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             por Jennifer Camacho (biellmanspin@yahoo.es)
                A mis amigos y a mí siempre nos gustaron 
              las experiencias fuertes, las que te proporcionaban un subidón 
              de adrenalina, las que poca gente practicaba, ya sabéis cosas 
              de ese tipo. Entre los 14 y 17 años, no paremos de hacer 
              gamberradas y de "probar" aquellas experiencias. Sobre 
              todo nos gustaba el espiritismo, la brujería por así 
              decirlo, entrar a los cementerios a medianoche; durante un período 
              esto nos daba placer. Nos hacía sentir más fuertes, 
              vigorosos, distintos. Casi nunca nos pillaban. Como mucho pagábamos 
              las gamberradas que haciamos en el instituto con días de 
              expulsión o bien trabajitos a servicios sociales y a la comunidad. 
              Bah! que chorradas. Bueno, llegó un punto en que estas cosas 
              no nos hacían sentir esa cosilla, ese gusanillo, no nos hacía 
              sentirnos poderosos. Teníamos que encontrar alguna cosa nueva, 
              algo distinto, algo que realmente nadie hubiese hecho antes, y ... 
              bingo! Jara dio con ello el día en que leyó este titular 
              en un periódico local.
             PARQUE DE ATRACCIONES DE LA MONTAÑA MÁGICA, 
              CERRADO SOSPECHOSAMENTE. 
               - ¡Ey chicos! mirad esto - nos dijo. 
                 - ¿El qué? - le pregunté 
              yo. 
                 - Han cerrado el parque de atracciones de la montaña 
              mágica. 
                 - ¿Y eso? - inquirió Fede. 
                 - Fácil. Esa mierda no les debería 
              dar grandes beneficios a los dueños. - contestó Quaid. 
                En realidad Quaid no era su nombre. Quaid se 
              llamaba Juan pero a él no le gustaba su nombre. Bueno a ninguno, 
              todos teníamos nuestro pseudónimos Jara la lista e 
              intelectual del grupo, el cual su nombre real era Julia. Yo que 
              me llamaba Daniela, me hacía llamar Debra y Fede, al cual 
              sus padres le condenaron llamándole Luis Fernando. Nuestra 
              panda era conocida en el instituo como los gamberros, como los "punks", 
              cosa que no eramos, lo nuestro era otras cosas. La verdad que no 
              eramos seguidores de ningún movimiento sindicalista ni tampoco 
              seguidores de un grupo de heavy metal. Lo nuestro era romper las 
              reglas y también probar cosas nuevas, nos encantaba experimentar. 
              Cada uno por una razón acorde a su carácter. Quaid, 
              simplemente por seguir siendo el rebelde, el tipo duro que pasó 
              dos meses en un reformatorio. A mí me molaba, estaba muy 
              bueno. Jara, que era la niña modosita, para demostrar que 
              también podía ser mala. Fede, por diversión. 
              ¿Y yo? Yo porque me pasé desde parvularios siendo 
              la pardilla y cuando entré en el nuevo instituto quisé 
              cambiar la opinión de la gente sobre mí. Nadie me 
              entendía como ellos. Profesores, padres, gente que decía 
              que eramos amigos de toda la vida...mentirosos yo diría. 
              Así que durante ese período de instituto, me lo pasé 
              bomba. Rompí todas las normas. 
               - No gilipollas, no lo han cerrado por falta 
              de pasta - respondió un poco molesta Jara, no le gustaba 
              que le interrumpiesen. 
                 - ¿Y bien? - dije yo. Si Jara comentaba 
              algo así es porque ya tenía una idea de la nueva gamberrada 
              que podríamos hacer. 
                 - Algo de lo más caliente - y prosiguió 
              - al parecer tres chicas han desaparecido en el castillo del terror. 
              Han rastreado todo el parque de arriba abajo y no han encontrado 
              nada de nada. Se han esfumado. 
                 - ¿Cuál es tu plan? - A Fede también 
              le interesaba ese asunto. 
                 - Pasar la noche allí, en el castillo, 
              ¿por qué no?. 
                 - ¡¿Esa porquería?! ¡Vaya mierda se te ha ocurrido hoy! Está vacío, ¿o 
              crees que los actores de pacotilla que se disfrazan de momias y 
              esas mierdas se quedaran dentro esperandote para darte un susto?. 
                 - ¿Tienes miedo? - salté yo haciendome 
              la interesante, cosa que me encantaba. 
                 - ¡Ey no empecemos!. 
                 ¿Quién escuchaba a Fede? Tanto 
              Quaid como yo nos estabamos mirando amenazadoramente, desafiandonos. 
                 Estaba segura que el añadiría algo 
              para hacer la propuesta de Jara digamos más tentadora. Aunque 
              el único que parecía no tentado a hacer esa cosa semejante 
              era él, los demás aceptaríamos cualquier cosa. 
              ¿Cualquiera? No tardo en responder. 
                 - Bien, nenazas, bien. Pasemos la noche allí 
              pero.. 
                 - ¿Pero qué? - protestó 
              Jara. 
                 - Añadamosle una sesión de espiritismo. 
                 - Y abramos la tumba del fundador - apostillé 
              yo. 
                 Todos me miraron con ojos perplejos. Sí, 
              había dicho la tumba y lo volví a repetir. La tumba 
              del fundador, era como dice una tumba. El fundador y primer dueño 
              del parque se había hecho enterrar en la plazoleta que había 
              al lado del castillo del terror. Corrían viejas leyendas 
              sobre ese tipo, que murió el día del estreno del castillo, 
              allá 1978. La gente decía que era un loco y un proxeneta, 
              pero nunca se demostraron tales rumores. Así que yo, aquel 
              día me desmelené.    Profanar una tumba. 
              Jamás lo habíamos hecho, eso pasaba de muy fuerte. 
                 - ¿Y para que hacer tal cosa?- inquirió 
              Quaid. 
                 - ¿Y por qué no hacerla? - contesté 
              yo - Es algo que nunca hemos hecho, ¿por qué no? 
              Solo es abrir la tumba, ver si realmente sigue ahí e intacto 
              como se rumorea y volverla a cerrar. El parque esté cerrado, 
              no hay vigilantes, nadie lo sabrá nunca. Nadie. Solo nosotros. 
                 - No vamos a poder levantar esa losa de piedra 
              que constituye la tapa.- dijo Jara. 
                 - Entre los cuatro y con un poco de esfuerzo podremos 
              - dijo Fede - ¿O temes romperte las uñas con ello?. 
                 - No - balbuceó ésta sarcásticamente. 
                 - ¿Y bien que me decís? - pregunté. 
                 - Me apunto - dijo Fede rápidamente. 
                 - Esta bien - accedió Jara. 
                 - Paso - dijo Quaid indiferente. 
                 - ¿Qué? -espeté. 
                 - Tio eso es una putada, no me seas gallina coño!. 
                 - No te soy gallina imbécil pero lo veo 
              una gilipollez - dijo esto mientras se alejaba de nosotros, sin 
              tan siquiera mirarnos. 
                 - ¿Quien es ahora el nenaza? - le grité 
              yo. 
                 - Decid lo que queraís , pero es una burrada 
              pardillos - se volvió para decirnos esto y acto seguido entro 
              en la clase. 
                 - Que haga lo que quiera - dijo Fede - mañana 
              a las doce de la noche estaré en la puerta , ¿y vosotras?. 
                 - Cuenta conmigo - dijo Jara. 
                 - Sabes que sí. 
               ¿Por qué dijo que no? Siempre 
              le habían gustado las emociones fuertes, era también 
              un poco su plan ¿no? No le necesitabamos para hacer una sesión 
              de espiritismo, tampoco para abrir la tumba pero nos jodió. 
              Nos sentó mal que él que siempre estaba dispuesto 
              y alegaba que él no dejaba a sus amigos tirados se echará 
              atrás en esto, en esto que posiblemente fuera nuestra última 
              experiencia digna de recordar ya que nuestra era de estudiantes 
              de instituto tocaba a su fin. LO odié. Lo odié por 
              hacer lo que había hecho, no, no podía creer que fuera 
              así de mamón. En fin, nada le haría cambiar 
              de opinión y yo no era su perra faldera para ir detrás 
              de él y convencerlo.  
               Llegué a la puerta del parque a eso de 
              las doce menos cuarto del día siguiente. Me estaban esperando. 
              El sitio era perfecto. Era macabro como el solo. Una verja de hierro 
              forjado muy antigua y que aproximadamente tenía unos tres 
              metros de altura, con barrotes anchos y algo oxidados. Grandes muros 
              de piedra maciza y de un color grisaceo recubiertos por espesas 
              enredaderas. Éstas facilitarian el salto al interior, además 
              habían grietas. 
                 Fede y yo trepamos sin problemas por la parte 
              de atrás en la que el muro era visiblemente más bajo 
              y las grietas eran más pronunciadas, lo cual te permitían 
              meter ahí los pies sin problemas. Desde lo alto de éste 
              ayudamos a Jara a trepar. Recorrímos las atracciones de agua 
              y las destinadas a los niños pequeños antes de llegar 
              al gran castillo. Era algo inmenso. Tenía un aspecto fantasmagórico 
              y si estubiese situado en una escarpada montaña del norte 
              de Rumanía te diría que era la mismísima morada 
              del Conde Drácula. Pero que tonterías, yo no creía 
              en esos cuentos. Los leía, pero sabía de sobras que 
              no podría jamás meterme en la trama de un libro y 
              sentir miedo. Sin embargo aquella noche por primera vez sentí 
              temor, temor de que algo saliera mal. El viento soplaba y las ramas 
              de los árboles que había dispersos por el parque y 
              las afueras de éste hacían ruido. Jara parecía 
              asustada y nos dijo:. 
                 - ¡Ay vamonos de aquí!. 
                 - ¿Qué dices tia?- le dijo Fede. 
              Pera ella no le oyó y echó a correr hacía la 
              parte en la que habíamos trepado la pared. 
                 - Esta tia está colgadísima. 
                 - Ya ves. 
                 Fede y yo fuímos tras ella hasta que nos 
              encontramos en un cruce. 
                 - ¿Y bien ahora qué?. 
                 - Pues tio nos vemos dentro de media hora delante 
              del castillo. 
                 - OK 
               - ¿La has visto Debra?. 
                 - ¡Qué va! Y para colmo Jara se 
              ha llevado mi linterna. Se la di antes para que me la guardase en 
              su mochila y ahora nos hemos quedado sin luz. 
                 - Tranqui aquí el monda tiene una de alto 
              voltaje jajaja. 
                 - ¡Eres un pallaso!. 
                 - Va entremos en el castillo y hagamos la sesión 
              de espiritismo, luego vamos a la tumba y... 
                 - Olvidate de acostarte conmigo. 
                 - Vale, vale 
               Entramos al castillo, castillo al cual habíamos 
              entrado mil veces cuando el parque estubo abierto. Aquella fría 
              noche tenía un aspecto muy distinto. Totalmente en la oscuridad 
              y repleto de polvo , con un montón de esas tiras de plástico 
              que emplea la urbana para acordonar las zonas. Con la luz de la 
              linterna de Fede y mi mechero,¡vaya estupidez más 
              tonta encender un mechero teniendo literna! pero bueno supongo que 
              fue una reacción espontanea; nos adentramos y subimos al 
              segundo piso. El piso de los fantasmas, de allí pasamos al 
              tercer piso y por una trampilla que encontramos, subimos al ático. 
              Yo sabía de la existencia de esa trampilla, mi padre me comentó 
              que la tenían para guardar las cosas viejas e inservibles 
              el día que yo con ocho años y la primera vez que entraba 
              allí le pregunté si ahí vivían los monstruos. 
              Nunca se me escapan los detalles o casi nunca. 
                 El ático era el sitio predilecto para una 
              buena sesión de espiritismo. Había muchos baules y 
              viejos muebles cubiertos con sábanas. En el centro de la 
              habitación había una mesa antigua con cacharros encima. 
              Fede la vació de un golpe y colocó sobre ella la Ouija 
              que empleabamos siempre. Una de las de verdad y no las chorradas 
              de papel y moneda. Una de mármol y puntero. Un sitio perfecto. 
              Comenzamos sin problemas. Las típicas frases " Queremos 
              contactar con el espiritu de ...." " Si estás ahí 
              vete al sí" De repente la puerta de uno de los armarios 
              viejos que estaba a nuestra izquierda se abrió y se volvió 
              a cerrar.    No quedamo sorprendido; Fede se levantó 
              para ir a ver que era yo le paré. 
                 - Fede no lo hagas. 
                 - Va tía que habrá sido el viento. 
                 - ¡Que coño el viento! . 
                 - Boooooooooooo - la puerta del armario se abrió 
              de nuevo y salió de él..¡Quaid!. 
                 - ¡Joder que susto!. 
              Fede se empezó a reir al parecer me puse pálida. 
                 - ¿Te has asustado Debra? - me preguntó 
              don fantasma con una risilla. 
                 - ¡Anda que dices!. 
                 - Jjajajajaja - éste era Fede riendo - 
              venga Debra reconoce que te ha molado nuestra bromita. 
                 - ¿! Qué?!. 
                 Me tendieron un trampa y caí como una cosaca. 
              Bueno ahora sabría donde estaba Jara ¿no?. 
                 - Vale y la listilla de Jara donde está? 
              ¿Por qué participaba con vosotros no?. 
                 - ¡Qué Jara ha desaparecido! - exclamó 
              sorprendido Quaid. 
                 Quaid miro amenazador a Fede y le espetó:. 
                 - Tio dijimos que solo asustaríamos a Debra, 
              ¿qué has hecho a Jara?. 
                 - Nada joder. También has podido ser tú. 
              Tuya fue la idea.- le gritó Fede mientras le señalaba 
              con el dedo. 
              Inevitable, los dos se enzarzaron en una pelea descomunal. Fede 
              me gritó que corriera, que Quaid estaba loco, etc. y yo le 
              creí . Bajé a toda prisa por la trampilla y las escaleras 
              de los dos pisos hasta la planta baja. Salí corriendo, solo 
              quería correr y llegar a casa... Estaba muy nerviosa así 
              que me senté en una fuente y... 
              Al cabo del rato salió Fede con la nariz ensangrentada:. 
                 - Le deje fuera de combate. De algo me tendrán 
              que servir los seis años de Taewkondo ¿no?. 
                 - Si jejeje. ¿Nos vamos a casa? - le pregunté 
              yo. 
                 - Eso ni nombrarlo, nos falta el postre ¿recuerdas?. 
                 - Sí pero... 
                 - No hay peros esta vez 
               Así que estaba dispuesto a abrir la tumba. 
              ¿Qué podía decir yo? Yo deseaba hacerlo pero 
              claro el accidente del ático me dejó consternada, 
              quería volver a casa. 
                 La plazoleta era de forma octagonal y en el centro 
              de esta había un trozo con césped y flores amarillas 
              donde había la pedazo tumba de piedra que tenía incrita 
              una especie de dibujo diabólico en su parte superior. Empujamos 
              y comprovamos que no era tan pesada. De hecho yo sola hubiese podido 
              abrirla. Fede se asomó al interior y ... 
                 - AAAAAhhhggg! ¡Jara!. 
                 Gritaba como un loco, un simple loco. ¿Qué 
              podía hacer? 
               Fui al castillo en busca de Quaid para pedir 
              ayuda, Fede se me desmayó del susto que le dio al ver a Jara 
              con la cabeza ensangrentada y allí dentro. Lo encontré 
              aturdido y conmocionado en la puerta intentado salir.    Le 
              dije:. 
                 - Espera Quaid yo te ayudo. 
                 - Gracias eres una tia legal. 
                 - ¿Estás seguro?. 
                 - Debra no no nooooo ...aaaaaahhhhhg 
               - ¿Y bien doctor? Ya le he contado la 
              historia, tal como la contaría a mis nietos si yo fuese la 
              buena. Pero si fuese la buena no estaría en esta habitación 
              de paredes acolchadas. 
                 - Pero Daniela.. 
                 - Debra, mi nombre es Debra. 
                 - ¿Por qué los matastes?. 
                 - Pensé que me preguntaría como 
              maté a Fede y a Quaid..¿no le interesa?. 
                 - Claro, por supuesto que sí . Habla. 
               - AAAAAAAAhhhg ¡Jara!. 
                 - Sí fue fácil. 
                 - ¿¡Fá - ci?! ¡tú! 
              ¡Has sido tú! Diablos!. 
                 - ¡Bingo!. 
                 Le asesté un golpe con la pala que había 
              traido el día anterior para sacar al viejo cadáver 
              del fundador. ¿Qué perspicaz verdad?. 
                 - ¿Pero como abristes..?. 
                 - Doctor dejeme acabar el relato. 
                 - Muy bien, muy bien. 
                 - Como la pala estaba ensangrentada y mi bello 
              árcangel Quaid se merecía mejor muerte que con un 
              golpe de la pala, cogí la palanca con la que abrí 
              la tumba el día anterior. Sí, yo estudiaba en las 
              clases, especialmente las de tecnología. Me dirigí 
              al castillo y ahí estaba él, aturdido...solo le tube 
              que pegar, ni siquiera estaba de pie, era altísimo; se desplazaba 
              de rodillas detrás de su lucha con Fede. Ya ve, aproveché 
              la debilidad de Jara, la conmoción de momento de Fede y el 
              aturdimiento de Quaid. 
                 - ¿Pero por qué Jara echo a correr? 
              Esa oportunidad que tubo ahí señorita Castro es tan.. 
                 - Oportuna. No lo es del todo. Le dije que le 
              daríamos un susto a Fede el día anterior. Que corriera 
              cuando llegaramos al castillo y se reuniera conmigo delante de la 
              noria, que esta situada cogiendo el camino que seguí cuando 
              llegamos al cruce. Le dije que volviesemos al castillo y que esperaramos 
              allá a Fede, cuando llegamos...golpe de linterna y volví 
              al cruce. 
                 - ¿Pero como la metió en la tumba?. 
                 - Es..digo era delgada hehe. Así que el 
              día anterior hice la operación de evacuación 
              del muerto , me llevo cosa de tres horas. ¡uff! fue cansado. 
              En realidad no me senté en la fuente cuando Quaid y Fede 
              se peleaban. Cogí el cuerpo en brazos, ya le digo que era 
              tan menuda y delgada que yo con mi corpulencia pude sin problemas. 
              La metí. 
                 - ¿Pero la tapa?. 
                 - No sea ingenuo. El día anterior no la 
              saque al suelo. La abrí la mitad y gracias a mi suerte, los 
              huesos estaban en el interior sin ataud, como dijo mi padre que 
              le enterraron. Jara cabió por la ranura. Y luego, en un empujonazo 
              la tapa volvió a su sitio. Se estubieron peleando durante 
              bastante tiempo. 
                 - ¿Y por qué todo esto?. 
                 - Mire yo no estoy loca. Solo quería probar 
              la experiencia más fuerte posible, lo sabe, no estoy loca. 
                 - Querida, esas palabras a oídos de otros 
              son de auténtica loca. 
                 - Por eso le he hecho venir. Públiquela, 
              hagala pública. 
                 - Si va a la cárcel será de por 
              vida. 
                 - Lo sé. 
                 -¿¿¡Por qué?!!. 
                 - Doctor ha de salir. 
                 - Venga su visita ha terminado doctor, haga lo 
              que le he dicho. Quizá algún día yo sepa el 
              por qué y se lo diga. Confórmose con lo que tiene. 
                 - No no no espere guardia. 
                 - ¡Salga!. 
                 - Debra, Debra, volveré me oyé. 
                 - No lo creo. 
                 - Volveremos a vernos. 
                 - ¡Eh doctor! gracias por su pluma. 
                 - ¿¿Qué? Guardia déjeme 
              entrar!! Tiene.. 
                 - ¡Fuera de aquí! 
               Titulares del País del veinticio de noviembre 
              de 1996. 
            UNA LOCA DEL MANICOMIO DE BARCELONA SE SUICIDA 
              AL ASFIXIARSE CON EL TAPÓN DE UNA PLUMA ESTILOGRÁFICA.. 
             
            . 
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