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		La reconstrucción de Sigmund Freud, 
		de Barry N. Malzberg
	     
            
		Título original: The Remaking of Sigmund Freud
		 (1985)
	     
            
		Portada: Estudio Ediciones B / José del Nido
	     
            
		Traducción: Rafael Marín
	     
            
		Editorial: Ediciones B 
		 Nova Ciencia Ficción nº 175 
		(2004)
	     
	      
	    
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		Barry N. Malzberg
		 
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		 Rafael Martín (Guly Foyle), Enero 2005 
	
	    El número 142 de la revista Nueva Dimensión, año 1982, traía la novela 
	"Apolo y después", una irónica mirada a los "sueños espaciales" de los americanos. El autor 
	era Barry N. Malzberg, del que apenas se conocía, en lengua castellana, algún relato publicado en la propia 
	ND o alguna antología de Bruguera. Desde entonces, pocos han sido los afortunados en poder leer algo 
	suyo, pues sus relatos se tienen que rebuscar entre pilas en las librerías de viejo. En 1986 fue uno de los 
	finalistas del premio Nebula y del Philip K. Dick con su novela La reconstrucción de Sigmund Freud; 
	este currículum ya incita a su lectura, aunque hay que decir que no es una novela para "todos los públicos"; 
	culta y sin concesiones, no es precisamente una lectura de playa. 
	   A principios del siglo XX, en Viena, Sigmund Freud  muere asesinado de un disparo en la 
	cabeza por el editor del Chicago Tribune. Siglo XXI, en Venus, Sigmund Freud debe salvar a una colonia de 
	los desvaríos de un ingeniero que se cree Dios. Mediados del siglo XXIV, en la nave espacial Wipperly, entre 
	las confusas locuras de la tripulación humana, Sigmund Freud psicoanaliza a los alienígenas invasores. 
	   En un mundo tecnificado, ante una crisis, se debe recurrir a replicantes de personajes 
	históricos, pues ellos pueden encontrar la solución para salir del atolladero. Freud es uno más en la lista, 
	pero, a él, le siguen interrogando las mismas inquietudes que a su original. El universo y la vida, principio 
	y fin de las cosas, se muestran permanentemente esquivos, y es el hombre, centro y medida, el que puede ser 
	la causa. Una respuesta para Freud, ante tantas dudas, está en las palabras de una poeta del siglo XIX, Emily 
	Dickinson, El corazón busca placer primero.  
	   La reconstrucción de Sigmund Freud es un erudito fix-up, aunque los nexos 
	hacen encajar a personajes y trama sin que se noten demasiado los saltos entre los distintos relatos. Personajes 
	históricos en historias alternativas sin llegar a ser, del todo, una auténtica ucronía. Tienen dosis de 
	sensibilidad y crudeza casi poética. Nos encontramos ante una extraña literatura para el género más afín al 
	de la vieja Europa que al de la nueva América. Nos puede recordar por momentos al Lem más sociológico o incluso 
	al Dick más paranoico. Incluye personajes arquetípicos que aparecen alienados al desarrollo tecnológico, lo cual 
	les lleva hacia la incomunicación. Neuróticos solitarios, a los que la dificultad del momento, desde una colonia 
	planetaria a punto de saltar por los aires hasta una nave espacial en peligro por alienígenas, les sobrepasa, 
	aunque en realidad se plantea como algo trivial al compararlo con sus obsesiones personales y a su incapacidad
	para salir adelante con el simple uso del verbo. 
	   Malzberg es tremendamente creativo, crítico como pocos, pesimista, pero sin derrotismo 
	alguno, y dueño de un fino humor. Sus obras van repletas de ideas que se leen entre despierta cautela y un 
	rictus facial de alucinado por "pero-donde-estaba-escondido-este- autor". Su estilo conceptual está claramente 
	entre los asumidos por la new thing de Moorcock y su camarilla de adeptos.  
	   Robert Silberverg editó a Malzberg en sus antologías Nuevas Dimensiones, (auténticas 
	demoliciones del establishment fantacientífico); sobre los relatos que en ellas aparecen, comenta: 
	"encarnan la originalidad, la audacia conceptual, la agudeza que caracteriza la mejor ciencia ficción". 
	Esto es, sin duda alguna, aplicable por entero a la obra de Malzberg. Desde entonces son muy escasos los relatos 
	que hemos podido leer de él, cuando lo cierto es que  ha sido un autor bastante prolífico, aunque con 
	periodos de producción y otros en los que estuvo retirado; pero, por lo visto, a nuestros editores no les hace 
	excesiva gracia. La colección Nova va contra el agravio y nos lleva a pensar: ¿qué grandes obras nos estamos 
	perdiendo? 
	   Termino animando a los lectores de "paladar exquisito" a leer La reconstrucción de 
	Sigmund Freud, dándoles la certeza de que tendrán nuevas sensaciones, muy diferentes a las que podemos 
	encontrar en cualquier biblioteca estándar del género. Una novela que difícilmente nos llevará a la 
	indiferencia. 
	  
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