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            J.Javier Arnau. Vive en Puerto de Sagunto, Valencia. 
            Diplomado Universitario en Enfermería. Técnico 
              Especialista de Laboratorio. Técnico en Marketing 
            Miembro del Equipo Coordinador de Teatro de Sagunto. 
              Miembro del Consejo de redacción de la publicación 
              DINA, para el ocio y el tiempo libre. 
            Coordinador/Director del Grupo de Teatro Gestual 
              "La 
              Farola Apedreá". 
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             por Javier Arnau, Agosto 2002 
              ilustración por Eva M. Felipe
               
                Todos 
              los años, el primer día de Mayo se celebra el Mercado 
              de los Pájaros. Se celebra al atardecer, cuando los últimos 
              rayos de sol encienden el cielo de rojo. 
              Por toda la aldea se oye el piar de los pájaros, extendiéndose 
              más allá de las montañas, hasta el lago. 
               Se vende el piar de los pájaros, que cazadores 
              de plumas han ido recolectando durante todo el año. Se vende 
              en cajitas de madera china, con grabados en miniatura que representan 
              a los pájaros cuyo piar contienen. 
              Pero no sólo se vende-o intercambia- esto; también 
              se ofrecen blancas nubes, recogidas en lo alto de las montañas 
              durante el invierno; nubes cargadas de copos de nieve, con los que 
              las abuelas tejeran el ajuar de sus nietas. 
              Se venden caricias de brisas, traídas desde la orilla del 
              mar, a cientos de millas, con sabor a sal, sal con la que los hombres 
              harán barquitos para decorar las repisas de la chimenea. 
              También hay besos de sílfides, pedos de duendes-muy 
              apreciados por los niños para sus bromas- y sonidos de lluvia. 
              Asímismo, podemos encontrar las pruebas de los fuegos artificiales 
              de un mago, el polvo de las alas de las mariposas, el reflejo de 
              las estrellas en los ojos de la persona amada-para inspirar canciones 
              de amor-, el aliento de las ondinas del lago-para hacer lindos adornos 
              de cristal. 
               Pero aún así, lo más preciado 
              son los gorjeos de los pájaros; no en vano se llama así 
              la fiesta: EL MERCADO DE LOS PÁJAROS. Para ello trabajamos 
              todo el año: guiamos a los recolectores de nubes, escogemos 
              los mejores copos de nieve, llenamos de sal la brisa del mar, pintamos 
              las nubes de blanco, y hacemos crecer a los árboles para 
              hacer las cajas donde encerrar el canto de los pájaros. 
               Somos las hadas de tus cuentos, los elfos de 
              tus novelas. Somos papá Noel y los Reyes Magos, Santa Claus 
              y el Niño Jesús. 
               En el Mercado de los Pájaros nos podrás 
              encontrar. 
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