han pasado muchos años desde entonces, de nuevo nos encontramos con que un fanático religioso 
	ha emprendido otra cruzada; esta vez, los muertos vivientes, y en particular los vampiros, sufren una 
	implacable persecución en Altdorf gracias a la "Claúsula 17", una ley recientemente aprobada que legitima 
	la persecución y destrucción indiscriminada de muertos vivientes. Allí llega Genevieve, de nuevo 
	protagonista, para, con la ayuda de su antiguo amante Detlef Sierck y de su peculiar "abuela" vampírica, 
	detener una conspiración organizada por una facción radical de vampiros que pretende acabar con el 
	"Tío Bland", el benevolente y completamente estúpido líder de la persecución a los vampiros, ya que su 
	asesinato llevaría a una guerra abierta y poco deseable entre los vivos y los muertos. Pero la aparición 
	del cadáver de "Ibby el pez", un pandillero cuyo asesinato será rápidamente utilizado por los "odiadores 
	de vampiros" para poner a la opinión pública en contra de los, en el fondo, bastante inofensivos vampiros, 
	precipitará con rapidez las cosas... 
 
 
	  
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