| 
 Esta artículo ha sido leído 70834              veces
 
	   Aunque cYbErDaRk.NeT cierra sus puertas, no podíamos dejar colgada este lista que se 
	encontraba ya muy avanzada. Curiosamente, no iba a ser la última; entre los colaboradores habían salido un 
	par de opciones más para complementar las tres principales que se han publicado. Pero éste, como otros 
	muchos proyectos, han pasado a formar parte de esa infinita biblioteca de planes inacabados. Espero que en 
	un alto porcentaje vean la luz pronto en otros territorios. 
	   Pasando a la presentación en sí, ésta es la lista de 
	25 libros que nuestros colaboradores han seleccionado como respuesta a la conocida pregunta ¿qué novela 
	recomendaríais a alguien para iniciarse en el terror y el misterio sobrenatural? Como se comentaba en 
	las anteriores presentaciones, nótese que no menciona ni el mejor libro, ni el más significativo, ni el 
	mejor escrito, ni el más popular,... Sólo uno recomendable para lectores neófitos en la temática. 
	   Se pueden observar, otra vez, ausencias notables, como el canto del cisne de la novela 
	gótica, Melmoth el errabundo; algún notorio representante de la escuela francesa como Maupassant; un 
	par de clásicos imprescindibles como Algernon Blackwood y Ambrose Bierce; algún otro representante del terror 
	moderno como Peter Straub; o, quizás, alguna antología temática sobre iconos fundamentales, caso de los vampiros. 
	Pero cada colaborador eligió un título que cubre razonablemente bien las expectativas y que es su respuesta 
	a la pregunta planteada. 
	   Por último, si tienes algún libro que añadir, envía tu opinión utilizando el formulario 
	situado en la parte inferior del todos los artículos (mientras se pueda hacer). Así nuestra lista será un 
	poco más completa. 
  
	 
	
	  
	Los misterios de Udolfo (1784) – Ann Radcliffe
	 Valdemar – El Club Diógenes nº 167 – 2001 
	 
	   Para nosotros resulta natural considerar que los castillos ruinosos, los paisajes 
	desolados o las catedrales oscurecidas son escenarios llenos de belleza, pero hubo una época en la que 
	tal idea resultaba escandalosa y proponerla suponía poner el mundo al revés. Todo cambió en 1757. El filósofo 
	Edmund Burke publicó un librito. No lo sabía pero ese librito iba a ser uno de los manifiestos del 
	romanticismo. Entre otras cosas declaraba que todo lo que hasta entonces se había considerado como horrible
	podía ser desde entonces el nuevo modelo de belleza. Esa declaración encendió los corazones de quienes la 
	leyeron. Equivalía a considerar bellas cosas notoriamente tenebrosas. ¿Qué había de bello en los castillos 
	ruinosos de Italia, en los paisajes desolados de Francia o en las catedrales oscurecidas de España? En medio 
	de un siglo cuya norma era la contención Edmund Burke declaró que lo vasto, lo infinito y lo asombroso 
	podían ser los fundamentos de la belleza. Los corazones ardieron pero ardieron con placer. La idea cuajó. 
	Europa estaba cansada de luces y reclamaba el imperio del espanto. La novela gótica estaba servida.  
	   Decisiva en ese momento fue Los misterios de Udolfo de Ann Radcliffe. Hubo 
	otras novelas fundacionales pero ninguna plasmó con tal perfección en el terreno de la literatura lo que 
	Edmund Burke había plasmado en el terreno de la filosofía. Paradójicamente es la novela menos recomendable 
	para los que quieren iniciarse en la novela gótica. Su delicioso horror pionero, hoy, puede lindar con lo 
	ridículo. Cierto sentimentalismo desaforado, cierto acartonamiento de opereta, cierto racionalismo sedante 
	perjudican su más que dudosa perduración entre las preferencias de los lectores contemporáneos. Es menos 
	una novela viva que una referencia difunta en las enciclopedias de literatura. Su mérito fue la fijación 
	de los motivos clásicos de la primera escuela de terror literario del mundo: la dama indefensa, el villano 
	opresor, el hermoso salvador, el fondo tenebrista que es como un espejo de las almas que lo habitan. Novelas 
	posteriores han enriquecido esos motivos. Las de las hermanas Brontë, por ejemplo, que son su resurrección 
	perfeccionada.  
	   Leer ahora Los misterios de Udolfo es un ejercicio de sabrosa melancolía que 
	exige un esfuerzo superior de la voluntad porque sus maneras son las de una sensibilidad caduca. Por cada 
	lector que adora esta novela, cien la menosprecian, acaso justamente. Nadie está libre de ser ese lector 
	único, secreto, remoto y apasionado. El castillo de Udolfo es el primer gran mito topográfico de la literatura 
	de horror moderna. 
	Marcos González Mut (marcos)   
	
	Frankenstein o el moderno Prometeo (1818) – Mary W. Shelley
	 Cátedra – Letras Universales nº 230 – 2001 
	 
	   Cuando una obra literaria es realmente grande trasciende todo tipo de acotaciones que 
	queramos imponerle dentro de éste, ése u otro género, lo cual no deja de ser del todo lógico. Frankenstein 
	o el moderno Prometeo –atención al revelador subtítulo que con tanta frecuencia se olvida– es una obra 
	grande que lo mismo que hemos traído a esta lista de fundamentales del terror podríamos haber llevado a la 
	de fundamentales de la ciencia ficción o, "simplemente", a la de clásicos u obras imprescindibles de la 
	literatura general. El cine (una vez más he de referirme a él, aunque no lo desee) ha popularizado enormemente 
	la obra, pervirtiendo su contenido e imagen entre las masas de espectadores, pero aquí nos desmarcamos de 
	esta circunstancia y nos concentramos en la creación de Mary W. Shelley... 
	   Dada a luz en una época tan concreta, en la que el gótico usa y abusa de las historias 
	de aparecidos, los castillos malditos y fantasmagorías varias, la obra supone un tremendo revulsivo, y a su 
	creación hay que ligar un antes y un después para el género: Mary Shelley se adelanta muchos pasos a sus 
	contemporáneos y abraza un nuevo terror; el terror de la carne y la sangre, la lucha entre esos conceptos 
	inaprensibles y góticos imperantes y unos conceptos nuevos tan revolucionarios literariamente como 
	inaceptables por la ética. Estamos ante una novela asombrosa –dotada de una fuerza interna muy considerable y 
	que no puede pasar desapercibida– que abre las puertas no sólo del género de terror moderno, sino de otro 
	género querido, el de ciencia ficción, al sentar unas bases (hace ya la friolera de 186 años) y sembrar unas 
	ideas que a día de hoy siguen creando tanta o más controversia que entonces: ¿debe el ser humano –personificado 
	en el hombre de ciencia– pugnar por crear vida? ¿Luchar por llegar a ser Dios? Con estas virtudes argumentales, 
	y unas virtudes excelentes en el estricto sentido literario, la obra se erige como un pilar indiscutible del 
	género.  
	   Frankenstein o el moderno Prometeo es una de las fuentes fundamentales de las que 
	bebe el terror desde entonces; un texto a todas luces terrible: a la luz de la ciencia, a la luz de la moral y 
	filosofía humanas, a la luz de los más atávicos sentimientos de horror... La autora, con muy pocas obras en su 
	haber aparte de su magna creación, sufrió una pesadilla inspiradora que su ilusión y tesón creativo llevaron 
	a buen puerto. Estamos ante una de las obras a las que con más justos argumentos se le puede aplicar la frase 
	inmortalizada por Goya: "El sueño de la razón produce monstruos..." 
	   Necesaria, imprescindible... inmortal... 
	Iván Olmedo (Odemlo)   
	El hombre de la arena. 13 historias siniestras y nocturnas (1809 – 1821) – E. T. A. Hoffmann
	 Valdemar – Valdemar Gótica nº 26 – 1998 
	 
	
	   Cuando nos vemos sumergidos en la oscuridad nos podemos encontrar con E. T. A. 
	Hoffmann. Este exquisito alemán conocedor de su tiempo y lo esencial de romanticismo, invita en sus obras a 
	disfrutar de su terrorífica prosa impregnando sus relatos de carácter nocturno. Resultan perfectos para leer 
	en la noche, el momento predilecto de Hoffmann para dar vida a sus historias. 
	   Lo tétrico se encuentra en los laberintos del poder psíquico, en el mundo de la mente que 
	crea unos seres trágicos, casi de pesadilla. Tiene la cualidad de caracterizar siniestros personajes que casi 
	puedes ver, es un gran maestro de las atmósferas más insanas y un creador de extrañas historias teñidas de 
	romanticismo que rayan lo grotesco, donde deja de respirarse la malignidad. Malignidad presente constantemente 
	en unos relatos que mezclan lo cotidiano con lo perverso de una manera muy personal. 
	   Hoffmann fue un referente abriendo caminos para la imaginación en la literatura de su 
	época. Autores posteriores de la talla de Charles Baudelaire y Edgar Allan Poe le admiraron profundamente. 
	Incluso Freud alabó su más famoso relato. 
	
	   Sus relatos son verdaderos estados de ánimo. Hoffmann explora nuestros miedos infantiles 
	en "El hombre de arena", toda una exaltación a la belleza obsesionada y del amante frustrado dando vida a un 
	autómata. Otro relato muy destacable es "Ignaz Denner" que da vida a un satanista y sus horribles prácticas, 
	probablemente su pieza más sangrienta y, a la vez, más tradicional. Recoge exorcismos, preparados diabólicos 
	con sangre infantil, el ulular del viento, el lamento de los dogos, la aparición de un extraño de diabólicos 
	antepasados,... Destaca también "El mayorazgo", puro gótico donde no faltan las intrigas familiares con su 
	carácter folletinesco, un viejo caserón e incluso las visitas nocturnas de un alma en pena. En él Hoffmann 
	deja entrever su amor por la música ya que, además de escritor, fue músico y pintor. 
	   Hoffman sentía verdadera predilección por las tinieblas. Se dice que "escribía de 
	noche sus inquietantes obras, los demonios creados por él mismo lo asaltaban con tal espanto que huyendo de 
	su propia fantasía, tenía que taparse los ojos e interrumpir el trabajo". Es un imprescindible para 
	conocer el terror clásico y llegar a comprenderlo. 
	Plastikman   
	Narraciones extraordinarias (1833 – 1846) – Edgar Allan Poe
	 Valdemar – El Club Diógenes nº 133 – 2002 
	 
	   Mi primer libro comprado a los 10 años contenía la mayoría de los relatos que vienen en 
	la actual edición de Valdemar. Me enamoré de la prosa de Poe, tan elegante y lúgubre. Recuerdo con cariño 
	relatos como "El pozo y el péndulo", que mostraba los horrores de la inquisición. "La caída de la casa de 
	Usher", que reflejaba en su arquitectura la decadencia de la familia que la habitaba, haciendo eco a los 
	peores temores de la época. "El barril de amontillado", un cuento sobre la venganza.  
	   Poe era un esteta, y sus escritos reflejan esa búsqueda del efecto, la emoción perfecta 
	de horror obtenida tras mantener un crescendo de expectación. Tan solo se echa de menos en este libro la 
	presencia de "El cuervo", poema lúgubre por excelencia que nos lleva a los pozos más abismales de la 
	desesperanza. 
	Rita Vicencio (Errantus Aquila)   
	Leyendas (1861 – 1863) – Gustavo Adolfo Bécquer
	 Cátedra – Letras Hispánicas nº 244 – 1996 
	 
	   Como buen romántico, Bécquer se empapa de tradiciones e historias populares con las 
	que dar forma y fuerza a sus leyendas. Si bien es cierto que algunos relatos evidencian un registro más 
	culto, más al uso académico, es en los relatos eminentemente populares donde da lo mejor de sí: títulos como 
	"Maese Pérez el organista", "El monte de las ánimas", "La cruz del diablo" o "El gnomo" no desmerecen los 
	delirios literarios más sublimes del maestro Poe.  
	   Ahora bien, ¿terror? Sin duda alguna. Si bien es cierto que en algunos casos las 
	Leyendas no casan enteramente con el cuento de terror al uso, la mayoría se mueve en esa 
	frontera entre la fantasía y el terror más escalofriante, empleando los elementos y lugares fantásticos 
	para crear resultados estremecedores: la misma receta que luego usó Lovecraft. Es un tipo de relato que, 
	pese a entroncar con la fantasía popular no cabe llamar fantasía, por las connotaciones actuales de esta 
	palabra. En Bécquer encontramos lugares blasfemos, venganzas de ultratumba, muertos, aparecidos, castigos 
	divinos... todos los palos de la novela gótica que en Europa florecía a fines del siglo XVIII y principios 
	del XIX, pero tratados con un estilo genuinamente español, que los hace aún más inquietantes para el lector 
	hispanohablante, a quien, quizá algo hastiado de la tradición anglosajona de relatos de misterio, las 
	Leyendas le suponen un soplo de aire fresco, un punto de vista singular, que además tiene esa
	familiaridad intensa de las cosas que han estado con nosotros toda nuestra vida. 
	   Lamentablemente, la estela de Bécquer no tuvo demasiados seguidores, pero las 
	Leyendas quedan ahí para demostrar cuán rica es la fantasía española si se quiere sacar partido de 
	ella. El lector que se asome a ellas no quedará decepcionado. 
	Josep Andreu (Phil Resch)   
	El extraño caso del Dr. Jekyll y Mr. Hyde (1886) – Robert Louis Stevenson
	 Anaya – Tus Libros nº 4 – 1981 
	 
	   Robert Louis Stevenson (Edimburgo, 1850 – Samoa, 1894), autor de joyas de la literatura 
	universal como La isla del tesoro o La flecha negra, se adentró en el terreno del horror con 
	esta inquietante obra, a medio camino entre la novela psicológica, el relato policiaco y de terror, que ha 
	sido llevada al cine en repetidas ocasiones; la primera vez en un lejano 1908 y la más reciente en el 
	revolcón por el fango del celuloide que supone la disparatada Van Helsing, con un Hugh Jackman y Kate 
	Beckinsale a las órdenes de Stephen Sommers, con la anecdótica presencia de nuestra ibérica Elena Anaya, ya 
	muy lejos del elenco de lujo de que disfrutara El hombre y la bestia en 1941, con Victor Fleming en 
	la dirección y Spencer Tracy, Ingrid Bergman, Lana Turner y Donald Crisp en el reparto. 
	   El argumento de este clásico de las letras nos resulta tan archiconocido hoy día como 
	novedoso fue para los lectores de su época. El doctor Jekyll, un afable y honrado médico de Londres, toma 
	una droga que lo convierte en un ser abominable y de físico escalofriante. Este desdoblamiento de la 
	personalidad sirve como reflexión sobre el lado oscuro de la mente humana y de la lucha del bien contra el 
	mal. Stevenson no se extravía en páginas y más páginas de espectaculares transformaciones en laboratorios 
	ultra-kitsch, ni riega explícitamente las calles de Londres con la sangre de las víctimas de su 
	criatura. La lectura de El extraño caso del Dr. Jekyll y Mr. Hyde es pausada, deambula con parsimonia 
	de las declaraciones del abogado Gabriel John Utterson, auténtico hilo conductor de la historia, a 
	melancólicas escenas de interior donde las conversaciones entre los personajes se estiran y enroscan sobre 
	sí mismas a fin de prolongar para el lector el placer de un misterio resuelto, en realidad, a las pocas 
	páginas de comenzar la novela. Y es que en una historia sobre la dualidad del ser humano, sobre el difuso 
	límite entre la ética y los bestiales residuos primigenios que nos habitan, descubrir quién es el asesino 
	no es lo más importante. 
	Manuel de los Reyes   
	Drácula (1897) – Bram Stoker
	 Alianza Editorial – Biblioteca de Fantasía y Terror nº 8156 – 1999 
	 
	   Drácula es luz que, a través de la espesa oscuridad que rodea su leyenda, se ha 
	convertido en guía del viajero que recorre las historias vampíricas. Su fama y trascendencia abrieron 
	puertas hacia el basto y delicioso pasado que ya nos había obsequiado con la sensual Carmilla de 
	Sheridan Le-Fanu o El Vampiro de John Polidori… En efecto, no es la primera obra literaria que 
	habló de vampiros, pero para los sucesores se convirtió en faro, en punto referencial, en desafío textual 
	para prolongar, parafrasear o modificar sus premisas. 
	   Fue escrita y ubicada a finales del XIX: tiempo de invenciones y decadencia colonialista 
	para Gran Bretaña frente al surgimiento de las economías alemana y estadounidense; el siglo que dio su fe a 
	las bondades de la ciencia y el progreso, donde comienza la sistemática exploración del inconsciente; tiempo 
	en que prevalecía una moral ambivalente que exigía disciplinas de tipo militar en los hogares y surgía la 
	figura literaria de Sherlok Holmes.  
	   Drácula fascina. Se considera que tuvo un gran impacto en su época, justo Bram Stoker 
	retrató en ella a su sociedad. Stoker escribió la primera novela gótica no ubicada en tiempos pasados y 
	espacio lejanos. Los hechos se desarrollan en fechas precisas y contemporáneas a su publicación. Introdujo 
	un personaje histórico ya fascinante y misterioso por si mismo: Vlad Tepes. Logró amalgamar elementos que ya 
	existían en otros autores y leyendas sobre vampiros y además los volvió plausibles. A lo largo de la obra 
	existen referencias y argumentaciones científicas frente al inverosímil reto a la razón que provoca la 
	existencia del vampiro. Además hay una riqueza en contenidos sensuales y sexuales, ocultos entre líneas y 
	con poderosas cargas eróticas, disimulados, pero no invisibles, retadores de la moral victoriana. 
	   Drácula apasiona. Quizá te disguste, quizá te fascine… pero una cosa es cierta: jamás 
	pasará desapercibido. Y eso, para mí, es un clásico. 
	Strega   
	Otra vuelta de tuerca (1898) – Henry James
	 Alianza Editorial – El Libro de Bolsillo nº 5566 – 2003 
	 
	   "El mejor cuento de fantasmas jamás escrito", es la más extendida opinión 
	que merece Otra vuelta de tuerca de Henry James a la gran mayoría de críticos y entendidos. 
	   Educadísimo (como en toda su narrativa), James construye una novela inquietante y 
	aterradora, casi claustrofóbica, repleta de la más perfecta y sutil inteligencia. Lo importante no es lo 
	que se cuenta, sino la forma en que se cuenta, dejando al lector en un mar de inquietudes e interrogantes 
	al llegar al apabullante final. 
	   Una mansión, una institutriz, una cocinera y dos niños son los integrantes de unos 
	hechos y acontecimientos espectrales presididos por el espanto: la omnipresente influencia de los fantasmas 
	de la anterior institutriz y el jardinero... ¿Realidad o sueño? 
	   Los fantasmas existen, parece decirnos James, pero habitan dentro de nosotros llegando 
	a modificar de forma terrible la realidad. Si se dice que un niño es una vuelta de tuerca, James da otra 
	vuelta de tuerca al tema de la infancia (sueños, imaginaciones) enfrentada al mundo adulto: la institutriz 
	(realidad, normas, poder, frustraciones, conocimiento, imaginaciones); enfrentamiento presidido por las 
	espectrales presencias, surgidas de... interrogante que se unirá a otros, conduciendo de forma implacable 
	a un paroxístico, inhóspito y terrible desenlace en el que las inquietudes y escalofríos no terminan, al 
	contrario, se hacen más intensos. Ni el elemento de equilibrio que supone el personaje del ama de llaves 
	logra controlar el enrarecido y tenebroso avance de las tinieblas. Todo lo que ocurre lo sabemos de boca 
	de la institutriz pero esto también constituye un alarde de ambigüedad, queriéndonos tranquilizar ante el 
	engañoso hecho de expresarlo una persona adulta y normal. Pero el territorio de la imaginación y el terror 
	pertenece a todos y James también expresa que el territorio del escritor es el de la imaginación y que ésta, 
	a veces, mata. Fascinante. 
	Itaqua   
	La nave abandonada y otros relatos de horror en el mar (1906 – 1914) – William Hope Hodgson
	 Valdemar – El Club Diógenes nº 63 – 2000 
	 
	   El mar siempre ha atraído al hombre con su hechizo: bello y enigmático, inspira de igual 
	manera al poeta y a los amantes. Pero, como toda moneda, tiene otra cara: el mar es un desconocido que oculta 
	en su seno demasiados misterios, algunos de ellos aterradores. El hombre siente por él respeto, miedo o incluso 
	pavor. El mar puede matar. 
	   Más allá de Coleridge, si ha habido un autor capaz de juntar lo bello y lo horrible del 
	océano en sus relatos, ése es Hodgson. Buen novelista pero ante todo magnífico cuentista, nos describe, desde 
	su propia experiencia, los avatares y los terrores del marino de finales del siglo XIX. 
	   Dentro de su producción destaca La nave abandonada, la que podría ser considerada 
	como su compilación de relatos por excelencia. A través de los relatos en ella incluidos toca las grandes 
	temáticas de la literatura de terror naval: las naves abandonadas, los naufragios y los habitantes de 
	ambos. Resulta tarea difícil destacar un relato concreto. Mismamente, el que da título a la compilación: una 
	narración lenta pero no sosegada, cargada de una atmósfera de horror que con gusto habría tomado como propia 
	el mismísimo Lovecraft (admirador confeso de Hodgson). Otro de los cuentos, "Una voz en la noche", está por 
	méritos propios entre los mejores relatos de terror de toda la historia: angustioso, oscuro, desesperado, 
	retuerce de una manera magistral la idea de sobrevivir a un naufragio, convirtiendo la fortuna inicial de 
	verse vivo en una maldición. En contraste a estos relatos, lentos y de opresivo ambiente lleno de maldad y 
	fatalidad inhumanas, en "Los habitantes de la isleta Middle" hay que destacar (aparte de la atmósfera) la 
	imagen final, sencilla pero que en su claridad es tan intensa que puede perseguir al lector de por vida, 
	obligándole a mirar con temor la superficie de las aguas. 
	   Mención aparte (porque este relato no es terror) merece la encantadora fantasía de 
	"El regreso al hogar del Shamraken" 
	   En resumen, un libro que (nunca mejor dicho) sumerge al lector en los terrores ocultos 
	bajo la superficie del mar, una compilación que es la mejor aproximación posible a uno de los cuentistas 
	por excelencia dentro del género de terror. 
	Francisco Ruiz Fernández (Hger)   
	El Golem (1915) – Gustav Meyrink
	 Tusquets Editores – Colección Fábula Tusquets nº 22 – 1995 
	 
	   Fascinación es la palabra. 
	   La Praga del gueto judío y sus leyendas; el relato criminal; el expresionismo de un 
	estilo entrecortado y de poderosas imágenes; el barroquismo de descripciones y personajes que se suceden 
	con enloquecedora profusión; los saberes esotéricos; el camino, cargado de presagios y símbolos, de la 
	iluminación; las religiones judía y budista; y, como hilo conductor, como epítome de toda experiencia sagrada 
	y espiritual, la Cábala. Todo expuesto en un fárrago genial, delirante, visionario, que se mantiene en pie 
	con firmeza gracias a la prosa excepcional de Gustav Meyrink. Aquí tendríamos el germen, el barro primigenio 
	con el que nuestro autor dio vida a su obra. 
	   Meyrink plantea El Golem como un viaje iniciático: el de Athanasius Pernath hacia 
	la iluminación. Como este camino implica "que en nuestra vida se injerten dos vidas", Meyrink construye 
	su obra bajo el signo del doble. El propio Pernath y el Golem, pero también la vida pasada de Pernath, un loco 
	ingresado en un manicomio, y la actual, en la que no recuerda nada de esto. A la iluminación, al saber, opone 
	las visiones de delirio, de locura, la alteración del punto de vista: la Torá y el tarot. Palabras usadas 
	como tales, un instrumento de comunicación, pero también palabras que no sólo nombran sino que contienen 
	la esencia de las cosas (la Cábala): de ahí quizá sus frases cargadas de doble sentido. Esta idea del doble 
	alcanza también a casi todos los personajes: todo personaje negativo tiene su opuesto. La misma estructura de 
	la novela consiste en la inserción de una vida en otra. Y, claro, el hermafrodita. Pero todo esto no tendría 
	valor si Meyrink no lo transformara, acto alquímico real, en literatura, en imágenes de una fuerza imborrable. 
	Una niebla que nos envuelve y nos lleva de la mano hacia el horror, sí, pero también a la belleza. 
	   Las leyendas relativas a la forma de dar vida al Golem son innumerables, pero la 
	tradición nos ha legado dos que quizá destaquen sobre las demás: la del rabino Löw, consistente en 
	introducir en la boca de la criatura de barro un papel en el que se halle escrito el nombre impronunciable 
	de Dios (el schem); y la del rabino Elijahu de Chelm, la cual consiste en grabar en la frente del ser la 
	palabra Emet (Verdad): borrando la e inicial se produce la muerte (Met) del Golem. Pero, curiosamente, si 
	bien Meyrink hace alusión a la primera, se aleja de ambas y nos muestra un Golem simbólico, un Golem cuya 
	aparición viene antecedida por presagios y cuyo significado supone una anunciación de algún desastre para 
	la comunidad judía. El estilo convulso de la novela devendría así un reflejo de la época y el lugar en los 
	que Meyrink vivió. 
	   Cuando Meyrink escribió El Golem el gueto judío ya no existía. Sólo algunos 
	edificios (las sinagogas, el cementerio...) se habían salvado de la ley de saneamiento de Praga. Rememora 
	pues una Praga fantasmal, habitada por hombres que más asemejan espectros. El antropomorfismo, siempre 
	desviado, siempre monstruoso, o cualidades de seres terribles y amenazantes, de puras bestias, adormecidas 
	en apariencia pero siempre al acecho, son aplicados de manera continua en las descripciones del gueto.  
	Fascinación, al fin, es la palabra. Fascinación animada por un puñado de resortes, un puzzle de mágicas 
	piezas: un Golem de papel. 
	Llosef   
	Corazones perdidos (1890 – 1927) – M. R. James
	 Valdemar – Valdemar Gótica nº 25 – 1997 
	 
	   Al pensar en una historia de fantasmas, a menudo nos viene a la mente una historia 
	ambientada en una mansión victoriana, en un sombrío y húmedo bosque e, incluso, en las neblinosas calles 
	del Londres de finales del siglo XIX. Todos estos escenarios llegaron a nosotros gracias a la gran tradición 
	anglosajona por las historias de terror. Cuando la novela gótica entró en decadencia llegó el momento de 
	esplendor de la ghost story, y aquél que la llevó a su máxima expresión fue, sin duda, Montague 
	Rhodes James. 
	   James, preboste del prestigioso colegio de Eton durante gran parte de su vida, empezó 
	a escribir sus relatos para amenizar las veladas navideñas de sus alumnos. Su obra consta de 31 relatos 
	fantasmales (además de numerosos estudios no relacionados con el género) reunidos de forma íntegra en esta 
	magnífica edición de Valdemar.  
	   Pero el lector que abra este libro no se encontrará ante simples historietas de 
	fantasmas fácilmente olvidables. James aborda sus temas de una manera ligera y frecuentemente coloquial, 
	pero esa apariencia tan solo le sirve para crear una ilusión de acontecimientos cotidianos en los que 
	introducir sus fenómenos anormales cauta y gradualmente, realzándolos a cada paso con detalles sencillos 
	y prosaicos, hasta el punto en que el protagonista se ve envuelto en una maraña terroríficamente 
	fantasmagórica a la que no sabe cómo ha llegado y de la que no puede escapar. 
	   El autor también desarrolla un nuevo tipo de fantasma, completamente distinto de 
	los viejos espectros góticos. Los pálidos y majestuosos fantasmas etéreos evolucionan gracias a M. R. 
	James en seres sucios, peludos y grotescos; abominaciones perezosas e informes de la noche, a medio 
	camino entre el hombre y lo animal, que muchas veces provocan antes asco que terror, puesto que cuando 
	llegamos a verlas ya están demasiado cerca de nosotros. Mayormente, estos espectros tienen una 
	constitución de lo más excéntrica: entidades esqueléticas vestidas con harapientos ropajes, una 
	sábana arrugada, inocentes cortinajes o un pequeño dibujo en un grabado.  
	   James es un gran conocedor de los sentimientos humanos y sabe perfectamente cómo 
	inducir el miedo. No hay mejor elección a la hora de disfrutar del paradigma del cuento de terror del 
	siglo XIX: la ghost story de James, por favor. 
	Joan Escudé González (MONZO)   
	El gran dios Pan y otras historias de terror sobrenatural (1894 – 1936) – Arthur Machen
	 Valdemar – Valdemar Gótica nº 33 – 1999 
	 
	   De Arthur Machen ha hablado bien gente tan entendida en literatura de terror como Jorge 
	Luis Borges o H. P. Lovecraft. De hecho, Machen puede considerarse la influencia más importante de este 
	último. Como tantos escritores británicos entre los siglos XIX y XX, nuestro autor fue un asiduo cultivador 
	del cuento sobrenatural, siguiendo una tradición muy anglosajona y que se remonta a los años de las 
	narraciones góticas. Pero Machen fue más allá que muchos de sus coetáneos. En vez de seguir copiando los 
	modelos de las ghost stories de Sheridan Le Fanu o M. R. James, el galés decidió crear algo nuevo, 
	en parte fruto del pasado céltico de su terruño y en parte crítica entre seria y burlona de los adelantos 
	de la ciencia moderna. Esta novedad sería más tarde bautizada por Lovecraft como terror preternatural y 
	tendría como principal rasgo definitorio la existencia de una serie de fuerzas malignas que utilizan a los 
	seres humanos como juguetes con los divertirse y ante las que estamos totalmente indefensos. Aunque 
	Machen escribiría un puñado de novelas nada despreciables (Los tres impostores, El terror) sus 
	ideas se plasmaron mejor en el cuento corto, siendo este título, sin duda, la mejor colección disponible de 
	sus relatos que, hoy por hoy, existe en el mercado editorial. El horror a esas fuerzas ignotas más antiguas 
	que el hombre aparece con una potencia y un lirismo impresionantes en cuentos como "El gran dios Pan", 
	"La novela del sello negro", "El pueblo blanco" o "La pirámide resplandeciente". El horror que aquí 
	entrevemos (Machen nunca cae en el mal gusto de mostrárnoslo de una forma clara) quiebra totalmente nuestra 
	fe en el progreso y nos muestra cuan fina es la capa que separa nuestra civilización de la barbarie. Por 
	supuesto, hay aquí otros muchos cuentos igual de magníficos (en total 14) y más registros que éste que 
	acabo de mencionar (sin ir más lejos "Un chico listo" es un perfecto ejemplo de historia con psicópata). Lo 
	cual es, únicamente, otro acicate para leer a Machen, algo más que uno de los precursores de Lovecraft. 
	Iván Fernández Balbuena (cebra)   
	En las montañas de la locura (1936) – H. P. Lovecraft
	 Valdemar – El Club Diógenes nº 216 – 2004 
	 
	   Un superviviente de una malograda expedición antártica promovida por la universidad 
	de Miskatonic, a la vista de los planes de la comunidad científica para explorar en profundidad el 
	continente blanco, decide romper su silencio y contar la verdad sobre lo que les ocurrió allí. Quiere evitar a toda costa que la humanidad se adentre en la Antártida. 
	   Ésa es la premisa con la que arranca esta novela, un viaje hacia la locura narrado en 
	primera persona. El protagonista nos relata cómo el hallazgo de un fósil imposible hace que la expedición, 
	inicialmente centrada en el estudio geológico del terreno, tome un rumbo muy diferente. 
	   A partir de ese momento, los descubrimientos se suceden uno tras otro y tanto el narrador 
	como el lector nos veremos arrastrados a terrenos cada vez más y más extraños, descritos con una minuciosidad 
	casi documental, lo que conferirá aún más verosimilitud a la historia. Asimismo, por sus páginas desfilarán 
	términos y nombres que al conocedor de la obra de Lovecraft le resultarán más que familiares, mientras que 
	despertarán el interés del no versado (o por lo menos eso fue lo que me sucedió a mí cuando leí este libro, 
	lo primero que caía en mis manos de Lovecraft.) 
	   Nadie como Lovecraft supo describir lo ajeno, lo extraño, lo inhumano. El genio de 
	Providence construyó con sus historias una verdadera mitología del horror y además logró retratarla con 
	una fuerza sorprendente gracias a su peculiar estilo narrativo, denso, cargado de resonancias oscuras y en 
	el que a veces lo que no se muestra es aún más pavoroso de lo que se deja ver. En las montañas de la locura es una muestra 
	excelente de ello. 
	Jose Antonio Cotrina (Larnax)   
	Los mitos de Cthulhu (1891 – 1964) – Varios autores
	 Alianza Editorial – Biblioteca de Fantasía y Terror nº 8155 – 2002 
	 
	   Resulta difícil seleccionar un solo libro para reseñar y dar una opinión, pero esta 
	edición de los Mitos tiene bastantes razones para ser escogida: ofrece un extenso panorama 
	temporal que abarca de 1891 a 1964; un amplio grupo de escritores (15) con ideas y estilos personales, 
	aunque conforman un conjunto suficientemente homogéneo para que tenga un título común y alusivo a todos 
	los relatos; calidad literaria, facilidad de lectura y originalidad frente a todo lo anterior; y, por 
	último pero no menos importante, un magnífico trabajo de Llopis como Editor, y de F.Torres Oliver como 
	traductor. 
	   La edición, estructurada en tres bloques-libros, presenta un panorama cronológico de 
	los relatos y la evolución del concepto Mitos de Cthulhu 
	   Introducción: La edición presenta un estupendo ensayo firmado por Llopis que abre el 
	libro, introduciéndonos en el concepto de los Mitos y dando las claves básicas para comprender su génesis 
	y evolución. 
	
	   Primer libro – Los Precursores(1891 – 1919): Con los autores sería suficiente, pero 
	la selección de relatos es inmejorable. Después de leerlos te lanzas a buscar otras cosas de Machen, 
	Blackwood, Bierce, Chambers,... y te preguntas ¿cómo es que no conocía yo a estos autores? Parafraseando 
	a King (en sus opiniones sobre Barker), parece que el resto de autores han permanecido estáticos en los 
	próximos 80 años. 
	   Segundo libro – Los Mitos (1923 – 1936): Éste es el Corazón del Ángel. Llopis deja 
	en la Introducción a este segundo libro la lista ordenada de los escritos por HPL. En este libro la 
	Cosmogonía de Cthulhu se desarrolla con la panoplia de Dioses y hace que te empieces a encoger en tu asiento 
	según avanzas en la lectura. Pero, especialmente te arrugan las posibilidades que entrevés de la 
	lectura. Te identificas con todos y cada uno de los personajes, ya que al final, todos los relatos 
	enfrentan al individuo (único, solo y sin compañía) al miedo ancestral: la desaparición de la especie 
	humana. Y aunque el individuo sale adelante en ocasiones, las expectativas de futuro que quedan al 
	terminar cada relato son nulas, inexistentes. Especial atención al ambiente y más en concreto a la 
	trasgresión de las reglas del Espacio Euclídeo en "Los perros de Tíndalos" o con el Trapezoedro 
	Resplandeciente (como mínimo inquietante). 
	   De los autores poco que decir: simplemente los mejores (H. P. Lovecraft, C. A. Smith, 
	R. E. Howard, R. Bloch –jovencito prometedor en aquellos tiempos–,...) 
	   Tercer libro – Los Mitos Póstumos (1951 – 1964): El más corto en extensión (páginas, 
	relatos, autores). Entiendo que es difícil escoger, y la selección de este tercer libro aporta calidad 
	sobre todo. Todos los relatos (excepto la humorada de Perucho) mantienen el nivel del segundo libro (cosa 
	que no se puede decir de otras antologías post HPL). Tiene que ver también el hecho de que más del 50% del 
	texto y los relatos que forman este libro tienen el sello del Maestro, bien por ser sus propias ideas 
	"redondeadas" ("La hoya de las brujas"), "desarrolladas" ("El sello de R’Lyeh") o continuadas ("La sombra que 
	huyó del chapitel"). Vaya un "bravo" por el relato de Ramsey Campbell, que prometía tanto entonces.  
	   Esto no es todo amigos – Bibliografía: Cuando terminas de leer los relatos, te 
	encuentras con el principio de todo buen seguidor de Cthulhu: la Bibliografía. El trabajo metódico de Llopis 
	es encomiable. Una bibliografía organizada: Global y Temática, con todos los libros utilizados, textos 
	originales utilizados, libros, relatos, conferencias, artículos, revistas,… 
	
	   Ah, y si te quedan dudas, todo esto empaquetado en un solo libro a precio moderado. 
	Jooseluis   
	La casa infernal (1971) – Richard Matheson
	 La Factoría de Ideas – Solaris Terror nº 5 – 2003 
	 
	   Cuando Narciso Ibáñez Serrador presentó "La leyenda de la mansión del infierno", de 
	John Hough, en su programa Mis terrores favoritos, tuvo que pedir disculpas a los espectadores: no 
	había visto la película y las críticas en su contra habían sido feroces, tratándola como un subproducto 
	erótico-terrorífico de serie Z. 
	   Fue una de las emisiones más memorables del programa. 
	   Y no es para menos. Richard Matheson desarrolló el guión a partir de (o en paralelo 
	a) su novela, La casa infernal; la mansión, perteneciente al desaparecido Belasco (trasunto de 
	Aleister Crowley), en la que tienen lugar una serie de fenómenos paranormales, es la protagonista 
	absoluta de la narración. En ella, el grupo de investigadores (compuesto por un par de mediums, un 
	"investigador psíquico" y la mujer de éste) son manipulados por las fuerzas que la ocupan hasta llegar 
	al desenlace. 
	   Matheson hace gala de sus conocimientos sobre estos fenómenos, brindando un amplio 
	surtido de ellos. Evita caer en la narración lenta de otras novelas del mismo estilo aplicando un lenguaje 
	cinematográfico, de ritmo ágil, en el que se eluden descripciones recargadas y priman el diálogo y la 
	acción. No profundiza en los personajes, no es necesario: lo importante no son los protagonistas en sí 
	sino la influencia que ejerce la casa en sus comportamientos. 
	   El mantenimiento del suspense, algunos golpes de efecto bien medidos y unos cuantos 
	toques de sexo y gore (de los que tanto abusaría el género después), dan lugar a una novela que, 
	parafraseando al autor, bien podría denominarse como "el Everest de las narraciones sobre casas encantadas". 
	José M. Cárdenas (Inno)   
	El exorcista (1972) – William Peter Blaty
	 Ediciones B – VIB nº 135 – 1996 
	 
	   "Como el maldito y fugaz destello de explosiones solares que sólo impresionan 
	borrosamente los ojos de los ciegos, el comienzo del horror pasó casi inadvertido" […] Así da comienzo, 
	tras un sugerente prólogo, una de las novelas más aterradoras de la literatura moderna. 
	   Es ésta una historia de terror puro y duro, pero también, y casi al mismo nivel, 
	una novela de personajes. Estos tienen un peso específico capital para Blatty, así como las relaciones 
	que se establecen entre ellos: Chris MacNeil, luchando contra viento y marea por salvar a su hija de la 
	tortura a la que está siendo sometida; Damien Karras, el sacerdote y psiquiatra lleno de dudas y de una 
	inmensa generosidad; el bonachón y sagaz teniente Kinderman, ocupado en esclarecer un salvaje asesinato; 
	los criados de Chris, prisioneros de un drama íntimo sobrecogedor; el Padre Merrin, que se 
	enfrentará a "un viejo enemigo", como él mismo presiente en Iraq meses antes de que el duelo 
	tenga lugar; y la niña, Regan, víctima de una posesión diabólica que acaso nunca sepamos si es del todo 
	real o fruto de un trastorno psicológico. 
	   El autor despliega un inmenso talento para sugerir el horror antes de mostrarlo en 
	toda su crudeza, de modo que la narración avanza de forma sutil pero implacable. A través de los 
	detalles más cotidianos primero: un objeto cambiado de sitio, un sonido anormal, un mal sueño, una simple 
	frase cargada de intencionalidad (estremecedor el momento en que Regan le dice a su madre: "Mamá, 
	¿qué me pasa?"), hasta desembocar en un clímax pocas veces igualado en el género. 
	   Otro de los puntos fuertes de Blatty son sus diálogos. Ágiles, poderosos… diálogos 
	que muchas veces muestran más claramente el terror, que las propias descripciones de lo que ocurre.   
	   En la novela hay momentos llenos de intensidad dramática en el más amplio sentido de 
	la palabra: Karras visitando a su madre en ese barrio sucio y deprimente, la fiesta en casa de Chris 
	donde tendrán lugar las primeras manifestaciones evidentes del horror, la sesión de hipnosis a la que 
	Regan es sometida… 
	   La estructura está cuidada al máximo, quedando patente 
	un gran esfuerzo en la narración verosímil de los acontecimientos. Desde la búsqueda incesante de 
	una explicación médica y racional a la situación por la que atraviesa la niña llevada a cabo por la 
	madre, hasta la investigación del Padre Karras acerca de lo que puede estar sucediendo desde el punto 
	de vista teológico y paranormal. 
	   Y todo ello, narrado con ritmo incesante. Sin resultar nunca precipitado ni frenético, 
	pero sin permitir un solo respiro al lector. Nos hallamos, muy probablemente, ante la novela más terrorífica 
	que jamás se ha escrito, pero también ante un gran libro, independientemente de su género. Tan sólo apto 
	para lectores de nervios templados, eso sí. 
	Javier Garrido (Tyla)   
	El misterio de Salem´s Lot (1975) – Stephen King
	 Debolsillo – Bestseller Debolsillo nº 102 (6) – 2004 
	 
	   Stephen King es uno de los nombres que primero vienen a la mente cuando se habla 
	de terror literario. Aunque su carácter de autor de bestsellers y su indudable declive en los 
	últimos años le han ganado muchas antipatías entre los aficionados, lo cierto es que su influencia en el 
	género tal y como hoy lo entendemos ha sido enorme –sólo pensemos en la cantidad de clones del de Maine 
	que pueblan hoy las estaterías de las librerías– y tiene, en especial en su primera etapa, un buen puñado 
	de obras memorables. Obras como El misterio de Salem’s Lot.  
	   Ben Mears, escritor, regresa al pueblo en que transcurrió parte de su infancia en busca 
	de inspiración para su próximo libro y, tal vez, para librarse de los demonios que le persiguen tras la 
	traumática muerte de su esposa. Pero el pueblo tiene también los suyos propios, y Ben no es el único que 
	ha decidido instalarse allí. Poco después de que una extraña pareja de comerciantes adquiera la embrujada 
	casa Marsten, comienzan a sucederse una serie de desapariciones y misteriosos fallecimientos para los que 
	Ben y los suyos sólo encuentran una explicación aparentemente imposible: vampiros...  
	   El misterio de Salem’s Lot aúna muchos de los elementos característicos en King. 
	El protagonista trasunto del propio autor; el pequeño pueblo que, dibujado con un realismo y un detalle 
	sobrecogedores (con sus habitantes, su historia, sus pequeños y grandes secretos), refleja fielmente la 
	sociedad rural de Nueva Inglaterra que King demuestra conocer en profundidad; los personajes creíbles, a 
	los que es capaz de dotar de vida en apenas un par de párrafos; y el Mal, con mayúscula, encarnado en esta 
	ocasión en una devastadora plaga vampírica que se infiltra sutilmente en ese microcosmos alterándolo por 
	completo sin que nadie, salvo unos pocos, se dé cuenta ni pueda hacer nada por detenerlo. Stephen King nos 
	trae la lucha entre el Bien y el Mal al mundo cotidiano, un mundo que todos reconoceremos en mayor o menor 
	medida, y ahí reside la mayor fuerza de esta novela: en que todo resulta escalofriantemente real. Y nos 
	hace pensar que si los vampiros existieran, se comportarían como lo hacen en El misterio de Salem’s 
	Lot. 
	   O que si el Mal existe puede que esté tan enraizado entre nosotros, que, como los 
	habitantes del pueblo, ni siquiera nos demos cuenta. 
	Jairo Ríos (Xnthós)   
	La cámara sangrienta (1979) – Angela Carter
	 Minotauro – 1991 
	 
	   Es difícil olvidarse de los terrores que nos asaltan durante la infancia; despertar 
	en plena noche encogido bajo las mantas, aterrado por la oscuridad que te rodea, por un miedo indefinible 
	que en cualquier momento puede cerrar su mano terrible sobre ti. Esos miedos, los más delicados y puros, 
	son el cerebro y corazón de los cuentos infantiles, los que toman forma del lobo, las brujas y el ogro 
	que te atrapan para luego devorarte. 
	   Leyendo La cámara sangrienta no cuesta mucho imaginar a Angela Carter evocando 
	esos temores vividos en las noches al calor de una cocina de carbón en Yorkshire durante la II Guerra 
	Mundial, estremeciéndose mientras su abuela materna le relataba los cuentos infantiles del acervo popular. 
	Historias que, en su forma más arcana, bullían con las turbulentas aguas de los terrores ancestrales; 
	las tensiones sexuales íntimamente ligadas a la muerte; la violencia y el miedo, mucho miedo. Porque, en 
	última instancia, bajo esas corrientes oscuras se agazapa el espanto existencial, la impotencia ante la 
	fuerza irracional del destino, la cruel indiferencia del universo.  
	   Así, a la hora de acometer la revisión de los cuentos infantiles de toda la vida, 
	Angela Carter despoja dichos relatos de los ropajes moralistas que, con el tiempo, habían cubierto 
	pudorosamente su brutalidad primitiva, escarbando en sus entrañas para sacar a la luz el terror abisal 
	que dormita bajo las apacibles aguas de las advertencias sencillas para evitar situaciones peligrosas. 
	Advertencias que, a su vez, son subvertidas con el objeto de mostrar los crudos mecanismos de la 
	dominación y sometimiento a los que se ve sometida la condición femenina ante el elemento masculino. 
	   En "La cámara sangrienta" Barbazul, plutócrata de exquisita depravación, compra con 
	su opulencia a una muchacha virgen y pobre para enjaularla en su lujoso castillo e iniciarla en los placeres 
	de la perversión, recreándose en la corrupción de su inocencia como si de un despiadado marqués De Sade se 
	tratara. La Bella es simple moneda de cambio entre su padre y La Bestia, perdiendo su libertad hasta 
	que supera su terror al despertar sexual y se acerca a él en igualdad de condiciones, creando su propio 
	lenguaje del deseo femenino en "La prometida del tigre". El héroe solar del siglo XX, tecnológico y virgen, 
	liquida el reinado de la diosa lunar con su beso abrasador en "La dama de la casa del amor", revisitación 
	en clave vampírica de "La bella durmiente". Y en los relatos sobre licántropos se explora el antiguo 
	significado del cuento de Caperucita; la muchacha que acaba de alcanzar la madurez sexual y se enfrenta 
	a la sexualidad masculina y salvaje para, finalmente, triunfar sobre el lobo con una carcajada. 
	   Y en todo momento, tomando el puesto de una Mamá Ganso postmoderna, Angela Carter 
	utiliza el lenguaje narrativo como herramienta fundamental, manejándolo con tanta inteligencia y brillantez, 
	con tan lujuriosa y desvergonzada exhuberancia, que dan ganas de acostarse con ella. Prosa decadente, 
	barroca, sensual, hermosísima, perversa incluso; no duda en recurrir al erotismo y la pornografía como 
	armas subversivas contra la asfixiante visión, impuesta y patriarcal del sexo. Devuelve al género de terror 
	a su original condición de poderoso y sutil vehículo de las ideas más perturbadoras, inquietantes y 
	ofensivas para el orden establecido. 
	Alfonso García (fonz)   
	Libros de sangre (1984) – Clive Barker
	 La Factoría de Ideas – Solaris Terror nº 13 – 2004 
	 
	   Clive Barker ha sido el último gran nombre del género, el último renovador en un 
	panorama cultural que camina hacia el colapso. Libros de sangre, una serie de antologías disponible 
	sólo en parte en castellano, es su obra más lograda, impactante y, sobre todo, terroríficamente deliciosa. 
	Este conjunto de relatos lo consagra como un cuentista excepcional, dotado no sólo de una imaginería vigorosa, 
	magnética, ya clásica, sino de una notable capacidad de síntesis y de fabulación. 
	   Clive Barker se mueve en estos relatos con maestría, manejando con habilidad las 
	tensiones del cuento, para lograr bien desarrollos in crescendo o bien una inmersión violenta en su 
	poderoso universo. Sabe dosificar perfectamente la información y alimentar el horror con la plasticidad y 
	el impacto de sus imágenes. 
	   Barker no es un autor de sugerencia, como lo fueron los grandes narradores de terror 
	anteriores. Barker es potencia, fuerza; es una virulenta avalancha de perversión desbocada. Es descarnadamente 
	explícito, pero su brutalidad no está exenta de lirismo. Refleja un mundo de impulsos irrefrenables, que 
	devoran al individuo y que arremeten con violencia contra la realidad. Las constantes de estas piezas y 
	de su ficción son la deformación y la tortura de la carne, el sexo sin tapujos y la sangre que mana como 
	símbolo de la muerte, todas ellas envueltas en una atmósfera de enfermiza degradación inigualable. 
	   Por todo ello, se le ha encasillado como icono del gore. Pero Barker es mucho más, 
	es un narrador multidisciplinar, consciente de su tradición, que pone toda la carne en el asador para 
	reinventarla y abrir puertas a una realidad que nos negamos a ver, pues su universo es el nuestro, donde 
	el ser humano es un ser frágil que sucumbe ante la muerte y la maldad. Sencillamente, es más fácil y seguro 
	mirar para otro lado. 
	Alberto García-Teresa (A. García-Teresa)   
	La fase del Rubí (1987) – Pilar Pedraza
	 Tusquets Editores – La Flauta Mágica nº 7 – 1987 
	 
	   La trayectoria de Pilar Pedraza (Toledo, 1951) en el fantástico patrio se extiende 
	ya a lo largo de varias décadas de encomiable dedicación al género, por lo que es de justicia que una de 
	sus obras aparezca en esta selección de veinticinco fundamentales. 
	   Arena de otro costal era decidirse por una en concreto, habida cuenta de que varias 
	de ellas atesoran las suficientes virtudes como para merecer su inclusión, desde Las joyas de la 
	serpiente a recopilaciones de cuentos como Arcano 13. Lo que me ha hecho elegir La fase del 
	rubí es que quizá sea su obra más redonda hasta la fecha, una especie de crisol de las excelencias de 
	su literatura, perfecta amalgama de los temas y maneras a los que se ha mantenido fiel a lo largo de 
	estos años. 
	   Los típicos habitantes de un pueblecito castellano del siglo XVII, con su médico, 
	su notario, su cura, sus viejas chismosas y la ominosa sombra de un todavía poderoso Santo Oficio 
	planeando sobre todos ellos, sirven a Pedraza para construir una trama en la que juega con los tópicos 
	del gótico más recalcitrante y, a la vez que los subvierte, los trata con el cariño de quien los ama. 
	   Desde la deslumbrante presentación del personaje de Imperatrice, la bella protagonista 
	situada más allá del bien y del mal e inspirada claramente en la infame condesa Báthory, hasta su perfecto 
	final, la novela es todo un muestrario de clichés del terror de toda la vida: hay conventos en cuyas 
	lóbregas celdas las inocentes monjitas reciben visitas de indeseables espíritus; hay muertos redivivos; 
	hay aquelarres a los que las brujas llegan en sus escobas voladoras y en los que hace su aparición, cómo 
	no, el mismísimo Satán; hay vampiros; hay oscuros calabozos donde los verdugos de la Santa Inquisición 
	llevan a cabo sus infames torturas; hay autos de fe y ejecuciones en la hoguera… un festín sin desperdicio 
	para el aficionado al género que, arropado por la certera y preciosista prosa de una autora en estado de 
	gracia, convierte a La fase del rubí en la mejor novela gótica que se haya escrito hasta el momento 
	en castellano. 
	Javier Vidiella (fjvidiella)   
	El sol de medianoche (1989) – Ramsey Campbell
	 Grijalbo Mondadori – Grijalbo Bestseller Paperback – 1993 
	 
	   Ramsey Campbell es uno de los escritores de fantasía oscura y terror más importantes 
	del siglo pasado. Su estilo personal e inconfundible a la hora de abordar temáticas clásicas y la excelente 
	atmósfera que impregna todas sus obras le hacen merecedor de un puesto de honor entre los autores más 
	relevantes del género, tanto en el ámbito del relato corto como en el de novela. Es, además, una persona 
	comprometida: presidente de la British Fantasy Society y antologista de numerosos libros de horror, presta 
	su apoyo a nuevos autores y revistas de aficionados al género. Ha sido traducido a varios idiomas, ha 
	ganado multitud de premios, se han adaptado novelas suyas –curiosamente, por directores españoles– a la 
	gran pantalla y está considerado el mejor escritor británico de terror en activo. 
	   El sol de medianoche representa uno de los momentos álgidos de su carrera. 
	Novela que cumple con la estructura habitual de sus mejores obras (tragedia ocurrida en el pasado y 
	relegada al olvido por los protagonistas reaparece en el presente y sirve de desencadenante del horror), 
	nos presenta a uno de sus personajes más sensibles, Ben Sterling, escritor de cuentos infantiles que 
	pierde todo lo que posee al volver a Stargrave, el lugar en el que falleció su abuelo en extrañas 
	circunstancias. Pero si hay un protagonista en esta obra es, sin duda alguna, el frío. Un frío omnipresente 
	y aterrador, una entidad vida que devora a los seres humanos, reduciéndolos a meros figurantes cuando 
	hace acto de presencia. La novela goza de una excelente ambientación y una atmósfera opresiva, así 
	como de ritmo pausado, intimista, adecuado a la historia narrada, que se fusiona a la perfección con un 
	estilo poético y muy cuidado. Se descubre también en la novela el cariño que Cambpell siente por la obra 
	de autores clásicos como Blackwood, Lovecraft o Machen, enfrentando a la familia Sterling a horrores 
	cósmicos que están más allá del entendimiento humano. 
	   En definitiva, una excelente muestra del buen hacer de uno de los mejores escritores 
	de horror de la historia, injustamente relegado a un segundo plano por un público acostumbrado a tramas 
	más dinámicas y estilos más directos. 
	Santiago Eximeno (Qliphoth)   
	The ring (1991) – Koji Suzuki
	 Mondadori – Literatura Mondadori nº 232 – 2004 
	 
	   Ésta es una novela hipnótica que no permite descanso alguno ni a sus personajes ni, 
	por ende, al lector. Una magistral lección de buena narrativa que agobia, rompe esquemas e incomoda en 
	nuestros miedos más irracionales. En The ring nada es realmente original y al mismo tiempo lo es 
	todo: un fantasma aliado con la tecnología, una clásica historia de maldición mortal y un descenso al 
	terror, simbolizado por un pozo oculto del que brota el mal. El mal como entidad, que no hace distinciones; 
	un mal que sólo busca expandirse, que sólo busca destrucción.  
	   La novela está narrada con un excelente pulso narrativo: lenta y pausadamente al 
	comienzo, con un paulatino incremento de la tensión y el suspense, hasta alcanzar el terror, absoluto y 
	sin paliativos. Los personajes son convincentes y su desarrollo psicológico no tiene fisuras: el momento 
	culminante del descenso a ese lugar maldito, origen y fuente del mal, está narrado con tal perfección 
	que el lector siente que está ahí, y el horror animal y enloquecido del protagonista se comunica con el 
	que se vive a través de las páginas. Es difícil no atropellarse leyendo el momento en que todo parece 
	llegar al clímax: la tensión es palpable y la pulsión por continuar no concede tregua. El lector 
	está tan atrapado como los personajes, y la lucha por sobrevivir trasciende a las palabras, llega casi a 
	los sentidos. 
	   El argumento gira alrededor de lo que en principio sólo aparenta ser una leyenda 
	urbana: una cinta de vídeo maldita que, al cabo de una semana, acaba con la vida de quienes la han visto. 
	El periodista Kazuyuki Asakawa decide investigar el rumor, lo que le conduce directamente a localizar la 
	cinta en cuestión y, tras visualizarla, a comprender que todo es real: tiene siete días para neutralizar 
	la maldición y detener así una muerte ineludible a la que también están abocados, por simple casualidad, 
	su mujer y su hija. Acompañado de su amigo Ryuji, entra en una carrera con la muerte, y a través de la 
	frenética investigación que emprenden se desvela la existencia de quien parece ser la responsable de 
	todo: una inquietante mujer, Sadako Yamamura, desaparecida años atrás en circunstancias misteriosas. 
	   En la adaptación al cine de Hideo Nakata, es quizá el personaje de Sadako el que 
	sufre más cambios. Está dotado de una cualidad casi lovecraftiana, de mal primigenio, del que la Sadako 
	literaria carece. No obstante, la aureola inquietante, de alma ultrajada, y, sobre todo, el ignorado 
	pero gran potencial de la mente del personaje literario, le concede una verosimilitud mayor. 
	   El fantasma tradicional japonés es una mujer eternamente doblegada bajo el peso de 
	una sociedad profundamente misógina, que surge tras la muerte convertida en un espectro vengativo. El 
	elemento catalizador, en la cultura japonesa, es el agua estancada: ese pozo emblemático y aterrador 
	que aguarda a los personajes y al lector para mostrar el potencial de su odio. Odio que la tecnología 
	contribuye a expandir, en un predecible apocalipsis espectral, al igual que sucede en el magistral 
	film Kairo de Kiyoshi Kurosawa. 
	   La mayor lectura de esta gran novela es que para el terror no hay fronteras; ni 
	siquiera culturales. Los occidentales podemos volver a temblar con la irrupción de los fantasmas orientales, 
	aliados con una tecnología que se nos ha vuelto enemiga: en la oscuridad, una figura inmóvil, vestida de 
	blanco, de largo pelo negro, acecha en nuestros sueños. 
	María José Vilches  (Alba)   
	Felices pesadillas y Malos sueños (1821 – 1991) – Varios autores
	 Valdemar – El Club Diógenes nº 200 – 2003
	 Valdemar – El Club Diógenes nº 214 – 2004 
	 
	   Setenta y seis relatos en casi dos mil páginas. Es el inmenso legado de la editorial 
	Valdemar al aficionado español al terror. En estas dos antologías se reúne buena parte del mejor material 
	aparecido en la exquisita editorial madrileña. Se puede adquirir como una guía de lectura del género en la 
	que están muy bien representados todos los autores importantes, con algunas de sus obras capitales que 
	aparecen en orden cronológico. El libro de texto obligatorio, si alguna vez se impartiese el Terror Moderno 
	como asignatura en el programa de estudios de alguna facultad de Filología carente de prejuicios. 
	   Valdemar siempre ha destacado por su querencia hacia la novela gótica y la fantasía
	francófona. Por este motivo, podemos leer historias clásicas como "Rip Van Winkle", de Washington Irving, 
	"Los hechos del señor Valdemar", de Edgar Allan Poe, "La muerta enamorada", de Théophile Gautier y 
	"El espectro de Olivier", de Charles Nodier. También podemos leer historias definitivas para entender la 
	formulación del terror victoriano y entender la revolución que supuso la irrupción de H. P. Lovecraft 
	("El engendro maldito", de Ambrose Bierce, "La puerta del monstruo", de William Hope Hodgson y 
	"La novela del polvo blanco", de Arthur Machen). Los autores fundamentales del terror del siglo XX 
	están bien representados con "La llamada de Cthulhu", de H. P. Lovecraft, "Las palomas del infierno", 
	de Robert E. Howard y "Grillos", de Richard Matheson. 
	   Pero, más que una antología canónica, Valdemar siempre ha destacado por su heterodoxia. 
	Por ello, los seleccionadores no dudan en incluir relatos de clásicos contemporáneos ajenos al gran público 
	como Tanith Lee ("Roja como la sangre" es una de las mejores actualizaciones de cuentos clásicos que jamás 
	se hayan escrito), autores malditos ("El síncope blanco", de Horacio Quiroga), autores olvidados a quienes 
	urge reivindicar ("Sredni Vashtar", del inconmensurable Saki) y una muy bien nutrida presencia de autores 
	nacionales, desde Emilia Pardo Bazán y Emilio Carrere hasta la joya del catálogo de Valdemar, la sin par 
	Pilar Pedraza. 
	   En resumen, una antología obligatoria, tanto para principiantes como para iniciados, 
	en dos mil páginas a las que todavía podrían añadirse otras tantas, y seguirían quedando obras maestras en 
	el tintero. El fondo de Valdemar tiene material suficiente para ello. 
	Juanma Santiago (Gigalker)   
	El descenso (1999) – Jeff Long
	 Mondadori – 1999 
	 
	   Estamos en 1991 y en el Tibet, donde Ike y Kora guían a un grupo de turistas 
	aficionados a la ecología, los deportes de riesgo y las filosofías orientales. Extraviados, consiguen 
	refugiarse en una cueva, mientras fuera la tormenta de nieve amenaza dejarlos sepultados. Y allí, en 
	la gruta, unos extraños signos resplandecen junto a la pared, como suspendidos en la oscuridad. Con 
	más luz, puede verse que esos signos están escritos sobre el cadáver congelado de un hombre, alguien 
	que ha sufrido una atroz mutilación y al que una gran argolla de oro le atraviesa la nariz como si de 
	un buey doméstico se tratase. Cuando el grupo expedicionario se ve forzado a internarse en la red de 
	galerías que de allí parte, la intriga se convierte en pesadilla. Pocos años después, en Sudáfrica, 
	Ali reúne datos sobre el proto-kohisan, el antecedente remoto del idioma de los bosquimanos; extrañas 
	cosas ocurren entre los cadáveres de las fosas comunes de la ex Yugoslavia... y en Java, el Gobierno 
	intenta clausurar una excavación arqueológica en la que, bajo los niveles de ocupación humana detectados 
	hasta entonces, surgen rastros de una intranquilizadora cultura. 
	   Con estos hilos Jeff Long crea el clímax inicial de El descenso, una extensa 
	novela llamada a convertirse en un clásico moderno del terror y de la aventura. Después vendrán 
	investigaciones archivísticas, alguna clandestina reunión de genios, escenas de acción, pesadilla y 
	sobrecogedora belleza, y la constatación de un hecho: "el Infierno existe", y está habitado... En este 
	memorable híbrido de novela de frontera, mundo perdido y relato de terror antropológico y sadiano, 
	Jeff Long, montañero, escritor, guionista e, incluso, supervisor de las Naciones Unidas en Bosnia, 
	confiesa haber utilizado como materia prima mucho de sus pesadillas infantiles. El resultado es, por 
	fin, algo nuevo para cualquiera de los tres géneros que con derecho podrían reclamar El descenso 
	como algo propio: el terror, la fantasía y la aventura. 
	   ¿Resulta apropiado traer a una lista de clásicos algo tan reciente como El descenso 
	(1998) cuando pudieran autores como Blackwood o Saki quedar sin mención? Bien, a veces puede aspirarse al 
	placer de coincidir en el tiempo con la aparición de una obra excepcional. Además, ¡es tan difícil 
	resistirse al intento de incorporar nuevas deidades al panteón de clásicos de un género, cuando piensas 
	que una obra innova y se lo merece...! 
	Alfredo Lara López   
	La dama número 13 (2003) – José Carlos Somoza
	 Bestseller Debolsillo nº 578 – 2004 
	 
	   La dama número 13 es una "actualización" de los cuentos clásicos de fantasmas 
	que estremece y fascina a base de insuflar sensaciones muy propias de las obras incluidas en este listado: 
	suspense, miedo y horror. 
	   Entre los personajes que van a padecerlas contamos con un profesor de literatura en 
	paro perseguido por una sangrienta pesadilla que le atenaza noche tras noche; una enigmática y hermosísima 
	prostituta de la Europa del Este, controlada por un chulo que no está dispuesto a perderla; un médico de 
	familia entrado en años cuya mujer ha fallecido en un accidente de tráfico; un profesor universitario 
	aficionado a cultivar oscuras relaciones con sus alumnos;... Todos ellos se cruzarán con el misterio 
	de las trece damas, una supuesta "organización" que ha perdurado durante varios siglos y que, a imagen y 
	semejanza de las clásicas musas, han inspirado a los más grandes poetas para escribir sus mejores versos... 
	abandonándolos más tarde de forma caprichosa.  
	   Somoza participa de la idea de que las personas normales pueden elaborar estrategias 
	para buscar respuestas a todo aquello que perturba su vida, pero carecen de la entereza para afrontarlo 
	incólumes cuando su "enemigo" es intocable. Eso les hace más cercanos y creíbles, que no inútiles, y 
	engrandece el tamaño de su empresa. El infierno en el que penetran es de los de abandonar toda esperanza, 
	pero ésta todavía perdura. Utilizando los medios a su alcance, van tirando del hilo, desentrañando el 
	misterio y buscando una solución esquiva, imposible, volátil... plena de sufrimiento y angustia. 
	   Asimismo, el narrador se muestra ocurrente, certero en las descripciones, preciosista 
	cuando tiene que serlo e incisivo a la hora de describir los horrores y torturas con los que somete a 
	cada personaje. Puede que la mayor parte de estos no sean excesivamente originales, pero la manera de 
	abordarlos y de ilustrar la presión que los atenaza es explosiva. También resulta obligada la mención al 
	imaginativo (y demencial) uso que se hace de la poesía, el artificio fantástico de La dama número 13,
	fruto de una interpretación brillante y llena de significado metafórico (el poder de la palabra para cambiar 
	el mundo y dominar al ser humano), que además trasciende su realidad habitual y se abre a un horror 
	inconmensurable que goza de toda la credibilidad posible. 
	Ignacio Illarregui Gárate (Nacho)   
	 
	Nota del editor: De todos los títulos seleccionados hay algunos que están agotados 
	en las ediciones reseñadas, pero sin embargo están disponibles de otra forma. Es el caso de las colecciones 
	de M. R. James y Arthur Machen, disponibles en la colección de bolsillo de Valdemar, El Club Diógenes, 
	eso sí, divididas en dos volúmenes. Mientras, otros que están descatalogados del todo, como ocurre con 
	El exorcista, La cámara secreta o El sol de medianoche, son relativamente accesibles 
	(a muy buen precio) a través de librerías de segunda mano o mediante páginas web como 
	www.iberlibro.com 
               |