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		El último día de la guerra, 
		de Christopher Priest
	     
            
		Título original: The Separation
		 (2002)
	     
            
		Portada: Enric Iborra
	     
            
		Traducción: Carlos Riba García
	     
            
		Editorial: Minotauro 
		(2004)
	     
	      
	    
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		 Alberto Vidal (Iarsang), Noviembre 2004 
	
	    Es casi imposible realizar una reseña sobre este libro sin mencionar el "crimen" 
	cometido con la traducción del título. El original The Separation resulta mucho más sugerente 
	y concuerda mejor con el espíritu de la narración que El último día de la guerra,  por mucho que 
	encontremos referencias a él en el interior. Además continúa en la línea de títulos que Christopher Priest 
	suele ofrecer, escuetos pero llenos de significado: El Glamour, El Prestigio, La Afirmación, 
	The Extremes (publicada aquí como Experiencias Extremas S.A.), etc. Pero bueno, es sólo un 
	detalle que no afecta para nada a la lectura. 
	   El libro comienza en 1999, con las investigaciones que un escritor llamado Stuart 
	Gratton realiza para lo que piensa puede ser su próximo libro. Está convencido que hay un personaje, un 
	tal Sawyer, que fue clave en los momentos cruciales del fin de la Segunda Guerra Mundial, cuando en mayo 
	de 1941 Alemania e Inglaterra firmaron la paz. Entramos así de lleno en una ucronía en la que la Historia 
	de la década de los 40 fue totalmente distinta a como nosotros la conocemos.  
	   Gratton va recopilando y enumerando hechos de mayor o menor importancia sobre Sawyer, 
	por el que se interesó Churchill y que aparece en algunos documentos como objetor de conciencia y en otros 
	como piloto de bombardero en la decisiva noche del 10 de mayo de 1941. Noche en la que cesaron las 
	hostilidades en tierra y Rudolph Hess, lugarteniente de Hitler, voló a Inglaterra con una oferta de paz. 
	   La acción se traslada entonces a 1936, y la voz de Jack Sawyer nos cuenta cómo él y 
	su hermano gemelo Joe viajan de Inglaterra a Berlín para participar en la prueba de remo de los Juegos Olímpicos. 
	Allí entran en contacto con la realidad política del momento, conocen a la futura mujer de Joe, ven 
	al propio Hitler en persona y tienen un encuentro con Hess. Jack nos relata su regreso a Inglaterra, su ingreso 
	en la RAF, el derribo de su avión que casi le cuesta la vida en 1940, cómo entra al servicio de Churchill para 
	interrogar a un importante prisionero, Rudolph Hess. También nos cuenta otro nuevo derribo de su avión y cómo 
	se pasa más de dos años en un campo de prisioneros hasta casi el final de la guerra, en 1945... 
	   En medio de esta paradoja histórica nos encontramos con más historias aparentemente 
	contradictorias, como es el hecho de que Joe sea llamado al servicio de Churchill como destacado miembro
	de la Cruz Roja y pacifista convencido, para participar en las negociaciones de paz en las que participa... 
	Hess. Además la rivalidad entre los dos hermanos se acrecienta a causa de Birgit, la mujer de Joe. Sus 
	personalidades divergen y parecen condenados a no entenderse. 
	   Éste es a grandes rasgos el marco en el que Priest desarrolla su historia. Una 
	historia en la que las contradicciones, la confusión de realidades, el juego de dobles y simulación serán 
	una constante. El escritor vuelve a construir de manera sobresaliente la trama, algo a lo que ya nos tiene 
	acostumbrados. En los sucesivos capítulos se van cambiando las voces narrativas, se recurre a extractos de
	diarios, de periódicos, de informes, etc. Pero todo ello sin perder un ápice de vigor narrativo, y sin que 
	el interés decaiga en ningún momento, animado por unas dudas que lejos de ir despejándose van en aumento 
	hasta llegar al clásico final Priest, en el que el lector se descubrirá totalmente noqueado y haciendo 
	cábalas para intentar encajar todas las piezas del rompecabezas que el autor construye. 
	   Pero este libro no es un mero puzzle. Priest nos habla de las diferentes posturas a 
	adoptar frente a una guerra y cómo, por muy fuertes que sean tus convicciones, en algún momento u otro pueden 
	tambalearse. Después de ver la muerte y la destrucción que los bombardeos causan en la población civil no 
	es tan fácil mantenerse firme en el pacifismo, al igual que la postura contraria, ver cómo los bombardeos 
	estratégicos y selectivos contra objetivos militares, fábricas, etc, en los que participas y apoyas 
	firmemente son meras excusas para arrasar ciudades enteras, sin importar cuánta gente muera debajo.  
	   También, en su constante juego de dobles identidades y suplantación de personalidades, nos da un 
	atisbo de cómo pudo haber sido la Historia de haber cambiado unos pequeños detalles y que la guerra hubiera 
	acabado antes. Las personalidades enfrentadas de Joe y Jack dan mucho juego y son muy ricas en matices. Y 
	la simple narración histórica de bombardeos y rutina militar está desarrollada de una forma magnífica. 
	   En definitiva, una lectura apasionante que no defraudará a los seguidores habituales de 
	Priest. A algunos quizá les pueda parecer repetitivo por seguir planteando temas ya presentes en libros 
	anteriores, pero creo que el libro por sí mismo tiene suficientes elementos para resultar muy interesante. Y 
	para gente que no haya leído nada suyo puede ser un buen comienzo para adentrarse en la obra de uno de los 
	autores más fascinantes que haya tenido el gusto de leer. 
	  
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