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	por David Quirós Nuño (Lobokell) 	
	
	
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	| Mundos en la Eternidad |  
	 
	   La humanidad ha colonizado Akasa–Puspa, un cúmulo globular de 150 años luz de diámetro 
	atestado de estrellas y con la particularidad de que muchas de ellas tienen planetas habitables en órbita. 
	Se trata de un entorno singular, donde las distancias entre los distintos sistemas estelares son lo bastante 
	cortas como para que los viajes espaciales sean algo habitual. Además todos los planetas habitables tienen 
	una Babel, una torre orbital, con lo cual los humanos tienen un sencillo sistema de transporte para viajar al 
	espacio. Sin embargo esta misma facilidad para desplazarse de un planeta a otro también facilita la propagación 
	del peor mal de la raza humana: la guerra. Cíclicamente, como si Akasa–Puspa fuera un océano, las mareas 
	políticas provocan el alzamiento, auge o decadencia de los grandes poderes del cúmulo, que actualmente son: 
	el Imperio, la Hermandad y la Utsarpini. El Imperio representa la cultura tecnológicamente más avanzada de 
	Akasa–Puspa, y aunque en la época actual se encuentra en recesión, aún constituyen una fuerza a la que no se 
	puede dejar de lado. La Hermandad ostenta el poder de la religión, que en este caso es una amalgama de todas 
	las antiguas religiones de la Tierra. La Utsarpini es una federación forjada en las antiguas provincias 
	exteriores del Imperio y tecnológicamente muy inferior a estos, pero que está en plena expansión. La disputa 
	por el poder en Akasa–Puspa es constante, plagada de alianzas y traiciones, y se pierde en el tiempo, al igual 
	que el origen de la humanidad, un auténtico enigma para los habitantes de este cúmulo estelar. Para acabar 
	de complicarlo todo tenemos a dos razas alienígenas: los Angriff, una raza cruel que asola las colonias 
	humanas de la periferia, y los Colmeneros, una enigmática especie sobre cuya inteligencia no logran ponerse 
	de acuerdo los científicos humanos. 
	   La historia comienza justo en medio de un conflicto, con la Utsarpini y la Hermandad 
	aliados y consolidando sus dominios en las provincias exteriores, abandonadas tiempo atrás por un Imperio 
	en decadencia. Entonces sucede algo que inevitablemente atrae la atención de todos: un Rickshaw ha sido 
	destruido y se ignora la causa. Los Rickshaws son los elementos que constituyen el Sistema Cadena, la última 
	apuesta del Imperio por mantener su dominio sobre la periferia de Akasa–Puspa, cosa que no consiguió  aunque 
	el sistema fue un éxito y actualmente sigue en funcionamiento. Esta destrucción tiene graves implicaciones 
	políticas, pues en la práctica tan sólo el Imperio tiene la tecnología necesaria para ello, lo cual hace 
	suponer la posible existencia de un nuevo poder capaz de hacerlo. Dado que el suceso ha tenido lugar en 
	los territorios de la Utsarpini, se decide enviar una expedición conjunta Imperio/Utsarpini a resolver el 
	misterio. Claro está, dada la importancia del asunto la Hermandad decide no quedarse fuera e interviene 
	desde la sombra. Y será durante la realización de esta misión cuando nuestros protagonistas harán el 
	descubrimiento más asombroso que podrían imaginar, un descubrimiento que cambiaría el universo tal y como 
	lo conocían. 
	
	   Akasa–Puspa es un universo muy atractivo, donde se mezclan tanto las culturas como 
	las tecnologías. Resulta interesante ver cómo interactúa la tecnología electrónica del Imperio con las 
	computadoras de válvulas de vacío de la Utsarpini, las naves de fusión de los primeros contra los veleros 
	solares con impulsores inertes del resto de las naciones humanas o las estrambóticas naves de hormigón 
	armado de los sanguinarios Angriff. Y si por un lado nos encontramos con semejante choque de tecnologías, 
	no menos fascinación sentiremos ante la compleja biodiversidad que nos vamos a encontrar.  
	
	   Mundos en la Eternidad es por derecho propio uno de los grandes exponentes de 
	la ciencia ficción española. Se trata de una obra que mezcla con gran habilidad los elementos característicos 
	de la space opera y de la ciencia ficción hard. Por un lado nos encontramos con una aventura 
	en el espacio, con un gran misterio de fondo, y héroes, villanos y poderes ocultos que jugarán su papel desde 
	las sombras. Hay batallas estelares, pero de gran realismo. No hay escudos energéticos ni hiperpropulsores, 
	sino una tecnología que podemos entender con facilidad. Por otro lado se tratan los aspectos científicos 
	con bastante rigurosidad. Es decir, a la hora de hablar de un velero solar de la Utsarpini se nos describirá 
	el cómo y el por qué. Se abordan las ciencias de una manera plausible y lógica. Y no sólo en cuanto a 
	artilugios, naves y demás, sino también en cuanto a los seres vivos que irán apareciendo a lo largo de la 
	novela. Por ello en los elementos hard hemos de distinguir dos partes: la física y la biológica. Quizás 
	estemos más acostumbrados a que en las novelas de ciencia ficción se juegue o bien con el aspecto físico 
	o bien con el biológico, pero en pocas ocasiones se mezclan ambas ciencias. En Mundos en la Eternidad 
	ambas tienen casi la misma importancia, y Juan Miguel Aguilera y Javier Redal consiguen jugar con ellas de 
	una forma amena y sorprendente, con conceptos que podemos reconocer, como en el caso de las Babeles, la esfera 
	de Dyson, las máquinas Von Neumann... Pero en algunos casos les proporcionan un nuevo enfoque, menos manido 
	por así decirlo. Por ejemplo, la esfera Dyson descrita funciona con las leyes de nuestro universo físico, 
	sin sistemas antigravedad ni materiales de fantásticas propiedades. La diferencia respecto a otras es que 
	está controlado por un complejo ecosistema, por seres vivos. Otro ejemplo lo tenemos en las Babeles, torres 
	orbitales como las descritas en muchas otras novelas, pero en este caso además son las guardianas de la 
	religión, al tener grabados en sus indestructibles paredes los textos sagrados de todas las religiones 
	conocidas. 
	
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	| Les Enfants de l'Éternité |  
	 
	   En muchas ocasiones se ha comparado esta novela con otras novelas de renombre, como por 
	ejemplo Mundo anillo, y siempre surge la misma pregunta: ¿qué habría sucedido si esta novela la hubiera 
	escrito un angloparlante? Pues que a buen seguro ya sería conocida en todo el mundo. En este aspecto es 
	realmente una pena que una historia de semejante calidad, que en mi opinión supera ampliamente la mencionada 
	novela de Larry Niven, haya pasado casi de puntillas por la literatura de ciencia ficción. Es decir, la 
	mayoría de los aficionados hispanoparlantes reconocen enseguida la novela de Niven, pero muchos apenas han 
	oído hablar del fantástico universo de Akasa–Puspa. Al menos eso está cambiando, no sólo por la edición de 
	Mundos en la Eternidad en el 2001, sino porque ya se ha publicado en Francia, donde ha tenido una 
	magnífica acogida, lo cual siempre es una buena noticia.  
	
	   La edición de Mundos en la Eternidad publicada por EquipoSirius no está nada mal. 
	Parece un poco voluminoso a primera vista, pero es un libro muy manejable y con un tamaño de letra que facilita 
	la lectura. Las anotaciones a pie de página también resultan muy útiles para la buena comprensión de la lectura. 
	Pero esta edición adolece de un fallo fundamental, algo que alguien debería haber considerado, pues de haber 
	existido más de un lector habría evitado sentirse desilusionado y terriblemente defraudado. Una sencilla 
	presentación hubiera sido, en mi humilde opinión, un elemento imprescindible. Un pequeño comentario para que 
	aquellos que hubieran leído las novelas Mundos en el abismo e Hijos de la Eternidad pudieran 
	situarse ante esta novela y no sacar conclusiones erróneas. 
	   En definitiva: esta novela merece un hueco en toda estantería de un lector de ciencia 
	ficción, incluso aquellos afortunados poseedores de la versión antigua no deberían dejarla de lado, pues se 
	trata de una historia diferente. Eso debe quedar muy claro: Mundos en la Eternidad es una historia 
	diferente a la contada en las antiguas novelas editadas en Ultramar.  
	
	Mundos en el abismo e Hijos de la Eternidad vs. Mundos en la Eternidad 
	   En 1988 la editorial Ultramar publicó Mundos en el abismo y poco después, en 1990, 
	vio la luz su continuación Hijos de la Eternidad. En ellas se nos cuenta una historia cuyo fondo es 
	básicamente el que he comentado anteriormente. Seguimos en el cúmulo globular de Akasa–Puspa, sigue habiendo 
	una pugna por el poder entre Imperio, Utsarpini y Hermandad. No obstante el desarrollo no es igual. Es decir, 
	la historia se parece y empieza de manera casi análoga a Mundos en la Eternidad, pero a medida que avanza 
	la divergencia comienza a ser más evidente, y más amplia.  
	
	
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	| Mundos en el abismo |  
	 
	   Esta comparación es inevitable, y el choque es obvio. Sin embargo a nadie se le ocurrió 
	que pudiera representar un escollo para la difusión de la nueva versión. ¿Por qué lo considero un escollo? Hoy 
	por hoy tenemos una variedad en las librerías como muchos no habíamos visto nunca, y precisamente es ahora 
	cuando la gente busca una opinión que les ayude a elegir. Y claro, la salida de Mundos en la Eternidad 
	vino acompañada por la crítica de lectores que conocían las otras novelas. Porque una primera lectura de esta 
	novela lleva a cualquier lector a varias conclusiones. En primer lugar piensa que está leyendo un resumen de 
	Mundos en el abismo e Hijos de la Eternidad. A poco que continúa piensa que encima es un mal 
	resumen; aunque comparte muchas cosas hay abundantes cambios. Además los personajes 
	también sufren modificaciones importantes y mientras algunos desaparecen otros cobran un mayor protagonismo o 
	bien cambian por completo. En resumen, en mi humilde opinión, un desastre. 
	
	   Mundos en el abismo y su continuación Hijos de la Eternidad, fueron dos 
	novelas que me dejaron asombrado. En aquella época estaba acostumbrado a leer a autores anglosajones y era 
	difícil encontrarse con libros de autores españoles o hispanoamericanos. No es que no los hubiera sino que 
	simplemente parecían tener menos impacto. De repente me encuentro con esas novelas y mi sorpresa es enorme, 
	no sólo me encantan sino que encima su nivel está a la altura de los autores anglosajones más conocidos.  
	   Sin embargo ambas sufrieron fuertes críticas. Casi todas relacionadas con el mismo 
	aspecto: el abuso de la nomenclatura sánscrita. Abuso en opinión de algunos. Es cierto que al principio 
	puede hacerse un poco pesada la lectura con tanta palabrita, pero a medida que la lectura avanza aparecen 
	muy pocos términos nuevos. Podemos decir que el principal escalón esta al principio de la novela. Superado
	ese momento no deberíamos tener ningún problema en la lectura. Por otro lado, no pocos lectores encontraron 
	que el empleo del vocabulario sánscrito también le da cierto encanto a la novela. Asimismo, ambas 
	contaban con unos estupendos apéndices donde aparecía un pequeño glosario de los términos sánscritos, así 
	como algunas explicaciones científicas. También este aspecto fue criticado al comentar que era molesto acudir 
	a dicho apéndice cada vez que surgía un término cuyo significado desconocían. No obstante hay muchas novelas 
	de escritores foráneos que hacen exactamente lo mismo y no provocan tal rechazo. ¿Seguimos pensando que lo 
	"de fuera es mejor que lo de aquí"? Indudablemente sí. 
	
	
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	| Hijos de la Eternidad |  
	 
	   También se comentaba que en las novelas antiguas la acción sufría demasiados cortes, que 
	no tenía una continuidad adecuada para atrapar al lector. Y ciertamente en la nueva novela la acción es casi 
	continua, los hechos se suceden con bastante rapidez y es fácil acabar de leer el libro en muy poco tiempo. 
	Sin embargo no se debe menospreciar la versión antigua por tener un desarrollo más lento, pues 
	se profundiza en ciertos aspectos que a la larga muestran su importancia, aunque quizás nos pongan sobre 
	aviso del porqué de diversas situaciones que tienen lugar. 
	
	   Otro punto bastante conflictivo son los personajes. Las novelas comparten un mismo 
	universo y a los mismos personajes, buena parte de los cuales apenas cambian de una novela a otra. Sin embargo 
	en algunos casos hay una gran diferencia. El más claro lo tenemos en la figura del ksatrya Chait Rai, que ha 
	pasado de villano atormentado a héroe. Otro personaje que ve reducido su papel es Oannes, y uno al que se hecha 
	en falta es a la computadora de la Konrad Lorentz, Vidya. Ambos participaban en algunas de las mejores 
	escenas de Hijos de la Eternidad. 
	
	   Para finalizar señalar que otro motivo de confusión son varias escenas que en los libros 
	antiguos se narraban de una forma y que en la nueva novela se afrontan con fuertes cambios. A modo de ejemplo 
	podemos considerar la autopsia del Angriff, que discurre con un mismo fondo y conclusiones, pero desarrollado 
	con distintos personajes: antiguamente la disección la llevaban a cabo Jonás, Oannes y Vidya, y en la nueva 
	novela lo hacen Jonás y Lilith. Esta escena es sólo un ejemplo, hay varias más que llenaron de confusión, 
	sin duda alguna, a todos aquellos que ya conocían las novelas antiguas. La relación entre unas y otras son 
	tantas que es demasiado fácil considerar Mundos en la Eternidad como un resumen. 
	
	   Claro que a la hora de hacer comparaciones no debemos olvidar que Mundos en la 
	Eternidad pronto será acompañada por una continuación, que verá la luz primero en Francia y luego en 
	España, y tendremos que leerla para tener una visión completa de la historia. 
	
	En palabras de Juan Miguel Aguilera... 
	   Naturalmente, todo lo escrito anteriormente no deja de ser la mera opinión de un lector, 
	una visión particular. Para poder comprender con toda propiedad la situación, lo mejor es acudir a sus 
	creadores, y que sean ellos quienes nos expliquen la relación entre dichas novelas, y de paso nos comenten como 
	surgió el fantástico universo de Akasa–Puspa.  
	
	
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	| Javier Redal |  
	 
	La primera pregunta que me viene a la mente es ¿cómo surgieron Mundos en el abismo e Hijos de 
	la Eternidad? 
	Surgieron en el momento de más sequía en la ciencia ficción española. Empezamos a escribir allá por el 83, 
	sin ninguna prisa y sin ninguna esperanza de ver publicada nuestra novela, pues en esos tiempos no se publicaba 
	ni CF anglosajona. Javier y yo habíamos escrito juntos una novela corta para Nueva Dimensión titulada 
	"Lisogenia". La semilla de aquella novela era un guión de cómic de sólo ocho páginas que escribí para mi amigo 
	Rafa Fonteriz. En él una nave espacial era atacada y devorada por unos bichejos espaciales que se parecían 
	mucho a los virus bacteriófagos (pero con un tamaño mayor, claro). Los conocimientos de biología de Javier 
	dotaron a esta idea un tanto absurda de realismo científico y esa era más o menos la base de "Lisogenia". 
	La novela estaba prevista justo para el número de la revista que no llegó a salir (más adelante, Domingo 
	Santos me enseñaría los fotolitos para demostrarme hasta qué punto nos habíamos quedado a las puertas). Pero no 
	nos desanimamos y alargamos las 120 páginas de "Lisogenia" hasta las casi 600 que tuvo Mundos en el abismo 
	en un principio. Mientras que "Lisogenia" se centraba en una investigación biológica situada en el espacio 
	cercano, Mundos en el abismo fue mucho más ambiciosa y creamos todo el universo de Akasa–Puspa como 
	fondo. Escribimos la novela con el procesador de texto de un Apple IIe, sin disco duro y sin acentos, y se la 
	presentamos de nuevo a Domingo Santos, que para entonces dirigía la colección de Ultramar. Redujimos el número 
	de páginas a un volumen más acorde con lo que era normal en aquellos tiempos, y así vimos publicada al fin 
	nuestra primera novela. El éxito de Mundos en el abismo (y de Las islas del infierno de Ángel Torres 	Quesada) fue inmediato y animó a los de Ultramar a seguir publicando a españoles, porque les salíamos más baratos 
	que los anglosajones y vendíamos más o menos igual 
	
	Aunque ha dado lugar a cierta controversia no puedo evitar sacar el tema. ¿Por qué el sánscrito? Se supone 
	que en las babeles están inscritos los textos sagrados de todas las religiones, en sus correspondientes 
	lenguas. ¿Por qué no usar también términos latinos que hubieran resultado más familiares a los lectores? 
	
	En realidad hay palabras y nombres en todas las lenguas. El protagonista se llama Jonás, Lilith es una demonia 
	de la mitología hebrea, y hay por ahí personajes con nombres árabes y chinos. Algunas palabras tan importantes 
	como "angriff" o "ricksaws" no son sánscritas. Pero es cierto que parece que el hinduismo está viviendo un momento 
	de gloria en los tiempos que relata Mundos en el abismo. Han pasado 25 millones de años, pero se cuenta 
	que el fundador del Imperio Alikasudara Maha, decidió que con él empezaba la historia y destruyó todos los 
	textos anteriores a él. Es de suponer que Alikasudara era hinduista y que esto motivó el éxito de los sacerdotes 
	hinduistas en su Imperio. El motivo por el que Javier y yo lo escogimos es porque la India es una especie de 
	Akasa–Puspa tal y como lo imaginamos en aquel momento. Sus orígenes se pierden en el tiempo, en ciudades que 
	suenan a mágico y remoto como Mohenho Daro. Hay sincretismo de religiones y culturas que nos convenía y nos 
	inspiraba. También nos enamoramos de como suena Akasa–Puspa, que significa "una flor en el cielo" en sánscrito. 
	Pero, como dices, hay cierta controversia con el tema. Y es que este detalle hace muy difícil meterse en la 
	novela. Si eres aficionado a la CF es difícil, pero si no lo eres es casi imposible. Ahora creo que fue un error
	de juventud, un exceso de ambición y un poco de chulería del tipo de la que describe Umberto Eco en sus 
	"Apostillas al Nombre de la rosa", cuando afirma que puso todos los latinazos del principio como una prueba que 
	debía superar su lector para seguir leyendo. 
	
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	| Juan Miguel Aguilera |  
	 
	
	La confusión de muchos lectores a la hora de enfrentarse a la lectura de Mundos en la Eternidad 
	es algo evidente. Para resolver la cuestión de una vez por todas, ¿como nació esta nueva novela? 
	A raíz del éxito que he comentado, Ultramar nos pidió con cierta urgencia una segunda parte de Mundos en 
	el abismo. Así que recuperamos los trozos perdidos y añadimos un poco más y tuvimos Hijos de la 
	Eternidad. Personalmente nunca me he sentido satisfecho con esta novela. Siempre que me encuentro con 
	alguien que me dice que ha leído Hijos de la Eternidad y no Mundos en el abismo tengo la sensación 
	de que debo disculparme porque (al menos yo) le noto las costuras. Por eso siempre he deseado recuperar la 
	novela original, tal y como la concebimos en un primer momento Javier y yo, y eso es, más o menos, Mundos 
	en la Eternidad. 
	A la hora de clasificar estas novelas hay cierta confusión, pues comparten elementos típicos de la ciencia 
	ficción hard y elementos de la space opera. En tu opinión, ¿en cuál de estos géneros encaja 
	mejor? 
	
	Creo que es una aventura espacial con la documentación que necesita. Lo primero que empecé a leer en mi vida 
	fueron las novelas de Julio Verne y ahora me doy cuenta que sigue siendo mi mayor influencia, porque lo que de 
	verdad me gusta escribir es aventura con una buena base de documentación (si esta aventura transcurre en el 
	futuro o en el pasado no me parece tan importante). Escribir es como realizar un truco de "ilusionismo", y para 
	que el truco sea bueno e impresione al espectador hay que rodearlo de cierto "aparato" que lo haga más creíble. 
	Pero, como sucede con las escenas de desnudo en una película, la documentación sólo debe aparecer si lo requiere 
	el guión. 
	
	En Xatafi, la última Hispacon celebrada, comentabas que pronto vería la luz la continuación de esta novela, 
	y encima casi simultáneamente en Francia y España. ¿Podría anticiparnos algo más al respecto?. 
	
	La nueva novela se va a llamar Mundos, carne y demonios y empieza junto donde acaba Mundos en la 
	Eternidad. No sé si aparecerá simultáneamente, porque de momento sólo tengo cerrado el contrato con ISF 
	en Francia, pero me encantaría y hay buenas perspectivas de hacerlo así. Veremos. 
	Tras Mundos, carne y demonios, ¿volveréis a escribir alguna novela ambientada en Akasa-Puspa o esta 
	será la última? 
	En Francia Mundos en la Eternidad ha funcionado muy bien y está teniendo buenas críticas. Allí hay 
	un mercado lo bastante grande como para animarme a embarcarme en un viejo proyecto bastante ambicioso. Se trata 
	de algo que siempre he querido llevar adelante y es escribir una serie de novelas situadas en este escenario 
	de Akusa-Puspa. Y es que al final todo es una cuestión de mercado, no de que seamos más listos o más tontos 
	que los anglosajones. Y Francia tiene ya ese público dispuesto a leer ciencia ficción no-anglosajona. Espero 
	que todo cuaje y que poco a poco se vayan publicando también en España. 
	  
	Nota: Para finalizar me gustaría agradecer a Juan Miguel Aguilera su paciencia a la hora de explicarme 
	los entresijos de estas novelas, en más de una ocasión. Y ahora sólo nos queda esperar a que ese "veremos" 
	tome una forma más consistente, preferentemente paralelepípeda. 
	 
	Enlaces 
	Bibliografía de Juan Miguel Aguilera en Cyberdark.net 
	Bibliografía de Javier Redal en Cyberdark.net 
	Ficha de Mundos en la Eternidad en Cyberdark.net 
	Reseña de Mundos en el abismo en El sitio de ciencia ficción 
	Reseña de Mundos en el abismo en Bibliópolis 
	Reseña de Hijos de la Eternidad en El sitio de ciencia ficción 
	Página personal de Juan Miguel Aguilera 
	 
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