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		El desierto de las sombras, 
		de Joe Dever
	     
            
		Título original: Lone Wolf: Shadow on the Sand
		 (1985)
	     
            
		Portada: Alejandro Colucci
	     
            
		Traducción: Ana Bermejo y Alberto Martín
	     
            
		Editorial: Timun Mas 
		Colección: Lobo Solitario, 5 
		(2004)
	     
	      
	    
		El libro en cyberdark.net
	     
		
		Reseña de los dos primeros volúmenes de la serie
		 
	     
		
		Joe Dever
		 
		Libros en cyberdark.net 
	     
              
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		 Jairo Ríos (Xnthós), Enero 2005 
	
	    Lejos, al sureste de los Lastlands, se encuentran las tierras desérticas del Imperio 
	de Vassagonia. Sus relaciones con Sommerlund, el país cuna de la ahora casi extinta orden de los señores 
	del Kai, siempre han sido tensas, aunque hasta el momento se ha mantenido la paz entre ambos. Ahora, sin 
	embargo, este cuidado equilibrio podría venirse abajo. Los ataques del noble vassagonio Barraka sobre la 
	provincia sommerlundesa de Ruanon, hace ahora ya un año (los hechos narrados en 
	El abismo maldito), han 
	empeorado rápidamente la situación entre los países y en ambos bandos crece el temor a una guerra 
	inminente. 
	   En un último esfuerzo por evitar el conflicto, el rey Ulnar de Sommerlund y el Zakhan 
	Moudalla de Vassagonia acuerdan la firma de un tratado de paz en la ciudad vassagonia de Barrakeesh. Pero el 
	Zakhan pone una condición a la firma: el representante de Sommerlund debe ser Lobo Solitario, último señor 
	del Kai (y trasunto del lector del librojuego), que puso fin con anterioridad a la amenaza de Barraka.  
	   Sin embargo, y como viene siendo habitual en la azarosa vida de Lobo Solitario, el 
	destino tiene otros planes y pronto se produce el desastre. Apenas pone pie en el puerto de Barrakeesh, 
	el señor del kai descubre que el Zakhan ha fallecido y su sucesor, Kimah, no parece tan dispuesto a firmar 
	la paz y ha ordenado la inmediata captura de Lobo Solitario. Una vez más, el héroe-lector se va a encontrar 
	sólo, abandonado a sus propios recursos, en un lugar extraño y perseguido por todos, mientras sus viejos 
	enemigos conspiran entre las sombras para acabar con él mientras, en algún lugar de Vassagonia, se oculta 
	la última posibilidad de restaurar la orden del Kai... 
	   Estamos ya en el quinto volúmen de la colección Lobo Solitario y el que va a 
	suponer un punto de inflexión en la saga, por cerrar de algún modo lo que podríamos llamar "primer arco 
	argumental" (en realidad compuesto por aventuras sólo conectadas por su protagonista y por el trasfondo de 
	la guerra contra los Señores de la Oscuridad) e iniciar el "segundo arco argumental", que abarcará hasta 
	el doceavo libro de la serie y que, dejando casi en segundo plano la lucha contra los omnipresentes Señores 
	de Helgedad, se centra en la restauración del Kai a través de la búsqueda de ciertos objetos mágicos. En 
	este momento Joe Dever ya tiene bien definido su mundo y el rumbo que quiere darle a la historia, y se le 
	nota más seguro, más suelto y más imaginativo a la hora de escribir.  
	   En esta ocasión nos encontramos con una ambientación directamente sacada de Las mil 
	y una noches. El escenario es Vassagonia, un imperio de reminiscencias árabes y muy alejado de la nórdica 
	Sommerlund. A lo largo de la historia, las descripciones del país y su cultura, abundantes, nos dan buena 
	idea del cuidado que el autor ha puesto al idear el trasfondo. Se ocupa de mostrar, al paso de Lobo 
	Solitario, toda una sociedad que, aunque se basa en la cultura árabe de nuestro mundo, también se aleja 
	de ella en muchos aspectos. Encontramos un ejército formado por varias categorías y clases de tropas, como 
	los sharnazim, los soldados de elite a los que todos guardan un temor reverencial. Descubrimos a los itikar, 
	las gigantescas aves amaestradas que los vassagonios doman para utilizar como montura. Atravesamos el 
	Baga-darooz, la red de cloacas que horada el subsuelo de Barrakeesh. La eficacia con la que el autor deja 
	caer detalles como estos conforme avanza la historia ayudan al lector a sumergirse en la trama y conforman 
	un escenario más rico e interesante. 
	   El libro está dividido en dos partes bastante distintas entre sí. Como si estuviéramos 
	dentro de El ladrón de Bagdad, u otra de aquellas películas antiguas de aventuras exóticas, la primera 
	de ellas es una trepidante persecución por las calles, tejados y cloacas de esa Barrakeesh que es la versión 
	fantástica de aquella otra ciudad. La acción vibrante y la manera en que logra transmitir la sensación de 
	que los perseguidores de Lobo Solitario están siempre pegados a sus talones la convierten, seguramente, en 
	el tramo más divertido del libro.  
	   La segunda parte es más pausada y narraría la búsqueda del escondrijo de determinado y 
	poderoso objeto, vital para Lobo Solitario, de cuya existencia se enterará al final de la primera parte. En 
	su ayuda, aunque sea por casualidad, llega un personaje que ya aparecía con anterioridad en la saga y al que 
	volveremos a ver en otros libros de la serie más adelante: Banedon, el hechicero (personaje que alcanzó tanta 
	popularidad en su momento entre los lectores que llegó a tener su propia serie de libros más adelante), 
	capitán ahora de un curioso barco volador tripulado por enanos. Una parte menos frenética y más convencional 
	pero aún así llena también de las escenas de acción con las que tan bien se desenvuelve Dever –como el 
	espectacular combate a bordo de la nave de Banedon– y que sirve como perfecto colofón a la historia.  
	   El desierto de las sombras es, en definitiva, uno de los volúmenes más 
	destacados de la serie, con acción, países exóticos y combates suficientes para garantizar unas cuantas 
	tardes bien entretenidas. 
	  
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